Sebsatez y respeto
La polémica está servida con motivo del 8-M. Un año ha transcurrido, largo, penoso, en el que un virus letal ha campado a sus anchas como el caballo bayo del Apocalipsis montado por la Muerte, segando decenas de miles de vidas e infligiendo un doloroso rejonazo a la economía; un año que ha cambiado la forma de relacionarnos, que nos ha mantenido encerrados durante un largo periodo, que nos ha obligado a restricciones físicas y sobre todo emotivo-anímicas. Todo indica que se atisba en lontananza un rayo de esperanza gracias a las vacunas. No podemos cantar victoria todavía y sin embargo nos arriesgamos a caer en un serio retroceso si este año se celebrase el 8-M tal cual. Numerosas fiestas han vuelto a suspenderse por segundo año consecutivo con todo lo que ello conlleva y sin embargo vemos como algunas pretenden celebrar manifestaciones que serán masivas, genuinos carnavales y akelarres en los que el virus, batiéndose en retirada, volverá a picar como si de un áspid se tratara. Lo primero ante todo es la vida y el bienestar; un año en barbecho reivindicativo-festivo es un mal menor y necesario tras tantos sacrificios para que vuelva a reír la primavera y todos con ella. Sensatez y respeto.
Francisco Javier Sáenz Martínez
FJS.
Lasarte-Oria
La polémica está servida con motivo del 8-M. Un año ha transcurrido, largo, penoso, en el que un virus letal ha campado a sus anchas como el caballo bayo del Apocalipsis montado por la Muerte, segando decenas de miles de vidas e infligiendo un doloroso rejonazo a la economía; un año que ha cambiado la forma de relacionarnos, que nos ha mantenido encerrados durante un largo periodo, que nos ha obligado a restricciones físicas y sobre todo emotivo-anímicas. Todo indica que se atisba en lontananza un rayo de esperanza gracias a las vacunas. No podemos cantar victoria todavía y sin embargo nos arriesgamos a caer en un serio retroceso si este año se celebrase el 8-M tal cual. Numerosas fiestas han vuelto a suspenderse por segundo año consecutivo con todo lo que ello conlleva y sin embargo vemos como algunas pretenden celebrar manifestaciones que serán masivas, genuinos carnavales y akelarres en los que el virus, batiéndose en retirada, volverá a picar como si de un áspid se tratara. Lo primero ante todo es la vida y el bienestar; un año en barbecho reivindicativo-festivo es un mal menor y necesario tras tantos sacrificios para que vuelva a reír la primavera y todos con ella. Sensatez y respeto.
Francisco Javier Sáenz Martínez
FJS.
Lasarte-Oria