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Pedro Chacón
Sábado, 27 de Marzo de 2021 Tiempo de lectura:

Lendacari Santxez

No, no les voy a hablar del actual presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez. Por lo menos, no esta vez. Prefiero hacerlo de quien fuera presidente del Gobierno Vasco en el exilio entre 1960 y 1978, cargo completamente oficioso y de consumo interno del PNV, pero que así consta en las enciclopedias y páginas webs.

 

Dicen que Jesús María Leizaola Sánchez fue el más culto de cuantos han ocupado el cargo de Presidente vasco. Señor respetable a quien nunca se le hubiera ocurrido escribir su segundo apellido Santxez. Nadie hacía tal cosa entonces, ni siquiera entre los nacionalistas, ni siquiera el propio Sabino Arana, que empezó tímidamente a poner algunos apellidos con “k” en lugar de “c” y alguna “r” con tilde para sustituir a la erre doble, pero si leemos los papeles del partido que se recogen por ejemplo en Historia del Nacionalismo Vasco en sus Documentos veremos cómo escribe la mayor parte de los apellidos de los socios del partido con la grafía española. El nombre del propio José Antonio Aguirre, primer presidente del Gobierno Vasco, lo usual es verlo escrito así.

 

El lendacari Leizaola Sánchez nos cuenta en sus obras completas lo de que su abuelo materno era Sánchez. Y lo único que nos dice de él es que nació en algún lugar de La Rioja que estaba muy pero que muy cerca de Navarra, y así ya, aunque fuera por la parte de la Ribera, estaríamos en territorio vasco. Lo dice en eusquera: “Nere amaren aita Erriojatik etorria zen, baina Nafarroako muga-mugan jaioa; horregatik, Tudela eta inguruetakoekin izaten zituzten harremanak, eta amaren sendikoak nafarrekin ezkondutakoak ziren gehienak”. O sea, que el padre de su madre procedía de La Rioja, pero que nació en el mismo límite de Navarra, por lo que se relacionaban con Tudela y sus pueblos vecinos y la mayoría de los familiares de su madre estaban casados con navarros. A mí esta reflexión me parece de nota. Por varias razones. El abuelo materno se apellidaba Sánchez, pero, aunque nació en La Rioja, lo hizo en el mismo límite con Navarra. ¿Por qué no dice el nombre del pueblo en el que nació y acabamos antes? Pues no, el pueblo en el que nació el abuelo materno de Leizaola no lo sabemos. Esto es muy típico de nacionalistas. Si tienen algún apellido no eusquérico y les preguntas de dónde viene, normalmente no te lo van a decir. No te hablarán nunca de eso, te dirán que ni siquiera lo saben. Es una forma como otra cualquiera de ocultar o amputar una parte de su identidad.

 

Pero hay más. ¿Qué clase de deformación mental tenemos arraigada que nos lleva a pensar que el abuelo de Leizaola, apellidándose Sánchez, tenía por fuerza que proceder de fuera del País Vasco? ¡Como si no hubiera gente apellidada Sánchez de varias generaciones, de muchas generaciones, en el País Vasco o Navarra! De las más de 800.000 personas apellidadas Sánchez en España de primer apellido y otras tantas de segundo, en el País Vasco y Navarra hay ahora casi 28.500 de primero y casi 30.000 de segundo, mientras que apellidadas Leizaola hay 65 de primero y 52 de segundo, la mayoría en Guipúzcoa. En Álava y Navarra no consta que haya Leizaolas, aunque, por aquello del secreto estadístico, puede que haya hasta un máximo de 4 en cada una de esas dos provincias. Entonces, si en el País Vasco y Navarra juntos, por cada persona apellidada Leizaola hay 500 apellidadas Sánchez, ¿por qué luego todos sabemos que, si en lugar de haberse apellidado Leizaola Sánchez hubiera sido Sánchez Leizaola, las cosas le hubieran ido muy distintas en el PNV al bueno de Jesús Mari?

 

De los demás presidentes nacionalistas del Gobierno Vasco, del primero, José Antonio Aguirre Lecube, su nombre hoy solo lo vemos escrito así, salvo en algunos bachoquis de los muy cafeteros donde lo ponen al modo eusquérico, sin la “u” de Aguirre, con la “r” simple con tilde, la “k” en Lecube, e incluso ponen Joseba Andoni, cosa que tampoco hay noticia de que se pusiera él a sí mismo. Igual que pasa con Carlos Garaikoetxea, que nunca se puso Karlos. O con José Antonio Ardanza, que nunca se puso Joseba Andoni. Ni tampoco Juan José Ibarretxe nunca se puso Jon Josu o Jon Joseba o algo parecido. Es todo de una incongruencia apabullante.

 

El apellido Aguirre está presente en todas las provincias de España. Tiene más de 20.000 portadores tanto de primero como de segundo. Es uno de los apellidos eusquéricos más abundantes, aunque hay algún otro con más portadores todavía. Pero lo que hay son bastantes más Aguirres fuera de País Vasco y Navarra que dentro: en Madrid hay más que en Vizcaya y en Barcelona hay más que en Álava. Por lo que hace a la forma Agirre, pasan por poco de los 2.000 portadores de primero y otros tantos de segundo, concentrados todos en el País Vasco y Navarra y algunos también en Barcelona y, dato curioso, habiendo más Aguirres en Vizcaya que en Guipúzcoa, Agirres, en cambio, hay más al revés, ¿será porque Guipúzcoa es más nacionalista? Y por lo que respecta al Lecube de segundo, es el típico apellido vasco con menos de cien portadores, tanto de primero como de segundo y que en grafía eusquérica tiene menos portadores que en la española.

 

Garaicoechea / Garaikoetxea está en la horquilla de 200 portadores en números redondos, tanto de primero como de segundo, con más presencia de la forma castellanizada que la eusquérica, por poco más. Es sobre todo navarro y guipuzcoano y tiene la curiosidad de que la única calle que tiene dedicada está… ¿dónde? Pues en Cádiz. Allí hay una calle Garaicoechea, por Pedro Garaicoechea, teniente de navío de la Real Armada, española, por supuesto. En cuanto a su segundo apellido, Urriza, se lo podría haber cambiado por Urritza, pero no lo hizo, como lo de Karlos por Carlos, ¿por qué? Otro nacionalista perezoso. Con poco más de 400 portadores bien de primero o segundo, está presente en otras 9 provincias españolas, mientras que no existe en Álava y muy poco en Vizcaya. Hay más Urrizas en La Rioja, por ejemplo, que en Vizcaya. Y Urritzas solo hay 25 en total, sumados los de primer y segundo apellido.

 

José Antonio Ardanza Garro ya hemos dicho que tampoco se puso Joseba Andoni, pero tampoco se puso Ardantza, que es la forma eusquérica de su apellido. ¿Por qué? ¿Un nacionalista se puede permitir la pereza de no quitar de su apellido la odiada grafía española? Una pereza sospechosamente españolista, ¿no? Pero como era nacionalista moderado, le debía ir bien eso de mantener el Ardanza. Es un apellido que no llega a los doscientos portadores, con presencia en Cantabria y Madrid. Y que en la forma Ardantza ni siquiera aparece en el INE, señal de que tiene menos de 5 portadores en total. Sospecho que no tendrá ninguno, como tantas sugerencias de Euskaltzaindia, que se quedan en nada. Al segundo apellido, Garro, le pasa como a los más de 2.000 apellidos vascos que se escriben igual en castellano y en eusquera. Garro tiene unos 2.500 portadores tanto de primero como de segundo apellido, en cifras redondas y está muy presente en toda España: en 35 provincias hay Garros. En Madrid hay más Garros que en Guipúzcoa, que es la provincia que más tiene de las vasconavarras. Para que nos hagamos una idea, en Ávila, por ejemplo, hay más Garros que en Vizcaya.

 

Y nos queda Ibarreche / Ibarretxe. Un apellido mayoritariamente vizcaíno que está en la horquilla entre 300 y 400 portadores. Sin presencia en Navarra, está en cambio en otras 9 provincias españolas, además de las vascas. El segundo apellido, Marcuartu, está en estado agónico, como la mitad de los apellidos eusquéricos. En su forma castellana tiene 40 portadores de primero y 32 de segundo según el último padrón de 2019. Solo tiene presencia en Vizcaya y Álava y algo en Málaga. Nada ni en Guipúzcoa ni en Navarra. Y en la forma Markuartu, que es con la que aparece el expresidente del Gobierno Vasco, el INE no da noticia de portadores como primer apellido, con lo que habrá cuatro o menos y da 7 portadores de segundo apellido, que deberán ser los de la propia familia del exlendacari vasco y algún allegado más. Habría que buscar si hay otra comunidad política en el mundo cuyos principales dirigentes tengan en tantos casos unos apellidos que apenas los portan unas docenas de personas de las que forman dicha comunidad. Si es por sus apellidos, estarían representando a una porción ínfima de sus conciudadanos. Y, cuando esos apellidos tienen más portadores, es porque también están más presentes en el resto de España que dentro de la comunidad que gobiernan. Un resto de España, encima, del que –al ser nacionalistas– se quieren separar. Y todo así.

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