La francmasonería bajo el Consulado y el Primer Imperio
Napoleón y la masonería
Napoleón Bonaparte, ¿fue iniciado, un día, como masón? A pesar de las numerosas hipótesis formuladas al respecto, y aunque la probabilidad sea alta, nunca se ha establecido con certeza que lo fuera; ya en Valence, Marsella, Nancy (Logia San Juan de Jerusalén, ¿3 de diciembre de 1797?), Malta, Egipto o cualquier otro lugar.
Lo que es innegable es que desde la campaña egipcia, los miembros de la expedición que comandaba llevan la masonería a las orillas del Nilo: el general Kléber fundó la logia Isis en El Cairo (¿de la que Bonaparte habría sido cofundador?) mientras que los hermanos Gaspard Monge (miembro, entre otras, de la logia militar La Unión Perfecta, de Mézières) y Dominique Vivant Denon (miembro de la orden de los Sophisiens y de la logia La Perfecta Reunión, de París) figuran entre los eruditos que harán de este fracaso estratégico y militar un éxito que el joven general Bonaparte sabrá explotar a su regreso a Francia.
Lo que es innegable, además, es que a partir del golpe de Estado de Bonaparte del 18 de Brumario, la masonería vivirá quince años extraordinarios, multiplicando el número de logias e iniciaciones. El Primer Cónsul, comprendiendo todos los beneficios que podía sacar de una masonería dócil, la invistió con hombres de confianza, esperando de ella a cambio un servilismo infalible. No le decepcionó.
La francmasonería bajo el Consulado
Cuando Napoleón Bonaparte llegó al poder, acababa de firmarse un texto de nueve artículos el 22 de junio de 1799 (día 22 del tercer mes del año de A∴ L∴ 5799 [Anno Lucis, calendario masónico. N. del T.]), que establece la unión de la Gran Logia de Francia (GLDF) y el Gran Oriente de Francia (GODF); el texto prevé la recopilación de los archivos de las dos obediencias, suprime los privilegios de los maestros de las logias de París, la inamovilidad de los venerables, e instituye un sistema de elección de los oficiales. Sin embargo, algunas logias “escocesas” rechazaron este acercamiento.
En 1801, durante su estancia en París, el hermano Jean Portalis (logia La Amistad, Aix-en-Provence), quien participó activamente en la negociación del Concordato con la Santa Sede y en la redacción del Código Civil con los hermanos Jean-Jacques Régis de Cambacérès y Claude-Ambroise Régnier, se escribió una página de la historia de la masonería, aquel 31 de mayo, en Charleston, Carolina del Sur. Allí, el coronel John Mitchell, comerciante nacido en Irlanda, y Frederick Dalcho, médico nacido en Londres de padres prusianos, «instalan el Supremo Consejo del Grado 33 para los Estados Unidos de América», el primer Supremo Consejo del rito de treinta y tres grados que tomará en Francia el nombre de Rito Escocés Antiguo y Aceptado (REAA). Se anunció su creación y su existencia por medio de una circular enviada el 1 de enero de 1803 «a través de los dos hemisferios». Los maestros masones de los dos grandes sistemas rivales (los Antiguos y los Modernos) son indistintamente elegibles, de manera independiente de su religión (de ahí, quizás, el calificativo de “Aceptado”). Se adoptó el lema Ordo ab Chao que, en el plano organizativo, muestra la voluntad de poner en orden un sistema coherente de grados y acabar con la proliferación caótica de altos rangos. El rito, cuyos grados son todos de origen francés, sintetiza las influencias de las escisiones iniciales de las logias inglesas, de las logias de perfección escocesas, de las estructuras disidentes como el Consejo de Caballeros de Oriente del hermano Pirlet, la Orden de los Escoceses Trinitarios o la Orden de la Estrella Flamígera del barón de Tschoudy, y el sistema administrativo de la Logia Madre Escocesa del Contrato Social de la que es miembro el Conde Auguste de Grasse-Tilly (iniciado en 1783 en la logia San Juan de Escocia del Contrato Social, París). La universalidad del REAA se basa en el carácter iniciático continuo de sus treinta y tres grados (cada uno procede del anterior y prepara el siguiente) y en el contenido de sus diversos grados que abarca y perpetúa casi todas las fuentes ancestrales de espiritualidad del mundo occidental y del Próximo Oriente. Por lo tanto, no es posible pretender ser miembro de la REAA sin adherirse a esta especificidad iniciática y sin confiar en la coherencia de su evolución gradual.
También en 1801, el Vaticano reiteró la prohibición de que los sacerdotes recibieran la iniciación masónica.
En el mismo año se publica el Regulador del Masón en el Rito Francés Moderno del Gran Oriente de Francia, en la línea de los primeros Modernos, la Cámara de Grados del Gran Oriente y algunos aspectos del Régimen Escocés Rectificado (RER) que habían sido aportados desde 1795 por el Gran Venerable Alexandre-Louis Roëttiers de Montaleau. Este documento es coherente con las decisiones tomadas en 1785, pero desautorizadas por el Gran Oriente que había optado en 1796 por una comunicación de los rituales en forma exclusivamente manuscrita, pero no impresa. El ritual del Rito Francés conocerá varias reorganizaciones a partir de entonces.
En cuanto al Rito Escocés Rectificado, en 1801, se inicia una correspondencia que dura tres años entre el lionés Jean-Baptiste Willermoz (“fundador” del RER en Francia y nombrado Consejero General del departamento del Ródano por el Primer Cónsul desde el 1 de junio de 1800) y el marsellés Claude-François Achard (Venerable Maestro de La Triple Unión, que reanuda sus trabajos el 1 de junio de 1801); en septiembre de 1802, el hermano Taxil es recibido en Lyon por Willermoz para copiar los “nuevos rituales”. Se necesitarán todavía cinco años para terminar de escribir los rituales del RER.
El 12 de noviembre de 1802 (día 12 del noveno mes del año de A∴ L∴ 5802), una circular del Gran Oriente de Francia condena las logias «llamadas escocesas» e invita a los hermanos «a alejar de nuestros Templos una semilla de discordia que, en los tiempos más tormentosos, parecía haberlos respetado». Como «representante de las logias regulares de Francia», el GODF comienza entonces a eliminar de su registro a todas las logias que practiquen un rito distinto del Rito Francés de siete grados, lo que apunta en particular a las logias y a las Logias Madre escocesas.
En el año 1804, en el ambiente que siguió a la circular de exclusión del Gran Oriente, el conde de Grasse-Tilly regresó a Francia y fundó el 22 de septiembre el Supremo Consejo del Grado 33 en Francia. Convocó un convento, el 22 de octubre, a la Gran Logia General Escocesa de Francia, con la participación de la Logia Madre Escocesa de Marsella, las logias que habían rechazado la fusión con el Gran Oriente en 1799, las que estaban en la “lista negra” del Gran Oriente por su “discordancia” -es decir, que practicaban el Rito Escocés-, los representantes de las logias de Santo Domingo que trabajaban en el Rito de los Antiguos y, según algunas fuentes, el príncipe de Rohan que había firmado la patente de Étienne Morin de 1761. Luis Bonaparte se convirtió en el Gran Maestre.
Viendo que el Supremo Consejo extendía su autoridad sobre las logias de los tres primeros grados, el Gran Oriente se apresura entonces a obtener del gobierno la firma de un concordato de unión, que fusiona la Gran Logia de Escocia con el Gran Oriente de Francia, dejando sin embargo subsistir un Sublime Consejo del Grado 33 que sigue siendo el único habilitado para conferir este rango y «para decidir sobre todo lo que se refiere al punto de honor».
La francmasonería bajo el Imperio
Fue durante este periodo cuando la masonería francesa vivió su primera edad de oro, contemplando –únicamente desde el plano cuantitativo- cómo el número de logias pasaba de 300 a 1.220 en diez años.
Tras la proclamación del Imperio, José Bonaparte (iniciado en la logia La Perfecta Sinceridad, Marsella) se convirtió en Gran Maestre del Gran Oriente, que se dedicó por completo a Napoleón y rara vez dejó de criticar a las logias “escocesas” que mantenían toda la independencia posible. Las relaciones de Napoleón con el Gran Oriente eran tanto más excelentes cuanto que Roëttiers de Montaleau había aceptado previamente a proceder a la depuración de los antibonapartistas y porque entre los dignatarios de la obediencia se encontraban: el príncipe Luis Bonaparte, el archicanciller del Imperio Jean-Jacques Régis de Cambacérès, los mariscales André Masséna (iniciado en Tolón en 1784 por Los Estudiantes de Minerva, miembro de múltiples logias, entre ellas Los Verdaderos Amigos Reunidos de Niza y la logia militar La Perfecta Amistad, administrador del GODF y miembro del Consejo Supremo), Joachim Murat, François Étienne Christophe Kellermann (logia San Napoleón, París), Charles Augereau (iniciado en la logia Hijos de Marte, de La Haya, durante su misión en Holanda, luego miembro de la logia parisina El Candor antes de convertirse en venerable de honor de la logia regimental Los Amigos de la Gloria y del Arte), François Joseph Lefebvre (Los Amigos Reunidos, Mayence-Maguncia), Catherine Dominique de Pérignon, Jean-Mathieu Philibert Sérurier (logias parisinas San Alejandro de Escocia y La Abeja Imperial), Guillaume Brune (San Napoleón, París y La Constante Amistad), Adolphe Édouard Casimir Joseph Mortier (grado 33), Jean-de-Dieu Soult y Jean Lannes, los senadores Antoine-César de Choiseul-Praslin (El Candor, París), Arnail-François de Jaucourt, Louis-Joseph-Charles-Amable d'Albert de Luynes y Dominique Clément de Ris, el diputado Luc Duranteau de Baune el gran canciller de la Legión de Honor Bernard Germain Étienne de Lacépède (miembro de Las Nueve Hermanas y después de San Napoleón en París), el erudito Joseph Jérôme Lefrançois de Lalande (primer venerable de la logia Las Nueve Hermanas de París), los generales Etienne Macdonald y Horace Sébastiani, el contraalmirante Charles René Magon de Médine, el embajador Pierre Riel de Beurnonville, el ministro del Interior Jean-Baptiste de Nompère de Champagny, el de la Policía Joseph Fouché (iniciado en la logia Sofía Magdalena Reina de Suecia, en Arrás) y el primer presidente del Tribunal de Casación Honoré Muraire (en el origen de la secularización de los registros del Estado Civil). El hermano Jean-Antoine Chaptal (La Perfecta Unión, Montpellier) se encarga de la agricultura. También se podría decir que si la masonería estaba en el poder en ese momento, no lo era de manera oculta.
Napoleón I, iniciado o no, desconfiaba sin embargo de la masonería, que había vigilado a través de su ministro de policía Joseph Fouché, aunque las logias habían colocado su busto en los templos y cualquier desafío al régimen se consideraba un grave delito masónico. Algunos talleres se dedicaban, esencialmente, a celebrar la gloria del Emperador (logias Napoleomagne y La Francesa de San Napoleón), aunque otras utilizaban esa tranquilizador signo distintivo para ocultar actividades monárquicas subversivas (San Napoleón, en Angers).
Bajo el Imperio tuvo lugar un gran desarrollo de las logias militares, no en vano, Napoleón vio en la masonería un poderoso medio de cohesión del ejército y una herramienta al servicio de sus ambiciones europeas (utilizando los sentimientos supranacionales que unen a la hermandad).
En cuanto a las logias de Adopción (logias femeninas adscritas a las masculinas y que practican un ritual llamado de Adopción), la mayoría decaen bajo el Imperio, aunque la emperatriz Josefina fue su Gran Maestre (logias de adopción parisinas Franco-caballeros y Santa Carolina). En 1808, las logias de adopción fueron finalmente prohibidas por la obediencia masculina por entenderlas «contrarias a sus constituciones». La práctica de la adopción masónica únicamente sobrevivirá durante el siglo XIX de forma marginal.
Los compagnonnages [compañerismos, formas residuales del movimiento gremial que sobreviven en Francia todavía hoy. N. del T.], prohibidos durante la Revolución tras la abolición de los gremios -prohibición que se reiteró durante el Consulado- pasaron a ser tolerados, pero vigilados estrechamente, durante el Imperio. A principios del siglo XIX, el compañerismo se organizaba en torno a tres ritos. El rito del Padre Soubise agrupa a los techadores, yeseros y carpinteros Honnêtes Compagnons du Devoir, Compagnons Passants Bon Drilles (U∴ V∴ G∴ T∴ [entre los diversos significados atribuidos al anterior, probablemente el más ajustado sea el de Unicum Verbum Glorificamus Te]) du Tour de France. En el mismo movimiento (católico, monárquico y bonapartista) heredero del Santo Deber de Dios, los hijos del Maestro Santiago reúnen a los canteros, cerrajeros y curtidores -Compañeros del Deber del Maestro Santiago (D∴ D∴ M∴ J∴)- así como algunas otras profesiones (sastres, cesteros, sombrereros, etc.). En cuanto al rito de Salomón, que acogía a obreros protestantes o agnósticos, con una sensibilidad política más bien izquierdista y republicana, estaban los canteros Compagnons étrangers (C∴ E∴) y los Compagnons du Devoir de Liberté (I∴N∴D∴G∴) que se separaron del Devoir de Liberté en 1804 bajo la presión de los compagnons librepensadores y anticlericales. Parece que fue en esta época cuando un compagnon masón introdujo el tercer grado en el Deber de Libertad (que ahora incluye a los afiliados, a los compagnons recibidos y a los compagnons completos), y que entonces se constituye un cuerpo aristocrático (los "iniciados"), compuesto esencialmente por compagnons establecidos como maestros.
En 1804, el sistema de los Caballeros Benévolos de la Ciudad Santa (última etapa del Rito o Régimen Rectificado), que había estado inactivo durante la Revolución, se reactivó en Besanzón.
En 1805, las dos primeras series del Rito de Mizraím (los grados simbólicos, 1º a 33º, y los grados filosóficos, 34º a 66º) se desarrollaron en Francia e Italia tomando prestados varios altos grados del siglo XVIII (para competir con el REAA): Rito del Capítulo Metropolitano de Francia, Rito de Perfección del Consejo de Emperadores de Oriente y Occidente (también utilizado para el REAA), Rito Adonhiramita, Rito de la Gran Logia de Maestros Regulares de Lyon, Rito de la Logia Madre Escocesa de Marsella, sin olvidar el Templario de Estricta Observancia (SOT) y el Rito Escocés Rectificado (RER), el Rito Primitivo de Namur, el Rito Filosófico Escocés de Aviñón, la Rosacruz de Oro, los Hermanos Iniciados de Asia y el Rito Egipcio de Cagliostro. Sin embargo, hay algunas contribuciones bastante específicas, como los grados Caos (49º y 50°) y Clavi-masónico (54º a 57°).
Ese mismo año, Charles-Maurice de Talleyrand-Périgord fue iniciado en la Logia Imperial de los Caballeros de Francia, París; permaneció como aprendiz durante toda su vida...
Fue también en 1805 cuando el Gran Oriente de Francia creó un Gran Directorio de Ritos, donde algunos hermanos recibieron el grado 33, violando los acuerdos con el Sublime Consejo. Este último reaccionó denunciando el texto, restableciendo la Gran Logia General Escocesa y recuperando su autoridad sobre todo el REAA. Pero, una vez más, el poder imperial intervino en beneficio del Gran Oriente e impuso la firma de un concordato de reparto que le daba autoridad sobre los dieciocho primeros grados, ocupándose el Supremo Consejo de Francia de los grados diecinueve al treinta y tres. En contra de los deseos de Napoleón, hay dos poderes masónicos rivales en Francia, y para asegurar el control del Consejo Supremo, al año siguiente nombra al archicanciller Jean-Jacques Régis de Cambacérès Gran Comendador Soberano en lugar de Grasse-Tilly, y a varios dignatarios del Gran Oriente (Dominique Clément de Ris, Pierre Riel de Beurnonville, Catherine Dominique de Pérignon, Honoré Muraire, D'Aigrefeuille, etc.).
Durante la década siguiente, el Consejo Supremo se dedicó al desarrollo de la Guía de los Masones Escoceses, que toma sus fuentes de las Logias Madres escocesas y en la masonería inglesa y americana de los Antiguos (especialmente de Three Distinct Knocks, en español Tres golpes distintos, de 1760), pero también en el Regulador del Masón del Rito Francés Moderno. Para las logias azules (talleres de los tres primeros grados), son los Cuadernos de los tres Grados Simbólicos del Rito Antiguo y Aceptado.
El 18 de febrero de 1806, dos meses después de Austerlitz, Napoleón I decidió construir un arco de triunfo. Este proyecto movilizó a varios francmasones: el hermano Jean-Baptiste de Nompère de Champagny convenció al Emperador para que eligiera el emplazamiento de la Etoile [Estrella. N. del T.] en estos términos: «Un arco de triunfo cerraría de la manera más majestuosa y pintoresca la soberbia vista que se tiene del castillo imperial de las Tullerías... Golpearía con admiración al viajero que entrara en París... Imprime en el que se aleja de la capital un profundo recuerdo de su incomparable belleza... Aunque estuviera lejos, siempre estaría frente al Triunfador. Su Majestad lo atravesaba de camino a Malmaison, a Saint-Germain, a Saint-Cloud e incluso a Versalles...». El hermano Jean Chalgrin (logia Los Corazones Simples de la Estrella Polar, París), arquitecto, realizó los planos, tras un primer proyecto elaborado por el hermano Charles-Louis Balzac (logia La Gran Esfinge, París); bajo la Monarquía de Julio, dos hermanos se encargaron de las esculturas en bajorrelieve de la cara norte: François Rude (La Marsellesa) y Jean-Pierre Cortot (La Paz de Viena).
Fue también en 1806, con toda probabilidad, que es introducida en Italia la Carbonería por Pierre-Joseph Briot, administrador de los Abruzos (bajo la autoridad, por lo tanto, de José Bonaparte), iniciado en la Sociedad Secreta Republicana de los Filadelfos de Besanzón, «Buen Primo Carbonero» del rito forestal de la Orden de la Escisión llamado el Gran Alejandro de la Confianza, se afiliará al rito de Mizraím en 1810. Al mismo tiempo, se inicia Filippo Buonarroti, revolucionario francés de origen pisano, antiguo amigo de Gracchus Babeuf, que conoció a Briot en Sospel; utilizará las logias durante treinta años, especialmente en el seno de su propia organización (Los Sublimes Maestros Perfectos, bajo la dirección de un Gran Firmamento) para cubrir la difusión de sus ideas revolucionarias, las del ideal babouvista del comunismo igualitario. Aunque relativamente limitada, esta desafortunada confusión entre la masonería y las ideas carbonarias conducirá rápidamente a la politización de las logias.
Ese mismo año, 1806, vio el fin de la Estricta Observancia Templaria (SOT), que no sobrevivió a la Revolución, a la introducción de la RER y al desinterés de su Gran Maestre Carlos de Hesse-Cassel, mucho más apasionado por sus investigaciones místicas y teúrgicas que por la masonería misma.
Sin tener en cuenta los textos andersonianos (Las Constituciones de los Francmasones del pastor James Anderson, publicadas en 1723) que definieron la francmasonería de influencia inglesa, los estatutos promulgados en 1806 por el Gran Oriente de Francia se limitan a afirmar que «la Orden masónica en Francia se compone únicamente de masones reconocidos como tales, reunidos en talleres regularmente constituidos, a cualquier rito», consagrando así el uso de las logias continentales para las que el “tuilage” [interrogatorio previo al visitante que accede a una logia. N. del T.] es el único criterio de reconocimiento de un hermano visitante.
También en 1806, en Toulouse, el arqueólogo Alexandre Du Mège (o Dumège) fundó un rito egipcio: Soberana Pirámide de los Amigos del Desierto. Habrá algunas escisiones en la región (Auch, Montauban), sin futuro. Los Amigos del Desierto entraron en contacto con la vecina Logia Napoleomagne, cuyos miembros habían revivido el rito jacobita escocés de los Fieles Escoceses, llevado a Toulouse en 1747 por George Lockhart, ayudante de campo de Carlos Eduardo Estuardo. Este rito, también conocido como el rito de la Vieille-Bru, fascinado por el ocultismo oriental, vio finalmente rechazada su autenticidad en 1812 por el Gran Directorio de Ritos del Gran Oriente de Francia.
En 1808, el Hermano Michel Ange Mangourit, gran oficial del Rito Filosófico Escocés (que había sido un efímero Ministro de Asuntos Exteriores en noviembre de 1794 en el Gobierno de la Convención), reaviva la masonería de adopción creando el Soberano Capítulo Metropolitano de las Damas Escocesas de Francia del Hospicio de París, colina del Monte Tabor, que reúne principalmente a mujeres de la nobleza imperial. Esta reputada logia, que funcionó hasta 1830, incluye una «clase de elección» (Novicia Masona y Compañera Discreta), dos grados de Perfección o «Grandes Misterios» (Maestra Adonaíta y Maestra Moralista) y dos grados Supremos (Histórico y Filosófico).
En el Reino de Nápoles, del que Joachim Murat se convirtió en rey el 1 de agosto de 1808, las logias franco-italianas (militares) vieron desarrollarse el rito Mizraím, que duraría hasta el final del Imperio. En 1811, Murat impuso la unificación del Gran Oriente de Francia y del Supremo Consejo de Nápoles, del que se convirtió en Gran Comendador. Es probablemente en esta época cuando se producen los primeros intentos de establecer el rito de Mizraím en Francia. El rito recibe entonces su tercera serie (grados místicos 67 a 77); la última (78º a 90°) se introducirá sólo alrededor de 1812 en Nápoles.
En 1809, el Papa Pío VII fue arrestado por orden de Napoleón, como reacción a su excomunión relacionada con la toma de Roma y el expolio de los Estados Pontificios. Parece que el Emperador no dudó en utilizar el Gran Oriente para introducir un cierto anticlericalismo en las logias. Por su parte, el Papa no olvidará el apoyo prestado por los masones a Napoleón...
En 1810 se produce una reacción en Francia contra las sociedades secretas republicanas del tipo carbonario fundadas en el país por Arnaud Bazard, Jacques Flotard y el hermano Jacques Buchez. En la región de Besanzón, el movimiento revolucionario de los Buenos Primos Carbonarios [Charbonniers, en español quemadores de carbón] se extiende e intenta infiltrarse en las logias, al objeto de introducir ideas de protesta, reclutando masones dispuestos a participar en un levantamiento republicano. Los masones carbonarios se organizaron en “ventas” de veinte miembros, coordinadas por una “Alta Venta” a la que pudo pertenecer el hermano Lafayette (también venerable de la logia Amigos de la Verdad de Rosoy y miembro del Consejo Supremo).
En el otro extremo del espectro político, el conde Ferdinand de Bertier fundó en 1810 la Orden de los Caballeros de la Fe (Association des Bannières), un movimiento político ultra-realista basado en las antiguas órdenes medievales y en la experiencia más reciente y concreta del Instituto Filantrópico. La orden tenía cinco rangos: Asociado de la Caridad, Escudero, Caballero, Caballero Hospitalario, Caballero de la Fe. Muchos de sus miembros pertenecen también a la congregación religiosa de la Santísima Virgen.
El año 1811 fue testigo de varios acontecimientos masónicos: El hermano Jean-Baptiste Jules Bernadotte -mariscal del Imperio que se convirtió el año anterior en príncipe heredero de Suecia- reformó el rito sueco, cuya organización en doce grados sigue existiendo en el siglo XXI; la Gran Logia Provincial de Hamburgo adoptó el rito desarrollado por el hermano Friedrich Ludwig Schroeder, limitado a los tres grados simbólicos, inspirado en la antigua masonería “templaria”, un rito que todavía se practica en algunas logias de Alemania, Austria, Hungría y Suiza; en Egipto, la Logia Madre de París del Rito Filosófico Escocés fundó en El Cairo Los Caballeros de las Pirámides y en Alejandría Los Amigos de la Concordia; en España, el Conde de Grasse-Tilly estableció el Consejo Supremo Español [del Grado 33. N. del T.].
En 1813, el Rito de Mizraím es dotado de noventa grados bajo la dirección de Charles Lechangeur, Theodoric Cerbes y los hermanos Marc, Michel y Joseph Bédarride. Por su parte, Pierre de Lassalle, Gran Maestro de Mizraím en Nápoles, es probablemente quien introduce los grados Arcana Arcanorum en el “Régimen de Nápoles” del rito primitivo de Mizraím. Al mismo tiempo, se fundó en la ciudad partenopea [Nápoles. N. del T.] la logia ocultista de los Comandantes del Monte Tabor, vinculada al Rito Filosófico Escocés, mientras que una logia egipcia del rito de Cagliostro (La Vigilancia) también continuó sus actividades independientemente de Mizraím.
El mismo año 1813, en Inglaterra, después de más de medio siglo de conflicto, el Acta de Unión puso fin a la disputa entre Antiguos y Modernos sobre la base de una masonería de tres grados (rito de Emulación) considerada universal, en la que se elimina toda referencia explícita al cristianismo.
Tras la primera abdicación de Napoleón y su exilio a la isla de Elba, el Gran Oriente dio inmediatamente su apoyo a Luis XVIII, alegando que el Imperio era una tiranía. Esto llevó a muchos masones a dimitir, sobre todo porque el Gran Oriente volvió a cambiar de opinión durante los Cien Días.
La batalla de Mont-Saint-Jean, conocida como Waterloo, supuso el fin del Primer Imperio y la gran época de las logias militares. Las unidades comandadas por los hermanos Michel Ney (iniciado en 1801 en la logia San Juan de Jerusalén de Nancy, entonces miembro de la logia militar El Candor, del 6º Cuerpo de la Grande-Armée), Pierre Cambronne y Emmanuel de Grouchy (logias El Heroísmo de Beauvés y El Candor de Estrasburgo) fueron derrotados por las dirigidas por los hermanos Arthur Wellesley de Wellington (Wellesley Family Lodge Nº. 494, Trim, Irlanda) y Gebhard Leberecht von Blücher (logia Arquímedes), Altenburgo). Si la mayoría de los mariscales del Imperio eran masones, muchos de sus adversarios también lo eran; citemos al vicealmirante inglés Horatio Nelson (Union Lodge York nº 331), a Sir John Moore, al mariscal Mikhail Illarionovich Kutuzov (logia Las Tres Llaves, Ratisbona) y al general Jean-Victor Marie Moreau.
Los francmasones conocidos
Entre los francmasones célebres del Imperio, aún podemos mencionar al príncipe Jerónimo Bonaparte (recibido a los 17 años en la logia La Paz de Tolón, luego Gran Maestro de la Gran Logia Madre de Westfalia), al príncipe Eugenio de Beauharnais, virrey de Italia (fundador del Gran Oriente de Francia y del Consejo Supremo de Italia), el príncipe mariscal Joseph Antoine Poniatowski (logia Bracia Polacy Zjetnoczeni en español Hermanos Polacos Unidos [N. del T.] Varsovia), Mariscal Bon Adrien Jannot de Moncey, Duque de Conegliano, Mariscal Nicolas Charles Oudinot, duque de Reggio (Logia San Napoleón, Ámsterdam), mariscal Louis-Gabriel Suchet, duque de Albufera, gran mariscal de Palacio Geraud-Michel Duroc, Duque de Friuli, general Jean Andoche Junot, duque de Abrantes (iniciado en Tolón en 1794 por Los Hijos de Marte y Neptuno luego miembro de La Gran Maestría, París), el general Armand de Caulaincourt, duque de Vicence (Los Amigos Reunidos y El Candor, París), el general Jacques Alexandre Law de Lauriston (logia Sully, regimiento de Toul y gran maestro adjunto del GODF), el general Louis Bertrand de Sivray, el general Charles-Tristan de Monthollon, el general Remi Joseph Isidore Exelmans, el general Joseph Leopold Sigisbert Hugo (logia Amigos del Honor Francés), el almirante Charles-Henri Verhuell, Joseph Simeon (Guardián de los Sellos del GODF y luego Gran Maestre del Reino de Westfalia), el astrónomo Pierre-Simon de Laplace, el barón Jean-Domique Larrey (Hijos de Marte en el 27º Regimiento de Infantería), el caballero Charles-Louis Cadet de Gassicourt, los pintores Pierre Prud'hon (La Beneficencia, Beaune), François Gérard (La Gran Esfinge, París) y Jean-Baptiste Isabey (Los Amigos Reunidos y San Napoleón, París), el dramaturgo François-Joseph Talma (logia La Unión, París), el académico Georges Cabanis, el escritor y político Benjamin Constant, los arquitectos Alexandre Brongniart (logia San Juán del Contrato Social, París) y Pierre Fontaine, los compositores Luigi Cherubini (logia San Juan de Palestina del GODF) y André Grétry, el escultor Claude Clodion (Los Amigos Reunidos, París), el académico Joseph Lakanal (logias El Punto Perfecto y La Triple Armonía, París), el industrial Christophe Oberkampf (La Perfecta Armonía, París), el corsario Robert Surcouf (iniciado en 1796 en la logia La Triple Esperanza de Port-Louis, Isla Mauricio y miembro en 1809 de La Triple Esencia, Saint-Malo)…
La caída de Napoleón provocó, en gran medida, la caída de la masonería. Con Luis XVIII de nuevo en el poder, el Terror Blanco en el que participan los Caballeros de la Fe, de los que era miembro el general francmasón Amédée Willot de Gramprez, diezma el ejército y las logias. El duque Elie Decazes, prefecto de policía, miembro del Consejo Supremo de Francia, apenas consiguió frenar los ataques contra los masones. En los años siguientes, como la mayoría de los personajes públicos, los masones dieron muestras de oportunismo político. No fue hasta el Segundo Imperio y, más aún, la Tercera República, cuando la masonería vivió una segunda “edad de oro” en Francia.
Fuente original: Napoléon & Empire
(*) Traducido del francés por Maite y Fernando Vaquero Oroquieta. Fernando Vaquero Oroquieta es autor del ensayo La constelación masónica, editado por La Tribuna del País Vasco
Napoleón Bonaparte, ¿fue iniciado, un día, como masón? A pesar de las numerosas hipótesis formuladas al respecto, y aunque la probabilidad sea alta, nunca se ha establecido con certeza que lo fuera; ya en Valence, Marsella, Nancy (Logia San Juan de Jerusalén, ¿3 de diciembre de 1797?), Malta, Egipto o cualquier otro lugar.
Lo que es innegable es que desde la campaña egipcia, los miembros de la expedición que comandaba llevan la masonería a las orillas del Nilo: el general Kléber fundó la logia Isis en El Cairo (¿de la que Bonaparte habría sido cofundador?) mientras que los hermanos Gaspard Monge (miembro, entre otras, de la logia militar La Unión Perfecta, de Mézières) y Dominique Vivant Denon (miembro de la orden de los Sophisiens y de la logia La Perfecta Reunión, de París) figuran entre los eruditos que harán de este fracaso estratégico y militar un éxito que el joven general Bonaparte sabrá explotar a su regreso a Francia.
Lo que es innegable, además, es que a partir del golpe de Estado de Bonaparte del 18 de Brumario, la masonería vivirá quince años extraordinarios, multiplicando el número de logias e iniciaciones. El Primer Cónsul, comprendiendo todos los beneficios que podía sacar de una masonería dócil, la invistió con hombres de confianza, esperando de ella a cambio un servilismo infalible. No le decepcionó.
La francmasonería bajo el Consulado
Cuando Napoleón Bonaparte llegó al poder, acababa de firmarse un texto de nueve artículos el 22 de junio de 1799 (día 22 del tercer mes del año de A∴ L∴ 5799 [Anno Lucis, calendario masónico. N. del T.]), que establece la unión de la Gran Logia de Francia (GLDF) y el Gran Oriente de Francia (GODF); el texto prevé la recopilación de los archivos de las dos obediencias, suprime los privilegios de los maestros de las logias de París, la inamovilidad de los venerables, e instituye un sistema de elección de los oficiales. Sin embargo, algunas logias “escocesas” rechazaron este acercamiento.
En 1801, durante su estancia en París, el hermano Jean Portalis (logia La Amistad, Aix-en-Provence), quien participó activamente en la negociación del Concordato con la Santa Sede y en la redacción del Código Civil con los hermanos Jean-Jacques Régis de Cambacérès y Claude-Ambroise Régnier, se escribió una página de la historia de la masonería, aquel 31 de mayo, en Charleston, Carolina del Sur. Allí, el coronel John Mitchell, comerciante nacido en Irlanda, y Frederick Dalcho, médico nacido en Londres de padres prusianos, «instalan el Supremo Consejo del Grado 33 para los Estados Unidos de América», el primer Supremo Consejo del rito de treinta y tres grados que tomará en Francia el nombre de Rito Escocés Antiguo y Aceptado (REAA). Se anunció su creación y su existencia por medio de una circular enviada el 1 de enero de 1803 «a través de los dos hemisferios». Los maestros masones de los dos grandes sistemas rivales (los Antiguos y los Modernos) son indistintamente elegibles, de manera independiente de su religión (de ahí, quizás, el calificativo de “Aceptado”). Se adoptó el lema Ordo ab Chao que, en el plano organizativo, muestra la voluntad de poner en orden un sistema coherente de grados y acabar con la proliferación caótica de altos rangos. El rito, cuyos grados son todos de origen francés, sintetiza las influencias de las escisiones iniciales de las logias inglesas, de las logias de perfección escocesas, de las estructuras disidentes como el Consejo de Caballeros de Oriente del hermano Pirlet, la Orden de los Escoceses Trinitarios o la Orden de la Estrella Flamígera del barón de Tschoudy, y el sistema administrativo de la Logia Madre Escocesa del Contrato Social de la que es miembro el Conde Auguste de Grasse-Tilly (iniciado en 1783 en la logia San Juan de Escocia del Contrato Social, París). La universalidad del REAA se basa en el carácter iniciático continuo de sus treinta y tres grados (cada uno procede del anterior y prepara el siguiente) y en el contenido de sus diversos grados que abarca y perpetúa casi todas las fuentes ancestrales de espiritualidad del mundo occidental y del Próximo Oriente. Por lo tanto, no es posible pretender ser miembro de la REAA sin adherirse a esta especificidad iniciática y sin confiar en la coherencia de su evolución gradual.
También en 1801, el Vaticano reiteró la prohibición de que los sacerdotes recibieran la iniciación masónica.
En el mismo año se publica el Regulador del Masón en el Rito Francés Moderno del Gran Oriente de Francia, en la línea de los primeros Modernos, la Cámara de Grados del Gran Oriente y algunos aspectos del Régimen Escocés Rectificado (RER) que habían sido aportados desde 1795 por el Gran Venerable Alexandre-Louis Roëttiers de Montaleau. Este documento es coherente con las decisiones tomadas en 1785, pero desautorizadas por el Gran Oriente que había optado en 1796 por una comunicación de los rituales en forma exclusivamente manuscrita, pero no impresa. El ritual del Rito Francés conocerá varias reorganizaciones a partir de entonces.
En cuanto al Rito Escocés Rectificado, en 1801, se inicia una correspondencia que dura tres años entre el lionés Jean-Baptiste Willermoz (“fundador” del RER en Francia y nombrado Consejero General del departamento del Ródano por el Primer Cónsul desde el 1 de junio de 1800) y el marsellés Claude-François Achard (Venerable Maestro de La Triple Unión, que reanuda sus trabajos el 1 de junio de 1801); en septiembre de 1802, el hermano Taxil es recibido en Lyon por Willermoz para copiar los “nuevos rituales”. Se necesitarán todavía cinco años para terminar de escribir los rituales del RER.
El 12 de noviembre de 1802 (día 12 del noveno mes del año de A∴ L∴ 5802), una circular del Gran Oriente de Francia condena las logias «llamadas escocesas» e invita a los hermanos «a alejar de nuestros Templos una semilla de discordia que, en los tiempos más tormentosos, parecía haberlos respetado». Como «representante de las logias regulares de Francia», el GODF comienza entonces a eliminar de su registro a todas las logias que practiquen un rito distinto del Rito Francés de siete grados, lo que apunta en particular a las logias y a las Logias Madre escocesas.
En el año 1804, en el ambiente que siguió a la circular de exclusión del Gran Oriente, el conde de Grasse-Tilly regresó a Francia y fundó el 22 de septiembre el Supremo Consejo del Grado 33 en Francia. Convocó un convento, el 22 de octubre, a la Gran Logia General Escocesa de Francia, con la participación de la Logia Madre Escocesa de Marsella, las logias que habían rechazado la fusión con el Gran Oriente en 1799, las que estaban en la “lista negra” del Gran Oriente por su “discordancia” -es decir, que practicaban el Rito Escocés-, los representantes de las logias de Santo Domingo que trabajaban en el Rito de los Antiguos y, según algunas fuentes, el príncipe de Rohan que había firmado la patente de Étienne Morin de 1761. Luis Bonaparte se convirtió en el Gran Maestre.
Viendo que el Supremo Consejo extendía su autoridad sobre las logias de los tres primeros grados, el Gran Oriente se apresura entonces a obtener del gobierno la firma de un concordato de unión, que fusiona la Gran Logia de Escocia con el Gran Oriente de Francia, dejando sin embargo subsistir un Sublime Consejo del Grado 33 que sigue siendo el único habilitado para conferir este rango y «para decidir sobre todo lo que se refiere al punto de honor».
La francmasonería bajo el Imperio
Fue durante este periodo cuando la masonería francesa vivió su primera edad de oro, contemplando –únicamente desde el plano cuantitativo- cómo el número de logias pasaba de 300 a 1.220 en diez años.
Tras la proclamación del Imperio, José Bonaparte (iniciado en la logia La Perfecta Sinceridad, Marsella) se convirtió en Gran Maestre del Gran Oriente, que se dedicó por completo a Napoleón y rara vez dejó de criticar a las logias “escocesas” que mantenían toda la independencia posible. Las relaciones de Napoleón con el Gran Oriente eran tanto más excelentes cuanto que Roëttiers de Montaleau había aceptado previamente a proceder a la depuración de los antibonapartistas y porque entre los dignatarios de la obediencia se encontraban: el príncipe Luis Bonaparte, el archicanciller del Imperio Jean-Jacques Régis de Cambacérès, los mariscales André Masséna (iniciado en Tolón en 1784 por Los Estudiantes de Minerva, miembro de múltiples logias, entre ellas Los Verdaderos Amigos Reunidos de Niza y la logia militar La Perfecta Amistad, administrador del GODF y miembro del Consejo Supremo), Joachim Murat, François Étienne Christophe Kellermann (logia San Napoleón, París), Charles Augereau (iniciado en la logia Hijos de Marte, de La Haya, durante su misión en Holanda, luego miembro de la logia parisina El Candor antes de convertirse en venerable de honor de la logia regimental Los Amigos de la Gloria y del Arte), François Joseph Lefebvre (Los Amigos Reunidos, Mayence-Maguncia), Catherine Dominique de Pérignon, Jean-Mathieu Philibert Sérurier (logias parisinas San Alejandro de Escocia y La Abeja Imperial), Guillaume Brune (San Napoleón, París y La Constante Amistad), Adolphe Édouard Casimir Joseph Mortier (grado 33), Jean-de-Dieu Soult y Jean Lannes, los senadores Antoine-César de Choiseul-Praslin (El Candor, París), Arnail-François de Jaucourt, Louis-Joseph-Charles-Amable d'Albert de Luynes y Dominique Clément de Ris, el diputado Luc Duranteau de Baune el gran canciller de la Legión de Honor Bernard Germain Étienne de Lacépède (miembro de Las Nueve Hermanas y después de San Napoleón en París), el erudito Joseph Jérôme Lefrançois de Lalande (primer venerable de la logia Las Nueve Hermanas de París), los generales Etienne Macdonald y Horace Sébastiani, el contraalmirante Charles René Magon de Médine, el embajador Pierre Riel de Beurnonville, el ministro del Interior Jean-Baptiste de Nompère de Champagny, el de la Policía Joseph Fouché (iniciado en la logia Sofía Magdalena Reina de Suecia, en Arrás) y el primer presidente del Tribunal de Casación Honoré Muraire (en el origen de la secularización de los registros del Estado Civil). El hermano Jean-Antoine Chaptal (La Perfecta Unión, Montpellier) se encarga de la agricultura. También se podría decir que si la masonería estaba en el poder en ese momento, no lo era de manera oculta.
Napoleón I, iniciado o no, desconfiaba sin embargo de la masonería, que había vigilado a través de su ministro de policía Joseph Fouché, aunque las logias habían colocado su busto en los templos y cualquier desafío al régimen se consideraba un grave delito masónico. Algunos talleres se dedicaban, esencialmente, a celebrar la gloria del Emperador (logias Napoleomagne y La Francesa de San Napoleón), aunque otras utilizaban esa tranquilizador signo distintivo para ocultar actividades monárquicas subversivas (San Napoleón, en Angers).
Bajo el Imperio tuvo lugar un gran desarrollo de las logias militares, no en vano, Napoleón vio en la masonería un poderoso medio de cohesión del ejército y una herramienta al servicio de sus ambiciones europeas (utilizando los sentimientos supranacionales que unen a la hermandad).
En cuanto a las logias de Adopción (logias femeninas adscritas a las masculinas y que practican un ritual llamado de Adopción), la mayoría decaen bajo el Imperio, aunque la emperatriz Josefina fue su Gran Maestre (logias de adopción parisinas Franco-caballeros y Santa Carolina). En 1808, las logias de adopción fueron finalmente prohibidas por la obediencia masculina por entenderlas «contrarias a sus constituciones». La práctica de la adopción masónica únicamente sobrevivirá durante el siglo XIX de forma marginal.
Los compagnonnages [compañerismos, formas residuales del movimiento gremial que sobreviven en Francia todavía hoy. N. del T.], prohibidos durante la Revolución tras la abolición de los gremios -prohibición que se reiteró durante el Consulado- pasaron a ser tolerados, pero vigilados estrechamente, durante el Imperio. A principios del siglo XIX, el compañerismo se organizaba en torno a tres ritos. El rito del Padre Soubise agrupa a los techadores, yeseros y carpinteros Honnêtes Compagnons du Devoir, Compagnons Passants Bon Drilles (U∴ V∴ G∴ T∴ [entre los diversos significados atribuidos al anterior, probablemente el más ajustado sea el de Unicum Verbum Glorificamus Te]) du Tour de France. En el mismo movimiento (católico, monárquico y bonapartista) heredero del Santo Deber de Dios, los hijos del Maestro Santiago reúnen a los canteros, cerrajeros y curtidores -Compañeros del Deber del Maestro Santiago (D∴ D∴ M∴ J∴)- así como algunas otras profesiones (sastres, cesteros, sombrereros, etc.). En cuanto al rito de Salomón, que acogía a obreros protestantes o agnósticos, con una sensibilidad política más bien izquierdista y republicana, estaban los canteros Compagnons étrangers (C∴ E∴) y los Compagnons du Devoir de Liberté (I∴N∴D∴G∴) que se separaron del Devoir de Liberté en 1804 bajo la presión de los compagnons librepensadores y anticlericales. Parece que fue en esta época cuando un compagnon masón introdujo el tercer grado en el Deber de Libertad (que ahora incluye a los afiliados, a los compagnons recibidos y a los compagnons completos), y que entonces se constituye un cuerpo aristocrático (los "iniciados"), compuesto esencialmente por compagnons establecidos como maestros.
En 1804, el sistema de los Caballeros Benévolos de la Ciudad Santa (última etapa del Rito o Régimen Rectificado), que había estado inactivo durante la Revolución, se reactivó en Besanzón.
En 1805, las dos primeras series del Rito de Mizraím (los grados simbólicos, 1º a 33º, y los grados filosóficos, 34º a 66º) se desarrollaron en Francia e Italia tomando prestados varios altos grados del siglo XVIII (para competir con el REAA): Rito del Capítulo Metropolitano de Francia, Rito de Perfección del Consejo de Emperadores de Oriente y Occidente (también utilizado para el REAA), Rito Adonhiramita, Rito de la Gran Logia de Maestros Regulares de Lyon, Rito de la Logia Madre Escocesa de Marsella, sin olvidar el Templario de Estricta Observancia (SOT) y el Rito Escocés Rectificado (RER), el Rito Primitivo de Namur, el Rito Filosófico Escocés de Aviñón, la Rosacruz de Oro, los Hermanos Iniciados de Asia y el Rito Egipcio de Cagliostro. Sin embargo, hay algunas contribuciones bastante específicas, como los grados Caos (49º y 50°) y Clavi-masónico (54º a 57°).
Ese mismo año, Charles-Maurice de Talleyrand-Périgord fue iniciado en la Logia Imperial de los Caballeros de Francia, París; permaneció como aprendiz durante toda su vida...
Fue también en 1805 cuando el Gran Oriente de Francia creó un Gran Directorio de Ritos, donde algunos hermanos recibieron el grado 33, violando los acuerdos con el Sublime Consejo. Este último reaccionó denunciando el texto, restableciendo la Gran Logia General Escocesa y recuperando su autoridad sobre todo el REAA. Pero, una vez más, el poder imperial intervino en beneficio del Gran Oriente e impuso la firma de un concordato de reparto que le daba autoridad sobre los dieciocho primeros grados, ocupándose el Supremo Consejo de Francia de los grados diecinueve al treinta y tres. En contra de los deseos de Napoleón, hay dos poderes masónicos rivales en Francia, y para asegurar el control del Consejo Supremo, al año siguiente nombra al archicanciller Jean-Jacques Régis de Cambacérès Gran Comendador Soberano en lugar de Grasse-Tilly, y a varios dignatarios del Gran Oriente (Dominique Clément de Ris, Pierre Riel de Beurnonville, Catherine Dominique de Pérignon, Honoré Muraire, D'Aigrefeuille, etc.).
Durante la década siguiente, el Consejo Supremo se dedicó al desarrollo de la Guía de los Masones Escoceses, que toma sus fuentes de las Logias Madres escocesas y en la masonería inglesa y americana de los Antiguos (especialmente de Three Distinct Knocks, en español Tres golpes distintos, de 1760), pero también en el Regulador del Masón del Rito Francés Moderno. Para las logias azules (talleres de los tres primeros grados), son los Cuadernos de los tres Grados Simbólicos del Rito Antiguo y Aceptado.
El 18 de febrero de 1806, dos meses después de Austerlitz, Napoleón I decidió construir un arco de triunfo. Este proyecto movilizó a varios francmasones: el hermano Jean-Baptiste de Nompère de Champagny convenció al Emperador para que eligiera el emplazamiento de la Etoile [Estrella. N. del T.] en estos términos: «Un arco de triunfo cerraría de la manera más majestuosa y pintoresca la soberbia vista que se tiene del castillo imperial de las Tullerías... Golpearía con admiración al viajero que entrara en París... Imprime en el que se aleja de la capital un profundo recuerdo de su incomparable belleza... Aunque estuviera lejos, siempre estaría frente al Triunfador. Su Majestad lo atravesaba de camino a Malmaison, a Saint-Germain, a Saint-Cloud e incluso a Versalles...». El hermano Jean Chalgrin (logia Los Corazones Simples de la Estrella Polar, París), arquitecto, realizó los planos, tras un primer proyecto elaborado por el hermano Charles-Louis Balzac (logia La Gran Esfinge, París); bajo la Monarquía de Julio, dos hermanos se encargaron de las esculturas en bajorrelieve de la cara norte: François Rude (La Marsellesa) y Jean-Pierre Cortot (La Paz de Viena).
Fue también en 1806, con toda probabilidad, que es introducida en Italia la Carbonería por Pierre-Joseph Briot, administrador de los Abruzos (bajo la autoridad, por lo tanto, de José Bonaparte), iniciado en la Sociedad Secreta Republicana de los Filadelfos de Besanzón, «Buen Primo Carbonero» del rito forestal de la Orden de la Escisión llamado el Gran Alejandro de la Confianza, se afiliará al rito de Mizraím en 1810. Al mismo tiempo, se inicia Filippo Buonarroti, revolucionario francés de origen pisano, antiguo amigo de Gracchus Babeuf, que conoció a Briot en Sospel; utilizará las logias durante treinta años, especialmente en el seno de su propia organización (Los Sublimes Maestros Perfectos, bajo la dirección de un Gran Firmamento) para cubrir la difusión de sus ideas revolucionarias, las del ideal babouvista del comunismo igualitario. Aunque relativamente limitada, esta desafortunada confusión entre la masonería y las ideas carbonarias conducirá rápidamente a la politización de las logias.
Ese mismo año, 1806, vio el fin de la Estricta Observancia Templaria (SOT), que no sobrevivió a la Revolución, a la introducción de la RER y al desinterés de su Gran Maestre Carlos de Hesse-Cassel, mucho más apasionado por sus investigaciones místicas y teúrgicas que por la masonería misma.
Sin tener en cuenta los textos andersonianos (Las Constituciones de los Francmasones del pastor James Anderson, publicadas en 1723) que definieron la francmasonería de influencia inglesa, los estatutos promulgados en 1806 por el Gran Oriente de Francia se limitan a afirmar que «la Orden masónica en Francia se compone únicamente de masones reconocidos como tales, reunidos en talleres regularmente constituidos, a cualquier rito», consagrando así el uso de las logias continentales para las que el “tuilage” [interrogatorio previo al visitante que accede a una logia. N. del T.] es el único criterio de reconocimiento de un hermano visitante.
También en 1806, en Toulouse, el arqueólogo Alexandre Du Mège (o Dumège) fundó un rito egipcio: Soberana Pirámide de los Amigos del Desierto. Habrá algunas escisiones en la región (Auch, Montauban), sin futuro. Los Amigos del Desierto entraron en contacto con la vecina Logia Napoleomagne, cuyos miembros habían revivido el rito jacobita escocés de los Fieles Escoceses, llevado a Toulouse en 1747 por George Lockhart, ayudante de campo de Carlos Eduardo Estuardo. Este rito, también conocido como el rito de la Vieille-Bru, fascinado por el ocultismo oriental, vio finalmente rechazada su autenticidad en 1812 por el Gran Directorio de Ritos del Gran Oriente de Francia.
En 1808, el Hermano Michel Ange Mangourit, gran oficial del Rito Filosófico Escocés (que había sido un efímero Ministro de Asuntos Exteriores en noviembre de 1794 en el Gobierno de la Convención), reaviva la masonería de adopción creando el Soberano Capítulo Metropolitano de las Damas Escocesas de Francia del Hospicio de París, colina del Monte Tabor, que reúne principalmente a mujeres de la nobleza imperial. Esta reputada logia, que funcionó hasta 1830, incluye una «clase de elección» (Novicia Masona y Compañera Discreta), dos grados de Perfección o «Grandes Misterios» (Maestra Adonaíta y Maestra Moralista) y dos grados Supremos (Histórico y Filosófico).
En el Reino de Nápoles, del que Joachim Murat se convirtió en rey el 1 de agosto de 1808, las logias franco-italianas (militares) vieron desarrollarse el rito Mizraím, que duraría hasta el final del Imperio. En 1811, Murat impuso la unificación del Gran Oriente de Francia y del Supremo Consejo de Nápoles, del que se convirtió en Gran Comendador. Es probablemente en esta época cuando se producen los primeros intentos de establecer el rito de Mizraím en Francia. El rito recibe entonces su tercera serie (grados místicos 67 a 77); la última (78º a 90°) se introducirá sólo alrededor de 1812 en Nápoles.
En 1809, el Papa Pío VII fue arrestado por orden de Napoleón, como reacción a su excomunión relacionada con la toma de Roma y el expolio de los Estados Pontificios. Parece que el Emperador no dudó en utilizar el Gran Oriente para introducir un cierto anticlericalismo en las logias. Por su parte, el Papa no olvidará el apoyo prestado por los masones a Napoleón...
En 1810 se produce una reacción en Francia contra las sociedades secretas republicanas del tipo carbonario fundadas en el país por Arnaud Bazard, Jacques Flotard y el hermano Jacques Buchez. En la región de Besanzón, el movimiento revolucionario de los Buenos Primos Carbonarios [Charbonniers, en español quemadores de carbón] se extiende e intenta infiltrarse en las logias, al objeto de introducir ideas de protesta, reclutando masones dispuestos a participar en un levantamiento republicano. Los masones carbonarios se organizaron en “ventas” de veinte miembros, coordinadas por una “Alta Venta” a la que pudo pertenecer el hermano Lafayette (también venerable de la logia Amigos de la Verdad de Rosoy y miembro del Consejo Supremo).
En el otro extremo del espectro político, el conde Ferdinand de Bertier fundó en 1810 la Orden de los Caballeros de la Fe (Association des Bannières), un movimiento político ultra-realista basado en las antiguas órdenes medievales y en la experiencia más reciente y concreta del Instituto Filantrópico. La orden tenía cinco rangos: Asociado de la Caridad, Escudero, Caballero, Caballero Hospitalario, Caballero de la Fe. Muchos de sus miembros pertenecen también a la congregación religiosa de la Santísima Virgen.
El año 1811 fue testigo de varios acontecimientos masónicos: El hermano Jean-Baptiste Jules Bernadotte -mariscal del Imperio que se convirtió el año anterior en príncipe heredero de Suecia- reformó el rito sueco, cuya organización en doce grados sigue existiendo en el siglo XXI; la Gran Logia Provincial de Hamburgo adoptó el rito desarrollado por el hermano Friedrich Ludwig Schroeder, limitado a los tres grados simbólicos, inspirado en la antigua masonería “templaria”, un rito que todavía se practica en algunas logias de Alemania, Austria, Hungría y Suiza; en Egipto, la Logia Madre de París del Rito Filosófico Escocés fundó en El Cairo Los Caballeros de las Pirámides y en Alejandría Los Amigos de la Concordia; en España, el Conde de Grasse-Tilly estableció el Consejo Supremo Español [del Grado 33. N. del T.].
En 1813, el Rito de Mizraím es dotado de noventa grados bajo la dirección de Charles Lechangeur, Theodoric Cerbes y los hermanos Marc, Michel y Joseph Bédarride. Por su parte, Pierre de Lassalle, Gran Maestro de Mizraím en Nápoles, es probablemente quien introduce los grados Arcana Arcanorum en el “Régimen de Nápoles” del rito primitivo de Mizraím. Al mismo tiempo, se fundó en la ciudad partenopea [Nápoles. N. del T.] la logia ocultista de los Comandantes del Monte Tabor, vinculada al Rito Filosófico Escocés, mientras que una logia egipcia del rito de Cagliostro (La Vigilancia) también continuó sus actividades independientemente de Mizraím.
El mismo año 1813, en Inglaterra, después de más de medio siglo de conflicto, el Acta de Unión puso fin a la disputa entre Antiguos y Modernos sobre la base de una masonería de tres grados (rito de Emulación) considerada universal, en la que se elimina toda referencia explícita al cristianismo.
Tras la primera abdicación de Napoleón y su exilio a la isla de Elba, el Gran Oriente dio inmediatamente su apoyo a Luis XVIII, alegando que el Imperio era una tiranía. Esto llevó a muchos masones a dimitir, sobre todo porque el Gran Oriente volvió a cambiar de opinión durante los Cien Días.
La batalla de Mont-Saint-Jean, conocida como Waterloo, supuso el fin del Primer Imperio y la gran época de las logias militares. Las unidades comandadas por los hermanos Michel Ney (iniciado en 1801 en la logia San Juan de Jerusalén de Nancy, entonces miembro de la logia militar El Candor, del 6º Cuerpo de la Grande-Armée), Pierre Cambronne y Emmanuel de Grouchy (logias El Heroísmo de Beauvés y El Candor de Estrasburgo) fueron derrotados por las dirigidas por los hermanos Arthur Wellesley de Wellington (Wellesley Family Lodge Nº. 494, Trim, Irlanda) y Gebhard Leberecht von Blücher (logia Arquímedes), Altenburgo). Si la mayoría de los mariscales del Imperio eran masones, muchos de sus adversarios también lo eran; citemos al vicealmirante inglés Horatio Nelson (Union Lodge York nº 331), a Sir John Moore, al mariscal Mikhail Illarionovich Kutuzov (logia Las Tres Llaves, Ratisbona) y al general Jean-Victor Marie Moreau.
Los francmasones conocidos
Entre los francmasones célebres del Imperio, aún podemos mencionar al príncipe Jerónimo Bonaparte (recibido a los 17 años en la logia La Paz de Tolón, luego Gran Maestro de la Gran Logia Madre de Westfalia), al príncipe Eugenio de Beauharnais, virrey de Italia (fundador del Gran Oriente de Francia y del Consejo Supremo de Italia), el príncipe mariscal Joseph Antoine Poniatowski (logia Bracia Polacy Zjetnoczeni en español Hermanos Polacos Unidos [N. del T.] Varsovia), Mariscal Bon Adrien Jannot de Moncey, Duque de Conegliano, Mariscal Nicolas Charles Oudinot, duque de Reggio (Logia San Napoleón, Ámsterdam), mariscal Louis-Gabriel Suchet, duque de Albufera, gran mariscal de Palacio Geraud-Michel Duroc, Duque de Friuli, general Jean Andoche Junot, duque de Abrantes (iniciado en Tolón en 1794 por Los Hijos de Marte y Neptuno luego miembro de La Gran Maestría, París), el general Armand de Caulaincourt, duque de Vicence (Los Amigos Reunidos y El Candor, París), el general Jacques Alexandre Law de Lauriston (logia Sully, regimiento de Toul y gran maestro adjunto del GODF), el general Louis Bertrand de Sivray, el general Charles-Tristan de Monthollon, el general Remi Joseph Isidore Exelmans, el general Joseph Leopold Sigisbert Hugo (logia Amigos del Honor Francés), el almirante Charles-Henri Verhuell, Joseph Simeon (Guardián de los Sellos del GODF y luego Gran Maestre del Reino de Westfalia), el astrónomo Pierre-Simon de Laplace, el barón Jean-Domique Larrey (Hijos de Marte en el 27º Regimiento de Infantería), el caballero Charles-Louis Cadet de Gassicourt, los pintores Pierre Prud'hon (La Beneficencia, Beaune), François Gérard (La Gran Esfinge, París) y Jean-Baptiste Isabey (Los Amigos Reunidos y San Napoleón, París), el dramaturgo François-Joseph Talma (logia La Unión, París), el académico Georges Cabanis, el escritor y político Benjamin Constant, los arquitectos Alexandre Brongniart (logia San Juán del Contrato Social, París) y Pierre Fontaine, los compositores Luigi Cherubini (logia San Juan de Palestina del GODF) y André Grétry, el escultor Claude Clodion (Los Amigos Reunidos, París), el académico Joseph Lakanal (logias El Punto Perfecto y La Triple Armonía, París), el industrial Christophe Oberkampf (La Perfecta Armonía, París), el corsario Robert Surcouf (iniciado en 1796 en la logia La Triple Esperanza de Port-Louis, Isla Mauricio y miembro en 1809 de La Triple Esencia, Saint-Malo)…
La caída de Napoleón provocó, en gran medida, la caída de la masonería. Con Luis XVIII de nuevo en el poder, el Terror Blanco en el que participan los Caballeros de la Fe, de los que era miembro el general francmasón Amédée Willot de Gramprez, diezma el ejército y las logias. El duque Elie Decazes, prefecto de policía, miembro del Consejo Supremo de Francia, apenas consiguió frenar los ataques contra los masones. En los años siguientes, como la mayoría de los personajes públicos, los masones dieron muestras de oportunismo político. No fue hasta el Segundo Imperio y, más aún, la Tercera República, cuando la masonería vivió una segunda “edad de oro” en Francia.
Fuente original: Napoléon & Empire
(*) Traducido del francés por Maite y Fernando Vaquero Oroquieta. Fernando Vaquero Oroquieta es autor del ensayo La constelación masónica, editado por La Tribuna del País Vasco