La mayoría social
Es la último "perla conceptual" del aspirante Iglesias. "Que la minoría arrogante no gane a la mayoría social". Brillante y contundente. Pero... ¿y que ha querido decir el Sultán de Galapagar?. Supongo que al igual que señaló como criminales a los votantes de las derechas, ahora llega a la conclusión sobre esa mayoría de izquierdas que su "sensibilidad urbana" le permite adivinar, y que si acude a las urnas el próximo 4-M no hay nada que temer. Esta vez señala a las derechas como matones, buitres y piratas. Para ello tiene su propio mapa de la comunidad madrileña. El sur y los pueblos, son esos pobres que deben tomar el palacio de invierno de la señora Ayuso.
Con todo lo que lleva hecho y dicho, este exprofesor de la Complutense, me recuerda a León Tolstoi. Nacido en una familia aristocrática rusa, que llegó a ser considerado como uno de los grandes de la literatura y así le nominaban constantemente al Premio Nobel de Literatura y al Premio Nobel de La Paz, por sus obras como Ana Karénina y Guerra y Paz entre otras. Tuvo una importante influencia en el desarrollo del movimiento anarquista. Tengo que reconocer que el ruso terminó sus días viviendo con los campesinos, mientras que el Sultán ha descubierto el glamour y las alfombras de los grandes despachos.
Es lamentable lo que ha dado la nueva política, aquella que se presentó en sociedad para regenerar la democracia partiendo de comportamientos éticos y dirigentes sin manchas propias de los vicios instalados en la partitocracia. Nos lo creímos. Los viejos ademanes del bipartidismo y el nacionalismo se verían acosados por una sociedad civil de la que salieron las nuevas generaciones de representantes para conectar las demandas reales con el trabajo en las instituciones públicas. Eso era lo que deseaba la mayoría social. Nuevos métodos partidarios empezando por personas capaces de afrontar una limpieza en el seno de las relaciones entre representantes y representados. Y así volvió el centro político. Un espacio de honestidad y servicio al ciudadano comprometido con las reformas necesarias para dotar a la democracia con instrumentos que actualizaran el sistema pervertido por la corrupción, prepotencia y absoluta falta de patriotismo. Y es que patriotismo debe ser, servicio a la sociedad, país, nación, en definitiva patria común.
Si la izquierda camina entre las mentiras compulsivas de Sánchez y la mirada de Iglesias puesta en las revoluciones bolivarianas de Latinoamérica, en la derecha C's alcanza su cénit con un espectáculo digno del sainete. Como dijo Emilio Romero hace años, "la política es mitad teatro, mitad basura". Y en medio, una carrera por el sillón, o como me contaba un día aquel vitoriano que de linotipista llegó a presidir el Senado, Javier Rojo: "en política lo importante es mantenerse siempre en el tíovivo, aunque sea en el rabito del cerdo". Frente a la mayoría social a la que sólo se acude en campaña electoral, está la minoría que conforman esa "nomenclatura" a la española.
Veamos los argumentos de la compatriota de C's que ha desempeñado el cargo de Consejera para la Cultura en Madrid. Pasa del periodismo y la novela a su propio relato que consiste en "hacer carrera política". Logra impresionar a los dirigentes de C's que llegan a pensar o ver en tal dama a una Pardo Bazán, aunque sólo sea por sus orígenes galaicos. En este caso, propios de una ciudad entre clérigos y soldados, rodeada por una muralla, que presumen con un eslogan pelín cateto. "Y para comer, Lugo".
Les hace el gran favor a los abnegados e ilusionados -viene de ilusos- militantes de C's en La Coruña. Se presenta para Diputada a Cortes, si bien lo hace intentando trasladar en su campaña por la provincia de María Pita, los argumentos y formas de vivir en la rancia ciudad de Lugo, la que hace del San Froilán el momento álgido de su cultura que consiste en comer el pulpo entre barracas y estrechos abrazos de los habitantes capitalinos con los aldeanos que tienen como figura emblemática a un tal Peludez, quien con su traje de pana, su boina calada, porta un paraguas negro colgado del cuello por la parte trasera de una gabardina con manchas de vino tinto y grasa. Lo consigue. Ya es Diputada. Y su partido le hace presidenta de la Comisión de Cultura en Las Cortes. Su abuelo, desde el Campo Santo de San Froilán, se siente orgulloso. Su padre, desde las páginas dominicales del periódico lugués, saca pecho y le da consejos. Todo marcha. Pero el momento clave llega con su nombramiento para dirigir la cultura de la Comunidad madrileña. Me la imagino visitando los Museos. Acudiendo al Teatro Real. Disertando sobre las ofertas culturales de la capital de España que un día aciago de Felipe II sustituyó a Toledo, cuando lo acertado habría sido que fuera Lisboa.
No se sabe exactamente en qué ha consistido su ingente labor. Pero sabemos que dedicó una buena parte del tiempo a preparar el salto de miembros de C's al PP, en una operación de huida de la catástrofe y arribada a los sillones del poder. Y así, se postula para ser miembro del nuevo ejecutivo de la señora Ayuso. Por un lado, el actor y por otro la lucense, ya se han colocado. Atrás quedan los militantes de base de C's. Una vez más la partitocracia les ha jugado una mala pasada. Como decimos en el norte del norte, han descubierto que estuvieron trabajando para el inglés... Eso es lo que suelen devolverles a la mayoría social, esa minoría arrogante que lucirá palmito en la fiesta de San Isidro o en las de San Froilán. Y es que siempre hubo clases. La de los currelas y la de los patricios.
Una vez más traición a la sociedad civil. Por la derecha y por la izquierda. Es el sino. Cada vez que se produce un cambio se hace real el principio de Murphy. Los que llegan, sea con coletas y aspecto de poco aseados, o las damas con ademanes de alta cuna y baja cama, se dedican a colocarse y así poder imprimir sus tarjetas de visitas con el cargo que ostentan.
Mientras tanto, el país y sus gentes, viven con pasión sustitutoria de la Semana Santa, el folletín de las malas relaciones entre un expulsado de la Guardia Civil, y la hija de "la más grande". En una historia dónde un canal televisivo, experto en escándalos y amoríos - como dicen los versos de Don Antonio Machado- hace trizas el derecho a no ser juzgado y menos linchado, por algo que en su día los jueces fallaron como no culpable. Pero esta España de charanga y pandereta, necesita de continuo espectáculos que desvíen la atención del respetable, esta vez de una maldita pandemia y de los ineptos que la gestionan. Puedo prometer y prometo, que algún día estaremos todos - la mayoría social- vacunados...
Es la último "perla conceptual" del aspirante Iglesias. "Que la minoría arrogante no gane a la mayoría social". Brillante y contundente. Pero... ¿y que ha querido decir el Sultán de Galapagar?. Supongo que al igual que señaló como criminales a los votantes de las derechas, ahora llega a la conclusión sobre esa mayoría de izquierdas que su "sensibilidad urbana" le permite adivinar, y que si acude a las urnas el próximo 4-M no hay nada que temer. Esta vez señala a las derechas como matones, buitres y piratas. Para ello tiene su propio mapa de la comunidad madrileña. El sur y los pueblos, son esos pobres que deben tomar el palacio de invierno de la señora Ayuso.
Con todo lo que lleva hecho y dicho, este exprofesor de la Complutense, me recuerda a León Tolstoi. Nacido en una familia aristocrática rusa, que llegó a ser considerado como uno de los grandes de la literatura y así le nominaban constantemente al Premio Nobel de Literatura y al Premio Nobel de La Paz, por sus obras como Ana Karénina y Guerra y Paz entre otras. Tuvo una importante influencia en el desarrollo del movimiento anarquista. Tengo que reconocer que el ruso terminó sus días viviendo con los campesinos, mientras que el Sultán ha descubierto el glamour y las alfombras de los grandes despachos.
Es lamentable lo que ha dado la nueva política, aquella que se presentó en sociedad para regenerar la democracia partiendo de comportamientos éticos y dirigentes sin manchas propias de los vicios instalados en la partitocracia. Nos lo creímos. Los viejos ademanes del bipartidismo y el nacionalismo se verían acosados por una sociedad civil de la que salieron las nuevas generaciones de representantes para conectar las demandas reales con el trabajo en las instituciones públicas. Eso era lo que deseaba la mayoría social. Nuevos métodos partidarios empezando por personas capaces de afrontar una limpieza en el seno de las relaciones entre representantes y representados. Y así volvió el centro político. Un espacio de honestidad y servicio al ciudadano comprometido con las reformas necesarias para dotar a la democracia con instrumentos que actualizaran el sistema pervertido por la corrupción, prepotencia y absoluta falta de patriotismo. Y es que patriotismo debe ser, servicio a la sociedad, país, nación, en definitiva patria común.
Si la izquierda camina entre las mentiras compulsivas de Sánchez y la mirada de Iglesias puesta en las revoluciones bolivarianas de Latinoamérica, en la derecha C's alcanza su cénit con un espectáculo digno del sainete. Como dijo Emilio Romero hace años, "la política es mitad teatro, mitad basura". Y en medio, una carrera por el sillón, o como me contaba un día aquel vitoriano que de linotipista llegó a presidir el Senado, Javier Rojo: "en política lo importante es mantenerse siempre en el tíovivo, aunque sea en el rabito del cerdo". Frente a la mayoría social a la que sólo se acude en campaña electoral, está la minoría que conforman esa "nomenclatura" a la española.
Veamos los argumentos de la compatriota de C's que ha desempeñado el cargo de Consejera para la Cultura en Madrid. Pasa del periodismo y la novela a su propio relato que consiste en "hacer carrera política". Logra impresionar a los dirigentes de C's que llegan a pensar o ver en tal dama a una Pardo Bazán, aunque sólo sea por sus orígenes galaicos. En este caso, propios de una ciudad entre clérigos y soldados, rodeada por una muralla, que presumen con un eslogan pelín cateto. "Y para comer, Lugo".
Les hace el gran favor a los abnegados e ilusionados -viene de ilusos- militantes de C's en La Coruña. Se presenta para Diputada a Cortes, si bien lo hace intentando trasladar en su campaña por la provincia de María Pita, los argumentos y formas de vivir en la rancia ciudad de Lugo, la que hace del San Froilán el momento álgido de su cultura que consiste en comer el pulpo entre barracas y estrechos abrazos de los habitantes capitalinos con los aldeanos que tienen como figura emblemática a un tal Peludez, quien con su traje de pana, su boina calada, porta un paraguas negro colgado del cuello por la parte trasera de una gabardina con manchas de vino tinto y grasa. Lo consigue. Ya es Diputada. Y su partido le hace presidenta de la Comisión de Cultura en Las Cortes. Su abuelo, desde el Campo Santo de San Froilán, se siente orgulloso. Su padre, desde las páginas dominicales del periódico lugués, saca pecho y le da consejos. Todo marcha. Pero el momento clave llega con su nombramiento para dirigir la cultura de la Comunidad madrileña. Me la imagino visitando los Museos. Acudiendo al Teatro Real. Disertando sobre las ofertas culturales de la capital de España que un día aciago de Felipe II sustituyó a Toledo, cuando lo acertado habría sido que fuera Lisboa.
No se sabe exactamente en qué ha consistido su ingente labor. Pero sabemos que dedicó una buena parte del tiempo a preparar el salto de miembros de C's al PP, en una operación de huida de la catástrofe y arribada a los sillones del poder. Y así, se postula para ser miembro del nuevo ejecutivo de la señora Ayuso. Por un lado, el actor y por otro la lucense, ya se han colocado. Atrás quedan los militantes de base de C's. Una vez más la partitocracia les ha jugado una mala pasada. Como decimos en el norte del norte, han descubierto que estuvieron trabajando para el inglés... Eso es lo que suelen devolverles a la mayoría social, esa minoría arrogante que lucirá palmito en la fiesta de San Isidro o en las de San Froilán. Y es que siempre hubo clases. La de los currelas y la de los patricios.
Una vez más traición a la sociedad civil. Por la derecha y por la izquierda. Es el sino. Cada vez que se produce un cambio se hace real el principio de Murphy. Los que llegan, sea con coletas y aspecto de poco aseados, o las damas con ademanes de alta cuna y baja cama, se dedican a colocarse y así poder imprimir sus tarjetas de visitas con el cargo que ostentan.
Mientras tanto, el país y sus gentes, viven con pasión sustitutoria de la Semana Santa, el folletín de las malas relaciones entre un expulsado de la Guardia Civil, y la hija de "la más grande". En una historia dónde un canal televisivo, experto en escándalos y amoríos - como dicen los versos de Don Antonio Machado- hace trizas el derecho a no ser juzgado y menos linchado, por algo que en su día los jueces fallaron como no culpable. Pero esta España de charanga y pandereta, necesita de continuo espectáculos que desvíen la atención del respetable, esta vez de una maldita pandemia y de los ineptos que la gestionan. Puedo prometer y prometo, que algún día estaremos todos - la mayoría social- vacunados...