"El personal ha contraído el Covid después de la vacunación y probablemente lo ha transmitido"
La dramática carta de una doctora londinense al "British Medical Journal": "Los niveles de enfermedad tras la vacunación no tienen precedentes"
"La imposición de tratamientos médicos a la gente es definitivamente una distopía nazi totalitaria"
La revista médica British Medical Journal, una de las más prestigiosas del mundo en su ámbito, se planteaba el pasado 29 de marzo si los médicos y el personal sanitario debían estar obligados a vacunarse contra el Covid-19. El 2 de abril, la doctora londinense K. Polyakoba, responsable de un equipo de lucha contra el coronavirus durante las dos primeras oleadas de la pandemia, respondía con una misiva demoledora que comienza señalando que "lo que me preocupa en este momento es que no se tenga en cuenta la realidad de la morbilidad causada por nuestro actual programa de vacunación dentro del servicio sanitario y del personal. Los niveles de enfermedad tras la vacunación no tienen precedentes y el personal está enfermando mucho, algunos con síntomas neurológicos, lo que está teniendo un gran impacto en el funcionamiento de los servicios sanitarios. Incluso personas jóvenes y sanas se ausentan durante días o incluso semanas, y algunas requieren tratamiento médico. Se retiran equipos enteros cuando se iban a vacunar juntos".
La médica, que afirma que se ha vacunado más veces que la mayoría de la población, afirma rotunda en su carta que "la vacunación obligatoria en este caso es estúpida, poco ética e irresponsable cuando se trata de proteger a nuestro personal y la salud pública. Estamos en la fase voluntaria de vacunación, y estamos animando al personal a tomar un producto no autorizado que afecta a su salud inmediata, y tengo experiencia de primera mano de que el personal ha contraído el Covid después de la vacunación y probablemente lo ha transmitido. De hecho, se indica claramente que estos productos vacunales no proporcionan inmunidad y no previenen la transmisión. Entonces, ¿por qué lo hacemos? No hay datos de seguridad longitudinales (como mucho, unos pocos meses de pruebas) y estos productos sólo se autorizan con carácter de urgencia. ¿Cómo sabemos que no hay eventos adversos longitudinales a los que podríamos enfrentarnos y que podrían poner en riesgo a todo el sector sanitario?".
Polyakoba explica que, por ejemplo, "la gripe es una muerte masiva anual, inunda el sistema sanitario, mata a los jóvenes, a los ancianos y a los que tienen comorbilidades y, sin embargo, la gente puede elegir si se pone o no esta vacuna (que existe desde hace mucho tiempo). Y se pueden enumerar muchos otros ejemplos de vacunas que no son obligatorias y que, sin embargo, protegen de enfermedades más graves".
En opinión de Polyakoba, "la coacción e imposición de tratamientos médicos a nuestro personal, a los miembros del público, especialmente cuando los tratamientos están todavía en fase experimental, es definitivamente una distopía nazi totalitaria y está muy alejada de nuestros valores éticos como guardianes de la salud".
"Yo y toda mi familia hemos tenido Covid. También lo han hecho la mayoría de mis amigos, familiares y colegas. Hace poco perdí a un familiar relativamente joven por una insuficiencia cardíaca comórbida como consecuencia de una neumonía inducida por Covid. A pesar de ello, nunca me rebajaría a aceptar que abandonáramos nuestros principios liberales y nuestra posición internacional sobre la soberanía corporal, la elección libre e informada y los derechos humanos, y apoyáramos una coacción sin precedentes sobre los profesionales, los pacientes y las personas para que reciban tratamientos experimentales con datos de seguridad limitados. Esto y las políticas que lo acompañan son un peligro mayor para nuestra sociedad que todo lo que hemos enfrentado en el último año".
¿Qué ha pasado con el principio de “mi cuerpo, mi elección”? ¿Qué ha pasado con el debate científico y abierto? Si no prescribo un antibiótico a un paciente que no lo necesita porque está sano, ¿soy un antiantibiótico? ¿O un negador de los antibióticos? ¿No es hora de que la gente piense realmente en lo que nos está sucediendo y en el rumbo que está tomando todo esto?
La revista médica British Medical Journal, una de las más prestigiosas del mundo en su ámbito, se planteaba el pasado 29 de marzo si los médicos y el personal sanitario debían estar obligados a vacunarse contra el Covid-19. El 2 de abril, la doctora londinense K. Polyakoba, responsable de un equipo de lucha contra el coronavirus durante las dos primeras oleadas de la pandemia, respondía con una misiva demoledora que comienza señalando que "lo que me preocupa en este momento es que no se tenga en cuenta la realidad de la morbilidad causada por nuestro actual programa de vacunación dentro del servicio sanitario y del personal. Los niveles de enfermedad tras la vacunación no tienen precedentes y el personal está enfermando mucho, algunos con síntomas neurológicos, lo que está teniendo un gran impacto en el funcionamiento de los servicios sanitarios. Incluso personas jóvenes y sanas se ausentan durante días o incluso semanas, y algunas requieren tratamiento médico. Se retiran equipos enteros cuando se iban a vacunar juntos".
La médica, que afirma que se ha vacunado más veces que la mayoría de la población, afirma rotunda en su carta que "la vacunación obligatoria en este caso es estúpida, poco ética e irresponsable cuando se trata de proteger a nuestro personal y la salud pública. Estamos en la fase voluntaria de vacunación, y estamos animando al personal a tomar un producto no autorizado que afecta a su salud inmediata, y tengo experiencia de primera mano de que el personal ha contraído el Covid después de la vacunación y probablemente lo ha transmitido. De hecho, se indica claramente que estos productos vacunales no proporcionan inmunidad y no previenen la transmisión. Entonces, ¿por qué lo hacemos? No hay datos de seguridad longitudinales (como mucho, unos pocos meses de pruebas) y estos productos sólo se autorizan con carácter de urgencia. ¿Cómo sabemos que no hay eventos adversos longitudinales a los que podríamos enfrentarnos y que podrían poner en riesgo a todo el sector sanitario?".
Polyakoba explica que, por ejemplo, "la gripe es una muerte masiva anual, inunda el sistema sanitario, mata a los jóvenes, a los ancianos y a los que tienen comorbilidades y, sin embargo, la gente puede elegir si se pone o no esta vacuna (que existe desde hace mucho tiempo). Y se pueden enumerar muchos otros ejemplos de vacunas que no son obligatorias y que, sin embargo, protegen de enfermedades más graves".
En opinión de Polyakoba, "la coacción e imposición de tratamientos médicos a nuestro personal, a los miembros del público, especialmente cuando los tratamientos están todavía en fase experimental, es definitivamente una distopía nazi totalitaria y está muy alejada de nuestros valores éticos como guardianes de la salud".
"Yo y toda mi familia hemos tenido Covid. También lo han hecho la mayoría de mis amigos, familiares y colegas. Hace poco perdí a un familiar relativamente joven por una insuficiencia cardíaca comórbida como consecuencia de una neumonía inducida por Covid. A pesar de ello, nunca me rebajaría a aceptar que abandonáramos nuestros principios liberales y nuestra posición internacional sobre la soberanía corporal, la elección libre e informada y los derechos humanos, y apoyáramos una coacción sin precedentes sobre los profesionales, los pacientes y las personas para que reciban tratamientos experimentales con datos de seguridad limitados. Esto y las políticas que lo acompañan son un peligro mayor para nuestra sociedad que todo lo que hemos enfrentado en el último año".
¿Qué ha pasado con el principio de “mi cuerpo, mi elección”? ¿Qué ha pasado con el debate científico y abierto? Si no prescribo un antibiótico a un paciente que no lo necesita porque está sano, ¿soy un antiantibiótico? ¿O un negador de los antibióticos? ¿No es hora de que la gente piense realmente en lo que nos está sucediendo y en el rumbo que está tomando todo esto?