14 de abril
Corría el año 1931 y el martes 14 de abril se proclamó la Segunda República. Han transcurrido noventa años y la efeméride sigue suscitando todo tipo de reacciones apasionadas. A decir verdad, algunos siguen tratando de vendernos aquel régimen como una Arcadia feliz y bucólica, la quintaesencia en materia política; su advenimiento promovió a la vez esperanza y temor, ilusión y miedo, ánimo y desconsuelo. La recién nacida tuvo como primer padrino a Manuel Azaña quien acaparó en su persona los sueños de grandes sectores de la nación española. No transcurrió mucho tiempo sin embargo para comprobar que el crédito del nuevo régimen se fue desvaneciendo ante las desavenencias y luchas cainitas de sus dirigentes. Decisiones como el furibundo ataque contra la Iglesia, a saber, lugares de culto, representantes y fieles, propiciaron una profunda herida en la sociedad. Muchos de sus más preclaros defensores se vieron obligados a reconocer que aquella República no era por la que ellos apasionadamente habían abogado y que fue fagocitada por el llamado Frente Popular que condujo a lo que todos sabemos.
Francisco Javier Sáenz Martínez
FJS.
Lasarte-Oria
Corría el año 1931 y el martes 14 de abril se proclamó la Segunda República. Han transcurrido noventa años y la efeméride sigue suscitando todo tipo de reacciones apasionadas. A decir verdad, algunos siguen tratando de vendernos aquel régimen como una Arcadia feliz y bucólica, la quintaesencia en materia política; su advenimiento promovió a la vez esperanza y temor, ilusión y miedo, ánimo y desconsuelo. La recién nacida tuvo como primer padrino a Manuel Azaña quien acaparó en su persona los sueños de grandes sectores de la nación española. No transcurrió mucho tiempo sin embargo para comprobar que el crédito del nuevo régimen se fue desvaneciendo ante las desavenencias y luchas cainitas de sus dirigentes. Decisiones como el furibundo ataque contra la Iglesia, a saber, lugares de culto, representantes y fieles, propiciaron una profunda herida en la sociedad. Muchos de sus más preclaros defensores se vieron obligados a reconocer que aquella República no era por la que ellos apasionadamente habían abogado y que fue fagocitada por el llamado Frente Popular que condujo a lo que todos sabemos.
Lasarte-Oria