Elecciones en Madrid
En medio da la cuarta oleada. Con un Gobierno que quiere trasladar la responsabilidad para la gestión de la pandemia y vacunación a los Gobiernos autonómicos. Con unas relaciones cada día más deterioradas entre socialistas y podemitas. Con Pablo Iglesias aspirante a vicepresidente de un Gobierno regional. Con un marasmo de mentiras repetidas por Sánchez. Con el enfrentamiento diario entre el Gobierno de la nación y el Gobierno de la Comunidad... a estilo Sabina, pongamos que hablo de Madrid.
Políticamente, Madrid es la capital, pero también es la Comunidad. Quien logra ganar las elecciones en Andalucía y en Madrid, suele ganar las elecciones generales. Culturalmente, Madrid representa el núcleo intangible de la españolidad, el orgullo de mostrar nuestros mejores equipamientos culturales. Socialmente, un lugar acogedor, en el que cabemos todos, con un idioma universal, con los mejores espectáculos deportivos, con una alegría propia del alma hispana. Con una actividad económica puntera, sin contenciosos con el Estado, a pesar de la generosa contribución de sus habitantes a las arcas nacionales -nada que ver, con vascos y catalanes-.
Mi padre me enseñó que para ser un buen español en aquellos años 70 -los mejores, tras las diferentes crisis de aislamiento en Europa- había que ser ciudadano en Madrid y en la cosmopolita capital Mediterránea del seny. En el caso de Madrid, capital de todo, sigue siendo así. En el caso de Barcelona, los últimos espectáculos han sido los televisados en forma de revueltas callejeras, toleradas por su alcaldesa y promovidas por los partidos catalanes que han querido jugar a la "kale borroka" y han terminado con sus dirigentes en prisión.
Tiene mérito la presidenta Ayuso. Me cae simpático el Alcalde, hincha colchonero. Ambos se defienden de un Gobierno que por boca vice presidencial, tachó de criminales a los votantes de la derecha, y tan contento...Supongo que si el 4 de mayo, el pueblo de Madrid Comunidad, al más puro estilo 1802, pone a las hordas bien pagadas y muy agitadas del frente popular siglo XXI en los bancos de la oposición, se destierre en Galapagar, ya que le resultará complicado andar por las madrileñas calles céntricas o de los barrios madrileños, sin que los votantes no le tuerzan la cara o algo peor.
Las elecciones en Madrid se debaten en un magnífico eslogan: "Comunismo o libertad". Y es que algunos que lo hemos sufrido, sabemos que sin libertad no merece la pena vivir, y que por la libertad merece la pena morir. La libertad está vinculada a la cultura, la convivencia y la alegría de vivir. Por eso, ese aspecto miserablemente triste de las gentes que viven en lugares donde no hay libertad -Venezuela-. El otro espacio para el debate está centralizado en la pandemia.
Será la primera vez que unas elecciones se centren en las culpas por la gestión errática de la pandemia. Y eso que al tan bien pagado Simón, ya no lo asoman por la RTVE, controlada por el Gobierno de coalición. Y es que resultaba peor que esos partes meteorológicos en los que algunos marineros y campesinos, saben que han de hacer y temer lo contrario de lo que les anuncian.
Los Gabilondo son hermanos vascos de nacimiento. Al radiofónico, le sufrí en una campaña electoral vasca. Era como un pontífice. Al aspirante, le veo triste más que serio. Decía mi padre que no hay animal más serio que un burro visto de perfil. Miguel Ángel Rodríguez, el asesor de la presidenta, es muy listo, oportuno y del Real Madrid... Le hizo ganar elecciones a José María Aznar. Será un buen partido. El todopoderoso Iván Redondo, desde el ala oeste de La Moncloa, diseña la campaña, pero no lo tiene nada fácil, ya que Gabilondo es un profesor cargado de soberbia, y para más inri, tiene que lidiar con las barbaridades que se le ocurran al sultán de Galapagar.
Así las cosas y con encuestas todas coincidentes en la victoria aplastante del PP, la única esperanza es que la participación sea tan alta que para lograr el 5% de los votos emitidos, el precio alcance cotas muy altas y algunas de las formaciones presentadas se queden a las puertas de la Asamblea sita en la calle dedicada al poeta Pablo Neruda.
Por cierto que a algunos con ese gesto adusto, les recomiendo leer al Premio Nobel, y reflexionar cuando decía: "queda prohibido no sonreír a los problemas; no luchar por lo que quieres; abandonarlo todo por miedo; no convertir en realidad tus sueños". Y es que las facciones de los aspirantes al Frente Popular madrileño, me recuerdan a uno de esos pacientes que vienen a nuestras consultas de médicos, padeciendo una fístula anal que se ha convertido en acceso. Por eso, me declaro no sólo madridista, también admirador de Zidane. Siempre comparece con una sonrisa.
Veremos el dos de mayo, fiesta de la Comunidad, en recuerdo al inicio de la liberación contra la francesada, cómo cierran la campaña. Me imagino al "Coletas" viendo fascistas por todas partes. Al Presidente, tratando de contener el cabreo infinito de las comunidades autónomas y sus mandatarios, en plena cuarta oleada, sin vacunas y con un sustrato jurídico que impedirá tomar medidas para evitar la transmisión de las diferentes cepas víricas que tendremos pululando por el solar hispano.
Por cierto, no hay nada como poner a caer de un burro en sede Parlamentaria al tal Sánchez. Lo hizo el portavoz del PNV. La respuesta no se hizo esperar. Anuncio inmediato de trasferencia de la política penitenciaria al Gobierno Vasco. Me imagino a la hermana de mi inolvidable amigo Goyo Ordoñez, jurando en arameo.
En medio da la cuarta oleada. Con un Gobierno que quiere trasladar la responsabilidad para la gestión de la pandemia y vacunación a los Gobiernos autonómicos. Con unas relaciones cada día más deterioradas entre socialistas y podemitas. Con Pablo Iglesias aspirante a vicepresidente de un Gobierno regional. Con un marasmo de mentiras repetidas por Sánchez. Con el enfrentamiento diario entre el Gobierno de la nación y el Gobierno de la Comunidad... a estilo Sabina, pongamos que hablo de Madrid.
Políticamente, Madrid es la capital, pero también es la Comunidad. Quien logra ganar las elecciones en Andalucía y en Madrid, suele ganar las elecciones generales. Culturalmente, Madrid representa el núcleo intangible de la españolidad, el orgullo de mostrar nuestros mejores equipamientos culturales. Socialmente, un lugar acogedor, en el que cabemos todos, con un idioma universal, con los mejores espectáculos deportivos, con una alegría propia del alma hispana. Con una actividad económica puntera, sin contenciosos con el Estado, a pesar de la generosa contribución de sus habitantes a las arcas nacionales -nada que ver, con vascos y catalanes-.
Mi padre me enseñó que para ser un buen español en aquellos años 70 -los mejores, tras las diferentes crisis de aislamiento en Europa- había que ser ciudadano en Madrid y en la cosmopolita capital Mediterránea del seny. En el caso de Madrid, capital de todo, sigue siendo así. En el caso de Barcelona, los últimos espectáculos han sido los televisados en forma de revueltas callejeras, toleradas por su alcaldesa y promovidas por los partidos catalanes que han querido jugar a la "kale borroka" y han terminado con sus dirigentes en prisión.
Tiene mérito la presidenta Ayuso. Me cae simpático el Alcalde, hincha colchonero. Ambos se defienden de un Gobierno que por boca vice presidencial, tachó de criminales a los votantes de la derecha, y tan contento...Supongo que si el 4 de mayo, el pueblo de Madrid Comunidad, al más puro estilo 1802, pone a las hordas bien pagadas y muy agitadas del frente popular siglo XXI en los bancos de la oposición, se destierre en Galapagar, ya que le resultará complicado andar por las madrileñas calles céntricas o de los barrios madrileños, sin que los votantes no le tuerzan la cara o algo peor.
Las elecciones en Madrid se debaten en un magnífico eslogan: "Comunismo o libertad". Y es que algunos que lo hemos sufrido, sabemos que sin libertad no merece la pena vivir, y que por la libertad merece la pena morir. La libertad está vinculada a la cultura, la convivencia y la alegría de vivir. Por eso, ese aspecto miserablemente triste de las gentes que viven en lugares donde no hay libertad -Venezuela-. El otro espacio para el debate está centralizado en la pandemia.
Será la primera vez que unas elecciones se centren en las culpas por la gestión errática de la pandemia. Y eso que al tan bien pagado Simón, ya no lo asoman por la RTVE, controlada por el Gobierno de coalición. Y es que resultaba peor que esos partes meteorológicos en los que algunos marineros y campesinos, saben que han de hacer y temer lo contrario de lo que les anuncian.
Los Gabilondo son hermanos vascos de nacimiento. Al radiofónico, le sufrí en una campaña electoral vasca. Era como un pontífice. Al aspirante, le veo triste más que serio. Decía mi padre que no hay animal más serio que un burro visto de perfil. Miguel Ángel Rodríguez, el asesor de la presidenta, es muy listo, oportuno y del Real Madrid... Le hizo ganar elecciones a José María Aznar. Será un buen partido. El todopoderoso Iván Redondo, desde el ala oeste de La Moncloa, diseña la campaña, pero no lo tiene nada fácil, ya que Gabilondo es un profesor cargado de soberbia, y para más inri, tiene que lidiar con las barbaridades que se le ocurran al sultán de Galapagar.
Así las cosas y con encuestas todas coincidentes en la victoria aplastante del PP, la única esperanza es que la participación sea tan alta que para lograr el 5% de los votos emitidos, el precio alcance cotas muy altas y algunas de las formaciones presentadas se queden a las puertas de la Asamblea sita en la calle dedicada al poeta Pablo Neruda.
Por cierto que a algunos con ese gesto adusto, les recomiendo leer al Premio Nobel, y reflexionar cuando decía: "queda prohibido no sonreír a los problemas; no luchar por lo que quieres; abandonarlo todo por miedo; no convertir en realidad tus sueños". Y es que las facciones de los aspirantes al Frente Popular madrileño, me recuerdan a uno de esos pacientes que vienen a nuestras consultas de médicos, padeciendo una fístula anal que se ha convertido en acceso. Por eso, me declaro no sólo madridista, también admirador de Zidane. Siempre comparece con una sonrisa.
Veremos el dos de mayo, fiesta de la Comunidad, en recuerdo al inicio de la liberación contra la francesada, cómo cierran la campaña. Me imagino al "Coletas" viendo fascistas por todas partes. Al Presidente, tratando de contener el cabreo infinito de las comunidades autónomas y sus mandatarios, en plena cuarta oleada, sin vacunas y con un sustrato jurídico que impedirá tomar medidas para evitar la transmisión de las diferentes cepas víricas que tendremos pululando por el solar hispano.
Por cierto, no hay nada como poner a caer de un burro en sede Parlamentaria al tal Sánchez. Lo hizo el portavoz del PNV. La respuesta no se hizo esperar. Anuncio inmediato de trasferencia de la política penitenciaria al Gobierno Vasco. Me imagino a la hermana de mi inolvidable amigo Goyo Ordoñez, jurando en arameo.











