Me quedo con la libertad
A ver si nos centramos. Estamos en el siglo XXI. Hemos dejado atrás más de veinte años del pasado siglo XX. El de las guerras mundiales, la pandemia gripal, la guerra fría, el Muro de Berlín, las repúblicas bananeras, la propaganda de Hollywood con sus marines y séptimo de caballería, las dictaduras militares, el miedo o el misterio como arma de control religioso...
Pero hay algo preocupante. No sólo la pandemia provocada por un virus, que muta, mata, se extiende y se ha convertido en una enfermedad social para todo el planeta. Es que adolecemos de líderes con autoridad intelectual capaces de emocionarnos. Y es que no debemos confundir la ilusión -dura poco- con la emoción -dura y penetra hasta lo más profundo- La democracia sigue siendo, como señaló Wiston Churchill, "el peor sistema de gobierno diseñado por el hombre, con excepción de todos los demás". No me cansaré en el debate. La democracia ha sido capturada por la partitocracia. Esta perversa metodología para tomar el poder, hace que los nuevos poderes fácticos usen mandos a distancia para controlar a sus "paladines", por lo general aventureros como aquellos que hacían las Américas en busca de fortuna y tierras sobre las que disfrutar como auténticos señores feudales. Y es que en el fondo, el feudalismo no ha sido totalmente abolido, ni en Oriente, ni en Occidente. Ni siquiera en el Estado Vaticano...
A falta de cabezas pensantes, a falta de dirigentes cultos y decentes que practiquen la ética y la estética, tenemos asesores de campaña. Algo así como manager -gerente- que mueve la conducta, mensaje, gestos, perfil y paisaje del muñeco/a que se postula para ser el representante democrático para el pueblo soberano- ¿Me habré confundido: el pueblo sigue siendo soberano o tan solo instrumento coyuntural?.
Si tenemos en cuenta al "profesor" Monedero, "amanece la democracia muy golpeada en Madrid". "Einstein votaría a Podemos". Claro que el otro profesor con residencia en Galapagar, todavía fue peor, cometió al menos tres graves errores. Querer, por sus bemoles, imponerse como macho alfa a la médico de Más Madrid. Llamar fascistas y criminales a los votantes de la derecha. Sembrar ese odio que se ha vuelto contra el mismo, desde el momento que logra ser el candidato más odiado por "el mercado".
Acierta Redondo- asesor presidencial-. Tras los fallos en la campaña -candidato, cambios frecuentes de mensaje, descubrir las intenciones para con las declaraciones de la renta en las parejas-, trata de aprovechar la debilidad de Podemos para con nuevas caras hacerse con todo su espacio, al estilo del PP con C's. De ahí la lluvia de congresos a celebrar por el PSOE. Mientras tanto, C's, ni está, ni se le espera.
Y es que la política de captación tiene mucho de partida ajedrecística, con achique de espacios y enroques. Y, sin embargo, lo principal sigue siendo conectar con el pueblo.
Empecemos por advertir que hasta los más indigentes culturales saben que el término fascista está tan manido como aquel que usaba la Iglesia cuando tachaba de paganos a los que no profesaban su credo.
Y qué decir del término comunista. Puesto que la inmensa mayoría del cuerpo electoral no ha leído ni una página de aquella Revolución de Octubre con la toma del Palacio de Invierno por los bolcheviques. Aun tengo presente aquel viaje que hice al poco de caer la dictadura de la familia Ceausescu en Rumanía. Nadie era comunista. Todos eran del que mandaba. Lo que deseaban era que les dieran la misma calidad de vida que teníamos los habitantes de la Europa occidental.
¿Es tan complicado hacer un análisis sosegado de la voluntad ante las urnas del pueblo madrileño?. Lo primero es darse cuenta de que nada es eterno, inamovible, irrompible. Cada ciudadano tiene un voto y lo ejerce como le viene en gana. Y esas ganas cambian en función de la coyuntura, que la conforman publicidad, información-cultura, grado de satisfacción o cabreo con los que mandan. No olvidemos que las conductas inamovibles son más propias de la reacción que de la inteligencia.
Hubo una vez un hombre. Entre los siglos XIX y XX, nacido en los Estado Unidos. Que pensaba y comunicaba. John Burroughs. Caminante, pensador, escritor, militante del transcendentalismo, "La vejez siempre es diez años mayor que yo". "Me sigue pareciendo cada día demasiado corto para todos los pensamientos que quiero pensar, todos los paseos que quiero dar, todos los libros que quiero leer y todos los amigos que quiero ver". Y lo mejor para el momento en el que estamos. "Un hombre se puede equivocar muchas veces, pero no se convierte en un fracaso hasta que empiece a culpar a otros por sus propios errores". ¡De rabiosa actualidad!
Si hay algo que perdura, entre los siglos, es esa dama llamada libertad. Aprendí en aquella Euskadi del plomo y las bombas lapas que sin ella no merece la pena vivir, y por ella, merece la pena morir. De ahí que haya sido bandera de enganche coyuntural de muchos ciudadanos que en masa acudieron a las urnas. Lo primero que la izquierda debe hacer es reflexionar. ¿Cómo es posible que un partido político que acuñó aquella frase de "socialismo es libertad", se haya dejado arrebatar el pendón en la batalla...?
Más Madrid puede ser el futuro de la izquierda. Supo conectar con las demandas y lenguaje de las calles. Y ahora se propone convertirse en el Partido Verde de España. Y puede ser una buena oferta. Cada día hay más gentes preocupadas por el cambio climático con las agresiones que la civilización emprende contra la naturaleza en una escalada que hace tiempo que resulta agresiva para la vida de las especies.
Basta con recordar aquel discurso de JFK. "En última instancia, nuestro vinculo común más básico es que todos habitamos este pequeño planeta. Todos respiramos el mismo aire. Todos acariciamos el futuro de nuestros hijos. Y todos somos mortales". Añado de mi cosecha. "No hay nada más progresista que la libertad". Pero para que no se quede en mera retórica precisa de la Ley, la dignidad humana, la solidaridad organizada por los poderes públicos que son los depositarios de la voluntad popular.
A ver si nos centramos. Estamos en el siglo XXI. Hemos dejado atrás más de veinte años del pasado siglo XX. El de las guerras mundiales, la pandemia gripal, la guerra fría, el Muro de Berlín, las repúblicas bananeras, la propaganda de Hollywood con sus marines y séptimo de caballería, las dictaduras militares, el miedo o el misterio como arma de control religioso...
Pero hay algo preocupante. No sólo la pandemia provocada por un virus, que muta, mata, se extiende y se ha convertido en una enfermedad social para todo el planeta. Es que adolecemos de líderes con autoridad intelectual capaces de emocionarnos. Y es que no debemos confundir la ilusión -dura poco- con la emoción -dura y penetra hasta lo más profundo- La democracia sigue siendo, como señaló Wiston Churchill, "el peor sistema de gobierno diseñado por el hombre, con excepción de todos los demás". No me cansaré en el debate. La democracia ha sido capturada por la partitocracia. Esta perversa metodología para tomar el poder, hace que los nuevos poderes fácticos usen mandos a distancia para controlar a sus "paladines", por lo general aventureros como aquellos que hacían las Américas en busca de fortuna y tierras sobre las que disfrutar como auténticos señores feudales. Y es que en el fondo, el feudalismo no ha sido totalmente abolido, ni en Oriente, ni en Occidente. Ni siquiera en el Estado Vaticano...
A falta de cabezas pensantes, a falta de dirigentes cultos y decentes que practiquen la ética y la estética, tenemos asesores de campaña. Algo así como manager -gerente- que mueve la conducta, mensaje, gestos, perfil y paisaje del muñeco/a que se postula para ser el representante democrático para el pueblo soberano- ¿Me habré confundido: el pueblo sigue siendo soberano o tan solo instrumento coyuntural?.
Si tenemos en cuenta al "profesor" Monedero, "amanece la democracia muy golpeada en Madrid". "Einstein votaría a Podemos". Claro que el otro profesor con residencia en Galapagar, todavía fue peor, cometió al menos tres graves errores. Querer, por sus bemoles, imponerse como macho alfa a la médico de Más Madrid. Llamar fascistas y criminales a los votantes de la derecha. Sembrar ese odio que se ha vuelto contra el mismo, desde el momento que logra ser el candidato más odiado por "el mercado".
Acierta Redondo- asesor presidencial-. Tras los fallos en la campaña -candidato, cambios frecuentes de mensaje, descubrir las intenciones para con las declaraciones de la renta en las parejas-, trata de aprovechar la debilidad de Podemos para con nuevas caras hacerse con todo su espacio, al estilo del PP con C's. De ahí la lluvia de congresos a celebrar por el PSOE. Mientras tanto, C's, ni está, ni se le espera.
Y es que la política de captación tiene mucho de partida ajedrecística, con achique de espacios y enroques. Y, sin embargo, lo principal sigue siendo conectar con el pueblo.
Empecemos por advertir que hasta los más indigentes culturales saben que el término fascista está tan manido como aquel que usaba la Iglesia cuando tachaba de paganos a los que no profesaban su credo.
Y qué decir del término comunista. Puesto que la inmensa mayoría del cuerpo electoral no ha leído ni una página de aquella Revolución de Octubre con la toma del Palacio de Invierno por los bolcheviques. Aun tengo presente aquel viaje que hice al poco de caer la dictadura de la familia Ceausescu en Rumanía. Nadie era comunista. Todos eran del que mandaba. Lo que deseaban era que les dieran la misma calidad de vida que teníamos los habitantes de la Europa occidental.
¿Es tan complicado hacer un análisis sosegado de la voluntad ante las urnas del pueblo madrileño?. Lo primero es darse cuenta de que nada es eterno, inamovible, irrompible. Cada ciudadano tiene un voto y lo ejerce como le viene en gana. Y esas ganas cambian en función de la coyuntura, que la conforman publicidad, información-cultura, grado de satisfacción o cabreo con los que mandan. No olvidemos que las conductas inamovibles son más propias de la reacción que de la inteligencia.
Hubo una vez un hombre. Entre los siglos XIX y XX, nacido en los Estado Unidos. Que pensaba y comunicaba. John Burroughs. Caminante, pensador, escritor, militante del transcendentalismo, "La vejez siempre es diez años mayor que yo". "Me sigue pareciendo cada día demasiado corto para todos los pensamientos que quiero pensar, todos los paseos que quiero dar, todos los libros que quiero leer y todos los amigos que quiero ver". Y lo mejor para el momento en el que estamos. "Un hombre se puede equivocar muchas veces, pero no se convierte en un fracaso hasta que empiece a culpar a otros por sus propios errores". ¡De rabiosa actualidad!
Si hay algo que perdura, entre los siglos, es esa dama llamada libertad. Aprendí en aquella Euskadi del plomo y las bombas lapas que sin ella no merece la pena vivir, y por ella, merece la pena morir. De ahí que haya sido bandera de enganche coyuntural de muchos ciudadanos que en masa acudieron a las urnas. Lo primero que la izquierda debe hacer es reflexionar. ¿Cómo es posible que un partido político que acuñó aquella frase de "socialismo es libertad", se haya dejado arrebatar el pendón en la batalla...?
Más Madrid puede ser el futuro de la izquierda. Supo conectar con las demandas y lenguaje de las calles. Y ahora se propone convertirse en el Partido Verde de España. Y puede ser una buena oferta. Cada día hay más gentes preocupadas por el cambio climático con las agresiones que la civilización emprende contra la naturaleza en una escalada que hace tiempo que resulta agresiva para la vida de las especies.
Basta con recordar aquel discurso de JFK. "En última instancia, nuestro vinculo común más básico es que todos habitamos este pequeño planeta. Todos respiramos el mismo aire. Todos acariciamos el futuro de nuestros hijos. Y todos somos mortales". Añado de mi cosecha. "No hay nada más progresista que la libertad". Pero para que no se quede en mera retórica precisa de la Ley, la dignidad humana, la solidaridad organizada por los poderes públicos que son los depositarios de la voluntad popular.