"El proyecto 'Avatar 2045' persigue la inmortalidad mental de las élites plutocráticas"
José Antonio Bielsa Arbiol: "Nos sumergimos en un ELE (Evento de Nivel de Extinción) sin precedentes puesto en marcha por el dispositivo biológico Covid-19"
![[Img #20084]](https://latribunadelpaisvasco.com/upload/images/06_2021/277_bielsa-portada.png)
El historiador, filósofo y ensayista aragonés José Antonio Bielsa Arbiol ha desarrollado durante los últimos años una intensa batalla cultural contra el Nuevo Orden Mundial, plasmada en la publicación de libros como, entre otros, Agenda 2030: Las trampas de las Nueva Normalidad o Satanocracia: La destrucción del Viejo Orden Cristiano o Pandemia contra España, del que es coautor.
Bielsa Arbiol habla en esta entrevista de su últimos ensayo, titulado Avatar 2045: Atrapados en la granja tecnotrónica (Letras Inquietas)
¿Qué es el proyecto Avatar 2045 y quiénes son sus promotores?
En pocas palabras, es una de las mayores abominaciones publicitadas hasta hoy por los cocineros del transhumanismo: transferir la personalidad de alguien ¿en edad avanzada? a un nuevo portador artificial. ¿El objetivo último? Permitir alcanzar una hipotética inmortalidad “mental” a ciertos escogidos de la élite, sinarcas y multimillonarios varios. Una ocurrencia de iniciativa privada, claro está, puesta en marcha por un iluminado ruso de 40 años de edad, Dmitry Itskov.
¿Qué es un avatar o un transhumano?
Sendos conceptos no presuponen necesariamente lo mismo. Un avatar entrañaría la superación misma de un transhumano. No obstante, las prácticas transhumanistas ya imperan en nuestro mundo actual, por ejemplo, a través de los experimentos de reproducción asistida en los que interviene, pongamos por caso, un “vientre de alquiler”. El avatar estaría realmente más allá de lo posthumano, y sintetiza la filosofía de la “nueva carne” (ya anunciada por David Cronenberg en una visionaria película de los años ochenta del pasado siglo, titulada Videodrome). El avatar, sea físico u holográfico, perfecciona la estructura fisiológica del portador que desechó (antes de la transferencia de conciencia) su humana carcasa, obsoleta debido al mero paso del tiempo. Se trata de escamotear la muerte, literalmente.
¿En qué estado se encuentra actualmente el proyecto Avatar 2045?
En su segunda fase, también denominada Avatar B (2020-2025), y esto debería llevarnos a reflexionar sobre las pausas temporales de un proyecto de experimentación dura, extremadamente radical desde todo punto de vista. Siguiendo los programas de investigación científica de Lakatos, esta gente opera por medio de una implacable heurística negativa gracias a la cual la seguridad de sus movimientos hacia la consecución final de sus logros va, si se me permite la expresión, “como la seda”: no dan puntada sin hilo, y siempre aciertan gracias a ese núcleo duro de conocimientos en los que su doctrina de la inmortalidad se reafirma. Hay unos axiomas irrefutables que han logrado “solidificar”, y que son aceptados por los oligarcas de la robótica, bien lo saben. Sólo necesitan tiempo, y es posible que en apenas veinticinco años más (circa 2045) esté el engendro a punto de caramelo.
¿Qué implicaciones tendría desde el punto de vista filosófico, moral y religioso para el ser humano la aparición de los avatares?
Catastróficas, y siempre con un componente negativo que no vamos aquí a sobredimensionar. Nos estamos abismando en un ELE (Evento de Nivel de Extinción) sin precedentes puesto en marcha por el dispositivo biológico Covid-19, y aunque el grueso de la población ignore este hecho, convendría ir planteándose si nos sería de algún provecho recurrir a la dialéctica marxista para frenar en seco estas operaciones alevosamente genocidas: llegará un día en el que la destrucción de las máquinas será un deber para preservar la nuda vida de estas agresiones imparables destinadas a liquidar el paradigma antropológico tradicional, ya muy erosionado. El monopolio del poder fáctico pende del dominio de las tecnologías, cierto. Pero, ¿en manos de qué caterva de psicópatas están estas tecnologías? ¿Somos conscientes del muy real peligro que nos acecha como especie? No, esto no es burda conspiranoia: es una mera constatación de hechos. Tristemente.
¿Contempla el proyecto Avatar 2045 entre sus objetivos la sustitución de la fe católica por un pseudocientífismo radical que aspira a ser Dios?
Así es. No es ciencia, claro está, sino ideología luciferina. Se trata esencialmente de una nueva contra-religión, químicamente pura. Y para ello han necesitado de una teología de diseño, por sobre todo anticristiana y, en propiedad, gnóstico-iluminista. ¿Cómo lo han logrado? Por medio del cientifismo galopante y sus innumerables nudos gordianos, tan fuertes como para alienar la mentalidad colectiva en una misma pulsión sintiente. La desarmada multitud no estará preparada para entender lo que le dicen entre líneas “los amos” mientras no apague la “telemierda” (con perdón) y expulsen de sus vidas a toda esa galería de monsters catódicos que nos perturban y/o disturban a cada hora del día.
¿Será extensiva la tecnología Avatar 2045 a toda la población o estará limitada en exclusiva a los plutócratas y multimillonarios?
Desde luego que irá destinada a las élites del conocimiento, a los elementos más prominentes de la casta financiera global. No interesa, pongamos por caso, preservar la identidad mental de Fulanito X o Menganito Y, por el mero hecho de que esas mentes intercambiables “no importan”, es decir, no son rentables (de cara a una hipotética perpetuación) ni en experiencias acumuladas ni en conocimientos insustituibles. ¿Para qué demonios iban a querer la mente inmortal de Fulano X, cuya mayor actividad intelectiva no ha sido sino deglutir Gran Hermano o La isla de los famosos?
¿Cuál es la relación entre el proyecto Avatar 2045 y las políticas globalistas promovidas por el Nuevo Orden Mundial?
La relación es obvia, más que nada porque pone del revés la concepción tradicional que del hombre ha tenido la cosmovisión cristiana, y por ende menoscaba su dignidad en un determinismo ciego, moldeable por un agente externo (aquí el gran capital y sus argucias instrumentales). Esta deconstrucción tiene diferentes propósitos, muchos de ellos oscuros en cuanto participan de la ideología transhumanista, hasta el punto de que el ídolo de la secta no es otro que Bafomet, cuyas peculiaridades sexuales son bien reconocibles.
¿Favorecen los "Objetivos de Desarrollo Sostenible" de la Agenda 2030 los fines de Avatar 2045?
Y tanto. Es indudablemente una prolongación/extensión de la Agenda 2030, como ya estudiamos en nuestro previo libro, Agenda 2030: Las trampas de la Nueva Normalidad, editado por la misma editorial, y con el que este texto dialoga en una suerte de díptico.
¿Y la pandemia del coronavirus? ¿Facilita el éxito del proyecto Avatar 2045?
Sutilmente, sí. Estamos asistiendo a eventos extraordinarios en franjas temporales muy breves. Sufrimos las sacudidas del globalismo a una velocidad fabulosa, asistiendo a mutaciones insólitas en las costumbres humanas, acatadas con una pasividad insospechada, como la de pasear por la calle con un grotesco y absurdo bozal, de nula utilidad sanitaria, además. Como reza el subtítulo, al hablar de la “granja tecnotrónica” nos referimos, cómo no, al simulacro predictivo que augura un modelo de sociedad totalitaria adaptada a cada patria disuelta. En España, donde estamos totalmente perdidos, la gente no sabe gran cosa de la Iniciativa 2045, pero un político fraudulento y sin escrúpulos cuyo mero nombre me produce invencible repugnancia, ya ha hablado de una “agenda 2050” para España... Nos están llevando al matadero tecnotrónico, donde todo serán políticas de liquidación resiliente, ¿todavía alguien lo pone en duda?
El historiador, filósofo y ensayista aragonés José Antonio Bielsa Arbiol ha desarrollado durante los últimos años una intensa batalla cultural contra el Nuevo Orden Mundial, plasmada en la publicación de libros como, entre otros, Agenda 2030: Las trampas de las Nueva Normalidad o Satanocracia: La destrucción del Viejo Orden Cristiano o Pandemia contra España, del que es coautor.
Bielsa Arbiol habla en esta entrevista de su últimos ensayo, titulado Avatar 2045: Atrapados en la granja tecnotrónica (Letras Inquietas)
¿Qué es el proyecto Avatar 2045 y quiénes son sus promotores?
En pocas palabras, es una de las mayores abominaciones publicitadas hasta hoy por los cocineros del transhumanismo: transferir la personalidad de alguien ¿en edad avanzada? a un nuevo portador artificial. ¿El objetivo último? Permitir alcanzar una hipotética inmortalidad “mental” a ciertos escogidos de la élite, sinarcas y multimillonarios varios. Una ocurrencia de iniciativa privada, claro está, puesta en marcha por un iluminado ruso de 40 años de edad, Dmitry Itskov.
¿Qué es un avatar o un transhumano?
Sendos conceptos no presuponen necesariamente lo mismo. Un avatar entrañaría la superación misma de un transhumano. No obstante, las prácticas transhumanistas ya imperan en nuestro mundo actual, por ejemplo, a través de los experimentos de reproducción asistida en los que interviene, pongamos por caso, un “vientre de alquiler”. El avatar estaría realmente más allá de lo posthumano, y sintetiza la filosofía de la “nueva carne” (ya anunciada por David Cronenberg en una visionaria película de los años ochenta del pasado siglo, titulada Videodrome). El avatar, sea físico u holográfico, perfecciona la estructura fisiológica del portador que desechó (antes de la transferencia de conciencia) su humana carcasa, obsoleta debido al mero paso del tiempo. Se trata de escamotear la muerte, literalmente.
¿En qué estado se encuentra actualmente el proyecto Avatar 2045?
En su segunda fase, también denominada Avatar B (2020-2025), y esto debería llevarnos a reflexionar sobre las pausas temporales de un proyecto de experimentación dura, extremadamente radical desde todo punto de vista. Siguiendo los programas de investigación científica de Lakatos, esta gente opera por medio de una implacable heurística negativa gracias a la cual la seguridad de sus movimientos hacia la consecución final de sus logros va, si se me permite la expresión, “como la seda”: no dan puntada sin hilo, y siempre aciertan gracias a ese núcleo duro de conocimientos en los que su doctrina de la inmortalidad se reafirma. Hay unos axiomas irrefutables que han logrado “solidificar”, y que son aceptados por los oligarcas de la robótica, bien lo saben. Sólo necesitan tiempo, y es posible que en apenas veinticinco años más (circa 2045) esté el engendro a punto de caramelo.
¿Qué implicaciones tendría desde el punto de vista filosófico, moral y religioso para el ser humano la aparición de los avatares?
Catastróficas, y siempre con un componente negativo que no vamos aquí a sobredimensionar. Nos estamos abismando en un ELE (Evento de Nivel de Extinción) sin precedentes puesto en marcha por el dispositivo biológico Covid-19, y aunque el grueso de la población ignore este hecho, convendría ir planteándose si nos sería de algún provecho recurrir a la dialéctica marxista para frenar en seco estas operaciones alevosamente genocidas: llegará un día en el que la destrucción de las máquinas será un deber para preservar la nuda vida de estas agresiones imparables destinadas a liquidar el paradigma antropológico tradicional, ya muy erosionado. El monopolio del poder fáctico pende del dominio de las tecnologías, cierto. Pero, ¿en manos de qué caterva de psicópatas están estas tecnologías? ¿Somos conscientes del muy real peligro que nos acecha como especie? No, esto no es burda conspiranoia: es una mera constatación de hechos. Tristemente.
¿Contempla el proyecto Avatar 2045 entre sus objetivos la sustitución de la fe católica por un pseudocientífismo radical que aspira a ser Dios?
Así es. No es ciencia, claro está, sino ideología luciferina. Se trata esencialmente de una nueva contra-religión, químicamente pura. Y para ello han necesitado de una teología de diseño, por sobre todo anticristiana y, en propiedad, gnóstico-iluminista. ¿Cómo lo han logrado? Por medio del cientifismo galopante y sus innumerables nudos gordianos, tan fuertes como para alienar la mentalidad colectiva en una misma pulsión sintiente. La desarmada multitud no estará preparada para entender lo que le dicen entre líneas “los amos” mientras no apague la “telemierda” (con perdón) y expulsen de sus vidas a toda esa galería de monsters catódicos que nos perturban y/o disturban a cada hora del día.
¿Será extensiva la tecnología Avatar 2045 a toda la población o estará limitada en exclusiva a los plutócratas y multimillonarios?
Desde luego que irá destinada a las élites del conocimiento, a los elementos más prominentes de la casta financiera global. No interesa, pongamos por caso, preservar la identidad mental de Fulanito X o Menganito Y, por el mero hecho de que esas mentes intercambiables “no importan”, es decir, no son rentables (de cara a una hipotética perpetuación) ni en experiencias acumuladas ni en conocimientos insustituibles. ¿Para qué demonios iban a querer la mente inmortal de Fulano X, cuya mayor actividad intelectiva no ha sido sino deglutir Gran Hermano o La isla de los famosos?
¿Cuál es la relación entre el proyecto Avatar 2045 y las políticas globalistas promovidas por el Nuevo Orden Mundial?
La relación es obvia, más que nada porque pone del revés la concepción tradicional que del hombre ha tenido la cosmovisión cristiana, y por ende menoscaba su dignidad en un determinismo ciego, moldeable por un agente externo (aquí el gran capital y sus argucias instrumentales). Esta deconstrucción tiene diferentes propósitos, muchos de ellos oscuros en cuanto participan de la ideología transhumanista, hasta el punto de que el ídolo de la secta no es otro que Bafomet, cuyas peculiaridades sexuales son bien reconocibles.
¿Favorecen los "Objetivos de Desarrollo Sostenible" de la Agenda 2030 los fines de Avatar 2045?
Y tanto. Es indudablemente una prolongación/extensión de la Agenda 2030, como ya estudiamos en nuestro previo libro, Agenda 2030: Las trampas de la Nueva Normalidad, editado por la misma editorial, y con el que este texto dialoga en una suerte de díptico.
¿Y la pandemia del coronavirus? ¿Facilita el éxito del proyecto Avatar 2045?
Sutilmente, sí. Estamos asistiendo a eventos extraordinarios en franjas temporales muy breves. Sufrimos las sacudidas del globalismo a una velocidad fabulosa, asistiendo a mutaciones insólitas en las costumbres humanas, acatadas con una pasividad insospechada, como la de pasear por la calle con un grotesco y absurdo bozal, de nula utilidad sanitaria, además. Como reza el subtítulo, al hablar de la “granja tecnotrónica” nos referimos, cómo no, al simulacro predictivo que augura un modelo de sociedad totalitaria adaptada a cada patria disuelta. En España, donde estamos totalmente perdidos, la gente no sabe gran cosa de la Iniciativa 2045, pero un político fraudulento y sin escrúpulos cuyo mero nombre me produce invencible repugnancia, ya ha hablado de una “agenda 2050” para España... Nos están llevando al matadero tecnotrónico, donde todo serán políticas de liquidación resiliente, ¿todavía alguien lo pone en duda?