Una argucia financiera alrededor del euskera
La señora Uriarte, consejera de Educación del Gobierno vascongado, ha argumentado la creación de un crédito plurianual de 335 millones de euros en el sentido del fomento del uso del euskera en un nuevo proyecto llamado Agenda Estratégica del Euskera 2013-2016 con la argucia retórica de que hay que euskaldunizar a los emigrantes, entre ellos los provenientes de otras Comunidades Autónomas, considerados extranjeros.
He trabajado durante una década con alumnos extranjeros, con sus deficiencias de partida y su situación desfavorecida de origen. Muchos de ellos han pasado por aulas de adaptación lingüística para adquirir las herramientas básicas de comunicación en la lengua abrumadoramente mayoritaria que es el castellano, por tener otra lengua materna de origen. Otros tienen una enorme dificultad para lograr los objetivos de aprendizaje en las materias troncales por su bajo bagaje léxico y sus limitaciones en la comprensión lectora. Es una situación común en estratos de población con dificultades socio-económicas. Y cada vez es mayor el incremento de los inmigrantes por el “efecto llamada” que han provocado las políticas de subsidio, mucho más favorables que en el resto de las comunidades.
Es una aberración obligar a estas franjas de población a pasar por el embudo de la euskaldunización pues supone una barrera más en la adquisición de los ingredientes culturales básicos y en la adquisición de las destrezas elementales de aprendizaje y de sus herramientas primigenias. Pero a los nacionalistas las necesidades de la población les es indiferente. Ellos van por la senda de sus objetivos independentistas caiga quien caiga.
Esos 335 millones de euros en euskaldunización se añaden a los 6.000 millones de euros ya gastados en las dos últimas décadas, lo cual es un escándalo mayúsculo, a mi entender, teniendo en cuenta las vicisitudes y desdichas derivadas de la crisis que también atosiga a cientos de familias vascas. El euskera se convierte así en un totem al que sacrificar los fondos del Cupo derivado del Concierto Económico en el altar de la religión nacionalista.
Pero los partidos políticos no nacionalistas, en lugar de revelar las verdaderas razones de este dispendio, se dedican a entrar directamente al trapo como buen mostrenco en la lidia en la que torean los artífices nacionalistas. Todos, sin excepción (PP, PSE y UPyD) han recriminado a la consejera el haber considerado extranjeros a los ciudadanos españoles venidos al País Vasco. Es como el tonto que mira al dedo que señala a la Luna, en lugar de mirar al satélite.
Lo de los extranjeros es un artificio dialéctico y una cortina de humo que esconde otras finalidades, la principal la de ocultar el enorme fracaso de las políticas de euskaldunización, cuyo resultado es que el uso del euskera en vez de avanzar, ha retrocedido. Tras treinta años de dispendio, con más de medio billón de las antiguas pesetas gastadas en el fomento de una clientela nacionalista; con acceso por la puerta de atrás a los puestos de las administraciones públicas vascas; con pastores, fontaneros y otros dignos trabajadores ascendidos a la función docente por el solo mérito de ser euskaldunes mediante aquella figura de los llamados “idóneos”, que en los primeros años de la década de los ochenta usurparon puestos de maestros, etc. Y no es de extrañar ese retroceso; todos los que vivimos aquí –en las Vascongadas- sabemos que muchísimos ciudadanos alaveses (por poner un ejemplo) enchufábamos la radio y quitábamos el sonido de los comentaristas en euskera de la primera cadena de la TV vasca, para oír los partidos del Vasconia (primero el TAU y luego el Caja Laboral) mientras los seguíamos en la pantalla televisiva. Las políticas de imposición nunca triunfan. Las lenguas las crean los hablantes, no los tiranos travestidos en demócratas.
Hay otra finalidad oculta, que nunca los representantes de partidos no nacionalistas denuncian porque es políticamente incorrecto, que es que así se crean puestos de trabajo en torno al euskera que dan alimento a la clientela política, y todos sabemos que no hay mejor comisario político que el estómago agradecido. Hasta ahora los funcionarios vascos encargados exclusivamente de las tareas de euskaldunización ascienden aproximadamente a 700. Es decir que con el cuento del euskera se ha promovido al estatus de funcionario a 700 personas cuya única función en agitar la bandera nacionalista. Sin perjuicio de que entre esas personas haya quien no se preste al juego, pero que no resulta representativo a efectos de valorar las intenciones y los efectos de este juego político, permitido y amparado por quienes aparentan defender los intereses generales del conjunto de los ciudadanos españoles.
Por tanto, el operativo de gasto a favor de las estrategias y objetivos nacionalistas sigue creciendo sin que nadie ponga reparo a este hecho, sin duda peligroso para quienes deseamos frenar el crecimiento de estas políticas. Pero con esta oposición de papel charol que tenemos mucho me temo que hay pocas posibilidades de hacerlo.
www.educacionynacionalismo.com
La señora Uriarte, consejera de Educación del Gobierno vascongado, ha argumentado la creación de un crédito plurianual de 335 millones de euros en el sentido del fomento del uso del euskera en un nuevo proyecto llamado Agenda Estratégica del Euskera 2013-2016 con la argucia retórica de que hay que euskaldunizar a los emigrantes, entre ellos los provenientes de otras Comunidades Autónomas, considerados extranjeros.
He trabajado durante una década con alumnos extranjeros, con sus deficiencias de partida y su situación desfavorecida de origen. Muchos de ellos han pasado por aulas de adaptación lingüística para adquirir las herramientas básicas de comunicación en la lengua abrumadoramente mayoritaria que es el castellano, por tener otra lengua materna de origen. Otros tienen una enorme dificultad para lograr los objetivos de aprendizaje en las materias troncales por su bajo bagaje léxico y sus limitaciones en la comprensión lectora. Es una situación común en estratos de población con dificultades socio-económicas. Y cada vez es mayor el incremento de los inmigrantes por el “efecto llamada” que han provocado las políticas de subsidio, mucho más favorables que en el resto de las comunidades.
Es una aberración obligar a estas franjas de población a pasar por el embudo de la euskaldunización pues supone una barrera más en la adquisición de los ingredientes culturales básicos y en la adquisición de las destrezas elementales de aprendizaje y de sus herramientas primigenias. Pero a los nacionalistas las necesidades de la población les es indiferente. Ellos van por la senda de sus objetivos independentistas caiga quien caiga.
Esos 335 millones de euros en euskaldunización se añaden a los 6.000 millones de euros ya gastados en las dos últimas décadas, lo cual es un escándalo mayúsculo, a mi entender, teniendo en cuenta las vicisitudes y desdichas derivadas de la crisis que también atosiga a cientos de familias vascas. El euskera se convierte así en un totem al que sacrificar los fondos del Cupo derivado del Concierto Económico en el altar de la religión nacionalista.
Pero los partidos políticos no nacionalistas, en lugar de revelar las verdaderas razones de este dispendio, se dedican a entrar directamente al trapo como buen mostrenco en la lidia en la que torean los artífices nacionalistas. Todos, sin excepción (PP, PSE y UPyD) han recriminado a la consejera el haber considerado extranjeros a los ciudadanos españoles venidos al País Vasco. Es como el tonto que mira al dedo que señala a la Luna, en lugar de mirar al satélite.
Lo de los extranjeros es un artificio dialéctico y una cortina de humo que esconde otras finalidades, la principal la de ocultar el enorme fracaso de las políticas de euskaldunización, cuyo resultado es que el uso del euskera en vez de avanzar, ha retrocedido. Tras treinta años de dispendio, con más de medio billón de las antiguas pesetas gastadas en el fomento de una clientela nacionalista; con acceso por la puerta de atrás a los puestos de las administraciones públicas vascas; con pastores, fontaneros y otros dignos trabajadores ascendidos a la función docente por el solo mérito de ser euskaldunes mediante aquella figura de los llamados “idóneos”, que en los primeros años de la década de los ochenta usurparon puestos de maestros, etc. Y no es de extrañar ese retroceso; todos los que vivimos aquí –en las Vascongadas- sabemos que muchísimos ciudadanos alaveses (por poner un ejemplo) enchufábamos la radio y quitábamos el sonido de los comentaristas en euskera de la primera cadena de la TV vasca, para oír los partidos del Vasconia (primero el TAU y luego el Caja Laboral) mientras los seguíamos en la pantalla televisiva. Las políticas de imposición nunca triunfan. Las lenguas las crean los hablantes, no los tiranos travestidos en demócratas.
Hay otra finalidad oculta, que nunca los representantes de partidos no nacionalistas denuncian porque es políticamente incorrecto, que es que así se crean puestos de trabajo en torno al euskera que dan alimento a la clientela política, y todos sabemos que no hay mejor comisario político que el estómago agradecido. Hasta ahora los funcionarios vascos encargados exclusivamente de las tareas de euskaldunización ascienden aproximadamente a 700. Es decir que con el cuento del euskera se ha promovido al estatus de funcionario a 700 personas cuya única función en agitar la bandera nacionalista. Sin perjuicio de que entre esas personas haya quien no se preste al juego, pero que no resulta representativo a efectos de valorar las intenciones y los efectos de este juego político, permitido y amparado por quienes aparentan defender los intereses generales del conjunto de los ciudadanos españoles.
Por tanto, el operativo de gasto a favor de las estrategias y objetivos nacionalistas sigue creciendo sin que nadie ponga reparo a este hecho, sin duda peligroso para quienes deseamos frenar el crecimiento de estas políticas. Pero con esta oposición de papel charol que tenemos mucho me temo que hay pocas posibilidades de hacerlo.
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