1964: Donostia-San Sebastián, Capital Europea de la Cultura
1964 fue un año especial para el franquismo. Se cumplían 25 años del final de la guerra y, además, por primera vez en el régimen podía exhibir unos extraordinarios datos económicos. Por primera vez se consiguió el pleno empleo y todos los indicadores daban unos datos espectaculares.
Ese año se hizo la campaña propagandística "25 años de Paz". Por tanto, cuando Francisco Franco acude a San Sebastián a pasar sus habituales vacaciones veraniegas, el régimen puso especial cuidado para que la visita fuera especial. Con una inversión de 311 millones, se aprobó la presa de Artikutza, que solucionó de manera definitiva el problema del agua. Se abordó con firmeza el problema del saneamiento del entonces nauseabundo río Urumea y por fin se pusieron las bases para abordar la que posiblemente era la mayor necesidad de la bella ciudad guipuzcoana: la circunvalación. Durante aquellos días su categoría de capital efectiva de España, quedó refrendada con la celebración en la ciudad de un importante consejo de ministros.
En el aspecto cultural también se echó el resto. En el museo de San Telmo hubo una exposición del Patrimonio Nacional. Entre los actos musicales, destacó el solícito Orfeón Donostiarra, actuando en la ceremonia de La Salve ante el Caudillo. La programación para las Fiestas Euskaras que se celebraban, como todos los años desde 1943, en septiembre, iba a ser muy completa e incluía un homenaje al poeta en lengua vasca Indalecio Bizkarrondo "Bilintx" y una medida de carácter simbólico muy importante: se inició la rotulación bilingüe de una cuarentena de calles. Rotulación bilingüe fulminantemente eliminada por los consistorios nacionalistas.
Televisión Española se unió a la celebración cultural y emitió un especial. Este es el comentario que se publicó en “El Diario Vasco” el 19 de agosto de aquel año:
“Lamentable, lamentabilísimo, el espacio dedicado ayer noche por Televisión Española a nuestra ciudad. Fueron setenta minutos de emisión de los cuales casi la hora entera, los telespectadores hubieron de aguantar -quienes tuvieron paciencia para aguantarlo- una reiterada exhibición de danzas vascas, de levantamiento de peso, prueba de hachas y modalidades de pelota, sin interés informativo alguno y mucho menos sin valor propagandístico para nuestra ciudad, ya que dichas manifestaciones del folklore igual podían tener por fondo San Sebastián que Baracaldo o Salvatierra, puesto que su escenario -la terraza de Igueldo- podía muy bien ser uno cualquiera de los estudios de la TV sin conexión alguna con el medio ambiental”.
“Lo poco que salió de San Sebastián en la pantalla pequeña ni se distinguió por ser característico de nuestra ciudad ni por su calidad fotográfica”.
“En resumen, la de ayer fue una emisión contraproducente para los intereses turísticos de la capital guipuzcoana, porque nada dijo al telespectador español que le pudiese animar a darse una vuelta por nuestra ciudad”.
“Sospechamos que esa hora y pico de emisión fue pasada sin conocimiento del director de TVE. Desde luego, San Sebastián nada tiene que agradecer a Televisión Española... sino todo lo contrario”.
Han pasado 50 años y San Sebastián va a volver a tener un relevante protagonismo. La Capitalidad Europea de la Cultura supone una oportunidad única de realzar su posición, tanto en el aspecto cultural como turístico. Y las cosas no pintan precisamente bien.
Como dice el refrán, los donostiarras han cambiado de perro pero no parece que hayan cambiado de collar. Lo que denunciaba el comentarista de “El Diario Vasco”, parece que se va a repetir punto por punto, en versión corregida y aumentada. El alcalde, el señor Izaguirre, ya se ha encargado de despejar dudas de cuáles van a ser los ejes de su propuesta.
Por un lado "el conflicto social". ¿Qué tiene que ver esto con la cultura? Misterio. No ha sabido ni explicarlo ni en qué aspectos concretos se va a plasmar. Suponemos que se reducirán precios a los parados. Suponemos. De todas formas le ofrecemos una idea al consistorio: incluyan la preocupación por los miles de parados que ha causado quiebra de Fagor y tanta gente humilde afectada por la estafa de las llamadas "preferentes abertzales". Ya que no se movió una mosca en Guipúzcoa por este tema, tienen una oportunidad de oro de demostrar su "sensibilidad social".
Otro eje serán los "Derechos Humanos". El respeto y fomento a los derechos humanos se da por supuesto por lo que no se entiende bien lo que no deja de ser una obviedad. Claro que con los negros, negrísimos, precedentes en materia de derechos humanos por parte de la "izquierda patriótica vasca" más bien parece que su principal preocupación es aprovechar el evento para lavar su pasado repleto de crímenes, torturas, acoso, persecución y represión a la población en general y los unionistas en particular.
Finalmente lo que de verdad le importa al alcalde: "la identidad". En materia cultural, cuando un batasuno habla de identidad, quiere decir que va haber sobredosis de “folclorada”. Si en 1964 todo lo que ofreció la televisión franquista de la ciudad fue "una reiterada exhibición de danzas vascas, de levantamiento de peso, prueba de hachas y modalidades de pelota", el heredero de los alcaldes franquistas está dispuesto a realizar una versión corregida y aumentada, en la que por supuesto el idioma vasco volverá a tener un papel importante: ya se sabe, un idioma ideal para realizar una proyección de la cultura europea. En fin, a los sufridos donostiarras les va a caer una sobredosis de la versión postmoderna de los Coros y Danzas de la Sección Femenina.
No hay nada más parecido a un ultranacionalista que otro ultranacionalista. Este ideario basa su legitimidad en un pasado idealizado, el cual en sus aspectos culturales se conservaría puro en el folclore rural. La vieja idea romántica del campo como refugio de la pureza identitaria frente a la corrupción de las cosmopolitas ciudades. Lo de menos es la historia real: los trajes "regionales" y la mayoría de bailes y danzas son de la segunda mitad del siglo XIX e inicios del XX. Obviamente una “menudencia” como esta no desanima a los ultranacionalistas, que redoblarán esfuerzos por alterar y falsificar la realidad. Al fin y al cabo, tienen la conciencia tranquila. “Todo es por la Patria”.
Esa necesidad de legitimidad y sensación de superioridad moral sobre esa mayoría de ciudadanos que ven el folclore como un elemento cultural más, ni superior ni inferior a otros y por supuesto sin más connotaciones, ha llevado tradicionalmente a que sea habitual su uso y abuso en el marco de la propaganda política. Es lo que en tiempos de Franco la intelectualidad crítica llamaba despectivamente la "España de charanga y pandereta". Charanga y pandereta que cuando el acto se realizaba en el País Vasco o Navarra se plasmaba por parte del Régimen una nutrida programación del “aurreskus”, “ezpatadantzas”, levantamiento de piedras y demás muestras del estéticamente bello folclore vasco. O sea, lo mismito que hacen ahora en muchos de sus actos políticos los partidos nacionalistas.
Cuando finalice el año 2016, todo apunta a que el balance de la Capitalidad Cultural Europea no va a ser muy diferente del expresado en 1964 por el anónimo articulista de “El Diario Vasco”. A estas alturas, nadie puede dudar que la bella y que en su tiempo fuera señorial San Sebastián, dará una imagen difuminada, desleída, gris y pueblerina en el peor sentido de la palabra, ahogada por esa peculiar idea de la “identidad” a la que alude el señor alcalde. En estos cincuenta años ha cambiado el perro, pero el collar es el mismo.
1964 fue un año especial para el franquismo. Se cumplían 25 años del final de la guerra y, además, por primera vez en el régimen podía exhibir unos extraordinarios datos económicos. Por primera vez se consiguió el pleno empleo y todos los indicadores daban unos datos espectaculares.
Ese año se hizo la campaña propagandística "25 años de Paz". Por tanto, cuando Francisco Franco acude a San Sebastián a pasar sus habituales vacaciones veraniegas, el régimen puso especial cuidado para que la visita fuera especial. Con una inversión de 311 millones, se aprobó la presa de Artikutza, que solucionó de manera definitiva el problema del agua. Se abordó con firmeza el problema del saneamiento del entonces nauseabundo río Urumea y por fin se pusieron las bases para abordar la que posiblemente era la mayor necesidad de la bella ciudad guipuzcoana: la circunvalación. Durante aquellos días su categoría de capital efectiva de España, quedó refrendada con la celebración en la ciudad de un importante consejo de ministros.
En el aspecto cultural también se echó el resto. En el museo de San Telmo hubo una exposición del Patrimonio Nacional. Entre los actos musicales, destacó el solícito Orfeón Donostiarra, actuando en la ceremonia de La Salve ante el Caudillo. La programación para las Fiestas Euskaras que se celebraban, como todos los años desde 1943, en septiembre, iba a ser muy completa e incluía un homenaje al poeta en lengua vasca Indalecio Bizkarrondo "Bilintx" y una medida de carácter simbólico muy importante: se inició la rotulación bilingüe de una cuarentena de calles. Rotulación bilingüe fulminantemente eliminada por los consistorios nacionalistas.
Televisión Española se unió a la celebración cultural y emitió un especial. Este es el comentario que se publicó en “El Diario Vasco” el 19 de agosto de aquel año:
“Lamentable, lamentabilísimo, el espacio dedicado ayer noche por Televisión Española a nuestra ciudad. Fueron setenta minutos de emisión de los cuales casi la hora entera, los telespectadores hubieron de aguantar -quienes tuvieron paciencia para aguantarlo- una reiterada exhibición de danzas vascas, de levantamiento de peso, prueba de hachas y modalidades de pelota, sin interés informativo alguno y mucho menos sin valor propagandístico para nuestra ciudad, ya que dichas manifestaciones del folklore igual podían tener por fondo San Sebastián que Baracaldo o Salvatierra, puesto que su escenario -la terraza de Igueldo- podía muy bien ser uno cualquiera de los estudios de la TV sin conexión alguna con el medio ambiental”.
“Lo poco que salió de San Sebastián en la pantalla pequeña ni se distinguió por ser característico de nuestra ciudad ni por su calidad fotográfica”.
“En resumen, la de ayer fue una emisión contraproducente para los intereses turísticos de la capital guipuzcoana, porque nada dijo al telespectador español que le pudiese animar a darse una vuelta por nuestra ciudad”.
“Sospechamos que esa hora y pico de emisión fue pasada sin conocimiento del director de TVE. Desde luego, San Sebastián nada tiene que agradecer a Televisión Española... sino todo lo contrario”.
Han pasado 50 años y San Sebastián va a volver a tener un relevante protagonismo. La Capitalidad Europea de la Cultura supone una oportunidad única de realzar su posición, tanto en el aspecto cultural como turístico. Y las cosas no pintan precisamente bien.
Como dice el refrán, los donostiarras han cambiado de perro pero no parece que hayan cambiado de collar. Lo que denunciaba el comentarista de “El Diario Vasco”, parece que se va a repetir punto por punto, en versión corregida y aumentada. El alcalde, el señor Izaguirre, ya se ha encargado de despejar dudas de cuáles van a ser los ejes de su propuesta.
Por un lado "el conflicto social". ¿Qué tiene que ver esto con la cultura? Misterio. No ha sabido ni explicarlo ni en qué aspectos concretos se va a plasmar. Suponemos que se reducirán precios a los parados. Suponemos. De todas formas le ofrecemos una idea al consistorio: incluyan la preocupación por los miles de parados que ha causado quiebra de Fagor y tanta gente humilde afectada por la estafa de las llamadas "preferentes abertzales". Ya que no se movió una mosca en Guipúzcoa por este tema, tienen una oportunidad de oro de demostrar su "sensibilidad social".
Otro eje serán los "Derechos Humanos". El respeto y fomento a los derechos humanos se da por supuesto por lo que no se entiende bien lo que no deja de ser una obviedad. Claro que con los negros, negrísimos, precedentes en materia de derechos humanos por parte de la "izquierda patriótica vasca" más bien parece que su principal preocupación es aprovechar el evento para lavar su pasado repleto de crímenes, torturas, acoso, persecución y represión a la población en general y los unionistas en particular.
Finalmente lo que de verdad le importa al alcalde: "la identidad". En materia cultural, cuando un batasuno habla de identidad, quiere decir que va haber sobredosis de “folclorada”. Si en 1964 todo lo que ofreció la televisión franquista de la ciudad fue "una reiterada exhibición de danzas vascas, de levantamiento de peso, prueba de hachas y modalidades de pelota", el heredero de los alcaldes franquistas está dispuesto a realizar una versión corregida y aumentada, en la que por supuesto el idioma vasco volverá a tener un papel importante: ya se sabe, un idioma ideal para realizar una proyección de la cultura europea. En fin, a los sufridos donostiarras les va a caer una sobredosis de la versión postmoderna de los Coros y Danzas de la Sección Femenina.
No hay nada más parecido a un ultranacionalista que otro ultranacionalista. Este ideario basa su legitimidad en un pasado idealizado, el cual en sus aspectos culturales se conservaría puro en el folclore rural. La vieja idea romántica del campo como refugio de la pureza identitaria frente a la corrupción de las cosmopolitas ciudades. Lo de menos es la historia real: los trajes "regionales" y la mayoría de bailes y danzas son de la segunda mitad del siglo XIX e inicios del XX. Obviamente una “menudencia” como esta no desanima a los ultranacionalistas, que redoblarán esfuerzos por alterar y falsificar la realidad. Al fin y al cabo, tienen la conciencia tranquila. “Todo es por la Patria”.
Esa necesidad de legitimidad y sensación de superioridad moral sobre esa mayoría de ciudadanos que ven el folclore como un elemento cultural más, ni superior ni inferior a otros y por supuesto sin más connotaciones, ha llevado tradicionalmente a que sea habitual su uso y abuso en el marco de la propaganda política. Es lo que en tiempos de Franco la intelectualidad crítica llamaba despectivamente la "España de charanga y pandereta". Charanga y pandereta que cuando el acto se realizaba en el País Vasco o Navarra se plasmaba por parte del Régimen una nutrida programación del “aurreskus”, “ezpatadantzas”, levantamiento de piedras y demás muestras del estéticamente bello folclore vasco. O sea, lo mismito que hacen ahora en muchos de sus actos políticos los partidos nacionalistas.
Cuando finalice el año 2016, todo apunta a que el balance de la Capitalidad Cultural Europea no va a ser muy diferente del expresado en 1964 por el anónimo articulista de “El Diario Vasco”. A estas alturas, nadie puede dudar que la bella y que en su tiempo fuera señorial San Sebastián, dará una imagen difuminada, desleída, gris y pueblerina en el peor sentido de la palabra, ahogada por esa peculiar idea de la “identidad” a la que alude el señor alcalde. En estos cincuenta años ha cambiado el perro, pero el collar es el mismo.