Sálvese quien pueda
Este documental ya lo hemos visto en repetidas ocasiones. Recordemos Saigón tras la derrota de Vietnam del Sur y la entrada de los norvietnamitas en la capital. No olvidemos el derrocamiento del Sha de Persia, actual Irán; qué decir cuando Pol Pot sentó sus reales en la capital camboyana. El triunfo de los talibanes en Afganistán hace veinte años y cómo la muerte y destrucción camparon a sus anchas tiñéndolo todo de sangre. Tenemos aún en nuestras retinas las impactantes imágenes del ISIS en Iraq y Siria en las zonas conquistadas. Regímenes de todo tipo que caen de la noche a la mañana y lo primero y único que lleva a cabo el bando vencedor es una catarsis dantesca para <<purificar>> el país a sangre y fuego mediante comportamientos vesánicos, demoliendo incluso los cimientos para dar la bienvenida a un nuevo orden en realidad viejo como el mundo. Los inclementes, dogmáticos, radicales y rigoristas se hacen con el poder apelando a Dios o al pueblo pero al fin y a la postre resultan tan corruptos e ineptos como los derrocados. La historia vuelve a repetirse en Afganistán.
Francisco Javier Sáenz Martínez
FJS.
Lasarte-Oria
Este documental ya lo hemos visto en repetidas ocasiones. Recordemos Saigón tras la derrota de Vietnam del Sur y la entrada de los norvietnamitas en la capital. No olvidemos el derrocamiento del Sha de Persia, actual Irán; qué decir cuando Pol Pot sentó sus reales en la capital camboyana. El triunfo de los talibanes en Afganistán hace veinte años y cómo la muerte y destrucción camparon a sus anchas tiñéndolo todo de sangre. Tenemos aún en nuestras retinas las impactantes imágenes del ISIS en Iraq y Siria en las zonas conquistadas. Regímenes de todo tipo que caen de la noche a la mañana y lo primero y único que lleva a cabo el bando vencedor es una catarsis dantesca para <<purificar>> el país a sangre y fuego mediante comportamientos vesánicos, demoliendo incluso los cimientos para dar la bienvenida a un nuevo orden en realidad viejo como el mundo. Los inclementes, dogmáticos, radicales y rigoristas se hacen con el poder apelando a Dios o al pueblo pero al fin y a la postre resultan tan corruptos e ineptos como los derrocados. La historia vuelve a repetirse en Afganistán.
Francisco Javier Sáenz Martínez
FJS.
Lasarte-Oria