Respeto y autoridad
Debería ser una asignatura obligatoria impartida en el hogar y en los centros educativos desde la más tierna infancia. Familia y profesorado tienen la obligación de formar un binomio que favorezca e impulse el saber comportarse de los educandos; sin embargo, resulta penoso constatar que el respeto hace tiempo que se encuentra en franca retirada. El profesor es un colega más y los padres ejercen de amiguetes. Cualquiera puede ser objeto de insultos, agresiones y befas, incluso por las cuestiones más nimias. Algo o casi todo falla cuando lo que impera es la ley de la selva y nos habituamos a ello como si fueran accidentes de tráfico, recordemos el reciente pasado. Una sociedad en la que prima una falsa igualdad y el buenismo más aberrantes está condenada a ser esclava de sus propios excesos. Para más inri, siempre surgen psicólogos, tertulianos, "expertos" que justifican todo tipo de desmanes y tratan de convencernos de que los irrespetuosos son víctimas de la sociedad y que su comportamiento es un grito por hacerse notar y pedir ayuda. El concepto de autoridad, mando, se diluye cual azucarillo en agua y así nos va. Los valores morales deben renacer o pereceremos como sociedad.
Francisco Javier Sáenz Martínez
FJS.
Lasarte-Oria
Debería ser una asignatura obligatoria impartida en el hogar y en los centros educativos desde la más tierna infancia. Familia y profesorado tienen la obligación de formar un binomio que favorezca e impulse el saber comportarse de los educandos; sin embargo, resulta penoso constatar que el respeto hace tiempo que se encuentra en franca retirada. El profesor es un colega más y los padres ejercen de amiguetes. Cualquiera puede ser objeto de insultos, agresiones y befas, incluso por las cuestiones más nimias. Algo o casi todo falla cuando lo que impera es la ley de la selva y nos habituamos a ello como si fueran accidentes de tráfico, recordemos el reciente pasado. Una sociedad en la que prima una falsa igualdad y el buenismo más aberrantes está condenada a ser esclava de sus propios excesos. Para más inri, siempre surgen psicólogos, tertulianos, "expertos" que justifican todo tipo de desmanes y tratan de convencernos de que los irrespetuosos son víctimas de la sociedad y que su comportamiento es un grito por hacerse notar y pedir ayuda. El concepto de autoridad, mando, se diluye cual azucarillo en agua y así nos va. Los valores morales deben renacer o pereceremos como sociedad.
Francisco Javier Sáenz Martínez
FJS.
Lasarte-Oria