Un nuevo atentado terrorista islamista ha tenido lugar en Nueva Zelanda. Un hombre ha entrado en un supermercado de Auckland, la mayor ciudad de Nueva Zelanda, ha cogido un cuchillo y ha comenzado a apuñalar a los clientes. Seis personas resultaron heridas, de las cuales tres se encuentran en estado crítico. Poco más de un minuto después de la agresión, la Policía neozelandesa llegó al local comercial, disparó y abatió al autor del crimen. 

La primera ministra del país, la izquierdista Jacinda Ardern, ha informado de que el atentado fue perpetrado por un ciudadano originario de Sri Lanka y simpatizante del autodenominado Estado Islámico (ISIS, en sus siglas en inglés). Aunque su identidad no se puede revelar por orden judicial, Ardern ha explicado que se trata de “lobo solitario” que llegó a Nueva Zelanda en 2011. El pasado mes de mayo, el Tribunal Supremo lo declaró culpable de poseer propaganda de la organización terrorista islamista y decretó que estuviera bajo vigilancia policial las 24 horas del día.

El fiscal intentó que se le juzgara bajo la Ley Antiterrorista, pero el juez concluyó que no había suficientes pruebas para proceder. Preguntada Ardern sobre cómo un individuo considerado tan peligroso podía seguir en libertad, ésta ha proporcionado una extrema explicación: “Por ley no podíamos retenerlo en prisión. Si hubiera cometido un acto criminal que nos hubiera permitido encarcelarlo, así lo hubiéramos hecho. Desafortunadamente, no lo cometió”.