Agradecimiento
Quiero agradecer a Vox, especialmente a su presidente Santiago Abascal, algo más que un gesto, una acción de salvamento. ¿Qué es lo que el presidente del partido constitucionalista por esencia ha hecho y a quien trata de salvar?
En primer lugar, es el único partido hoy realmente constitucionalista. Otros se salen varios pueblos del mapa constitucional, empezando el partido sanchista y las comparsas que le sostienen en la poltrona al servicio de lo que ordenan desde las bambalinas los jefes del Foro Davos, que nadie ha elegido para determinar nuestro futuro al margen de nuestra soberanía nacional. Los otros son constitucionalistas a medias, según convenga. Quien realmente aboga por el cumplimiento del Estado de Derecho, por la unidad nacional, por el respeto a nuestra idiosincrasia histórica y cultural, por nuestro entramado cultural-religioso, por los valores que nos dieron la fórmula del ser, heredada de nuestros antepasados más directos, es Vox. Ese partido que, como no tienen más argumentos, tildan de extrema derecha los que destrozan la superestructura de nuestra personalidad colectiva. Y esto lo dicen los totalitarios que quieren romper el marco jurídico, la separación de poderes, y la convivencia basada en el respeto y en las reglas de juego democrático.
¿Qué es lo que ha hecho Santiago Abascal que merece mi agradecimiento?
Pues ni más ni menos que ir a México para decir a los mexicanos que forman parte de la hispanidad y que tienen que impedir que quienes han permitido que EE.UU rompiera el Virreinato de Nueva España, y desgajara de su territorio California, Nevada, Utah, Nuevo México, Texas, Colorado, Arizona y partes de Wyoming, Kansas y Oklahoma, rindiendo ante EE.UU la entrega de esas partes fundamentales de lo que fue una provincia más de España, acaben con la libertad, eliminen la propiedad, esclavicen a los ciudadanos mexicanos y dejen estos de ser ciudadanos para pasar a ser engranajes de un sistema totalitario comunista, como en Venezuela, Cuba, Perú, Nicaragua, etc. Quien no tiene propiedades ni es dueño de su destino, ni determina el sentido de su voluntad, deja de ser ciudadano para ser esclavo.
Eso es lo que ha transmitido de una forma más sutil Abascal al PRI y el PAN mexicanos, que han aceptado la alianza, para hacer un bloque que impida el progreso del Grupo Puebla, cuyo agente más directo y eficaz hoy es López Obrador, el nuevo presidente izquierdista mexicano. Recordemos que el PRI ha sido hasta hace poco el principal partido de gobierno en México. Lo cual es digno de tener en cuenta.
Lo que hace Vox a nivel internacional es advertir del peligro de la estrategia de dominio y control bajo el signo comunista pergeñada primeramente desde el Foro Sao Paulo, y después por el Grupo Puebla, para extender el estigma nefastamente experimentado en Cuba y Venezuela, que ha dejado a su gente en la más lamentable indigencia y en situación de pobreza extrema; en unos países que tienen en sí la fortaleza de los bienes naturales que Dios ha puesto a su disposición y que no pueden disfrutar, porque sus gobernantes son meros delincuentes que actúan como sabandijas del pueblo al que chupan la sangre.
Pero, cuidado. Vox forma bloque desde el espacio hispanista porque sabe que tenemos el cáncer y la carcoma en nuestro propio país. La Agenda del Foro Sao Paulo hace tiempo que se viene aplicando en España. Empezó con Zapatero, miembro relevante del Grupo Puebla, y sigue implacable de la mano de Sánchez. Si no paramos en el espacio de lo que fue la España de ultramar, asociándonos con la resistencia allí, pronto la descomposición, la pobreza y el desmoronamiento del entramado axiológico, cultural y económico en todos los países de la Hispanidad será un hecho. Tenemos el deber de luchar. El deber de frenar su avance. Si no, pronto, el gran deseo de Stalin será una realidad, una realidad distópica, neomarxista, pero letal para nuestras vidas y haciendas. Y solo es posible poner un muro en su avance si nos unimos.
Y esta proclama no es ni de derechas ni de izquierdas, es patriótica y es liberal, porque el punto opuesto es el totalitarismo que ya apunta en aquellos países del cono sur de América que no ocultan el desquiciamiento que acabará con las libertades, con el Estado de Derecho y con las democracias.
Y llegarán los buitres que se comerán los despojos.
Quiero agradecer a Vox, especialmente a su presidente Santiago Abascal, algo más que un gesto, una acción de salvamento. ¿Qué es lo que el presidente del partido constitucionalista por esencia ha hecho y a quien trata de salvar?
En primer lugar, es el único partido hoy realmente constitucionalista. Otros se salen varios pueblos del mapa constitucional, empezando el partido sanchista y las comparsas que le sostienen en la poltrona al servicio de lo que ordenan desde las bambalinas los jefes del Foro Davos, que nadie ha elegido para determinar nuestro futuro al margen de nuestra soberanía nacional. Los otros son constitucionalistas a medias, según convenga. Quien realmente aboga por el cumplimiento del Estado de Derecho, por la unidad nacional, por el respeto a nuestra idiosincrasia histórica y cultural, por nuestro entramado cultural-religioso, por los valores que nos dieron la fórmula del ser, heredada de nuestros antepasados más directos, es Vox. Ese partido que, como no tienen más argumentos, tildan de extrema derecha los que destrozan la superestructura de nuestra personalidad colectiva. Y esto lo dicen los totalitarios que quieren romper el marco jurídico, la separación de poderes, y la convivencia basada en el respeto y en las reglas de juego democrático.
¿Qué es lo que ha hecho Santiago Abascal que merece mi agradecimiento?
Pues ni más ni menos que ir a México para decir a los mexicanos que forman parte de la hispanidad y que tienen que impedir que quienes han permitido que EE.UU rompiera el Virreinato de Nueva España, y desgajara de su territorio California, Nevada, Utah, Nuevo México, Texas, Colorado, Arizona y partes de Wyoming, Kansas y Oklahoma, rindiendo ante EE.UU la entrega de esas partes fundamentales de lo que fue una provincia más de España, acaben con la libertad, eliminen la propiedad, esclavicen a los ciudadanos mexicanos y dejen estos de ser ciudadanos para pasar a ser engranajes de un sistema totalitario comunista, como en Venezuela, Cuba, Perú, Nicaragua, etc. Quien no tiene propiedades ni es dueño de su destino, ni determina el sentido de su voluntad, deja de ser ciudadano para ser esclavo.
Eso es lo que ha transmitido de una forma más sutil Abascal al PRI y el PAN mexicanos, que han aceptado la alianza, para hacer un bloque que impida el progreso del Grupo Puebla, cuyo agente más directo y eficaz hoy es López Obrador, el nuevo presidente izquierdista mexicano. Recordemos que el PRI ha sido hasta hace poco el principal partido de gobierno en México. Lo cual es digno de tener en cuenta.
Lo que hace Vox a nivel internacional es advertir del peligro de la estrategia de dominio y control bajo el signo comunista pergeñada primeramente desde el Foro Sao Paulo, y después por el Grupo Puebla, para extender el estigma nefastamente experimentado en Cuba y Venezuela, que ha dejado a su gente en la más lamentable indigencia y en situación de pobreza extrema; en unos países que tienen en sí la fortaleza de los bienes naturales que Dios ha puesto a su disposición y que no pueden disfrutar, porque sus gobernantes son meros delincuentes que actúan como sabandijas del pueblo al que chupan la sangre.
Pero, cuidado. Vox forma bloque desde el espacio hispanista porque sabe que tenemos el cáncer y la carcoma en nuestro propio país. La Agenda del Foro Sao Paulo hace tiempo que se viene aplicando en España. Empezó con Zapatero, miembro relevante del Grupo Puebla, y sigue implacable de la mano de Sánchez. Si no paramos en el espacio de lo que fue la España de ultramar, asociándonos con la resistencia allí, pronto la descomposición, la pobreza y el desmoronamiento del entramado axiológico, cultural y económico en todos los países de la Hispanidad será un hecho. Tenemos el deber de luchar. El deber de frenar su avance. Si no, pronto, el gran deseo de Stalin será una realidad, una realidad distópica, neomarxista, pero letal para nuestras vidas y haciendas. Y solo es posible poner un muro en su avance si nos unimos.
Y esta proclama no es ni de derechas ni de izquierdas, es patriótica y es liberal, porque el punto opuesto es el totalitarismo que ya apunta en aquellos países del cono sur de América que no ocultan el desquiciamiento que acabará con las libertades, con el Estado de Derecho y con las democracias.
Y llegarán los buitres que se comerán los despojos.