¿Qué supone la soberanía?
Hace más de diez años dejé la política activa en Euskadi. Tras cinco legislaturas en su Parlamento me vienen a la mente algunos conceptos repetitivos. Alternativa KAS. Derechos Históricos del Pueblo Vasco. Fuerismo. Abertzale y Gudari. Soberanía...
Veo la reseña del debate en el Parlamento Vasco por el pleno de política general. Los titulares resultan cansinos y vistos por mi desde aquí, lejos y exiliado, son viejas letanías con olor a naftalina.
Pero me resulta sorprendente que el papel siga aguantándolo todo. "Urkullu reclama para Euskadi la soberanía anterior a 1839". "Advierte sobre el grave incumplimiento del autogobierno", "Aboga por el Concierto Económico" Todo ello en el mismo día en que Tezanos usa al CIS para animar el pesimismo de la izquierda -desde el PSOE hasta Podemos-.
Algunos presumimos de la normalidad vasca, el buen funcionamiento de su Administración, la capacidad para evitar aventuras radicales mediante el pacto PNV-PSE, frente al conglomerado Bildu-Podemos. Es más. Creo que ha sido una de las comunidades autónomas dónde mejor ha funcionado el sistema de asistencia sanitaria frente a la pandemia.
Hasta en Euakadi deberían estar preocupados y ocupados con la subida imparable del coste energético, que afecta a sus actividades industriales, autónomos y ciudadanos. Amén de saber qué van a pedir al "sanchismo" para apoyar los Presupuestos Generales de 2022.
Tenía buena impresión de los actuales mandatarios vascos. No se dejaban influir por las soflamas independentistas catalanas. Ello, les hacía socios preferentse de Sánchez para sumar escaños legislativos. Por otra parte, evitaban meterse en aguas pantanosas como en el asunto del emérito y la batalla con el poder judicial.
Y aquí viene la primera derivada consecuencia de la manida soberanía pendiente. ¿Se imaginan los vascos beneficiados por el Concierto Económico que pasaría en Bruselas si el Estado español no defendiera los Derechos Históricos de los Territorios Forales?. Y es que la soberanía tiene consecuencias. Deberían mirar para el Reino Unido y tomar notas de lo que está suponiendo el "Brexit".
Conste que como español de Galicia, soy de los que a estas alturas no concibo que mi tierra no tenga Derechos Históricos, y no soporto los privilegios por piezas como el Concierto Económico, amén de sentirme ninguneado en los repartos de los caudales públicos en inversiones para Euskadi y Cataluña.
Una vez más, la partitocracia tiene sus propios objetivos que intenta trasladar al tejido social, y la sociedad palpita con otras cuestiones. Desgraciadamente, hemos vuelto a esa ruptura entre ciudadanía e instituciones, buena prueba de tal es precisamente el empeño por la soberanía, cuando se ha demostrado durante la pandemia que es mucho más eficiente la unidad del país -conjunto formado por tierras y gentes- que la división por criterios a inventario diferenciador.
Todo indica que la vacunación ha logrado frenar la escalada de la pandemia. Lo que no sabemos es cómo y cuándo pagaremos las facturas por el feroz endeudamiento adquirido. Como tampoco tengo muy claro el calendario para la llegada de los fondos procedentes de Europa y su distribución. A lo que antecede, añado como sanitario, la incertidumbre sobre la llegada de nuevas oleadas víricas que impacten en la movilidad y sobre la economía del ocio y turismo que se han mostrado como indispensables a la hora de generar ingresos y empleo.
El primer partido de la oposición parece haber olvidado los problemas antes citados y se enzarza en discusiones bizantinas -para el cuerpo electoral y social de la ciudadanía- como de costumbre por el acceso al poder interno. De ahí que sea precisamente Madrid, lo que se adivina como campo en la batalla por el control, entre la dirección en la Comunidad Autónoma y la dirección nacional. Impactando en una escalada de confianza que marcan las encuestas hacía la alternativa popular. Ahora más que nunca, los populares tenían la oportunidad de hacer una convención en la que hubiese dos grandes espacios de análisis. Los errores, para no volver a cometerlos, en estos tiempos que hemos vivido con la pandemia. Las alternativas económicas, fiscales y laborales, para impulsar en España el cambio de estructuras que necesitamos a fin de no volver a ser tan vulnerables.
Y hay una gran incógnita sobre el tapete de la partida política. ¿España va seguir siendo un Estado asimétrico en los repartos e inversiones?. Ese Estado Federal del que hablan los socialistas, ¿es la solución de futuro para el bienestar y el concepto social de ciudadano, o se convertirá en un paso más camino de las desigualdades y desequilibrios?. Más allá de las palabras, ¿qué políticas se dispondrán para actuar sobre la denominada España vaciada?.
Por cierto. ¡Qué vergüenza!. ¡Como se atreven!. Menos mal que lo han evitado. Solo falta que algunos "arrepentidos o nostálgicos del terror" quieran halagar en las calles de Mondragón a un asesino como Henri Parot. Uno de los duros en las cárceles. Responsable de la sangre derramada en uno de los capítulos más vergonzosos para la historia del pueblo vasco. Yo puedo señalar que nunca olvidaré el asesinato en el barrio de Argüelles en Madrid, a la salida de la misa dominical, de mi pariente el Teniente General Guillermo Quintana Lacaci, con dos medallas militares individuales y una actuación inolvidable la noche del 23-F como Capitán General de la Primera Región Militar, abortando el golpe y a las órdenes del Rey.
Un pueblo que sigue celebrando o queriendo celebrar la miserable vida de ciertos "artistas del terror", muestra síndromes preocupantes de paranoia. Creo que las víctimas de tanta crueldad y más allá de aliños tipo "Patria" , tienen derecho a sentir coraje y dolor por intentos como el que quiso salir a las calles de Mondragón este sábado. También aquí, debe aplicarse una doctrina de "Memoria Histórica" para eliminar y prohibir todos los símbolos, actuaciones, conductas, organizaciones, en favor de aquella guerra terrorista cuya vanguardia era ETA y cuya retaguardia la constituyeron partidos, políticos y personajes, que lo mejor es que se callen para siempre, hagan penitencia, y tengan respeto. Me da igual dónde militen los fascistas. Son fascistas y por tanto, una lacra que los poderes públicos deben eliminar.
Hace más de diez años dejé la política activa en Euskadi. Tras cinco legislaturas en su Parlamento me vienen a la mente algunos conceptos repetitivos. Alternativa KAS. Derechos Históricos del Pueblo Vasco. Fuerismo. Abertzale y Gudari. Soberanía...
Veo la reseña del debate en el Parlamento Vasco por el pleno de política general. Los titulares resultan cansinos y vistos por mi desde aquí, lejos y exiliado, son viejas letanías con olor a naftalina.
Pero me resulta sorprendente que el papel siga aguantándolo todo. "Urkullu reclama para Euskadi la soberanía anterior a 1839". "Advierte sobre el grave incumplimiento del autogobierno", "Aboga por el Concierto Económico" Todo ello en el mismo día en que Tezanos usa al CIS para animar el pesimismo de la izquierda -desde el PSOE hasta Podemos-.
Algunos presumimos de la normalidad vasca, el buen funcionamiento de su Administración, la capacidad para evitar aventuras radicales mediante el pacto PNV-PSE, frente al conglomerado Bildu-Podemos. Es más. Creo que ha sido una de las comunidades autónomas dónde mejor ha funcionado el sistema de asistencia sanitaria frente a la pandemia.
Hasta en Euakadi deberían estar preocupados y ocupados con la subida imparable del coste energético, que afecta a sus actividades industriales, autónomos y ciudadanos. Amén de saber qué van a pedir al "sanchismo" para apoyar los Presupuestos Generales de 2022.
Tenía buena impresión de los actuales mandatarios vascos. No se dejaban influir por las soflamas independentistas catalanas. Ello, les hacía socios preferentse de Sánchez para sumar escaños legislativos. Por otra parte, evitaban meterse en aguas pantanosas como en el asunto del emérito y la batalla con el poder judicial.
Y aquí viene la primera derivada consecuencia de la manida soberanía pendiente. ¿Se imaginan los vascos beneficiados por el Concierto Económico que pasaría en Bruselas si el Estado español no defendiera los Derechos Históricos de los Territorios Forales?. Y es que la soberanía tiene consecuencias. Deberían mirar para el Reino Unido y tomar notas de lo que está suponiendo el "Brexit".
Conste que como español de Galicia, soy de los que a estas alturas no concibo que mi tierra no tenga Derechos Históricos, y no soporto los privilegios por piezas como el Concierto Económico, amén de sentirme ninguneado en los repartos de los caudales públicos en inversiones para Euskadi y Cataluña.
Una vez más, la partitocracia tiene sus propios objetivos que intenta trasladar al tejido social, y la sociedad palpita con otras cuestiones. Desgraciadamente, hemos vuelto a esa ruptura entre ciudadanía e instituciones, buena prueba de tal es precisamente el empeño por la soberanía, cuando se ha demostrado durante la pandemia que es mucho más eficiente la unidad del país -conjunto formado por tierras y gentes- que la división por criterios a inventario diferenciador.
Todo indica que la vacunación ha logrado frenar la escalada de la pandemia. Lo que no sabemos es cómo y cuándo pagaremos las facturas por el feroz endeudamiento adquirido. Como tampoco tengo muy claro el calendario para la llegada de los fondos procedentes de Europa y su distribución. A lo que antecede, añado como sanitario, la incertidumbre sobre la llegada de nuevas oleadas víricas que impacten en la movilidad y sobre la economía del ocio y turismo que se han mostrado como indispensables a la hora de generar ingresos y empleo.
El primer partido de la oposición parece haber olvidado los problemas antes citados y se enzarza en discusiones bizantinas -para el cuerpo electoral y social de la ciudadanía- como de costumbre por el acceso al poder interno. De ahí que sea precisamente Madrid, lo que se adivina como campo en la batalla por el control, entre la dirección en la Comunidad Autónoma y la dirección nacional. Impactando en una escalada de confianza que marcan las encuestas hacía la alternativa popular. Ahora más que nunca, los populares tenían la oportunidad de hacer una convención en la que hubiese dos grandes espacios de análisis. Los errores, para no volver a cometerlos, en estos tiempos que hemos vivido con la pandemia. Las alternativas económicas, fiscales y laborales, para impulsar en España el cambio de estructuras que necesitamos a fin de no volver a ser tan vulnerables.
Y hay una gran incógnita sobre el tapete de la partida política. ¿España va seguir siendo un Estado asimétrico en los repartos e inversiones?. Ese Estado Federal del que hablan los socialistas, ¿es la solución de futuro para el bienestar y el concepto social de ciudadano, o se convertirá en un paso más camino de las desigualdades y desequilibrios?. Más allá de las palabras, ¿qué políticas se dispondrán para actuar sobre la denominada España vaciada?.
Por cierto. ¡Qué vergüenza!. ¡Como se atreven!. Menos mal que lo han evitado. Solo falta que algunos "arrepentidos o nostálgicos del terror" quieran halagar en las calles de Mondragón a un asesino como Henri Parot. Uno de los duros en las cárceles. Responsable de la sangre derramada en uno de los capítulos más vergonzosos para la historia del pueblo vasco. Yo puedo señalar que nunca olvidaré el asesinato en el barrio de Argüelles en Madrid, a la salida de la misa dominical, de mi pariente el Teniente General Guillermo Quintana Lacaci, con dos medallas militares individuales y una actuación inolvidable la noche del 23-F como Capitán General de la Primera Región Militar, abortando el golpe y a las órdenes del Rey.
Un pueblo que sigue celebrando o queriendo celebrar la miserable vida de ciertos "artistas del terror", muestra síndromes preocupantes de paranoia. Creo que las víctimas de tanta crueldad y más allá de aliños tipo "Patria" , tienen derecho a sentir coraje y dolor por intentos como el que quiso salir a las calles de Mondragón este sábado. También aquí, debe aplicarse una doctrina de "Memoria Histórica" para eliminar y prohibir todos los símbolos, actuaciones, conductas, organizaciones, en favor de aquella guerra terrorista cuya vanguardia era ETA y cuya retaguardia la constituyeron partidos, políticos y personajes, que lo mejor es que se callen para siempre, hagan penitencia, y tengan respeto. Me da igual dónde militen los fascistas. Son fascistas y por tanto, una lacra que los poderes públicos deben eliminar.