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David Márquez
Miércoles, 29 de Septiembre de 2021 Tiempo de lectura:

Yernos 2025

Bajo el control total de la No-moneda, la vacuna, el pasaporte digital (de obligatoria aplicación y solo disponible mediante No-teléfono), todo bien ajustado a severos criterios morales, éticos, inclusivos y teatrales, la figura del yerno ideal para la temporada otoño-invierno 2025 se presenta como la de un chaval mentalmente castrado y encantado con ello, de baja cuna y dignificante poca vergüenza, con su mascarilla, su vacuna y su puesto de esclavo a “jornada impredecible”, dispuesto a pagar por el sucio aire que respira, obediente y más papista que el Papa. Así las cosas, ni las niñas ni las suegras se decantan por el riesgo, la intrepidez, la valentía del autónomo, atributos de unos personajes ya caducos e imposibles, como los de las viejas películas de acción, catalogadas ahora, justamente, con la etiqueta “ciencia-ficción”. Pues ¿cómo entenderán las nuevas generaciones que un ladrón o traficante o empresario pueda ganar el premio y vivir y pasarlo en grande con un saco de esas cosas llamadas “billetes”? ¿Adónde escaparía en la era de la geofiscolocalización voluntaria? La figura del “malote” ha muerto. Larga vida al rígido, obediente monstruito de buena (convencional) nota, pueril espíritu, nula flexibilidad mental e ideas claras sobre lo que quiere ser de mayor. Censuremos definitivamente las pelis del Youtube donde se muestra la incompetencia, corrupción o estupidez de ciertos periodistas, policías, médicos o bomberos. Nuevas series y espacios irrumpen ya protagonizados por una floreciente raza de profesionales y titulados legales, ante todo sanísimos, a las órdenes de guionistas dispuestos a escribir exclusivamente aquello que todas y todos quieren ver, muy ecológicos y consumistos y cumplidoros, el mejor ejemplo para la nueva generación de yernos (y nueras, por qué no) localizables veinticuatro horas, legalómanos, obedientistas, ciegamente fieles al dictado de políticos y pantallas. ¡Más gigas, más fotos, más acreditaciones, más cuentos de la lechera! Qué comodidad. Qué felicidad, sea cual sea el significado del término.

 

(*) David Márquez es escritor. Autor del libro Dame fuego

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