Miguel Cortés Navarro (y II)
Justo después de esa representación teatral que tanto gustó al fundador del nacionalismo vasco y a la que dedicó varios números de su primer periódico, Bizkaitarra, fue admitido Miguel Cortés Navarro en el Euskeldun Batzokija, la primera asociación nacionalista ideada por Sabino Arana, inaugurada el 8 de julio de 1894. Miguel Cortés Navarro se convirtió en nacionalista vasco en la sesión del 9 de marzo de 1895 con voto unánime, dice Luis Arana. Pero téngase en cuenta que esa unanimidad correspondía a los escasos diez asistentes a dicha sesión. Todos estos datos los obtenemos de la obra ya citada en el capítulo anterior, editada en cuatro volúmenes, titulada Historia del nacionalismo vasco en sus documentos, así como de La patria de los vascos, también citada.
De acuerdo con la clasificación establecida en el reglamento del Euskeldun Batzokija, los socios podían ser de tres tipos (La patria de los vascos, p. 243):
1) Socio originario tenía que tener los cuatro primeros apellidos eusquéricos.
2) Socio adoptado sería el que tuviera alguno de sus cuatro primeros apellidos no eusquérico pero heredado de abuelos nacidos en territorio eusqueriano.
3) Socio adicto: el que tenga algún apellido no eusquérico heredado de abuelos nacidos en territorio extranjero [se refiere al resto de España]; o el que tenga los cuatro primeros no eusquéricos, pero heredados de abuelos nacidos en territorio eusqueriano.
No sabemos cuáles eran el tercer y cuarto apellidos de Miguel Cortés Navarro, por lo que no podemos deducir si fue asignado al grupo de socios adoptados o al de socios adictos. Lo que es seguro es que al no tener los cuatro primeros apellidos eusquéricos no podía ser socio originario y, por tanto, no podía formar parte de la junta directiva.
Pero en la Junta General Extraordinaria de 19 de julio de 1896 aparece Miguel Cortés Navarro elegido como Contador, un cargo especialmente sensible en el organigrama de la asociación y que denotaba la máxima confianza hacia él desde la dirección.
El 26 de mayo de 1897 Sabino Arana elabora una lista de socios del Euskeldun Batzokija en la que aparecen 46 miembros, a los que hay que añadir a los dos hermanos Arana, en total 48. De esa lista solo hay dos individuos con el primer apellido no eusquérico: uno es Miguel Cortés Navarro, el otro Adolfo Ortiz de la Riva Arana. Este último fue admitido en sesión de 19 de julio de 1895. Consta que dejó de pagar la cuota de socio en junio de 1896, junto con otros 14 socios. Pero en 1901 Adolfo Ortiz de la Riva Arana fue propuesto como candidato a las elecciones provinciales por Sabino Arana para el distrito de Durango, aunque el definitivo fue otro. Parece ser que Sabino Arana se fijó sobre todo no en la valía del candidato propuesto sino en la influencia económica de uno de sus hermanos (el dato en La patria de los vascos, p. 550, nota 357).
Nada parecido ocurre en el caso de Miguel Cortés Navarro, que llegó a ser íntimo colaborador de los hermanos Arana Goiri, en particular de Sabino, ganándose su entera confianza, por sus propias actitudes y convicciones, a lo que se añadía su condición extraordinaria de ser el único miembro del Euskeldun Batzokija que no tenía apellidos eusquéricos. Pero no importaba. Esta es la cuestión. Pudieron más las cualidades del personaje que sus apellidos, aunque fuera un extraño entre todos los demás. Suponemos que también se tendría en cuenta que era de un pueblo de Navarra –Valtierra, cerca de Tudela, como vimos en el capítulo anterior– y que, por tanto, no procedía de otras zonas de territorio español ajenas al País Vasco o Navarra. Pero eso no quita para que sus apellidos no fueran eusquéricos, que no lo eran, lo cual contradecía los criterios de admisión de socios, que no contemplaban otra posibilidad que la de los apellidos.
A partir de ahí vemos en los textos nacionalistas cómo, al referirse a Miguel Cortés Navarro, los dirigentes del nacionalismo vasco van modificándole la grafía de sus apellidos. En Historia del nacionalismo vasco en sus documentos la grafía que se utiliza siempre es Miguel Cortes Nabarro, sin tilde en la “e” de Cortés y con “b” en Navarro. Pero vemos más modificaciones. Luis Arana, en la necrológica del diario Euzkadi de 3 de mayo de 1936 se refiere a él como Miguel Kortes Nabarro, donde la evolución hacia la grafía eusquérica ya es inocultable. En documentación del Euskeldun Batzokija aparece también a menudo como Miguel C. Nabarro, ocultando el Cortés. Y Sabino Arana en carta a su hermano Luis llega a escribir su nombre Miguel K. Nabarro. A Miguel Cortés Navarro, por tanto, su adhesión inquebrantable a la causa nacionalista le hizo ser aceptado por los dirigentes de la misma hasta el punto de transformar la grafía de sus apellidos en sentido eusquérico hasta el máximo límite posible.
Se sabe que Miguel Cortés Navarro fue funcionario de la Diputación de Vizcaya y que en 1900 pasó al Banco del Comercio, propiedad de Ramón de la Sota y Llano, donde llegaría a ser director. A lo que se añade su papel verdaderamente clave en el desarrollo de los acontecimientos tras la muerte de Sabino Arana el 25 de septiembre de 1903, en relación con el significado que para el nacionalismo futuro iba a adquirir la Ley de 25 de Octubre de 1839. Tal significado vino fijado por la publicación de dos artículos escritos por él en el último periódico fundado por Sabino Arana: “¿Qué es nacionalismo?” (Patria, nº 26, 3 de enero de 1904) y “Procedimientos nacionalistas” (Patria, nº 27, 10 de enero de 1904), firmados ambos con otro de sus seudónimos: Garritz. Los dos están reproducidos en Historia del nacionalismo vasco en sus documentos (volumen 3, pp. 663-666).
En ambos artículos se basa en la reivindicación del nacionalismo vasco como procedimiento legal alejado del separatismo. Esta idea ya la explicó en su primer y único artículo escrito en Bizkaitarra, en su suplemento IV, de 21 de julio de 1895, titulado “Nacionalismo y separatismo”.
Pero a diferencia de aquel primer artículo, donde no aparecía para nada la fecha de 25 de octubre de 1839, en “¿Qué es nacionalismo?” aparece por dos veces y con el mismo significado: “Nacionalismo es la política que trata de reintegrar a Euzkadi de todos los derechos que tenía antes del 25 de Octubre de 1839; o lo que es lo mismo, de volver a adquirir los llamados fueros en toda su integridad”.
En “Procedimientos nacionalistas”, vuelve a repetir los argumentos anteriores, repitiendo esta vez hasta por cuatro veces la fecha del 25 de Octubre de 1839, refiriéndose en una de ellas explícitamente a la ley de dicho día, denominando al partido nacionalista como “el único partido de orden que aspira a conseguir para su desgraciado pueblo la felicidad que le fue arrebatada por la infausta ley de 1839”.
Esta doctrina pasó a ser la oficial del Partido Nacionalista Vasco a partir del manifiesto de 1906. No obstante, ni Miguel Cortés Navarro ni ningún otro nacionalista trataron nunca de explicar qué es lo que entendían por soberanía previa a 1839 en un sentido histórico propiamente dicho. Y así es como ha llegado la teoría hasta Iñigo Urkullu. Hubo un nacionalista heterodoxo, Eduardo Landeta, que intentó convencer de la falta de propiedad de esa idea (“No, no debemos proclamar ni enseñar tampoco a nuestros hijos que por la ley de 25 de octubre de 1839 perdiera exclusivamente Euzkadi su originaria libertad, porque eso falsear la Historia de la Patria y no debemos, ni tenemos derecho a educar a nuestros hijos en el error”), pero leyendo el discurso en el que se posicionó en ese sentido (Los errores del nacionalismo vasco y sus remedios, 1923) no encontramos tampoco ningún argumento historiográfico en el que fundamente su convicción, por lo que pensamos que, más que por fundamentos históricos, su postura obedecería, como ocurre casi siempre en el nacionalismo, a intereses tácticos.
Justo después de esa representación teatral que tanto gustó al fundador del nacionalismo vasco y a la que dedicó varios números de su primer periódico, Bizkaitarra, fue admitido Miguel Cortés Navarro en el Euskeldun Batzokija, la primera asociación nacionalista ideada por Sabino Arana, inaugurada el 8 de julio de 1894. Miguel Cortés Navarro se convirtió en nacionalista vasco en la sesión del 9 de marzo de 1895 con voto unánime, dice Luis Arana. Pero téngase en cuenta que esa unanimidad correspondía a los escasos diez asistentes a dicha sesión. Todos estos datos los obtenemos de la obra ya citada en el capítulo anterior, editada en cuatro volúmenes, titulada Historia del nacionalismo vasco en sus documentos, así como de La patria de los vascos, también citada.
De acuerdo con la clasificación establecida en el reglamento del Euskeldun Batzokija, los socios podían ser de tres tipos (La patria de los vascos, p. 243):
1) Socio originario tenía que tener los cuatro primeros apellidos eusquéricos.
2) Socio adoptado sería el que tuviera alguno de sus cuatro primeros apellidos no eusquérico pero heredado de abuelos nacidos en territorio eusqueriano.
3) Socio adicto: el que tenga algún apellido no eusquérico heredado de abuelos nacidos en territorio extranjero [se refiere al resto de España]; o el que tenga los cuatro primeros no eusquéricos, pero heredados de abuelos nacidos en territorio eusqueriano.
No sabemos cuáles eran el tercer y cuarto apellidos de Miguel Cortés Navarro, por lo que no podemos deducir si fue asignado al grupo de socios adoptados o al de socios adictos. Lo que es seguro es que al no tener los cuatro primeros apellidos eusquéricos no podía ser socio originario y, por tanto, no podía formar parte de la junta directiva.
Pero en la Junta General Extraordinaria de 19 de julio de 1896 aparece Miguel Cortés Navarro elegido como Contador, un cargo especialmente sensible en el organigrama de la asociación y que denotaba la máxima confianza hacia él desde la dirección.
El 26 de mayo de 1897 Sabino Arana elabora una lista de socios del Euskeldun Batzokija en la que aparecen 46 miembros, a los que hay que añadir a los dos hermanos Arana, en total 48. De esa lista solo hay dos individuos con el primer apellido no eusquérico: uno es Miguel Cortés Navarro, el otro Adolfo Ortiz de la Riva Arana. Este último fue admitido en sesión de 19 de julio de 1895. Consta que dejó de pagar la cuota de socio en junio de 1896, junto con otros 14 socios. Pero en 1901 Adolfo Ortiz de la Riva Arana fue propuesto como candidato a las elecciones provinciales por Sabino Arana para el distrito de Durango, aunque el definitivo fue otro. Parece ser que Sabino Arana se fijó sobre todo no en la valía del candidato propuesto sino en la influencia económica de uno de sus hermanos (el dato en La patria de los vascos, p. 550, nota 357).
Nada parecido ocurre en el caso de Miguel Cortés Navarro, que llegó a ser íntimo colaborador de los hermanos Arana Goiri, en particular de Sabino, ganándose su entera confianza, por sus propias actitudes y convicciones, a lo que se añadía su condición extraordinaria de ser el único miembro del Euskeldun Batzokija que no tenía apellidos eusquéricos. Pero no importaba. Esta es la cuestión. Pudieron más las cualidades del personaje que sus apellidos, aunque fuera un extraño entre todos los demás. Suponemos que también se tendría en cuenta que era de un pueblo de Navarra –Valtierra, cerca de Tudela, como vimos en el capítulo anterior– y que, por tanto, no procedía de otras zonas de territorio español ajenas al País Vasco o Navarra. Pero eso no quita para que sus apellidos no fueran eusquéricos, que no lo eran, lo cual contradecía los criterios de admisión de socios, que no contemplaban otra posibilidad que la de los apellidos.
A partir de ahí vemos en los textos nacionalistas cómo, al referirse a Miguel Cortés Navarro, los dirigentes del nacionalismo vasco van modificándole la grafía de sus apellidos. En Historia del nacionalismo vasco en sus documentos la grafía que se utiliza siempre es Miguel Cortes Nabarro, sin tilde en la “e” de Cortés y con “b” en Navarro. Pero vemos más modificaciones. Luis Arana, en la necrológica del diario Euzkadi de 3 de mayo de 1936 se refiere a él como Miguel Kortes Nabarro, donde la evolución hacia la grafía eusquérica ya es inocultable. En documentación del Euskeldun Batzokija aparece también a menudo como Miguel C. Nabarro, ocultando el Cortés. Y Sabino Arana en carta a su hermano Luis llega a escribir su nombre Miguel K. Nabarro. A Miguel Cortés Navarro, por tanto, su adhesión inquebrantable a la causa nacionalista le hizo ser aceptado por los dirigentes de la misma hasta el punto de transformar la grafía de sus apellidos en sentido eusquérico hasta el máximo límite posible.
Se sabe que Miguel Cortés Navarro fue funcionario de la Diputación de Vizcaya y que en 1900 pasó al Banco del Comercio, propiedad de Ramón de la Sota y Llano, donde llegaría a ser director. A lo que se añade su papel verdaderamente clave en el desarrollo de los acontecimientos tras la muerte de Sabino Arana el 25 de septiembre de 1903, en relación con el significado que para el nacionalismo futuro iba a adquirir la Ley de 25 de Octubre de 1839. Tal significado vino fijado por la publicación de dos artículos escritos por él en el último periódico fundado por Sabino Arana: “¿Qué es nacionalismo?” (Patria, nº 26, 3 de enero de 1904) y “Procedimientos nacionalistas” (Patria, nº 27, 10 de enero de 1904), firmados ambos con otro de sus seudónimos: Garritz. Los dos están reproducidos en Historia del nacionalismo vasco en sus documentos (volumen 3, pp. 663-666).
En ambos artículos se basa en la reivindicación del nacionalismo vasco como procedimiento legal alejado del separatismo. Esta idea ya la explicó en su primer y único artículo escrito en Bizkaitarra, en su suplemento IV, de 21 de julio de 1895, titulado “Nacionalismo y separatismo”.
Pero a diferencia de aquel primer artículo, donde no aparecía para nada la fecha de 25 de octubre de 1839, en “¿Qué es nacionalismo?” aparece por dos veces y con el mismo significado: “Nacionalismo es la política que trata de reintegrar a Euzkadi de todos los derechos que tenía antes del 25 de Octubre de 1839; o lo que es lo mismo, de volver a adquirir los llamados fueros en toda su integridad”.
En “Procedimientos nacionalistas”, vuelve a repetir los argumentos anteriores, repitiendo esta vez hasta por cuatro veces la fecha del 25 de Octubre de 1839, refiriéndose en una de ellas explícitamente a la ley de dicho día, denominando al partido nacionalista como “el único partido de orden que aspira a conseguir para su desgraciado pueblo la felicidad que le fue arrebatada por la infausta ley de 1839”.
Esta doctrina pasó a ser la oficial del Partido Nacionalista Vasco a partir del manifiesto de 1906. No obstante, ni Miguel Cortés Navarro ni ningún otro nacionalista trataron nunca de explicar qué es lo que entendían por soberanía previa a 1839 en un sentido histórico propiamente dicho. Y así es como ha llegado la teoría hasta Iñigo Urkullu. Hubo un nacionalista heterodoxo, Eduardo Landeta, que intentó convencer de la falta de propiedad de esa idea (“No, no debemos proclamar ni enseñar tampoco a nuestros hijos que por la ley de 25 de octubre de 1839 perdiera exclusivamente Euzkadi su originaria libertad, porque eso falsear la Historia de la Patria y no debemos, ni tenemos derecho a educar a nuestros hijos en el error”), pero leyendo el discurso en el que se posicionó en ese sentido (Los errores del nacionalismo vasco y sus remedios, 1923) no encontramos tampoco ningún argumento historiográfico en el que fundamente su convicción, por lo que pensamos que, más que por fundamentos históricos, su postura obedecería, como ocurre casi siempre en el nacionalismo, a intereses tácticos.