Ortega y Ortega
Amancio y Daniel, altruismo frente a egolatría, esperanza contra desesperación y vida contra muerte. El empresario de intachable probidad ha donado a la sanidad pública diez equipos de protonterapia, la tecnología más avanzada para un tratamiento complejo y sofisticado contra el cáncer, no es la primera donación ni será la última.
El otro Ortega es un sátrapa que ha convertido a su país en un latifundio de su propiedad donde los nicaragüenses son sus esclavos y todo indica que junto a su esposa pretende emular a otra pareja nefasta, los rumanos Nicolae y Elena Ceaucescu.
Hay quienes critican y se muestran renuentes a las donaciones <<motu proprio>> de D. Amancio, están en su derecho, pero si fueran coherentes deberían negarse a ser tratados con las máquinas orteguianas caso que la enfermedad se cebe con ellos. También el nicaragüense tiene gente afecta a su Régimen, pero de boquilla y con el océano de por medio.
Nuestro Ortega es el buen samaritano receptivo y solidario con quien padece la terrible enfermedad mientras que el otro se ha puesto a la altura de los totalitarios más vesánicos aplastando a su gente. Uno es una persona de diez mientras el otro representa el cero a la izquierda, muy a la izquierda.
Ortega y Ortega.
Francisco Javier Sáenz Martínez
FJS.
Lasarte-Oria
Amancio y Daniel, altruismo frente a egolatría, esperanza contra desesperación y vida contra muerte. El empresario de intachable probidad ha donado a la sanidad pública diez equipos de protonterapia, la tecnología más avanzada para un tratamiento complejo y sofisticado contra el cáncer, no es la primera donación ni será la última.
El otro Ortega es un sátrapa que ha convertido a su país en un latifundio de su propiedad donde los nicaragüenses son sus esclavos y todo indica que junto a su esposa pretende emular a otra pareja nefasta, los rumanos Nicolae y Elena Ceaucescu.
Hay quienes critican y se muestran renuentes a las donaciones <<motu proprio>> de D. Amancio, están en su derecho, pero si fueran coherentes deberían negarse a ser tratados con las máquinas orteguianas caso que la enfermedad se cebe con ellos. También el nicaragüense tiene gente afecta a su Régimen, pero de boquilla y con el océano de por medio.
Nuestro Ortega es el buen samaritano receptivo y solidario con quien padece la terrible enfermedad mientras que el otro se ha puesto a la altura de los totalitarios más vesánicos aplastando a su gente. Uno es una persona de diez mientras el otro representa el cero a la izquierda, muy a la izquierda.
Ortega y Ortega.
Francisco Javier Sáenz Martínez
FJS.
Lasarte-Oria