Las nuevas armas de Putin
EEUU teme un ataque de Rusia con pulsos electromagnéticos
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Estados Unidos es vulnerable a un ataque de pulso electromagnético (EMP en sus siglas en inglés) que podría devastar la red eléctrica del país y aniquilar a amplios sectores de la población. “El riesgo de un ataque EMP contra la infraestructura de Estados Unidos es muy alto, especialmente en el actual entorno internacional”, ha explicado Sam Kessler, asesor geopolítico de North Star Support Group, una empresa multinacional de gestión de riesgos.
La definición más sencilla de lo que significa un ataque con pulso electromagnético (EMP) es la que señala que se trata de una agresión de tipo militar realizada con armas generadoras de elevadas cantidades de energía electromagnética que destruyen total o parcialmente todo tipo de instalaciones, infraestructuras o equipos eléctricos, electrónicos y digitales dentro de un determinado radio de acción.
Una embestida EMP puede tener un origen natural, ya que determinadas explosiones solares son capaces de generar efectos de este tipo (el más conocido es el denominado “Evento Carrington”, que tuvo lugar en 1859), o estar provocada por causas artificiales derivadas, por ejemplo, de que un ejército, una milicia o una organización terrorista pueda proceder a detonar un artefacto nuclear en la atmósfera y con los pulsos electromagnéticos derivados de la explosión inutilizar lo sistemas básicos de abastecimiento, energía, transportes y comunicaciones de una determinada región, de un país “enemigo” o de una zona concreta del mundo. Una bomba EMP arrastraría a la región que la padeciera al caos más absoluto. Si bien no se producirían muertes directas, la completa y casi inmediata paralización de la práctica totalidad de las infraestructuras vitales (distribución, sanidad, abastecimientos, comunicaciones, transportes y electricidad) provocaría miles de víctimas indirectas.
Estados Unidos se ha tomado tan en serio esta amenaza que ya el Gobierno de Barack Obama decidió emprender una remodelación sin precedentes de todo el sistema de Protección Civil del país, mientras que la NOAA (Administración Oceánica y Atmosférica de EEUU) reconocía que la propia Casa Blanca estaría tomando serias medidas de autoprotección al respecto, con el fin de garantizar la continuidad de la estructura gubernamental en un escenario de características tan dramáticas. De hecho, hace tres años, Estados Unidos llevó a cabo, en cooperación con México y Canadá, el mayor simulacro de apagón continental de la historia de su Sistema de Protección Civil, con decenas de miles de participantes y cientos de infraestructuras eléctricas de todo Norteamérica involucradas en el mismo.
“Las armas EMP ofrecen a Rusia, China y a los Estados terroristas armados con misiles balísticos intercontinentales, un medio rápido, barato y eficaz para hacer que la mayoría de los estadounidenses sienta de inmediato los horrores de la guerra, lo que los hace atractivos para los enemigos que buscan crear presión sobre los líderes de Estados Unidos para que capitulen o negocien”, ha explicado Rick Fisher, miembro principal del Centro de Evaluación y Estrategia Internacional.
Un ataque de este tipo, si, por ejemplo, se centrara sobre la ciudad de Nueva York cubriría todo el noreste de Estados Unidos, según una declaración al Congreso de Peter Pry, experto en EPM y director ejecutivo de Task Force on National and Homeland Security. En una presentación realizada en 2018, Pry expresó que una explosión de EPM a gran altura podría inutilizar al 74.4% de la capacidad de generación de energía de Estados Unidos. “Un ataque de este tipo podría causar pérdidas de energía eléctrica durante meses y crear efectos en cascada para los suministros de alimentos, agua y calor, lo que provocaría una pérdida masiva de vidas”.
En otro trabajo de investigación elaborado por Pry y citado por The Epoch Times, éste explicó que China seguramente ya tiene armas avanzadas de ataque de pulso electromágnetico en su poder, y que los sistemas hipersónicos recientemente probados por el país asiático podrían ser utilizados para enviarlos. “La inteligencia militar de Taiwán en fuentes abiertas acredita que China tiene una gran arma nuclear de ataque de pulso electromágnetico -basada en información robada de los laboratorios de armas nucleares de Estados Unidos-”, afirma el informe. “China está a punto de desplegar o ya ha desplegado armas hipersónicas que podrían estar armadas con ojivas nucleares o no nucleares para un ataque de pulso electromágnetico, lo que aumentaría en gran medida la amenaza de un ataque sorpresa contra las fuerzas estadounidenses en el Pacífico y contra Estados Unidos”.
Una declaración de 2017 de la Comisión EMP citó al embajador Henry Cooper, exdirector de la Iniciativa de Defensa Estratégica de Estados Unidos, quien escribió que un ataque de pulso electromagnético de gran altitud podría resultar en la inutilización de la red eléctrica de Estados Unidos por un período indefinido, lo que llevaría a “la muerte en un año de hasta el 90% de los estadounidenses”. “Pocos estadounidenses tienen idea de lo que es vivir sin electricidad, sin comunicación digital constante o sin acceso inmediato a los servicios médicos o de transporte, que pueden ser eliminados por las armas de EPM”.
En este sentido, una de las nuevas "superarmas" de Rusia ha despertado una especial preocupación: se trata del misil radioeléctrico "Alabuga", que imita el pulso electromagnético [EMP] generada por una bomba nuclear. Este misil, desarrollado en 2019, puede quemar cualquier circuito electrónico dentro de un radio de cinco kilómetros, destruyendo equipos informáticos, sistemas eléctricos o grupos de defensa a chatarra inútil. Incluso se ha creado una "versión de bolsillo" de esta arma podría llevarse a una zona de combate para paralizar los sistemas de comando y control del enemigo.
La "Listva" es otra arma rusa que utiliza radiación electromagnética para apoyar el avance de las tropas terrestres. El vehículo de remoción de minas operado por control remoto utiliza ondas de radio de muy alta frecuencia para neutralizar minas y otros explosivos desde una distancia de hasta 100 metros.
Estados Unidos es vulnerable a un ataque de pulso electromagnético (EMP en sus siglas en inglés) que podría devastar la red eléctrica del país y aniquilar a amplios sectores de la población. “El riesgo de un ataque EMP contra la infraestructura de Estados Unidos es muy alto, especialmente en el actual entorno internacional”, ha explicado Sam Kessler, asesor geopolítico de North Star Support Group, una empresa multinacional de gestión de riesgos.
La definición más sencilla de lo que significa un ataque con pulso electromagnético (EMP) es la que señala que se trata de una agresión de tipo militar realizada con armas generadoras de elevadas cantidades de energía electromagnética que destruyen total o parcialmente todo tipo de instalaciones, infraestructuras o equipos eléctricos, electrónicos y digitales dentro de un determinado radio de acción.
Una embestida EMP puede tener un origen natural, ya que determinadas explosiones solares son capaces de generar efectos de este tipo (el más conocido es el denominado “Evento Carrington”, que tuvo lugar en 1859), o estar provocada por causas artificiales derivadas, por ejemplo, de que un ejército, una milicia o una organización terrorista pueda proceder a detonar un artefacto nuclear en la atmósfera y con los pulsos electromagnéticos derivados de la explosión inutilizar lo sistemas básicos de abastecimiento, energía, transportes y comunicaciones de una determinada región, de un país “enemigo” o de una zona concreta del mundo. Una bomba EMP arrastraría a la región que la padeciera al caos más absoluto. Si bien no se producirían muertes directas, la completa y casi inmediata paralización de la práctica totalidad de las infraestructuras vitales (distribución, sanidad, abastecimientos, comunicaciones, transportes y electricidad) provocaría miles de víctimas indirectas.
Estados Unidos se ha tomado tan en serio esta amenaza que ya el Gobierno de Barack Obama decidió emprender una remodelación sin precedentes de todo el sistema de Protección Civil del país, mientras que la NOAA (Administración Oceánica y Atmosférica de EEUU) reconocía que la propia Casa Blanca estaría tomando serias medidas de autoprotección al respecto, con el fin de garantizar la continuidad de la estructura gubernamental en un escenario de características tan dramáticas. De hecho, hace tres años, Estados Unidos llevó a cabo, en cooperación con México y Canadá, el mayor simulacro de apagón continental de la historia de su Sistema de Protección Civil, con decenas de miles de participantes y cientos de infraestructuras eléctricas de todo Norteamérica involucradas en el mismo.
“Las armas EMP ofrecen a Rusia, China y a los Estados terroristas armados con misiles balísticos intercontinentales, un medio rápido, barato y eficaz para hacer que la mayoría de los estadounidenses sienta de inmediato los horrores de la guerra, lo que los hace atractivos para los enemigos que buscan crear presión sobre los líderes de Estados Unidos para que capitulen o negocien”, ha explicado Rick Fisher, miembro principal del Centro de Evaluación y Estrategia Internacional.
Un ataque de este tipo, si, por ejemplo, se centrara sobre la ciudad de Nueva York cubriría todo el noreste de Estados Unidos, según una declaración al Congreso de Peter Pry, experto en EPM y director ejecutivo de Task Force on National and Homeland Security. En una presentación realizada en 2018, Pry expresó que una explosión de EPM a gran altura podría inutilizar al 74.4% de la capacidad de generación de energía de Estados Unidos. “Un ataque de este tipo podría causar pérdidas de energía eléctrica durante meses y crear efectos en cascada para los suministros de alimentos, agua y calor, lo que provocaría una pérdida masiva de vidas”.
En otro trabajo de investigación elaborado por Pry y citado por The Epoch Times, éste explicó que China seguramente ya tiene armas avanzadas de ataque de pulso electromágnetico en su poder, y que los sistemas hipersónicos recientemente probados por el país asiático podrían ser utilizados para enviarlos. “La inteligencia militar de Taiwán en fuentes abiertas acredita que China tiene una gran arma nuclear de ataque de pulso electromágnetico -basada en información robada de los laboratorios de armas nucleares de Estados Unidos-”, afirma el informe. “China está a punto de desplegar o ya ha desplegado armas hipersónicas que podrían estar armadas con ojivas nucleares o no nucleares para un ataque de pulso electromágnetico, lo que aumentaría en gran medida la amenaza de un ataque sorpresa contra las fuerzas estadounidenses en el Pacífico y contra Estados Unidos”.
Una declaración de 2017 de la Comisión EMP citó al embajador Henry Cooper, exdirector de la Iniciativa de Defensa Estratégica de Estados Unidos, quien escribió que un ataque de pulso electromagnético de gran altitud podría resultar en la inutilización de la red eléctrica de Estados Unidos por un período indefinido, lo que llevaría a “la muerte en un año de hasta el 90% de los estadounidenses”. “Pocos estadounidenses tienen idea de lo que es vivir sin electricidad, sin comunicación digital constante o sin acceso inmediato a los servicios médicos o de transporte, que pueden ser eliminados por las armas de EPM”.
En este sentido, una de las nuevas "superarmas" de Rusia ha despertado una especial preocupación: se trata del misil radioeléctrico "Alabuga", que imita el pulso electromagnético [EMP] generada por una bomba nuclear. Este misil, desarrollado en 2019, puede quemar cualquier circuito electrónico dentro de un radio de cinco kilómetros, destruyendo equipos informáticos, sistemas eléctricos o grupos de defensa a chatarra inútil. Incluso se ha creado una "versión de bolsillo" de esta arma podría llevarse a una zona de combate para paralizar los sistemas de comando y control del enemigo.
La "Listva" es otra arma rusa que utiliza radiación electromagnética para apoyar el avance de las tropas terrestres. El vehículo de remoción de minas operado por control remoto utiliza ondas de radio de muy alta frecuencia para neutralizar minas y otros explosivos desde una distancia de hasta 100 metros.