Una pareja feliz
Antonio y Hortensia, dos veinteañeros a quienes la vida les sonreía y los planes de un futuro en común eran su máximo anhelo. Él llevaba trabajabando en Ordizia tres años y ella decidió darle una sorpresa presentándose sin previo aviso para celebrar el Año Nuevo. La felicidad, la dicha, embargaban a la joven pareja como si viviesen en un cuento de hadas. La víspera de los Reyes Magos acudieron a una discoteca para bailar muy apretados y prometerse amor eterno; salieron del baile de madrugada, cogidos de la mano, amartelados, para volver a casa, ver los regalos de Sus Majestades y desayunarse con un Roscón de Reyes, sin saber que estaban viviendo sus últimos minutos.
Antonio detuvo el vehículo ante un semáforo en rojo y de repente una lluvia de balas segó sus vidas. Dos víctimas del terrorismo anónimas, cosificadas, cuyo recuerdo se ha olvidado; su sangre fue derramada en Beasain un 6 de enero de 1979. El cuerpo de Antonio cayó sobre el claxon, que lloró veintisiete largos minutos sin que se encendiese una luz, se abriese una ventana o una puerta, y sin que nadie tratara de socorrerles. El miedo, la indiferencia, el desdén, fueron la respuesta ante un hecho tan espeluznante y a buen seguro que esos vecinos de Beasain sí celebraron los regalos mientras saboreaban el típico roscón sin importarles que en un coche frente a sus casas dos jóvenes, cuyos cuerpos aún estaban calientes, habían sido ametrallados por los "salvadores" del pueblo vasco.
Antonio era guardia civil y Hortensia, estudiante. En lugar de vivir en matrimonio toda una vida, los mataron juntos para unirlos en la eternidad. In Memoriam, Antonio Ramírez y Hortensia González, "los novios de Cádiz".
Francisco Javier Sáenz Martínez
FJS.
Lasarte-Oria
![[Img #21238]](https://latribunadelpaisvasco.com/upload/images/01_2022/2198_antonio-y-hortensia.jpg)
Antonio y Hortensia, dos veinteañeros a quienes la vida les sonreía y los planes de un futuro en común eran su máximo anhelo. Él llevaba trabajabando en Ordizia tres años y ella decidió darle una sorpresa presentándose sin previo aviso para celebrar el Año Nuevo. La felicidad, la dicha, embargaban a la joven pareja como si viviesen en un cuento de hadas. La víspera de los Reyes Magos acudieron a una discoteca para bailar muy apretados y prometerse amor eterno; salieron del baile de madrugada, cogidos de la mano, amartelados, para volver a casa, ver los regalos de Sus Majestades y desayunarse con un Roscón de Reyes, sin saber que estaban viviendo sus últimos minutos.
Antonio detuvo el vehículo ante un semáforo en rojo y de repente una lluvia de balas segó sus vidas. Dos víctimas del terrorismo anónimas, cosificadas, cuyo recuerdo se ha olvidado; su sangre fue derramada en Beasain un 6 de enero de 1979. El cuerpo de Antonio cayó sobre el claxon, que lloró veintisiete largos minutos sin que se encendiese una luz, se abriese una ventana o una puerta, y sin que nadie tratara de socorrerles. El miedo, la indiferencia, el desdén, fueron la respuesta ante un hecho tan espeluznante y a buen seguro que esos vecinos de Beasain sí celebraron los regalos mientras saboreaban el típico roscón sin importarles que en un coche frente a sus casas dos jóvenes, cuyos cuerpos aún estaban calientes, habían sido ametrallados por los "salvadores" del pueblo vasco.
Antonio era guardia civil y Hortensia, estudiante. En lugar de vivir en matrimonio toda una vida, los mataron juntos para unirlos en la eternidad. In Memoriam, Antonio Ramírez y Hortensia González, "los novios de Cádiz".
Francisco Javier Sáenz Martínez
FJS.
Lasarte-Oria