Aquellos héroes olvidados
El último día de agosto de2021 -San Ramón- sufrí un estúpido accidente, con rotura del cuádriceps derecho, intervención quirúrgica urgente y seis meses -me quedan dos- para recuperarme. Así que mi mente hizo repaso de tiempos atrás. Y es que, además de imparable el pensamiento, con el paso de los años se produce un fenómeno. Tenemos mucho pasado, estamos incómodos con el presente -además entre dos siglos- y no confiamos demasiado en el futuro, por sus incertidumbres.
En su día, hace ya muchos años, bajo un magnífico e impactante eslogan -¡queremos, poder, hacer!- ganamos las Elecciones Forales en Vitoria, logrando 11 escaños a las Juntas Generales del Territorio Foral o Histórico de Álava. Tuve el honor de encabezar aquella lista. Pero, y siguiendo el consejo de Javier Gómara -Presidente del Parlamento Foral de Navarra- el éxito estuvo en conectar con la realidad pública y privada de los habitantes en la pequeña provincia al norte de España, que se sentía mal tratada y ocupada, por el nacionalismo vasco, mientras los viejos partidos con sede en Madrid ignoraban la realidad o pactaban cómo ocupar el Gobierno de la nación, dejando la foralidad -pacto y libertad- como una antigualla.
Pero hubo algo más. Unidad Alavesa (UA) era un movimiento social. La respuesta de los habitantes de un pequeño territorio al nacionalismo vasco radical, violento, excluyente y secesionista. Desde la imposición del idioma hasta el contencioso con España. Vitoria, ciudad en la que habían jurado los buenos usos y costumbres los señores de Castilla- Voluntaria Entrega 1332- se había convertido en plaza ocupada por las hordas del PNV. Y esa denuncia, hecha con creatividad, movilizó el voto para lo que durante una década fue "el partido de Álava".
UA logró al menos tres objetivos: atraer hacia la política a ciudadanos sin antecedentes en tal espacio, procedentes de la sociedad civil, hartos de estar hartos y huérfanos de un sistema democrático que no les representaba -algo similar a lo que acontece en el 2022-. Hacer menos política y más sociedad, de ahí que no se sintieran alineados con las coordenadas de la nomenclatura política -derecha o izquierda-. Dar un correctivo a todos los que ocupaban el sistema de representación institucional, que sólo sabían servirse de tal, pero que al día siguiente de ser elegidos, sólo atendían órdenes de las cúpulas sitas en Madrid.
No puedo, aunque quiera, repasar y nombrar a todos aquellos héroes. Lo fueron por tres conductas. Sacrificio. Entrega. Lealtad. Se jugaron la vida y lo sabían. No repararon ni administraron tiempos al trabajo para dar a conocer lo que era y quería el partido de Álava. Estuvieron en todo momento ahí, y sobre todo en los peores, cuando desde fuera y desde dentro, trataron y lograron desprestigiar a UA. Fueron las últimas campañas electorales boca-oído, con pintadas y supliendo la escasez de medios con la presencia física en las calles y pueblos en la historia de España.
José Luís Aún Ajuria. Un vitoriano muy popular, gracias a una afamada autoescuela. Cristiano y católico muy comprometido. El gran hallazgo para un partido como UA. Generoso, sacrificado, siempre dispuesto, hombre de paz. Primer portavoz del Grupo Foralista Alavés en el Parlamento Vasco. Como dijo Machado, "en el buen sentido de la palabra bueno". No necesitó nunca la política. Al contrario, le costó disgustos, atentados y dinero.
Germán Dueñas Crespo. Un alavés sencillo, muy apegado a la realidad, no necesitaba la política para vivir. Con las ideas muy claras. Progresista. Identificado con la clase media vitoriana. Fue Juntero y Parlamentario. De una honradez acrisolada. Era un ciudadano muy bien considerado por las gentes. Su esposa se unió a esas mujeres de UA que trabajaron sin descanso en las infraestructuras del partido.
Francisco Probanza Rodrigo. Un castellano dedicado a la enseñanza, director de colegio público. Se libró por verdadero milagro del asesinato que un comando de ETA tenía dispuesto contra él, gracias a la declaración de una tregua. Tuvo que abandonar Vitoria y refugiarse en Salamanca. Concejal del Ayuntamiento de Vitoria. Hombre bueno, generoso y muy popular. Logró que en su barrio UA tuviera unos resultados espectaculares.
Matilde Viguri Alonso. Llegó a la sede de UA siendo estudiante de Derecho. Se convirtió en pieza fundamental para la sede y las actividades que desde la calle San Antonio de Vitoria se realizaron durante toda una década. Fue Juntera en dos legislaturas y permaneció en UA cuando se escinde tal grupo en el Parlamento Foral. Mujer brava y comprometida. Su dedicación a la política le costó los estudios universitarios.
Miren Martín Morato. Una periodista de raza, que lo puso todo para sacar máximo partido de UA, sus ideas, sus líderes, su espacio. Tengo una foto en la que estamos los cargos directivos en una audiencia en la Zarzuela con Don Juan Carlos Primero y allí está, guapa como siempre, nuestra jefe de prensa. Sin duda y con el paso del tiempo, la mejor...
Benigno Cortazar Larrea. Desgraciadamente, ya ausente. Un vasco euskaldún natural de Ochandiano. La lealtad y el sentido de la amistad hechos persona. Muy querido en toda Álava. De firmes convicciones y de los que cuando apretaba la mano transmitía energía positiva y cariño. Siempre recordaré su enorme personalidad. Sin duda, la humildad que le caracterizaba impedía que se diera cuenta de la indispensable presencia suya, ya que sin Benigno, UA, no habría sido posible. Las Juntas Generales de Álava le tuvieron varias legislaturas como miembro muy destacado.
Keta Benito Bengoa. Una mujer irrepetible. Valiente. Brava. La primera portavoz femenina que tuvo el Parlamento Vasco. Era el espíritu indomable de aquel partido político que quiso ser diferente, y tuvo la osadía de plantear la salida para Álava de la Eukal Herría nacionalista y fundamentalista, que eliminaba por la civil o lo criminal la disidencia. A ella, estuvieron a punto de asesinarla. Pero tenía tanta fuerza que le enaltecía y le hacía inmortal. La echo de menos.
Antón Sáenz de Santa María Muniategui. Ideólogo. Intelectual. Progresista. Pragmático. De enorme sentido de la amistad. Compañero. Soñador. Verdadero núcleo intangible del proyecto. Brillante.
A todos ellos, y algunos más, no los olvidaré nunca. Fueron los héroes que hicieron de Álava la frontera al nacionalismo independentista. Puede que socialistas y populares traten de olvidarse. Pero escribieron, con su fuerza y creatividad, una de las mejores páginas para la refundación de la democracia en Álava.
El último día de agosto de2021 -San Ramón- sufrí un estúpido accidente, con rotura del cuádriceps derecho, intervención quirúrgica urgente y seis meses -me quedan dos- para recuperarme. Así que mi mente hizo repaso de tiempos atrás. Y es que, además de imparable el pensamiento, con el paso de los años se produce un fenómeno. Tenemos mucho pasado, estamos incómodos con el presente -además entre dos siglos- y no confiamos demasiado en el futuro, por sus incertidumbres.
En su día, hace ya muchos años, bajo un magnífico e impactante eslogan -¡queremos, poder, hacer!- ganamos las Elecciones Forales en Vitoria, logrando 11 escaños a las Juntas Generales del Territorio Foral o Histórico de Álava. Tuve el honor de encabezar aquella lista. Pero, y siguiendo el consejo de Javier Gómara -Presidente del Parlamento Foral de Navarra- el éxito estuvo en conectar con la realidad pública y privada de los habitantes en la pequeña provincia al norte de España, que se sentía mal tratada y ocupada, por el nacionalismo vasco, mientras los viejos partidos con sede en Madrid ignoraban la realidad o pactaban cómo ocupar el Gobierno de la nación, dejando la foralidad -pacto y libertad- como una antigualla.
Pero hubo algo más. Unidad Alavesa (UA) era un movimiento social. La respuesta de los habitantes de un pequeño territorio al nacionalismo vasco radical, violento, excluyente y secesionista. Desde la imposición del idioma hasta el contencioso con España. Vitoria, ciudad en la que habían jurado los buenos usos y costumbres los señores de Castilla- Voluntaria Entrega 1332- se había convertido en plaza ocupada por las hordas del PNV. Y esa denuncia, hecha con creatividad, movilizó el voto para lo que durante una década fue "el partido de Álava".
UA logró al menos tres objetivos: atraer hacia la política a ciudadanos sin antecedentes en tal espacio, procedentes de la sociedad civil, hartos de estar hartos y huérfanos de un sistema democrático que no les representaba -algo similar a lo que acontece en el 2022-. Hacer menos política y más sociedad, de ahí que no se sintieran alineados con las coordenadas de la nomenclatura política -derecha o izquierda-. Dar un correctivo a todos los que ocupaban el sistema de representación institucional, que sólo sabían servirse de tal, pero que al día siguiente de ser elegidos, sólo atendían órdenes de las cúpulas sitas en Madrid.
No puedo, aunque quiera, repasar y nombrar a todos aquellos héroes. Lo fueron por tres conductas. Sacrificio. Entrega. Lealtad. Se jugaron la vida y lo sabían. No repararon ni administraron tiempos al trabajo para dar a conocer lo que era y quería el partido de Álava. Estuvieron en todo momento ahí, y sobre todo en los peores, cuando desde fuera y desde dentro, trataron y lograron desprestigiar a UA. Fueron las últimas campañas electorales boca-oído, con pintadas y supliendo la escasez de medios con la presencia física en las calles y pueblos en la historia de España.
José Luís Aún Ajuria. Un vitoriano muy popular, gracias a una afamada autoescuela. Cristiano y católico muy comprometido. El gran hallazgo para un partido como UA. Generoso, sacrificado, siempre dispuesto, hombre de paz. Primer portavoz del Grupo Foralista Alavés en el Parlamento Vasco. Como dijo Machado, "en el buen sentido de la palabra bueno". No necesitó nunca la política. Al contrario, le costó disgustos, atentados y dinero.
Germán Dueñas Crespo. Un alavés sencillo, muy apegado a la realidad, no necesitaba la política para vivir. Con las ideas muy claras. Progresista. Identificado con la clase media vitoriana. Fue Juntero y Parlamentario. De una honradez acrisolada. Era un ciudadano muy bien considerado por las gentes. Su esposa se unió a esas mujeres de UA que trabajaron sin descanso en las infraestructuras del partido.
Francisco Probanza Rodrigo. Un castellano dedicado a la enseñanza, director de colegio público. Se libró por verdadero milagro del asesinato que un comando de ETA tenía dispuesto contra él, gracias a la declaración de una tregua. Tuvo que abandonar Vitoria y refugiarse en Salamanca. Concejal del Ayuntamiento de Vitoria. Hombre bueno, generoso y muy popular. Logró que en su barrio UA tuviera unos resultados espectaculares.
Matilde Viguri Alonso. Llegó a la sede de UA siendo estudiante de Derecho. Se convirtió en pieza fundamental para la sede y las actividades que desde la calle San Antonio de Vitoria se realizaron durante toda una década. Fue Juntera en dos legislaturas y permaneció en UA cuando se escinde tal grupo en el Parlamento Foral. Mujer brava y comprometida. Su dedicación a la política le costó los estudios universitarios.
Miren Martín Morato. Una periodista de raza, que lo puso todo para sacar máximo partido de UA, sus ideas, sus líderes, su espacio. Tengo una foto en la que estamos los cargos directivos en una audiencia en la Zarzuela con Don Juan Carlos Primero y allí está, guapa como siempre, nuestra jefe de prensa. Sin duda y con el paso del tiempo, la mejor...
Benigno Cortazar Larrea. Desgraciadamente, ya ausente. Un vasco euskaldún natural de Ochandiano. La lealtad y el sentido de la amistad hechos persona. Muy querido en toda Álava. De firmes convicciones y de los que cuando apretaba la mano transmitía energía positiva y cariño. Siempre recordaré su enorme personalidad. Sin duda, la humildad que le caracterizaba impedía que se diera cuenta de la indispensable presencia suya, ya que sin Benigno, UA, no habría sido posible. Las Juntas Generales de Álava le tuvieron varias legislaturas como miembro muy destacado.
Keta Benito Bengoa. Una mujer irrepetible. Valiente. Brava. La primera portavoz femenina que tuvo el Parlamento Vasco. Era el espíritu indomable de aquel partido político que quiso ser diferente, y tuvo la osadía de plantear la salida para Álava de la Eukal Herría nacionalista y fundamentalista, que eliminaba por la civil o lo criminal la disidencia. A ella, estuvieron a punto de asesinarla. Pero tenía tanta fuerza que le enaltecía y le hacía inmortal. La echo de menos.
Antón Sáenz de Santa María Muniategui. Ideólogo. Intelectual. Progresista. Pragmático. De enorme sentido de la amistad. Compañero. Soñador. Verdadero núcleo intangible del proyecto. Brillante.
A todos ellos, y algunos más, no los olvidaré nunca. Fueron los héroes que hicieron de Álava la frontera al nacionalismo independentista. Puede que socialistas y populares traten de olvidarse. Pero escribieron, con su fuerza y creatividad, una de las mejores páginas para la refundación de la democracia en Álava.