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Ernesto Ladrón de Guevara
Viernes, 04 de Febrero de 2022 Tiempo de lectura:

¿Alguien sabe dónde vamos?

La degradación de nuestras costumbres, de nuestra paz espiritual y de nuestras formas de vida, está contribuyendo de forma grave al desmoronamiento axiológico del sistema político y al derrumbe de sus elementos estructurantes.

 

Nos dimos unas reglas de juego basadas en tres elementos fundantes:

 

La democracia como expresión y representación de la voluntad popular.

 

Las libertades y derechos, que también implican obligaciones.

 

El respeto a nuestra estructura cognitiva nacida del Derecho Natural; es decir de nuestras costumbres antropológicas y del Derecho Consuetudinario de signo aristotélico-tomista.  Ni más ni menos del subconsciente colectivo heredado impregnado de escolasticismo, cuya red cognitiva permanecía hasta la llegada de la llamada 'New Age'. De ese trasunto ontogénico nace el respeto a la dignidad humana y la humanización de las sociedades.

 

Todos esos elementos están derrumbándose, y el advenimiento del periodo oscuro anunciado por los profetas cada vez está más claro.

 

DEMOCRACIA

 

Hay muchos signos del desmoronamiento de las reglas de juego que significan la deslealtad de los agentes del sistema a los pactos de funcionamiento de nuestro sistema político. 

 

Uno de ellos es el incumplimiento o degeneración del marco constitucional, derivado de una forma de ver la política como algo inmoral e ilegítimo que deviene de la consideración de que el poder se ejerce por conquista, no por logro legítimo, y que su ejercicio conlleva la acomodación de las leyes a las necesidades de conservar ese poder, como sea, por quien accede a él.  Es decir, las leyes sirven en tanto y cuanto procuren el control y dominio de las sociedades y la permanencia de una oligarquía oclocrática y cleptocrática en el poder. En ese cambio de modelo hecho a espaldas de los ciudadanos la democracia se transforma en despotismo bananero.

 

Una de esas muestras, a modo etnográfico e inconfundible, es lo que ha ocurrido en el Congreso con el debate de la Ley de Reforma Laboral, donde se pervierte el sentido del voto de uno de los parlamentarios a quien no se le permite manifestar su intención, pues con ella cambiaría el signo de la votación del hemiciclo.  Es una clara ruptura de las normas de juego, hasta el grado de una casi segura prevaricación de la Presidencia de la Cámara parlamentaria.

           

Y, también, el uso impune de la mentira en todas las expresiones y ejercicios del poder, constituyendo una lacra insertada en el tejido político que descompone los rasgos característicos del funcionamiento moral de las instituciones.

 

REPRESENTACIÓN

 

Que consiste en que los electos representan al pueblo que les ha elegido, tal como la define el marco constitucional; no a sus partidos políticos, que son herramienta para configurar las planchas electorales. Por eso mismo, está prohibido el “mandato imperativo” en la Constitución, y los escaños no pertenecen a los grupos políticos sino a cada electo por separado. Y los diputados pueden y deben votar en función de su conciencia.

 

Lo sucedido en UPN demuestra la degradación política a la que hace mucho tiempo hemos llegado hasta límites morbosos.  Condicionar el voto de un grupo parlamentario a un pacto para salvar determinados intereses muy distantes de lo que se está tratando en la Cámara parlamentaria es simplemente corrupción. Y los diputados que se han salido de la mal llamada disciplina de grupo, cuya sola mención es contraria a la prescripción constitucional de la prohibición del “mandato imperativo”, han cumplido su obligación de actuar de forma impecable y honesta en su ejercicio de representación del voto en conciencia por respeto a sus electores.  Espero que los ciudadanos castiguen a ese miembro de UPN que intenta retirar el acta parlamentaria por razones mezquinas a esos dignos representantes del pueblo.

           

LIBERTADES Y DERECHOS

 

No hace falta incidir en este punto. Es un tema tan manido y evidente que ya a nadie se le oculta que el despotismo ha calado hasta las entretelas del actual régimen, desde la cúpula hasta el ciudadano más humilde convertido en sustancia levitante. El sistema de libertades ha quedado laminado con una Pandemia convertida en Plandemia instrumental para el cambio de sistema, y hurto a los ciudadanos de su régimen constitucional legítimo. 

           

En tal sentido exijo que se aclare el llamado Expediente Royuela, si es cierto o falso lo que manifiesta la familia Royuela. El silencio es cómplice. Quienes tienen el deber de velar por la Justicia deben dilucidar de forma clara sobre las imputaciones que se hacen en las redes de organización criminal. Y, siendo de una manera o de otra, que el peso de la ley caiga sobre quien corresponda.

           

Los espacios de libertad cada vez son más estrechos.

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