Algo huele a podrido
Un informe exhaustivo y minucioso llevado a cabo por la Guardia Civil, quién sino, ha sacado a la luz los pormenores de una tupida e indecente maraña de contactos tendentes a dar un trato de favor a los reclusos etarras, otro más.
Las víctimas del terrorismo, con lágrimas en los ojos y rabia impotente, son conscientes que siempre han sido moneda de cambio de los diferentes gobiernos; ahora bien, las noticias que están saliendo a la luz ponen la carne de gallina, la sangre hace tiempo que se heló. Un Gobierno enteco no duda en echarse en los brazos de quienes se muestran orgullosos y se jactan de su tenebroso pasado sabedores que tienen al Gobierno en un puño. La moralidad, la ética y la probidad han sido arrumbadas al baúl de los recuerdos y todo vale con tal de mantenerse en el poder.
En paralelo, asistimos a cómo los rederos presionan y tratan de echar la red a la Fiscalía para que se muestre sumisa y anuente favoreciendo a los criminales apartando a los fiscales <<indóciles>>. A decir verdad, la capitulación está cada vez más cerca, el último escalón del descenso moral. El Estado de Derecho se deshilacha ante semejantes comportamientos. Como leemos en <<Hamlet>>, algo huele a podrido, pero no en Dinamarca.
Francisco Javier Sáenz Martínez
FJS.
Lasarte-Oria
Un informe exhaustivo y minucioso llevado a cabo por la Guardia Civil, quién sino, ha sacado a la luz los pormenores de una tupida e indecente maraña de contactos tendentes a dar un trato de favor a los reclusos etarras, otro más.
Las víctimas del terrorismo, con lágrimas en los ojos y rabia impotente, son conscientes que siempre han sido moneda de cambio de los diferentes gobiernos; ahora bien, las noticias que están saliendo a la luz ponen la carne de gallina, la sangre hace tiempo que se heló. Un Gobierno enteco no duda en echarse en los brazos de quienes se muestran orgullosos y se jactan de su tenebroso pasado sabedores que tienen al Gobierno en un puño. La moralidad, la ética y la probidad han sido arrumbadas al baúl de los recuerdos y todo vale con tal de mantenerse en el poder.
En paralelo, asistimos a cómo los rederos presionan y tratan de echar la red a la Fiscalía para que se muestre sumisa y anuente favoreciendo a los criminales apartando a los fiscales <<indóciles>>. A decir verdad, la capitulación está cada vez más cerca, el último escalón del descenso moral. El Estado de Derecho se deshilacha ante semejantes comportamientos. Como leemos en <<Hamlet>>, algo huele a podrido, pero no en Dinamarca.
Francisco Javier Sáenz Martínez
FJS.
Lasarte-Oria