Asegura que su uso avanza en el sector educativo y disminuye en la familia
El presidente de la Academia Vasca de la Lengua certifica que el euskera “se normaliza” gracias a la obligatoriedad de su uso
Casi 3.000 millones de euros despilfarrados por las instituciones vascas a lo largo de las tres últimas décadas con el fin de imponer el aprendizaje y uso del euskera a los ciudadanos, no han alcanzado su objetivo. Así, al menos, se desprende de unas recientes declaraciones que Andrés Urrutia, presidente de la Academia Vasca de la Lengua (Euskaltzaindia), ha realizado a la agencia EFE, en las que afirma que 30 años de “normalización del euskera”, le han dejado un "sabor agridulce" en los resultados del uso de esta lengua en los diferentes ámbitos de la sociedad vasca.
"Hay unos ámbitos en los que se ha progresado mucho, como en los de la Educación y los medios de comunicación, y hay otros en los que parece que la cosa no ha ido tan bien", ha explicado Urrutia, dando la razón al cada vez mayor número de análisis que demuestran que la utilización del euskera solamente tiene cierto éxito en aquellos espacios en los que se impone su aprendizaje y su empleo. En los espacios privados de convivencia de los ciudadanos vascos, como por ejemplo la familia, donde la utilización del euskera es voluntaria, el empleo del vascuence apenas supera el 10% de la población.
"Yo creo –dice Andrés Urrutia con respecto a las cosas que, en su opinión, no van bien en la normalización del uso del euskera-, que todos nos damos cuenta de que estamos perdiendo terreno en el ámbito de la transmisión familiar del euskera y lo estamos ganando en el de la transmisión formal a través de la educación. También queda mucho que hacer en el ámbito socioeconómico".
El presidente de Euskaltzaindia ha opinado que "el proceso lingüístico es un proceso social y las sociedades son cambiantes, y las lenguas también, por tanto va a ser difícil que podamos dar por cerrado el proceso de normalización del euskera", más de 30 años después de iniciado.
Casi 3.000 millones de euros despilfarrados por las instituciones vascas a lo largo de las tres últimas décadas con el fin de imponer el aprendizaje y uso del euskera a los ciudadanos, no han alcanzado su objetivo. Así, al menos, se desprende de unas recientes declaraciones que Andrés Urrutia, presidente de la Academia Vasca de la Lengua (Euskaltzaindia), ha realizado a la agencia EFE, en las que afirma que 30 años de “normalización del euskera”, le han dejado un "sabor agridulce" en los resultados del uso de esta lengua en los diferentes ámbitos de la sociedad vasca.
"Hay unos ámbitos en los que se ha progresado mucho, como en los de la Educación y los medios de comunicación, y hay otros en los que parece que la cosa no ha ido tan bien", ha explicado Urrutia, dando la razón al cada vez mayor número de análisis que demuestran que la utilización del euskera solamente tiene cierto éxito en aquellos espacios en los que se impone su aprendizaje y su empleo. En los espacios privados de convivencia de los ciudadanos vascos, como por ejemplo la familia, donde la utilización del euskera es voluntaria, el empleo del vascuence apenas supera el 10% de la población.
"Yo creo –dice Andrés Urrutia con respecto a las cosas que, en su opinión, no van bien en la normalización del uso del euskera-, que todos nos damos cuenta de que estamos perdiendo terreno en el ámbito de la transmisión familiar del euskera y lo estamos ganando en el de la transmisión formal a través de la educación. También queda mucho que hacer en el ámbito socioeconómico".
El presidente de Euskaltzaindia ha opinado que "el proceso lingüístico es un proceso social y las sociedades son cambiantes, y las lenguas también, por tanto va a ser difícil que podamos dar por cerrado el proceso de normalización del euskera", más de 30 años después de iniciado.