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Pablo Mosquera
Sábado, 05 de Marzo de 2022 Tiempo de lectura:

Miserias y miserables

Para algún pensador, el hombre es malo por naturaleza. Sin embargo fue Maquiavelo quien explicó que estando los hombres naturalmente inclinados hacia el bien, como su naturaleza es frágil y dualista, las ocasiones que lo incitan al mal son infinitas y se alejan del bien fácilmente por su egoísmo natural y sus propios intereses.

 

Sólo así pueden explicarse motivos, razones y opiniones de quienes han desencadenado la guerra en Ucrania, o mejor dicho, la violencia de una superpotencia como Rusia, contra una nación soberana y fronteriza con la agresora. Pero no podemos hablar de sátrapas mandatarios sin analizar el pensamiento de un pueblo como el ruso, culto, europeo, que tolera la autoridad de tal espécimen capaz de llevarlos al rechazo de los demás pueblos en la región y con unas consecuencias que ponen en peligro la paz mundial con la pervivencia del género humano sobre el planeta tierra. ¿Qué les han contado y qué han asumido los rusos para formar parte del Ejército invasor?.

 

Seamos conscientes del fracaso. Todos creíamos que tras la Segunda Guerra Mundial, con la creación de la ONU, los genocidas paranoicos o iluminados, serían neutralizados. El último gran oligarca imperialista instalado en la violencia y dispuesto a cualquier inimaginable atentado contra la humanidad, llevaba más de diez años preparando lo que ahora el resto de la civilización sufrimos. ¿Por qué se le ha permitido llegar hasta tales hechos consumados?

 

Si los organismos representativos del orden mundial tras la segunda gran guerra están desprestigiados como cuando sus expertos aseguraron que había armas de destrucción masiva en Irak, deberíamos retroceder para avanzar. Tanto como recurrir al tradicional humanismo cristiano. Del que sin duda partió la doctrina filosófica que convirtió en derecho positivo los mandatos de la moral y los derechos humanos. Aquí, de inmediato, se me ocurre otra pregunta. ¿Qué papel juega en la conciencia de los rusos la doctrina de la Iglesia Cristiana Ortodoxa?. ¿Qué opina tal autoridad religiosa y qué grado de influencia puede tener ante la guerra desencadenada por Putin?. A no ser que la Iglesia rusa se ponga de perfil. A no ser que la Iglesia rusa cometa los mismos errores que cometió la Iglesia para alentar las cruzadas o las guerras contra aquellos a los que el Papado tachó de herejes.

 

Volviendo al Renacimiento. Podemos recurrir a un mundo antiguo en el que la política servía a los intereses del pueblo y así nacieron las primeras semillas para la democracia. Si bien casi al mismo tiempo los tiranos ponían en marcha métodos para eliminar la disidencia llegando hasta el viejo axioma dónde el que manda adopta actitudes cínicas como aquella del despotismo "todo para el pueblo, pero sin el pueblo".

 

Llegados a este punto de vista debemos preguntarnos: ¿Quiénes son los miserables a estas alturas del siglo XXI? Evidente que constituyen dos bandos enfrentados. Los que agreden y los que son agredidos. Y es que el calificativo es de aplicación en dos espacios diferentes. Al llegar a esta reflexión de inmediato me asalta lo sucedido en el País Vasco desde 1959 hasta la desaparición de ETA. Miserables eran los que asesinaban y los que alentaban a la violencia con fines políticos. Miserables eran quienes fueron víctimas del terrorismo. Curiosamente, el proceso de "blanqueamiento" del conflicto vasco, trata de situarlos a todos en el mismo nivel, y así justificar y perdonar. 

 

Pero regresemos al conflicto en Ucrania. Los oligarcas rusos no son socialistas, son imperialistas. Les molesta tener a organizaciones de las democracias occidentales formando parte de sus fronteras, y así justifica Putin su actuación en Ucrania. No quieren bajo ningún concepto que esta soberana nación europea pueda formar parte de la OTAN. Y por la misma motivación pueden sentirse amenazadas Finlandia, Suecia, Moldavia y Georgia. Se trata de una conducta propia de quien ha establecido un nuevo orden para Europa con quien a su vez hace grandes negocios. Claro que habrá de señalarse el papel miserable del Ejército ruso que se presta al genocidio necesario para que los oligarcas rusos -miserables- puedan mantener y perpetuarse en el poder a imagen y semejanza, sin las ideología propias del pasado, por tanto sólo por motivos de nostalgia territorial y acceso a fuentes de riqueza como las que atesora Ucrania.

 

Miserables son los habitantes de las naciones soberanas a las que los oligarcas rusos quieren someter y para ello hacen uso de la maquinaria militar que han ido adecuando en la última década sin duda con fines belicistas. La estampa de los paisanos ucranianos luchando contra el ejército ruso o de los que huyen, son un claro ejemplo de miserables a los que el resto del mundo libre debería auxiliar con todos los medios disponibles. El peligro está en hasta dónde está dispuesto a llegar el oligarca Putin

 

Por fin en esta reflexión, cuál será la conducta que adoptarán los partidos políticos en España. Está claro que al ser España miembro de la OTAN debe seguir los pasos que tal organización marque para la guerra. Pero también es cierto que la partidocracia en el Estado español no tiene una actitud común y de Estado como debería ser ante un problema tan sumamente grave y de consecuencias impredecibles tanto para el espacio humanitario como para el espacio de las relaciones económicas y la propia salida de la crisis que originó recientemente la pandemia.      

 

En cualquier caso hemos comprobado la movilización que las naciones han experimentado ante la miseria de una guerra dónde una gran potencia abusa de otra nación soberana que está demostrando su resistencia y orgullo patriótico, lo que debe servir para que los partidos políticos del espectro mundial cierren filas contra Rusia y los oligarcas por su miserable conducta que de no atajarse puede ser un gravísimo precedente hacia el futuro del orden mundial.

 

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