Martes, 07 de Octubre de 2025

Actualizada Lunes, 06 de Octubre de 2025 a las 16:32:13 horas

Tienes activado un bloqueador de publicidad

Intentamos presentarte publicidad respectuosa con el lector, que además ayuda a mantener este medio de comunicación y ofrecerte información de calidad.

Por eso te pedimos que nos apoyes y desactives el bloqueador de anuncios. Gracias.

Continuar...

Jueves, 07 de Abril de 2022 Tiempo de lectura:

Defensa del método escolástico: la mejor herramienta para aprender a "pensar bien"

El gran problema al que se enfrenta la pedagogía de nuestro tiempo es su incapacidad de renovarse consecuentemente, es decir, de hacerlo conforme a las exigencias que una realidad compleja le exige, o debería exigir. El fracaso del sistema educativo español, sesgado en la metodología y sectario en sus programas, redunda en esta apreciación: día tras día, es mayor el número de jóvenes que finalizan sus estudios reglados sin haber logrado alcanzar un mínimo de comprensión lectora, ya no digamos de mera articulación de ideas de acuerdo a un orden racional, es decir, lógico. La híper-fragmentación de las narrativas que repudren la nuda vida, una malsana tendencia aplanadora a quebrar los sólidos estándares de comprensión de otrora, torna la percepción del mundo experiencia dolorosa, cuando no insana, ante la vorágine de inmundicias y fealdades que son común divisa en el mercado postmoderno.

 

El gran logro de los tecnócratas del Nuevo Orden no ha sido otro que el de “la destrucción gradual de la mente de los educandos”. Ante la crisis de valores que arrastra y sacude el Occidente, convendría replantearse seriamente si las mejores soluciones pasan por retrotraernos a los modelos cognoscitivos de treinta años atrás. En el caso español, la nefasta LOGSE dio el tiro de gracia a un sistema que hasta entonces había resultado, cuando menos, eficiente para las necesidades de la vida ordinaria. Hoy por hoy, empero, el Sistema no más logra a lo sumo “fabricar” inadaptados sociales y otras excrecencias inasimilables para una mente cabal en un sistema educativo tradicional.

 

Ante todos estos fiascos y deserciones, los grandes maestros del pensamiento medieval nos ofrecen soluciones a cual más ponderada para salir del atolladero (no sería descabellado mirar una vez más a Silicon Valley, centralita donde la Élite mundial del Conocimiento pone en práctica los más conservadores métodos de aprendizaje para sus escogidos…) Urge, en definitiva, abolir el imperio de las “imágenes” a-significativas y rehabilitar cuanto antes el método escolástico: sólo él podrá protegernos de la farsa pedagógica actual, que imposibilita a las nuevas generaciones para el mero ejercicio del pensamiento; en efecto, el lema del método escolástico sentenciaba que “Pensar es un oficio cuyas leyes están minuciosamente fijadas”.

 

Para llegar a esta afirmación, el Método parte de las premisas de que la filosofía es una ciencia apoyada en un lenguaje propio, amén de que el saber se basa en la demostración: hay que conocer las leyes de la discusión, de la inferencia, y saber aplicarlas a la realidad, para que no se queden en meras agudezas verbales. En plena época de disolución paranoico-narcisista, de relativismos gruesos y personalismos inertes, el Método Escolástico propone una suerte de rigurosa gimnasia intelectual dentro del aula; para sistematizar este plan de estudio, el Método afianza la comprensión de la Realidad por medio de la aprehensión del Lenguaje (ya se sabe: el hombre es hombre en cuanto animal de lenguaje); el correcto uso del Método en el sistema escolástico presupone al menos tres fases, a saber:

 

I) la Lectio o lectura del texto por el maestro, lectura que tiene tres niveles: a) el gramatical; b) la explicación del sentido del texto; y b) la profundización en el sentido del texto;

 

II) la Disputatio o discusión, que permite ir más allá de la primera comprensión del texto, señalando nuevos problemas (los cuales son también discutidos); y

 

III) la Determinatio: al final de la discusión, el maestro aporta su solución.

 

Dejaremos al margen las disputatio de quodlibet, disputas públicas realizadas dos o tres veces al año).

 

Por sus enormes riquezas y perfecciones intrínsecas, el Método Escolástico marcó la edad dorada del pensamiento occidental, y trajo consigo grandes progresos tanto en el del orden cognoscitivo, como en el de la lógica y de la filosofía del lenguaje.

 

Lo mejor de Europa, cuando ésta se llamaba a sí misma “la Cristiandad”, devino por la perfecta integración entre Razón y Fe. Pura y dolorosa antítesis de nuestro presente aciago, dirigido por efímeros sofistas, enemigos jurados de la Cristiandad y del recto, certero y ecuánime ejercicio del “bien-pensar”.

 

(*) José Antonio Bielsa Arbiol es filósofo e historiador

 

Recientemente ha publicado el libro Cristocentrismo: La imperecedera doctrina escolástica (Letras Inquietas, abril de 2022)

 

CLIC AQUÍ PARA COMPRAR

 

[Img #21784]

Portada

Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.