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Ernesto Ladrón de Guevara
Lunes, 18 de Abril de 2022 Tiempo de lectura:

¡Tiene gracia la cosa!... el PNV dando lecciones de democracia

Que el PNV tiene derecho a realizar los actos políticos que le dé la gana, nadie lo discute, incluso algunos como yo lo agradecemos para constatar el aire casposo y totalitario que desprende en esas expresiones pretendidamente de masas abducidas por la boina y el tamboril. Algo que acertadamente reflejaba Michel Burleigh en su magnífico ensayo El III Reich en relación a la semiótica del régimen nazi y sus elementos de “convicción” repletos de odio, exclusión al diferente, de tierra y de sangre. Por cierto, el mismo autor, en Sangre y Rabia, analiza con detenimiento un fenómeno mundial como el terrorismo que nos ha azotado en España por obra y gracia de ETA y sus connivencias y concurrencias durante más de cuatro décadas.

 

El  PNV, un partido que en origen basaba sus fundamentos políticos en algo tan incompatible como el catolicismo, que es ecuménico, es decir universalista, y base de la mayor expresión de civilización como fue la Hispanidad merced a figuras tan importantes como Suárez y Vitoria (ambos franciscos) y a las Leyes de Indias, fuente de los Derechos Humanos y del Derecho de Gentes, puede mancillar un día tan sagrado para los católicos como es la Pascua de Resurrección. Que yo sepa, el catolicismo de Sabino Arana era racista y exclusivista, todo lo contrario del legado de Isabel la Católica, que en su testamento dejó escrito el mandato de respetar a los aborígenes americanos y mezclarse con ellos, formar un mestizaje cuya expresión es la hibridación de razas que está a la vista a nada que se viaje por lo que fueron los virreinatos allá por el otro lado del Atlántico. Compárese con el norte  y veremos la diferencia. Pero claro, el PNV, o mejor dicho sus mentores fundacionales eran muy probritánicos, hasta el punto de abogar por que su Euskadi fuera un protectorado inglés.

 

Pues bien, esta expresión melancólica del racismo excluyente nos pretende dar lecciones de democracia en el Aberri Eguna, "Día de la patria vasca". Dice su vocero Andoni Ortuzar que el PNV va a ayudar a cualquier intento de excluir políticamente a Vox, propósito que forma un magnífico oxímoron en sus propios términos, pues conciliar el término democracia con el término exclusión no se comparece en un razonamiento lógico, y menos venido de alguien que, por ejemplo, aboga por sacar de las aulas la lengua materna de la mayoría de los ciudadanos de la Comunidad Autónoma Vasca y las realidades socioculturales y diversidad de usos que existen en un territorio diverso y plural. Y también debe ser muy democrático que esto ocurra pese a que está comprobado que derivado de esta inmersión lingüística que se pretende sea excluyente de la lengua común de todos los españoles, el fracaso escolar será mayúsculo.

 

También es muy democrático, al parecer, la vulneración del derecho de los niños, permitiendo que la educación se convierta en adoctrinamiento ideológico, y que no prime el “superior interés del niño” (Convenciones de los Derechos de la Infancia) por encima de proyectos ideológicos o políticos, constituyendo el sistema educativo vasco en un gran "batzoki" (sedes del PNV)  como en tiempos de Franco, con su memorable “Formación del Espíritu nacional”. Por supuesto que si he de elegir entre el adoctrinamiento del régimen totalitario de Franco y este otro donde se rompe el  principio del Derecho Natural hasta la vulneración de la más básica sensibilidad humanística, me quedo con aquel.

 

Excluir a un partido legal, según palabras de los próceres nacionalistas en otras elocuciones exaltadoras de las esencias en diferentes momentos, es antidemocrático (referiéndose a Bildu). Si es Vox, se cambia el tercio. Las reglas, para el que posee las cartas. ¡Viva la coherencia!  Sin embargo, según el dicho evangélico, obras son amores y no buenas razones.  Que yo sepa, Vox no ha asesinado a nadie ni ha hecho apología del terrorismo o lo ha apoyado. Que yo sepa Bildu, hasta ahora, no se ha manifestado contra lo que fue ETA y sus connotaciones y denotaciones. Y el PNV, según y cuándo. Habría mucho que recordar y, afortunadamente, la hemeroteca es implacable.

 

Mire, señor Ortuzar. Usted no tiene ningún derecho, ni pasivo ni activo, a excluir, arrinconar, vulnerar la Ley de Partidos, ni el artículo 14 de la Constitución Española.  Yo iba a votar de todas las maneras a Vox, pero, tras escuchar sus palabras, ahora lo haré con más rabia y ahínco. Me sublevan estos apologetas de la democracia que luego hacen lo contrario de lo que aconseja cualquier norma de respeto a los demás, y tienen en su mente un proyecto que lleva en sus genes los cromosomas de la exclusión y el etnicismo esencialista. 

 

Respetaré al PNV cuando el PNV nos respete a los demás. Fachas serán otros, yo no. Y el partido legítimo, en un marco democrático (no en el que postula el PNV), que es Vox es más constitucional que otros, y no voy a nombrarlos, no sea que abra la caja de Pandora. Y, desde luego, mucho más, infinitamente más, que sus socios los de Bildu, a los cuales usted hace un ofrecimiento de colaboración. Dígame, ¿colaboración?, ¿para qué?. O mejor dicho, no lo diga. Ya lo sabemos. Ya sabe... Lo de los nogales.

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