Autor de "De historia y política. Escritos polémicos"
Pedro C. González Cuevas: "La derecha que propone el PP es escéptica, ramplona, inimaginativa y vulgar; no quiere luchar"
![[Img #21860]](https://latribunadelpaisvasco.com/upload/images/04_2022/6793_4390_captura-de-pantalla-2020-05-20-a-las-184319.png)
El historiador Pedro Carlos González Cuevas, sin duda uno de los principales expertos españoles en el estudio del pensamiento político conservador, autor reciente de libros como Vox: entre el liberalismo conservador y la derecha identitaria o Antifascismo: Mitos y falsedades, ambos publicados por Ediciones La Tribuna del País Vasco, acaba de sacar a la luz con SND Editores el ensayo De historia y política. Escritos polémicos, un trabajo que, con prólogo de Stanley G. Payne, analiza en profundidad la actitud de algunos intelectuales críticos con la Transición y la democracia liberal.
¿Cree usted que en el ámbito del pensamiento, del análisis histórico y de las ciencias sociales estamos sometidos a una especie de totalitarismo difuso, impuesto desde la izquierda, que dice lo que se puede decir, estudiar, cuestionar, enseñar…?
Siempre han existido proyectos de control del pensamiento y de la opinión, tanto de los intelectuales como de las masas. Igualmente la izquierda, aunque no sólo la izquierda, ha intentado monopolizar la esfera pública. Y digo no sólo la izquierda porque la derecha más torpe hizo suyo el diagnóstico de Fukuyama sobre “el fin de la historia”, lo cual venía a decir que ya no se podía pensar al margen del paradigma neoliberal. Luego pudo verse que esto no era más que una superchería y una estupidez. Pero hubo quien se la tragó, como José María Aznar. Y es posible que el no menos tonto Mariano Rajoy y el decididamente mediocre Núñez Feijóo lo piensen todavía en su fuero interno. Aceptar ese paradigma y actuar según sus derivaciones provocó el desarme ideológico de la derecha por mucho tiempo. Es más, el PP sigue anclado en esta perspectiva. Cuesta trabajo pensar que el señor Núñez Feijóo pueda enardecer a alguien. ¡Pero si es el vivo retrato ideológico de Rajoy!. Incluso más gris todavía. Aquí, todo parece posible. Lo del tonto y la tiza se queda corto. El PP vuelve a lo de siempre, si es que alguna vez había salido. Porque el patético Casado no dio ni una. Lo de García Egea era de manicomio. Y hasta existe gente que cree en la heterodoxia de Cayetana Álvarez de Toledo, cuando es una neoliberal de tomo y lomo. Como Vargas Llosa, que se queja de que la gente no vote “bien”. Quizá por ello nunca ha ganado una elección en su país. Lo dicho. Hay que huir de ese diagnóstico que echa toda la culpa a la izquierda del desorden establecido. Porque la sediciente derecha hegemónica no pretende otra cosa que administrar ese desorden establecido, grotesco, antiestético, trivial. En realidad, tampoco existe un pensamiento izquierdista hegemónico. Es el liberalismo el que marca las pautas, en su tradición más progre. Si a un sector de la derecha no le gusta esa realidad no debe echar la culpa tan sólo a la izquierda, si no a su partido favorito, al que han votado durante años y años. El PP tiene tanta culpa como el PSOE de la situación actual. Y para salir de ella, ha de movilizarse, fundar revistas, foros de opinión, televisiones, think thank, etc. Y dejar de llorar, sin hacer nada.
¿Cómo se ha llegado a esta situación en el ámbito intelectual?
Simplemente, porque los que debían haber actuado y decidido no lo han hecho. En concreto, el PP y su ridícula FAES, que no ha aportado nada, absolutamente nada al pensamiento español.
Si tuviera que hacer un listado de autores “disidentes”, tanto españoles como extranjeros, ¿a quiénes destacaría especialmente?
Gonzalo Fernández de la Mora, Dalmacio Negro Pavón, Alasdair MacIntyre, Hans Georg Gadamer, Alain de Benoist, Nicolás González Dávila, José Ortega y Gasset, Roger Scruton, Carl Schmitt, Diego Fusaro, Eric Zemmour, Jorge Santayana, Eric Voegelin, Tzvetan Todorov, Raymond Aron, Gustavo Bueno, Leo Strauss, Michael Oaskhesott, Yukio Mishima, George L. Mosse, Renzo de Felice, Emilio Gentile, François Furet, Ernst Nolte; Ramiro de Maeztu, etc,
¿Cómo resumiría, muy brevemente, el pensamiento y la actitud de algunos de los principales intelectuales estudiados en su libro?
Gonzalo Fernández de la Mora, José Luis López Aranguren y Gustavo Bueno juzgaron críticamente la transición al régimen partitocrático, que no democrático. Hay que continuar esas críticas ante el desorden establecido. Liberales como Popper, Hayek o Aron sometieron a crítica, desde sus supuestos, la ideología democrática, que, en su vertiente clásica, no resiste la crítica. Alain de Benoist ha dado un nuevo contenido a una tradición de la derecha francesa, pero ha cometido el error de intentar destruir el cristianismo. Pero en sus ideas hay indicios muy fértiles de cara al planteamiento de una alternativa.
En su opinión, ¿por qué la derecha política tradicional se ha sumado al totalitarismo intelectual marcado por la izquierda?
La derecha hegemónica, el PP, por no hacer no ha hecho nada. Como ya dije, se limitó a decretar el “fin de la historia”, como diagnóstico más cómodo para no pensar. Se trata de representantes de lo que Peter Sloterdijk denomina “razón cínica”. Están fatigados, son escépticos, ramplones, no quieren luchar. Son inimaginativos y vulgares. Han pecado de falta de acción. No son nadie. Y presentan a Núñez Feijóo como un líder. Con eso, todo está dicho. Desde ese lado, no existe la menor esperanza. A ver qué hace Vox.
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El historiador Pedro Carlos González Cuevas, sin duda uno de los principales expertos españoles en el estudio del pensamiento político conservador, autor reciente de libros como Vox: entre el liberalismo conservador y la derecha identitaria o Antifascismo: Mitos y falsedades, ambos publicados por Ediciones La Tribuna del País Vasco, acaba de sacar a la luz con SND Editores el ensayo De historia y política. Escritos polémicos, un trabajo que, con prólogo de Stanley G. Payne, analiza en profundidad la actitud de algunos intelectuales críticos con la Transición y la democracia liberal.
¿Cree usted que en el ámbito del pensamiento, del análisis histórico y de las ciencias sociales estamos sometidos a una especie de totalitarismo difuso, impuesto desde la izquierda, que dice lo que se puede decir, estudiar, cuestionar, enseñar…?
Siempre han existido proyectos de control del pensamiento y de la opinión, tanto de los intelectuales como de las masas. Igualmente la izquierda, aunque no sólo la izquierda, ha intentado monopolizar la esfera pública. Y digo no sólo la izquierda porque la derecha más torpe hizo suyo el diagnóstico de Fukuyama sobre “el fin de la historia”, lo cual venía a decir que ya no se podía pensar al margen del paradigma neoliberal. Luego pudo verse que esto no era más que una superchería y una estupidez. Pero hubo quien se la tragó, como José María Aznar. Y es posible que el no menos tonto Mariano Rajoy y el decididamente mediocre Núñez Feijóo lo piensen todavía en su fuero interno. Aceptar ese paradigma y actuar según sus derivaciones provocó el desarme ideológico de la derecha por mucho tiempo. Es más, el PP sigue anclado en esta perspectiva. Cuesta trabajo pensar que el señor Núñez Feijóo pueda enardecer a alguien. ¡Pero si es el vivo retrato ideológico de Rajoy!. Incluso más gris todavía. Aquí, todo parece posible. Lo del tonto y la tiza se queda corto. El PP vuelve a lo de siempre, si es que alguna vez había salido. Porque el patético Casado no dio ni una. Lo de García Egea era de manicomio. Y hasta existe gente que cree en la heterodoxia de Cayetana Álvarez de Toledo, cuando es una neoliberal de tomo y lomo. Como Vargas Llosa, que se queja de que la gente no vote “bien”. Quizá por ello nunca ha ganado una elección en su país. Lo dicho. Hay que huir de ese diagnóstico que echa toda la culpa a la izquierda del desorden establecido. Porque la sediciente derecha hegemónica no pretende otra cosa que administrar ese desorden establecido, grotesco, antiestético, trivial. En realidad, tampoco existe un pensamiento izquierdista hegemónico. Es el liberalismo el que marca las pautas, en su tradición más progre. Si a un sector de la derecha no le gusta esa realidad no debe echar la culpa tan sólo a la izquierda, si no a su partido favorito, al que han votado durante años y años. El PP tiene tanta culpa como el PSOE de la situación actual. Y para salir de ella, ha de movilizarse, fundar revistas, foros de opinión, televisiones, think thank, etc. Y dejar de llorar, sin hacer nada.
¿Cómo se ha llegado a esta situación en el ámbito intelectual?
Simplemente, porque los que debían haber actuado y decidido no lo han hecho. En concreto, el PP y su ridícula FAES, que no ha aportado nada, absolutamente nada al pensamiento español.
Si tuviera que hacer un listado de autores “disidentes”, tanto españoles como extranjeros, ¿a quiénes destacaría especialmente?
Gonzalo Fernández de la Mora, Dalmacio Negro Pavón, Alasdair MacIntyre, Hans Georg Gadamer, Alain de Benoist, Nicolás González Dávila, José Ortega y Gasset, Roger Scruton, Carl Schmitt, Diego Fusaro, Eric Zemmour, Jorge Santayana, Eric Voegelin, Tzvetan Todorov, Raymond Aron, Gustavo Bueno, Leo Strauss, Michael Oaskhesott, Yukio Mishima, George L. Mosse, Renzo de Felice, Emilio Gentile, François Furet, Ernst Nolte; Ramiro de Maeztu, etc,
¿Cómo resumiría, muy brevemente, el pensamiento y la actitud de algunos de los principales intelectuales estudiados en su libro?
Gonzalo Fernández de la Mora, José Luis López Aranguren y Gustavo Bueno juzgaron críticamente la transición al régimen partitocrático, que no democrático. Hay que continuar esas críticas ante el desorden establecido. Liberales como Popper, Hayek o Aron sometieron a crítica, desde sus supuestos, la ideología democrática, que, en su vertiente clásica, no resiste la crítica. Alain de Benoist ha dado un nuevo contenido a una tradición de la derecha francesa, pero ha cometido el error de intentar destruir el cristianismo. Pero en sus ideas hay indicios muy fértiles de cara al planteamiento de una alternativa.
En su opinión, ¿por qué la derecha política tradicional se ha sumado al totalitarismo intelectual marcado por la izquierda?
La derecha hegemónica, el PP, por no hacer no ha hecho nada. Como ya dije, se limitó a decretar el “fin de la historia”, como diagnóstico más cómodo para no pensar. Se trata de representantes de lo que Peter Sloterdijk denomina “razón cínica”. Están fatigados, son escépticos, ramplones, no quieren luchar. Son inimaginativos y vulgares. Han pecado de falta de acción. No son nadie. Y presentan a Núñez Feijóo como un líder. Con eso, todo está dicho. Desde ese lado, no existe la menor esperanza. A ver qué hace Vox.











