La sensatez galaica
En mi Galicia natal se puede ser nacionalista y no ser independentista. Amar a la madre tierra -Isis- forma parte del ADN galaico. Pero a los gallegos, por humildes que sean, nadie les engaña con una milonga. Y eso a pesar de las estrechas relaciones con la República Argentina -segunda patria-. Tampoco es cierto que los gallegos seamos gentes de lluvia y calma, como poéticamente escribió Miguel Hernández. Soy devoto de ser gallego al estilo Cunqueiro - A Compostela se acerca uno como quien se acerca al milagro- o "Contar lo que vemos y sucede de forma llana y sencilla como quien come pan". Y en medio siempre la magia, el más allá, la herencia de los druidas celtas. "Una de las grandes estupideces de nuestro tiempo es la de rechazar de plano toda explicación sobrenatural de los sucesos del día".
Me resisto a mantener lo que señaló el Dr. Castelao. "El gallego no protesta, emigra". Eso fue antes. Eso lo hizo mi abuelo médico... pero regresó, y fue alcalde de Orense por el Partido Liberal. Y es que afirmó que "un gallego es un ser vivo que siempre está de paso hasta que regresa a casa". Y cuando lo hace trae experiencias, conocimientos y actitudes que invierte para que la Galicia de sus hijos y nietos sea mejor, menos esquinada en el reparto solidario del Estado, más empoderada con el orgullo de pertenecer a un pueblo viejo, con idioma propio y derechos históricos a ser para decidir. Y decide ser gallego contribuyendo a la gran aventura de la Hispanidad.
Tras las reflexiones historicistas que anteceden digo que me enorgullece la sensatez política de mi comunidad. Núñez Feijóo se va a Madrid y deja resuelto, sin escandaleras ni sobresaltos, la sucesión en la Xunta de Galicia. Menos mal que alguien ejerce lo que Cambó llamó seny catalán, y que los fundadores de la democracia cristiana en versión Puigdemont se encargaron de enterrar, ciscándose en aquel pragmatismo que devolvió Tarradellas al regresar del exilio.
A los actuales políticos galaicos les gusta ser previsibles, no gastar más de lo que se tiene, así evitan el endeudamiento que termina doblando las espaldas de los autónomos y trabajadores. Les gusta mantener costumbrismo con progreso. Siguen haciendo de la paz social y la tranquilidad ciudadana las mejores invitaciones para que nos visiten los peregrinos del viejo camino a Compostela, de tal suerte que funciona el "ven y cuéntalo" entre el Románico, la gastronomía y los paisajes de la mar en esas rías de maravilla que cantó Pucho Boedo.
El PP versión galaica lo tiene todo previsto. Hay acuerdo entre los denominados máximos dirigentes provinciales. Quieren continuidad. Tecnócratas que conozcan la Administración, la idiosincrasia gallega, el carácter conservador del paisanaje y aquello tan viejo y sabio: más vale un mal acuerdo que un buen pleito. Galicia no tiene contenciosos con nadie. Galicia rechaza los insultos parlamentarios. Galicia, como la describió Manuel Marías, é unha nai velliña e soñadora...
La última sesión parlamentaria con Núñez Feijóo en el edificio del Hórreo Compostelano se cerró con una gran ovación para un gallego bueno y generoso: Amancio Ortega. Todo un ejemplo de laboriosidad, economía social y entrega a su patria gallega que forma parte de España. Sin importarle los miserables comentarios de esos/as podemitas que muestran dos perfiles: ignorante miseria e incoherente incorporación a la casta de los ricos; amén de agitar el odio entre géneros.
Me ha sorprendido que el sanchismo haya rechazado el primer acuerdo que le ofreció el nuevo dirigente del PP y ha preferido entregarse a los herederos de la banda. ¿Dónde están ahora los parámetros de la política de Estado?. Curiosamente, en las votaciones de quienes son enemigos del Estado Español.
Mientras tanto.., ¡marchando una de hipocresía! ¿Alguien medianamente informado puede afirmar que los servicios de inteligencia del mundo mundial no espían como método para garantizar la seguridad nacional?. Hace tiempo que se debate la colisión entre los derechos fundamentales. Intimidad y seguridad. Ciudades plagadas de cámaras que son un gran hermano. Artefactos que permiten acceder a todas las comunicaciones. Satélites capaces de fotografiar cualquier lugar del planeta azul. Pero ha llegado el momento de ponerse estupendos y señalar cómo un ingenio denominado como el caballo alado de la mitología griega se dedicó a saber lo que planeaban ciertos dirigentes golpistas en Cataluña. Por cierto: ¿Me pueden asegurar que las policías autonómicas de Comunidades con aspiraciones independentistas no se han dedicado a espiar a los disidentes con el régimen?.
Mientras tanto... ¡Recuperemos la alegría de vivir!. No toca mantener las precauciones frente a la pandemia, las mutaciones víricas, los ingresos hospitalarios, las secuelas en los que pasaron la enfermedad o las nuevas oleadas con cuarta dosis de vacuna. Ahora y como dijo James Carville, asesor de Bill Clinton, " es la economía, estúpido". Descubrimos gracias a la pandemia que Occidente y muy en especial los que vivimos del ocio y turismo, somos gigantes con los pies de barro. Así que toca consumir pase lo que pase, volver a los conciertos multitudinarios, a las aglomeraciones festivas, al contacto humano. Después, a quien Dios se la dé, San Pedro se la bendiga.
En medio de tantas y tantas noticias de guerra mundial y genocidio ruso sobre el pueblo de Ucrania, va el Papa y... no sé si pontifica: insta a las suegras a "que tengan cuidado con su lengua y así superar los prejuicios entre suegras con nueras". ¡De Aurora Boreal!. A no ser que forme parte de esa política de comunicación que busca desviar la atención del personal, ya sea con las mascarillas o con los espías, de los grandes y graves problemas del mundo que se debate entre violencia, pobreza y escasez de conciencia moral.
Si así fuera, me sumo. Galicia es la cuarta región europea con mayor esperanza de vida, que se sitúa en los 83,7 años. ¡Aleluya, con aturuxo galego!
En mi Galicia natal se puede ser nacionalista y no ser independentista. Amar a la madre tierra -Isis- forma parte del ADN galaico. Pero a los gallegos, por humildes que sean, nadie les engaña con una milonga. Y eso a pesar de las estrechas relaciones con la República Argentina -segunda patria-. Tampoco es cierto que los gallegos seamos gentes de lluvia y calma, como poéticamente escribió Miguel Hernández. Soy devoto de ser gallego al estilo Cunqueiro - A Compostela se acerca uno como quien se acerca al milagro- o "Contar lo que vemos y sucede de forma llana y sencilla como quien come pan". Y en medio siempre la magia, el más allá, la herencia de los druidas celtas. "Una de las grandes estupideces de nuestro tiempo es la de rechazar de plano toda explicación sobrenatural de los sucesos del día".
Me resisto a mantener lo que señaló el Dr. Castelao. "El gallego no protesta, emigra". Eso fue antes. Eso lo hizo mi abuelo médico... pero regresó, y fue alcalde de Orense por el Partido Liberal. Y es que afirmó que "un gallego es un ser vivo que siempre está de paso hasta que regresa a casa". Y cuando lo hace trae experiencias, conocimientos y actitudes que invierte para que la Galicia de sus hijos y nietos sea mejor, menos esquinada en el reparto solidario del Estado, más empoderada con el orgullo de pertenecer a un pueblo viejo, con idioma propio y derechos históricos a ser para decidir. Y decide ser gallego contribuyendo a la gran aventura de la Hispanidad.
Tras las reflexiones historicistas que anteceden digo que me enorgullece la sensatez política de mi comunidad. Núñez Feijóo se va a Madrid y deja resuelto, sin escandaleras ni sobresaltos, la sucesión en la Xunta de Galicia. Menos mal que alguien ejerce lo que Cambó llamó seny catalán, y que los fundadores de la democracia cristiana en versión Puigdemont se encargaron de enterrar, ciscándose en aquel pragmatismo que devolvió Tarradellas al regresar del exilio.
A los actuales políticos galaicos les gusta ser previsibles, no gastar más de lo que se tiene, así evitan el endeudamiento que termina doblando las espaldas de los autónomos y trabajadores. Les gusta mantener costumbrismo con progreso. Siguen haciendo de la paz social y la tranquilidad ciudadana las mejores invitaciones para que nos visiten los peregrinos del viejo camino a Compostela, de tal suerte que funciona el "ven y cuéntalo" entre el Románico, la gastronomía y los paisajes de la mar en esas rías de maravilla que cantó Pucho Boedo.
El PP versión galaica lo tiene todo previsto. Hay acuerdo entre los denominados máximos dirigentes provinciales. Quieren continuidad. Tecnócratas que conozcan la Administración, la idiosincrasia gallega, el carácter conservador del paisanaje y aquello tan viejo y sabio: más vale un mal acuerdo que un buen pleito. Galicia no tiene contenciosos con nadie. Galicia rechaza los insultos parlamentarios. Galicia, como la describió Manuel Marías, é unha nai velliña e soñadora...
La última sesión parlamentaria con Núñez Feijóo en el edificio del Hórreo Compostelano se cerró con una gran ovación para un gallego bueno y generoso: Amancio Ortega. Todo un ejemplo de laboriosidad, economía social y entrega a su patria gallega que forma parte de España. Sin importarle los miserables comentarios de esos/as podemitas que muestran dos perfiles: ignorante miseria e incoherente incorporación a la casta de los ricos; amén de agitar el odio entre géneros.
Me ha sorprendido que el sanchismo haya rechazado el primer acuerdo que le ofreció el nuevo dirigente del PP y ha preferido entregarse a los herederos de la banda. ¿Dónde están ahora los parámetros de la política de Estado?. Curiosamente, en las votaciones de quienes son enemigos del Estado Español.
Mientras tanto.., ¡marchando una de hipocresía! ¿Alguien medianamente informado puede afirmar que los servicios de inteligencia del mundo mundial no espían como método para garantizar la seguridad nacional?. Hace tiempo que se debate la colisión entre los derechos fundamentales. Intimidad y seguridad. Ciudades plagadas de cámaras que son un gran hermano. Artefactos que permiten acceder a todas las comunicaciones. Satélites capaces de fotografiar cualquier lugar del planeta azul. Pero ha llegado el momento de ponerse estupendos y señalar cómo un ingenio denominado como el caballo alado de la mitología griega se dedicó a saber lo que planeaban ciertos dirigentes golpistas en Cataluña. Por cierto: ¿Me pueden asegurar que las policías autonómicas de Comunidades con aspiraciones independentistas no se han dedicado a espiar a los disidentes con el régimen?.
Mientras tanto... ¡Recuperemos la alegría de vivir!. No toca mantener las precauciones frente a la pandemia, las mutaciones víricas, los ingresos hospitalarios, las secuelas en los que pasaron la enfermedad o las nuevas oleadas con cuarta dosis de vacuna. Ahora y como dijo James Carville, asesor de Bill Clinton, " es la economía, estúpido". Descubrimos gracias a la pandemia que Occidente y muy en especial los que vivimos del ocio y turismo, somos gigantes con los pies de barro. Así que toca consumir pase lo que pase, volver a los conciertos multitudinarios, a las aglomeraciones festivas, al contacto humano. Después, a quien Dios se la dé, San Pedro se la bendiga.
En medio de tantas y tantas noticias de guerra mundial y genocidio ruso sobre el pueblo de Ucrania, va el Papa y... no sé si pontifica: insta a las suegras a "que tengan cuidado con su lengua y así superar los prejuicios entre suegras con nueras". ¡De Aurora Boreal!. A no ser que forme parte de esa política de comunicación que busca desviar la atención del personal, ya sea con las mascarillas o con los espías, de los grandes y graves problemas del mundo que se debate entre violencia, pobreza y escasez de conciencia moral.
Si así fuera, me sumo. Galicia es la cuarta región europea con mayor esperanza de vida, que se sitúa en los 83,7 años. ¡Aleluya, con aturuxo galego!