El vodevil de los espías
Imaginemos. Tienes una empresa, y sospechas que uno de tus socios desvía pedidos hacia la competencia, en negocios turbios. Contratas a un detective para obtener pruebas. Este, en función de su función legal que es la de "la realización de averiguaciones y la obtención de información y pruebas relativas a delitos sólo perseguibles a instancia de parte por encargo de los sujetos legitimados en el proceso penal", contemplado en la legislación que regula la investigación privada, espía al socio desleal y descubre la trama. Vale…
El socio, enterado de la trama de la investigación sobre su actividad, levanta un escándalo en la empresa y te denuncia por haber sido investigado. ¿Qué creen ustedes que dirá el juez?
Ahora pasemos al Parlamento y miremos lo que ha pasado… El CNI, en función de sus competencias reglamentarias, espía a los secesionistas, ahora socios de Sánchez. Se monta la marimorena porque el CNI hace averiguaciones para impedir lo que ocurrió en el proceso de independentismo catalán, que fue delictivo. Con ello, trata de preservar la seguridad y la continuidad de la nación española como un todo único, según la Constitución, y en aras a mantener la integridad territorial que corresponde a un ente histórico llamado España. Se lleva el tema a la Comisión de Secretos Oficiales y la voz de una de las partes investigadas, el señor Rufián, rompe el obligado secreto, con lo que ello conlleva de acto ilícito. La señora Ministra de Defensa defiende al CNI por haber hecho lo que le correspondía en derecho. Y todos los grupos parlamentarios, salvo Vox, PP y Ciudadanos, piden la dimisión de la ministra y responsabilidades. ¿No les parece un verdadero vodevil y una situación esperpéntica? Es evidente que esto descubre un atropello más a la lógica a los que ya estamos acostumbrados los sufridos ciudadanos.
Por cierto, que uno de los que han montado la marimorena es el PNV, partido que siempre ha reclamado un servicio de inteligencia propio y lo ha formado por la vía de los hechos. Se llama O.C.I. (Oficina Central de Inteligencia) y está formado por 178 ertzainas, nada menos. Y por lo que me dicen es muy efectivo a la hora de meterse en la vida de los vascos no afines.
Bueno. Tenemos al respecto un hecho ineluctable, que es el pinchazo al teléfono del que fue Lehendakari, el señor Garaikoetxea, de forma ilegal y vulnerando sus derechos fundamentales. Y eso que sepamos. Hay que tener desfachatez y mucha, mucha caradura.
El que fue delegado del Gobierno Vasco en el exilio, Jesús de Galíndez, tenía una red de espionaje con base en la República Dominicana, desde donde enviaba información a la C.I.A referida a activistas hispanos. Es decir, la trayectoria de esta gente tiene un rastro muy poco decente y ahora sacuden la alfombra para ver si salen arañas.
Y yo me pregunto… ¿Qué hemos de hacer para evitar que los enemigos de nuestra patria subviertan el orden constitucional y rompan las reglas de convivencia que preserva la paz entre todos los españoles? ¿Darles caramelos, como hace Sánchez? Para una cosa que hace bien el Gobierno se sublevan todos los correveidiles, y los chaperos del Gobierno se mesan los cabellos como si esto fuera el mayor atropello jamás conocido.
Otra cuestión es lo que ha manifestado el Presidente de que ha sido espiado. Primero, habrá que comprobar la veracidad de esa cuestión. Es sospechoso que lo haya dicho ahora. Segundo, si es verdad, habrá que depurar responsabilidades pues ha puesto en riesgo de la seguridad nacional por llevar secretos de Estado en un aparato tan vulnerable como es un terminal móvil telefónico, por muchas medidas de protección de su contenido que hayan puesto en el aparato, es perseguible de oficio. Tercero, no tiene similitud alguna con el espionaje a los secesionistas que rompen el marco jurídico y delinquen. Y cuarto, hay que investigar lo que hay detrás de este supuesto espionaje, para ver qué potencia está detrás del acto y prevenir lo que pueda suponer para la seguridad nacional esta revelación involuntaria de secretos oficiales.
Y ahí lo dejo. Es necesario aplicar el método de pensamiento siguiendo la estructura de silogismos que nos enseñaron en la disciplina de lógica formal aplicada al discurso.
Imaginemos. Tienes una empresa, y sospechas que uno de tus socios desvía pedidos hacia la competencia, en negocios turbios. Contratas a un detective para obtener pruebas. Este, en función de su función legal que es la de "la realización de averiguaciones y la obtención de información y pruebas relativas a delitos sólo perseguibles a instancia de parte por encargo de los sujetos legitimados en el proceso penal", contemplado en la legislación que regula la investigación privada, espía al socio desleal y descubre la trama. Vale…
El socio, enterado de la trama de la investigación sobre su actividad, levanta un escándalo en la empresa y te denuncia por haber sido investigado. ¿Qué creen ustedes que dirá el juez?
Ahora pasemos al Parlamento y miremos lo que ha pasado… El CNI, en función de sus competencias reglamentarias, espía a los secesionistas, ahora socios de Sánchez. Se monta la marimorena porque el CNI hace averiguaciones para impedir lo que ocurrió en el proceso de independentismo catalán, que fue delictivo. Con ello, trata de preservar la seguridad y la continuidad de la nación española como un todo único, según la Constitución, y en aras a mantener la integridad territorial que corresponde a un ente histórico llamado España. Se lleva el tema a la Comisión de Secretos Oficiales y la voz de una de las partes investigadas, el señor Rufián, rompe el obligado secreto, con lo que ello conlleva de acto ilícito. La señora Ministra de Defensa defiende al CNI por haber hecho lo que le correspondía en derecho. Y todos los grupos parlamentarios, salvo Vox, PP y Ciudadanos, piden la dimisión de la ministra y responsabilidades. ¿No les parece un verdadero vodevil y una situación esperpéntica? Es evidente que esto descubre un atropello más a la lógica a los que ya estamos acostumbrados los sufridos ciudadanos.
Por cierto, que uno de los que han montado la marimorena es el PNV, partido que siempre ha reclamado un servicio de inteligencia propio y lo ha formado por la vía de los hechos. Se llama O.C.I. (Oficina Central de Inteligencia) y está formado por 178 ertzainas, nada menos. Y por lo que me dicen es muy efectivo a la hora de meterse en la vida de los vascos no afines.
Bueno. Tenemos al respecto un hecho ineluctable, que es el pinchazo al teléfono del que fue Lehendakari, el señor Garaikoetxea, de forma ilegal y vulnerando sus derechos fundamentales. Y eso que sepamos. Hay que tener desfachatez y mucha, mucha caradura.
El que fue delegado del Gobierno Vasco en el exilio, Jesús de Galíndez, tenía una red de espionaje con base en la República Dominicana, desde donde enviaba información a la C.I.A referida a activistas hispanos. Es decir, la trayectoria de esta gente tiene un rastro muy poco decente y ahora sacuden la alfombra para ver si salen arañas.
Y yo me pregunto… ¿Qué hemos de hacer para evitar que los enemigos de nuestra patria subviertan el orden constitucional y rompan las reglas de convivencia que preserva la paz entre todos los españoles? ¿Darles caramelos, como hace Sánchez? Para una cosa que hace bien el Gobierno se sublevan todos los correveidiles, y los chaperos del Gobierno se mesan los cabellos como si esto fuera el mayor atropello jamás conocido.
Otra cuestión es lo que ha manifestado el Presidente de que ha sido espiado. Primero, habrá que comprobar la veracidad de esa cuestión. Es sospechoso que lo haya dicho ahora. Segundo, si es verdad, habrá que depurar responsabilidades pues ha puesto en riesgo de la seguridad nacional por llevar secretos de Estado en un aparato tan vulnerable como es un terminal móvil telefónico, por muchas medidas de protección de su contenido que hayan puesto en el aparato, es perseguible de oficio. Tercero, no tiene similitud alguna con el espionaje a los secesionistas que rompen el marco jurídico y delinquen. Y cuarto, hay que investigar lo que hay detrás de este supuesto espionaje, para ver qué potencia está detrás del acto y prevenir lo que pueda suponer para la seguridad nacional esta revelación involuntaria de secretos oficiales.
Y ahí lo dejo. Es necesario aplicar el método de pensamiento siguiendo la estructura de silogismos que nos enseñaron en la disciplina de lógica formal aplicada al discurso.