Trata de blancas
La guerra en Ucrania conlleva todo tipo de tragedias sobre las que se incide a diario, salvo una que queda difuminada e incluso invisibilizada: la trata de blancas, es decir, el tráfico de niñas y mujeres atraídas mediante engaño o coacción para su explotación sexual. Miremos a nuestras hijas, sobrinas, etc. niñas, adolescentes, mujeres y pensemos por un instante que están estabuladas en un piso como si fueran ganado, expuestas como mercancía en un lineal de supermercado, carne fresca para saciar a individuos sin escrúpulos que babosean sobre ellas sometiéndolas a todo tipo de sevicias lascivas previo pago al rufián de turno quien no dudará en golpearlas, drogarlas e incluso matarlas si se niegan a ser aquiescentes y sumisas con el cliente; a esto se llama esclavismo sexual como elemento de producción que genera pingües y repugnantes beneficios. Ucrania es a día de hoy la punta del iceberg de algo que existe desde que el mundo es mundo, nada nuevo bajo el sol. Estas organizaciones, formadas por gentuza de la peor calaña, son constantemente decapitadas por los agentes de la ley, pero desgraciadamente se reproducen como las cabezas de la famosa hidra. No se trata de una serie o película sino de la cruda realidad; llamarles hienas sería insultar a ese mamífero carnívoro. A por ellos, sin cuartel.
Francisco Javier Sáenz Martínez
FJS.
Lasarte-Oria
La guerra en Ucrania conlleva todo tipo de tragedias sobre las que se incide a diario, salvo una que queda difuminada e incluso invisibilizada: la trata de blancas, es decir, el tráfico de niñas y mujeres atraídas mediante engaño o coacción para su explotación sexual. Miremos a nuestras hijas, sobrinas, etc. niñas, adolescentes, mujeres y pensemos por un instante que están estabuladas en un piso como si fueran ganado, expuestas como mercancía en un lineal de supermercado, carne fresca para saciar a individuos sin escrúpulos que babosean sobre ellas sometiéndolas a todo tipo de sevicias lascivas previo pago al rufián de turno quien no dudará en golpearlas, drogarlas e incluso matarlas si se niegan a ser aquiescentes y sumisas con el cliente; a esto se llama esclavismo sexual como elemento de producción que genera pingües y repugnantes beneficios. Ucrania es a día de hoy la punta del iceberg de algo que existe desde que el mundo es mundo, nada nuevo bajo el sol. Estas organizaciones, formadas por gentuza de la peor calaña, son constantemente decapitadas por los agentes de la ley, pero desgraciadamente se reproducen como las cabezas de la famosa hidra. No se trata de una serie o película sino de la cruda realidad; llamarles hienas sería insultar a ese mamífero carnívoro. A por ellos, sin cuartel.
Francisco Javier Sáenz Martínez
FJS.
Lasarte-Oria