Ante el silencio entre cómplice y avergonzado de la mayor parte de los medios de comunicación occidentales, The Wall Street Journal acaba de publicar un demoledor artículo editorial, titulado “Hillary lo hizo”, en el que asegura que las acusaciones realizadas por el Partido Demócrata hacia Donald Trump, en las que aseguraba que éste había mantenido una alianza con Rusia para llegar a la Casa Blanca, fueron “un truco sucio que tuvo su origen en la candidata Hillary Rodham Clinton”.

Así lo ha puesto de manifiesto ante los tribunales el responsable de la campaña electoral de Hillary Clinton en 2016, Robby Mook. “Mook declaró como testigo en el juicio del fiscal especial John Durham contra Michael Sussmann, el abogado acusado de mentir al FBI. En septiembre de 2016, Sussmann llevó al FBI las afirmaciones de una presunta conexión secreta de Donald Trump con el Banco Alfa de Rusia y dijo que no estaba actuando en nombre de ningún cliente”. Era mentira: los fiscales aseguran que Sussmann estaba trabajando para la campaña de Hillary Clinton y, en este sentido, han presentado evidencias de que trabajó con investigadores cibernéticos y la firma de investigación Fusion GPS para crear estas acusaciones en nombre de la campaña de Clinton y para transmitirlas al FBI.

Los fiscales le preguntaron a Mook sobre su papel en la canalización de las afirmaciones del Banco Alfa a la prensa. Y éste asegura que la responsabilidad de difundir las difamaciones fue tomada por él mismo, por el asesor de políticas Jake Sullivan (ahora asesor de Seguridad Nacional del Presidente Joe Biden), por la directora de comunicaciones Jennifer Palmieri y por el presidente de campaña, John Podesta. Mook afirma taxativamente que a Clinton se le preguntó sobre el plan y lo aprobó. Inmediatamente, una historia sobre las presuntas colusiones entre Trump-Alfa Bank apareció en Slate, una publicación de tendencias izquierdistas.

“En resumen”, afirma The Wall Street Journal, “la campaña de Clinton creó la acusación Trump-Alfa, la alimentó a una prensa crédula que no confirmó las acusaciones, pero corrió con ellas de todos modos, y luego promovió la historia como si fuera una noticia legítima. La campaña también entregó las afirmaciones al FBI, dando a los periodistas otra excusa para retratar las acusaciones como serias y tal vez ciertas. La mayoría de la prensa ignorará esta noticia, pero la narrativa Rusia-Trump que la señora Clinton sancionó hizo un enorme daño al país. Deshonró al FBI, humilló a la prensa y envió al país a una investigación de tres años a ninguna parte. Vladimir Putin no hubiera podido hacer una campaña de desinformación mejor”.