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Pablo Mosquera
Sábado, 04 de Junio de 2022 Tiempo de lectura:

1984 a 1986 en el País Vasco

La Coalición Popular me hizo parlamentario por Álava. El grupo parlamentario que lideraba Mayor Oreja lo formamos: Barquero, Morales, María Josefa Lafuente; Florencio Arótegui, Joaquín Aguinaga, Jaime y yo. Era máximo exponente del PNV Carlos Garaicoechea. Comenzaba su enfrentamiento con Xavier Arzalluz. Había que desarrollar competencialmente al Estatuto de Guernica como fórmula real para el autogobierno.  Aquel 20-N en que asesinan al médico Santiago Brouard-López Ocaña en su consulta de pediatría temimos una noche de cuchillos largos. 

 

Mayor Oreja había sido Delegado del Gobierno en sustitución de su tío Marcelino, en tiempos de la UCD y en plena vorágine creciente y asesina de las campañas de ETA contra los representantes del Estado en Euskadi. Eran tiempos en que recuerdo como miserables conductas al menos dos:

 

Los atentados servían al proceso de transferencias y legislación para la autonomía que amparaba la interpretación más o menos generosa del denominado Bloque Constitucional -Constitución española con aquella Disposición Adicional- Estatuto de Guernica-Ley de Territorios Históricos-.

 

La subcultura de una violencia justificada por activa o pasiva entre la hipócrita actitud  de Garaicoechea y la inoperancia del Gobierno de España al que Francia despreciaba y sólo atendía si se cobraba precio en la compra de materiales para diferentes usos. Los etarras disfrutaban de un trato como refugiados políticos en el sur de Francia y hasta la policía francesa los protegía cuando no los admiraba por sus "hazañas" en territorio vascongado.

 

Mi actividad parlamentaria tuvo como principal objetivo el análisis y tratamiento del gravísimo problema que a modo epidémico afectaba a la juventud, el miserable submundo de la heroína, desde su distribución, consumo y consecuencias socio-sanitarias. Así hubo un debate monográfico y la creación del DAK, un organismo multidisciplinar, que dependía directamente de la Presidencia del Gobierno Vasco, y del que formé parte como Jefe del Servicio de Medicina Preventiva y Salud Laboral del Hospital "Santiago Apóstol" de Vitoria.

 

Otros espacios en los que me comprometí como parlamentario fue: servicios y equipamientos para abordar un tratamiento integral al envejecimiento poblacional. Yo era miembro activo y fundacional de la Sociedad Norte de Geriatría y Gerontología. El desarrollo del Servicio Vasco de Salud -Osakidetza- y la elaboración del Estatuto del Consumidor. Formé parte de una Comisión que muy pronto tendría una enorme carga socio-económica. Trabajo. Ya se vislumbraba la crisis económica y laboral por la obsolescencia de la industria vasca en la tradicional margen izquierda del Nervión en su trayecto hacia la mar Cantábrica. Comenzaba el choque entre desarrollo y bolsas de pobreza. Y en medio de la violencia terrorista, algunos logramos que el Parlamento de Vitoria hiciera sesiones monográficas sobre diagnóstico y tratamiento de esas miserables lacras que Caritas señalaba como pobreza vergonzante.

 

La Legislatura fue acortada por la guerra sin cuartel entre Garaicoechea y Arzalluz con la disculpa de la incompatibilidad para presidir Partido Nacionalista Vasco y Gobierno Vasco. El Partido debía mandar y controlar al Lehendakari.

 

Como experiencia personal más impactante acudí con una delegación -CP; EE; PNV; PSE- a la Asamblea de la Sociabilidad convocada por la Internacional Demócrata Cristiana en pro de la democracia en Santiago de Chile siendo su Presidente Andrés Zaldívar , descendiente de vascos y cuyo hermano, miembro del último Parlamento chileno antes del golpe militar de Pinochet, hizo de anfitrión nuestro (Pujana; Xavier Gurruchaga, Ormazabal, Eguiguren). Fue una semana en la que el Embajador de España nos advirtió del peligro que corríamos en aquella dictadura y con un Gobierno enfrentado al evento. Nos advirtieron de que íbamos a estar infiltrados por la policía DINA, vigilados por los Carabineros y con el ejército caras pintadas, atentos a cualquier manifestación del pueblo. A pesar de tales advertencias llegamos a visitar clandestinamente las Poblaciones -barrios periféricos en los que la Iglesia Chilena y la izquierda tenían organizaciones clandestinas- Nos llegaron a gasear y a reprimir por acercarnos a los manifestantes que intentaron entrar en contacto con la Asamblea. La experiencia fue toda una lección de cómo eran las dictaduras en Latinoamérica dónde cualquiera podía desaparecer.      

 

Han pasado los años pero quedan los recuerdos en la memoria y en la historia escrita que se puede leer. Las elecciones vascas se sucedían como símbolo inequívoco de una democracia que los radicales hijos de Aitor no aceptaban pues tenían sus propias letanías, esas que bendecían el asesinato para callar a la disidencia.

 

Por eso hoy me resulta conocida la desesperanza que nos acercan los medios de comunicación de masas con las imágenes de esa guerra en el Este de la vieja Europa. ¿Hasta cuándo?

 

Aquí en España comienzan los ritos de otra campaña electoral. Andalucía ya no es el granero del voto socialista. Algo han debido hacer los nietos de aquel Pablo Iglesias o los hijos de Felipe y Alfonso, para que el pueblo del sur peninsular haya olvidado los cien años de honradez que fue un gran eslogan hasta que la administración de los fondos públicos tuvo mucho que ver con aquellas novelas de Emilio Salgari en las que piratas o bucaneros se hacían con el botín.

 

Una vez más, las ignorantes podemitas ponen al Gobierno de España en la tesitura de hacer el ridículo, cuando todos pedimos a la OTAN que nos defienda de oligarcas pelín asesinos, a las ignorantes seguidoras de los barba roja o negra -Iglesias y Monedero- se les ocurre mostrar públicamente su talante bolivariano y rechazar la celebración por ser España un país de la Europa que debe cuidarse ante las ínfulas miserables e imperialistas de un tal Putin.

 

Todo esto dicho y escrito y en ese castellano que nos une a la Hispanidad, salvo en la Cataluña del fervor independentista. Y es que a los seguidores de la Paranoia Nacionalista Catalana les importa un rábano que los idiomas sean nexo de comunicación y no instrumento de alienación. Espero, deseo y exijo a los jueces defender los derechos de las familias a que sus hijos sean educados en la lengua de Cervantes.      

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