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Francisco López
Martes, 07 de Junio de 2022 Tiempo de lectura:

El 11M y Villarejo: Una burda intoxicación

En el marco de las filtraciones que el polémico Alvise realiza de las conversaciones de Villarejo, ha tenido un gran eco una en la que habla de la masacre del 11M, hasta el punto de ser TT en Twitter. Dado que la inmensa mayoría de las reacciones han sido entusiastas y de apoyo, dando por buenas las afirmaciones de este siniestro personaje, es pertinente hacer algunas aclaraciones.

 

Antes que nada, felicitar al director de nuestro periódico por no picar. El sesgo de la confirmación es algo que siempre está presente y me temo que muchos han caído de lleno. Cuando nos encontramos con una información, de cualquier tipo y más cuando es una conversación “tipo barra de bar” como es el caso, usemos un sano escepticismo y contrastemos las afirmaciones con datos verificables.

 

Uno de los comentarios que hace este señor, es afirmar que los traductores de árabe habían sido despedidos dos meses antes y las cintas procedentes de las escuchas que se habrían realizado a los autores, quedaron sin traducir. Esto es completamente falso. El comisario Jesús Rayón durante la intervención en la Comisión de Investigación del Congreso (Sesión 7 de julio de 2004, pág. 35 y ss.) lo negó contundentemente, explicando que las conversaciones se oían en “caliente” de modo que en caso de captar algo que implicara una actuación inmediata, se trasladaba a los investigadores. La única incidencia que reseñó fue un cierto retraso en la elaboración de las transcripciones con los requisitos formales necesarios para adjuntarlas al sumario.

 

Las escuchas más importantes fueron las realizadas a algunos miembros del grupo de El Chino y que a la postre sirvieron para varias condenas, destacando la del misterioso Othman El Gnoui, que ha tenido el dudoso privilegio de ser la persona con mayor condena penal en España. Están disponibles en el tomo 49 del Sumario del 11M, folios 14.350 y siguientes. Adjunto a modo de ejemplo una de las muchas anotaciones: conversación realizada el 29 de febrero de 2004 por esos traductores que, según Villarejo, habían sido despedidos hacía dos meses, folio 14.447:

 

447. Conversación en árabe. Recibe de Hamid, Othman le dice que está camino de Burgos y que depende de lo que le diga el otro vendrá mañana, Hamid le dice que va a llamar al otro. Othman le dice que le diga que ha hablado con el. (21h.55')

 

Luego afirma que el explosivo fue una “entrega controlada” de explosivos por parte de la Policía que luego se extravió. De esto no ha habido el menor rastro en el sumario ni en el juicio. Pero lo realmente importante es que el estudio químico realizado durante la realización del juicio apunta a que ese explosivo que a través de Suárez Trashorras se habría facilitado, la goma 2 ECO, al menos en parte de los focos no intervino. La muestra M-1, única que fue presentada intacta, según dictamen de los peritos independientes, coincidía con la composición del Titadyn o un explosivo similar. Además, en otras muestras, estas lavadas previamente con agua destilada, apareció un componente el DNT que no estaba en la composición de ese explosivo supuestamente proporcionado en la “entrega”. Los únicos hechos contrastados con los que contamos indicios firmes, no se corresponden con la contundente afirmación de Villarejo.

 

Vuelve a repetir su supuesta intervención de la llamada del Líbano con el grupo chiita Hezbollah por medio. Las cosas como son, esto es una fantasmada de quien se presenta como un aguerrido investigador que ha intervenido en la investigación más importante de la historia policial de España. Como siempre, no aporta nada más que su palabra. Si hubo unas llamadas telefónicas desde una cabina, lo único que podrá haber son los teléfonos con los que se contactó, pero eso en sí poco significa. Que desde ella se llamara al Chino o al Tunecino no aporta nada si no contamos con el audio, que es el caso. Y en el sumario no constan en los registros telefónicos de los implicados, comunicaciones con el Líbano. Y menos sentido tiene implicar en su eliminación a la Inteligencia gala porque en el caso de que estuviera implicado un partido institucional como Hezbollah (que no lo está) lo normal es que sus personas de confianza que a buen seguro está en la telefónica local se hubiera encargado de ello. Se podrá discutir otros aspectos de este grupo, menos uno: no tienen un pelo de tontos, como bien ha probado en sus carnes Israel como para necesitar de los galos.

 

Lo que más revuelo ha generado es su afirmación de que los servicios secretos franceses diseñaron la acción y la ejecutaron sus homólogos marroquíes. ¿Pero esto significa algo? Nos encontramos con una simple “charla de café”, en la que no ha aparece el menor detalle o información adicional. ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Qué fuente de información ha tenido? ¿En base a qué hace tan grave acusación? Nada. No aporta el menor detalle. Pone la muleta de una información aparentemente definitiva, para que infinidad de personas embistan, pero eso es indemostrable sin el menor indicio. Humo, humo y más humo, que implica un viaje a ninguna parte donde no se puede sacar nada en firme.

 

Vender la versión oficial por otras vías

 

En la trampa han caído multitud de personas que son escépticas con esa versión oficial, que mutilada de algunos aspectos importantes terminó convertida por la Justicia en Hechos Probados. Sin embargo, cuando se escarba un poco, se comprueba que el relato se mueve dentro de los parámetros que los jefes policiales marcaron en su reconstrucción de los hechos y que hizo suya el juez Gómez Bermúdez.

 

Villarejo nos vende versión oficial pura y dura: ni una palabra sobre falsificación de pruebas, los “moritos” de Leganés son los culpables estando detrás una organización islamista internacional de la que sólo le falta decir que fue “por lo de Irak”, se usó “goma 2 ECO y vale ya” y el aspecto clave de quienes fueron los inductores, lo remite a una vía muerta indemostrable, donde profundizar en los hechos es imposible.

 

Y de paso, se desacredita a los escépticos, que se hacen eco de esta ensalada de opiniones indemostrables y mentiras clamorosas. Una lástima que Rubalcaba haya fallecido y no pueda disfrutar por este escenario por el que tanto luchó.

 

El nudo gordiano es aclarar lo relativo a tres pruebas claves: Renault Kangoo, Mochila de Vallecas y Skoda Fabia, así como lo ocurrido en Leganés. En los todos los casos, ante el juez Del Olmo, durante el secreto sumarial y posteriormente ratificado durante las sesiones del juicio, un número asombrosamente amplio de agentes de policía de la escala básica, simples inspectores sin jefatura y algún guardia civil, explicaron lo que vieron y cuándo lo vieron. Y esos testimonios cuestionan aspectos cruciales de la versión oficial, habiendo sido expuestos inicialmente en un momento en el que no hay polémica, ni tan siquiera sospechas, tanto de los autores materiales como de las pruebas que habían sido decisivas para “resolver” el caso. Es decir, testimonios no contaminados.

 

Se está olvidando que el negocio de Villarejo era la venta y tráfico de información. Tal como lo podemos oír en los audios, era su principal activo. Él sabía de todo y de todos, haciendo caja con ello. Una persona con este perfil, ¿creen ustedes que cuando sabía poco o directamente nada iba a reconocer a sus interlocutores que no tenía ni idea o caería en la tentación de fantasear con tesis que en principio no podían ser contrastadas?

 

Sí veo un único punto interesante en las conversaciones que ha filtrado Villarejo: la aceptación por parte de los otros jefes policiales de sus palabras. Aunque no se piden aclaraciones, no hay sorpresa por unas declaraciones que en apariencia suponen una visión alternativa al 11M. Es importante tener en cuenta que toda la investigación policial fue centralizada por un número muy reducido de jefes policiales y ni tan siquiera en la Comisaría General de Información, tal como sus agentes de policía pusieron en evidencia durante las sesiones del juicio, había una visión global del caso. Es decir, el resto de los responsables, también estuvieron privados de la información clave. Tenemos que admitir el “olfato” y las impresiones subjetivas basadas en la experiencia de muchos años de trabajo, pero debemos asumir que nunca estuvieron en condiciones de poder conocer los detalles de conjunto que siempre estuvieron celosamente controlados por un número reducido de mandos. Y Villarejo, el primero al que no le contaron nada, posiblemente porque ellos le conocían perfectamente.

 

Todo testimonio supuestamente novedoso, que no incluya en la ecuación la realidad de unas pruebas decisivas que su credibilidad queda cuestionada por los testigos directos de los hechos, es una tomadura de pelo y no deja de ser una maniobra intoxicadora que busca alejarnos de lo que pudo haber pasado.

 

Por favor, no piquen con estos caramelos envenenados.

 

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