Informe de Cepyme
Las pymes, en situación crítica
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La pequeña y mediana empresa española “atraviesa la situación más difícil que ha vivido el tejido empresarial desde 2014”. Esa es la principal conclusión a la que ha llegado la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa (Cepyme) a raíz de la evolución de su Indicador sobre la Situación de la Pyme, que mide las fortalezas y vulnerabilidades del tejido empresarial a partir del seguimiento de 15 magnitudes económicas. “Las pymes se estén viendo arrastradas por los elevados costes que tienen que afrontar los empresarios, una importante pérdida de productividad y, en general, por una menor rentabilidad”, dice Cepyme.
La patronal muestra una especial preocupación por la fuerte reducción de los márgenes que se ha producido en los primeros meses de 2022, que “deriva en un empeoramiento de la liquidez y de la competitividad de la empresa”. A ello se unen los altos niveles de endeudamiento: en 2021 el pasivo de las pymes sobre su patrimonio neto creció 10 puntos porcentuales, hasta el 96%, “lo que supone una clara debilidad frente a la subida de tipos en ciernes y al endurecimiento del crédito que ya se empieza a registrar”.
El tejido productivo español se encuentra descapitalizado y en peores condiciones que las compañías de otros países europeos para hacer frente a la ralentización económica, según Cepyme. "La falta de ayudas directas efectivas, su menor cuantía y la burocracia han sido algunas razones que han llevado a que las pymes españolas sufran una peor salud que las del resto de la UE. De hecho, según lo recogido en las últimas encuestas del BCE, las empresas españolas se encuentran entre las más vulnerables de las grandes economías del euro. Estos problemas estructurales explican en gran medida que la empresa española sea un 30% menor que la europea. Además, en cuestión de tamaño, la empresa española retrocede cada vez más como síntesis de sus problemas estructurales y ha vuelto a caer en número de empleados por debajo del nivel que tenía en 2018".
“Las pequeñas y medianas empresas continúan funcionando, pero son cada vez menos rentables. Su rentabilidad se ha desplomado y ha vuelto a niveles de 2016. A esto se suma que la falta de actividad en la pandemia les obligó a endeudarse, lo que compromete en algunos casos su viabilidad. De hecho, la prima de riesgo que sufre la pyme tiende a elevarse desde 2020 y a esto se añade un escenario de inminente subida de tipos por parte del Banco Central Europeo, un endurecimiento de las condiciones crediticias que ya se empieza a apreciar y el agotamiento de la moratoria concursal”, concluye el informe.
La pequeña y mediana empresa española “atraviesa la situación más difícil que ha vivido el tejido empresarial desde 2014”. Esa es la principal conclusión a la que ha llegado la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa (Cepyme) a raíz de la evolución de su Indicador sobre la Situación de la Pyme, que mide las fortalezas y vulnerabilidades del tejido empresarial a partir del seguimiento de 15 magnitudes económicas. “Las pymes se estén viendo arrastradas por los elevados costes que tienen que afrontar los empresarios, una importante pérdida de productividad y, en general, por una menor rentabilidad”, dice Cepyme.
La patronal muestra una especial preocupación por la fuerte reducción de los márgenes que se ha producido en los primeros meses de 2022, que “deriva en un empeoramiento de la liquidez y de la competitividad de la empresa”. A ello se unen los altos niveles de endeudamiento: en 2021 el pasivo de las pymes sobre su patrimonio neto creció 10 puntos porcentuales, hasta el 96%, “lo que supone una clara debilidad frente a la subida de tipos en ciernes y al endurecimiento del crédito que ya se empieza a registrar”.
El tejido productivo español se encuentra descapitalizado y en peores condiciones que las compañías de otros países europeos para hacer frente a la ralentización económica, según Cepyme. "La falta de ayudas directas efectivas, su menor cuantía y la burocracia han sido algunas razones que han llevado a que las pymes españolas sufran una peor salud que las del resto de la UE. De hecho, según lo recogido en las últimas encuestas del BCE, las empresas españolas se encuentran entre las más vulnerables de las grandes economías del euro. Estos problemas estructurales explican en gran medida que la empresa española sea un 30% menor que la europea. Además, en cuestión de tamaño, la empresa española retrocede cada vez más como síntesis de sus problemas estructurales y ha vuelto a caer en número de empleados por debajo del nivel que tenía en 2018".
“Las pequeñas y medianas empresas continúan funcionando, pero son cada vez menos rentables. Su rentabilidad se ha desplomado y ha vuelto a niveles de 2016. A esto se suma que la falta de actividad en la pandemia les obligó a endeudarse, lo que compromete en algunos casos su viabilidad. De hecho, la prima de riesgo que sufre la pyme tiende a elevarse desde 2020 y a esto se añade un escenario de inminente subida de tipos por parte del Banco Central Europeo, un endurecimiento de las condiciones crediticias que ya se empieza a apreciar y el agotamiento de la moratoria concursal”, concluye el informe.