Investigación
El extraño caso de la cafetera espía
![[Img #22366]](https://latribunadelpaisvasco.com/upload/images/06_2022/4618_screenshot-2022-06-29-at-08-40-45-kalerm-leading-coffee-machine-manufacturer.png)
Una investigación que se ha hecho pública recientemente demuestra que China podría espiar a los ciudadanos occidentales, especialmente a los estadounidenses, a través de sus cafeteras inteligentes. Según informa The Epoch Times, el investigador estadounidense Rex Lee habría descubierto la evidencia de que las cafeteras fabricadas por la empresa Kalerm, con sede en China, son inseguras. Según su trabajo, estas máquinas conectadas a Internet recopilan información, como datos de pago, hora y ubicación, de usuarios en China. “Si bien no podemos decir que esta empresa esté recopilando datos sobre usuarios no chinos, toda la evidencia indica que sus máquinas pueden recopilar datos sobre usuarios fuera de China continental y que almacenan estos datos en China”, advierte el informe. “Los datos se recopilan en el punto de operación del software integrado en la cafetera”.
(*) Los suscriptores del Club del Lector de La Tribuna del País Vsco pueden solicitar una copia de esta investigación a través de los canales habituales
Según la web de Kalerm, sus cafeteras se venden en 45 países y regiones, incluidos Estados Unidos, Canadá, Reino Unido y Australia. Algunos de sus modelos se promocionan como dispositivos de Internet de las cosas (IoT, por sus siglas en inglés), capaces de aceptar plataformas chinas de pago online como Alipay y WeChat Pay, mientras que las máquinas se pueden controlar y monitorear de forma remota mediante una aplicación móvil.
Las aplicaciones intrusivas y los dispositivos del hogar conectados a Internet son tecnologías que el Partido Comunista de China (PCCh) está utilizando como punta de lanza de lo que se conoce como la guerra híbrida sin restricciones que está llevando a cabo este país, explica Rex Lee, exasesor del Departamento de Seguridad Nacional de EEUU, de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) y de los Comités Judiciales de la Cámara y el Senado de EEUU. China tiene como objetivo utilizar estas operaciones de guerra híbrida sin restricciones para lograr los objetivos de una gran guerra, pero sin levar a cabo una guerra real. En otras palabras, Lee explica que China quiere “dominar al enemigo sin luchar”. El "enemigo" es Occidente.
Siempre según la información facilitada por The Epoch Times, en el caso de las cafeteras chinas, Lee explica que el problema no radica tanto en los dispositivos como en la aplicación móvil utilizada para conectarse a las máquinas. “Si compras una cafetera inteligente, no es sólo inteligente y está ahí con una cámara y un micrófono. Tiene que ser activada a través de una aplicación. Puedes desenchufarla y tirarla, pero si la aplicación todavía está activa en tu teléfono inteligente, tu tableta o su Smart TV, podrán vigilarlo y extraer datos a través del micrófono y la cámara asociados con ese dispositivo host donde se aloja la aplicación”.
Una aplicación intrusiva “puede adjuntarse a la aplicación de contactos y recopilar toda la información de los contactos y el calendario del usuario final”, explica Lee. “Puede conectarse al acelerómetro del dispositivo, lo que permite al desarrollador de la aplicación seguir al usuario final, ya sea sentado, caminando, en bicicleta o en coche”. Consecuentemente, el problema no se limita a un fabricante de cafeteras inteligentes en particular sino a todos los dispositivos fabricados por empresas que comparten el mismo desarrollador de aplicaciones, lo que justificarían los problemas de seguridad y privacidad. En China, las leyes otorgan a los funcionarios del PCCh amplia autoridad para recopilar datos. Por ejemplo, la Ley de Ciberseguridad del país, que entró en vigor en 2017, exige que todas las empresas que operan en China almacenen sus datos dentro de las fronteras de China. “Cuando se habla de aplicaciones y plataformas desarrolladas por empresas en países adversarios, como China y Rusia, se convierte en una amenaza aún mayor para la privacidad y la seguridad cibernética asociada con el uso de esos productos y servicios”.
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Una investigación que se ha hecho pública recientemente demuestra que China podría espiar a los ciudadanos occidentales, especialmente a los estadounidenses, a través de sus cafeteras inteligentes. Según informa The Epoch Times, el investigador estadounidense Rex Lee habría descubierto la evidencia de que las cafeteras fabricadas por la empresa Kalerm, con sede en China, son inseguras. Según su trabajo, estas máquinas conectadas a Internet recopilan información, como datos de pago, hora y ubicación, de usuarios en China. “Si bien no podemos decir que esta empresa esté recopilando datos sobre usuarios no chinos, toda la evidencia indica que sus máquinas pueden recopilar datos sobre usuarios fuera de China continental y que almacenan estos datos en China”, advierte el informe. “Los datos se recopilan en el punto de operación del software integrado en la cafetera”.
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Según la web de Kalerm, sus cafeteras se venden en 45 países y regiones, incluidos Estados Unidos, Canadá, Reino Unido y Australia. Algunos de sus modelos se promocionan como dispositivos de Internet de las cosas (IoT, por sus siglas en inglés), capaces de aceptar plataformas chinas de pago online como Alipay y WeChat Pay, mientras que las máquinas se pueden controlar y monitorear de forma remota mediante una aplicación móvil.
Las aplicaciones intrusivas y los dispositivos del hogar conectados a Internet son tecnologías que el Partido Comunista de China (PCCh) está utilizando como punta de lanza de lo que se conoce como la guerra híbrida sin restricciones que está llevando a cabo este país, explica Rex Lee, exasesor del Departamento de Seguridad Nacional de EEUU, de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) y de los Comités Judiciales de la Cámara y el Senado de EEUU. China tiene como objetivo utilizar estas operaciones de guerra híbrida sin restricciones para lograr los objetivos de una gran guerra, pero sin levar a cabo una guerra real. En otras palabras, Lee explica que China quiere “dominar al enemigo sin luchar”. El "enemigo" es Occidente.
Siempre según la información facilitada por The Epoch Times, en el caso de las cafeteras chinas, Lee explica que el problema no radica tanto en los dispositivos como en la aplicación móvil utilizada para conectarse a las máquinas. “Si compras una cafetera inteligente, no es sólo inteligente y está ahí con una cámara y un micrófono. Tiene que ser activada a través de una aplicación. Puedes desenchufarla y tirarla, pero si la aplicación todavía está activa en tu teléfono inteligente, tu tableta o su Smart TV, podrán vigilarlo y extraer datos a través del micrófono y la cámara asociados con ese dispositivo host donde se aloja la aplicación”.
Una aplicación intrusiva “puede adjuntarse a la aplicación de contactos y recopilar toda la información de los contactos y el calendario del usuario final”, explica Lee. “Puede conectarse al acelerómetro del dispositivo, lo que permite al desarrollador de la aplicación seguir al usuario final, ya sea sentado, caminando, en bicicleta o en coche”. Consecuentemente, el problema no se limita a un fabricante de cafeteras inteligentes en particular sino a todos los dispositivos fabricados por empresas que comparten el mismo desarrollador de aplicaciones, lo que justificarían los problemas de seguridad y privacidad. En China, las leyes otorgan a los funcionarios del PCCh amplia autoridad para recopilar datos. Por ejemplo, la Ley de Ciberseguridad del país, que entró en vigor en 2017, exige que todas las empresas que operan en China almacenen sus datos dentro de las fronteras de China. “Cuando se habla de aplicaciones y plataformas desarrolladas por empresas en países adversarios, como China y Rusia, se convierte en una amenaza aún mayor para la privacidad y la seguridad cibernética asociada con el uso de esos productos y servicios”.











