Gobierno como olla podrida
La cocina española -con perdón- tiene dentro de los famosos cocidos, un plato propio de la gastronomía burgalesa que se conoce como Olla Podrida que procede de aquel manjar abundante preparado y engullido por los poderosos en la Edad Media mientras el pueblo llano se conformaba con lo que afanaban de la tierra y así Calderón de la Barca, en el Siglo de Oro, afirma que la Olla Podrida es la princesa de los cocidos.
Viene a cuento lo que antecede con los equilibrios que cada día hace el sanchismo para poder mantenerse en el machito y seguir gozando con la mamandurria, que dicho sea de paso es lo mismo que les pasa a sus primeros socios/as las engüeradas dirigentes de Podemos. Estas además de ponerle zancadillas a la vicepresidenta militante de IU, amenazan con romper la coalición cada vez que los socialistas emprenden alguna singladura sin la aquiescencia de las chicas empoderadas.
Lógico que la ciencia estadística al servicio de las encuestas de opinión avise del cambio en el ciclo. Se aproxima una derrota sin paliativos de la izquierda y una victoria aplastante de las derechas. Salvo en el País Vasco, donde el PNV tiene que estar muy preocupado con el avance de Bildu, que puede hacer Lehendakari a un tal Otegui, y ello por el papel moderado e imprescindible que está jugando su grupo parlamentario en Las Cortes de la capital del Reino. Lo de Cataluña ya es harina de otro costal y no permite saber cómo evoluciona la intención del voto, aunque debo reconocer que los momentos no son para impulsar golpes de Estado.
Esta vez no les vale con inventarse debates ideológicos. Ni es momento. Ni hay ambiente en las calles. ¿A quién le importa el presunto contenido de la Memoria Democrática?. A los pensionistas, no. Pues aun siendo por edad los más cercanos a las fechas en cuestión, están más pendientes de que se cumplan los pactos para elevar las pensiones en el acuerdo-compromiso del IPC. A los sanitarios y docentes tampoco les veo por la milonga. Lo suyo es lograr que se cumpla la "orden" de la UE sobre acabar con esas eventualidades eternas y hacer fijos cuanto antes a quienes llevan tres o más años toreando contratos interinos. A la juventud es como si se le pone un examen para que desarrollen las carlistadas. Ni les importa, ni les afecta, ni saben quiénes fueron los protagonistas de aquellas épicas confrontaciones patrias.
Otro espacio distinto sería meterse de lleno en los cincuenta años del problema vasco con sus miserables derivadas violentas. Ahí más de uno podría verse manchado. Y, desde luego, al sanchismo le iba a resultar muy inconveniente para seguir con esa disimulada fórmula de acercamiento previa a excarcelación de etarras.
Y en estas estábamos cuando se vienen a cumplir veinticinco años de aquellas terribles imágenes que comenzaron con la liberación de Ortega Lara, el secuestro de Miguel Angel Blanco, su asesinato y la reacción de la sociedad que se conoce como "Espíritu de Ermua" que puso punto y final para la teoría del alto el fuego dialogado que nos vendía el PNV, y que le hacía imprescindible núcleo para cualquier cambio en Euskadi. Sólo puedo añadir dos sentimientos. No me imagino a Fernando Buesa, Redondo Terreros, Ramón Jáuregui, aceptando el papel que juega Bildi en la política nacional de España. No logro entender y menos aún aceptar que un Gobierno socialista anteponga el mantenerse en el poder olvidando -memoria histórica próxima- la sangre derramada en Euskadi.
Por cierto, que acabo de leer las declaraciones del ínclito Txopote. Aquel "valiente gudari" que disparó sobre la cabeza de Miguel Angel Blanco. "Es que si quieres una revolución te tienes que mojar y pagar la factura". Ya lo ven hasta los ciegos del Lazarillo de Tormes. Ni arrepentimiento, ni perdón, ni la más mínima reflexión sobre el proceso de violencia y sufrimiento que desencadenaron para lograr la Construcción Nacional de un Estado Vasco en el que se eliminaba toda disidencia y se imponía el terror. Y lo peor de todo: " Euskal Herría necesita a la antigua generación". ¡Cuidado! No vaya a ser que alguien con ínfulas desestabilizadoras vuelva a poner en marcha el problema y así desestabilizar al Estado que se encuentra en el sur de la OTAN. Espero no dar pistas y convertirme en el Oráculo de Delfos.
Hace veinticinco años yo estaba allí. A la cabeza de las manifestaciones, primero para salvar al concejal gallego del PP y después para formar parte de aquella ira paisana por otro asesinato más. Nunca podré olvidar cómo, dónde y las razones con las que ETA y sus cómplices justificaban mediante comunicados cada asesinato. Eso sí que debe formar parte de la Memoria Democrática. Estábamos, con cargo a nuestras propias vidas, intentando implantar la democracia en una Comunidad con cuatro parlamentos y cuatro Gobiernos. Pero ser vasco era ser independentista. Lo otro era ser español, uno de esos calificativos que aparecían en las dianas por calles y plazas de una Euskadi que había sido mimada hasta por el régimen franquista.
Me gustaría saber la verdad. Cuánto hubo o hay de entendimiento entre Podemos y Bildu y desde cuándo. Eso también debe ser un capítulo de la Memoria Democrática. Lo mismo que la izquierda busca en las cunetas a los desaparecidos de los paseos falangistas, los demócratas tenemos derecho a encontrar los contactos entre fundadores de Podemos y activistas de ETA-HB-BILDU. Más que nada para que las juventudes del socialismo sepan con quien forman olla sus dirigentes.
Me parece justo y necesario que la dama ferrolana, hija de luchador antifranquista, Yolanda Díaz se desmarque con su propio proyecto. SUMAR puede ser la reconstrucción de la izquierda. Que le ponga colorado al sanchismo. Que les devuelva a sus empleos a las empoderadas amigas del sultán en Galapagar. Que muestre una opción democrática más allá del oportunismo, el odio y el resentimiento feminista.
La cocina española -con perdón- tiene dentro de los famosos cocidos, un plato propio de la gastronomía burgalesa que se conoce como Olla Podrida que procede de aquel manjar abundante preparado y engullido por los poderosos en la Edad Media mientras el pueblo llano se conformaba con lo que afanaban de la tierra y así Calderón de la Barca, en el Siglo de Oro, afirma que la Olla Podrida es la princesa de los cocidos.
Viene a cuento lo que antecede con los equilibrios que cada día hace el sanchismo para poder mantenerse en el machito y seguir gozando con la mamandurria, que dicho sea de paso es lo mismo que les pasa a sus primeros socios/as las engüeradas dirigentes de Podemos. Estas además de ponerle zancadillas a la vicepresidenta militante de IU, amenazan con romper la coalición cada vez que los socialistas emprenden alguna singladura sin la aquiescencia de las chicas empoderadas.
Lógico que la ciencia estadística al servicio de las encuestas de opinión avise del cambio en el ciclo. Se aproxima una derrota sin paliativos de la izquierda y una victoria aplastante de las derechas. Salvo en el País Vasco, donde el PNV tiene que estar muy preocupado con el avance de Bildu, que puede hacer Lehendakari a un tal Otegui, y ello por el papel moderado e imprescindible que está jugando su grupo parlamentario en Las Cortes de la capital del Reino. Lo de Cataluña ya es harina de otro costal y no permite saber cómo evoluciona la intención del voto, aunque debo reconocer que los momentos no son para impulsar golpes de Estado.
Esta vez no les vale con inventarse debates ideológicos. Ni es momento. Ni hay ambiente en las calles. ¿A quién le importa el presunto contenido de la Memoria Democrática?. A los pensionistas, no. Pues aun siendo por edad los más cercanos a las fechas en cuestión, están más pendientes de que se cumplan los pactos para elevar las pensiones en el acuerdo-compromiso del IPC. A los sanitarios y docentes tampoco les veo por la milonga. Lo suyo es lograr que se cumpla la "orden" de la UE sobre acabar con esas eventualidades eternas y hacer fijos cuanto antes a quienes llevan tres o más años toreando contratos interinos. A la juventud es como si se le pone un examen para que desarrollen las carlistadas. Ni les importa, ni les afecta, ni saben quiénes fueron los protagonistas de aquellas épicas confrontaciones patrias.
Otro espacio distinto sería meterse de lleno en los cincuenta años del problema vasco con sus miserables derivadas violentas. Ahí más de uno podría verse manchado. Y, desde luego, al sanchismo le iba a resultar muy inconveniente para seguir con esa disimulada fórmula de acercamiento previa a excarcelación de etarras.
Y en estas estábamos cuando se vienen a cumplir veinticinco años de aquellas terribles imágenes que comenzaron con la liberación de Ortega Lara, el secuestro de Miguel Angel Blanco, su asesinato y la reacción de la sociedad que se conoce como "Espíritu de Ermua" que puso punto y final para la teoría del alto el fuego dialogado que nos vendía el PNV, y que le hacía imprescindible núcleo para cualquier cambio en Euskadi. Sólo puedo añadir dos sentimientos. No me imagino a Fernando Buesa, Redondo Terreros, Ramón Jáuregui, aceptando el papel que juega Bildi en la política nacional de España. No logro entender y menos aún aceptar que un Gobierno socialista anteponga el mantenerse en el poder olvidando -memoria histórica próxima- la sangre derramada en Euskadi.
Por cierto, que acabo de leer las declaraciones del ínclito Txopote. Aquel "valiente gudari" que disparó sobre la cabeza de Miguel Angel Blanco. "Es que si quieres una revolución te tienes que mojar y pagar la factura". Ya lo ven hasta los ciegos del Lazarillo de Tormes. Ni arrepentimiento, ni perdón, ni la más mínima reflexión sobre el proceso de violencia y sufrimiento que desencadenaron para lograr la Construcción Nacional de un Estado Vasco en el que se eliminaba toda disidencia y se imponía el terror. Y lo peor de todo: " Euskal Herría necesita a la antigua generación". ¡Cuidado! No vaya a ser que alguien con ínfulas desestabilizadoras vuelva a poner en marcha el problema y así desestabilizar al Estado que se encuentra en el sur de la OTAN. Espero no dar pistas y convertirme en el Oráculo de Delfos.
Hace veinticinco años yo estaba allí. A la cabeza de las manifestaciones, primero para salvar al concejal gallego del PP y después para formar parte de aquella ira paisana por otro asesinato más. Nunca podré olvidar cómo, dónde y las razones con las que ETA y sus cómplices justificaban mediante comunicados cada asesinato. Eso sí que debe formar parte de la Memoria Democrática. Estábamos, con cargo a nuestras propias vidas, intentando implantar la democracia en una Comunidad con cuatro parlamentos y cuatro Gobiernos. Pero ser vasco era ser independentista. Lo otro era ser español, uno de esos calificativos que aparecían en las dianas por calles y plazas de una Euskadi que había sido mimada hasta por el régimen franquista.
Me gustaría saber la verdad. Cuánto hubo o hay de entendimiento entre Podemos y Bildu y desde cuándo. Eso también debe ser un capítulo de la Memoria Democrática. Lo mismo que la izquierda busca en las cunetas a los desaparecidos de los paseos falangistas, los demócratas tenemos derecho a encontrar los contactos entre fundadores de Podemos y activistas de ETA-HB-BILDU. Más que nada para que las juventudes del socialismo sepan con quien forman olla sus dirigentes.
Me parece justo y necesario que la dama ferrolana, hija de luchador antifranquista, Yolanda Díaz se desmarque con su propio proyecto. SUMAR puede ser la reconstrucción de la izquierda. Que le ponga colorado al sanchismo. Que les devuelva a sus empleos a las empoderadas amigas del sultán en Galapagar. Que muestre una opción democrática más allá del oportunismo, el odio y el resentimiento feminista.