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Martes, 12 de Julio de 2022 Tiempo de lectura:
Autor de "Comunidad Iberoamericana"

Ramón Peralta: “Los españoles creamos en suelo americano una civilización propia”

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Ramón Peralta es profesor de Derecho Constitucional en la Universidad Complutense de Madrid, autor de un repertorio muy amplio de textos universitarios y libros de Derecho Político y Constitucional, del sistema de libertades, y de los regímenes democráticos. Pero, sobre todo, es autor de un libro esencial para entender el origen del Reino de Castilla y, por lo tanto, del desarrollo y evolución de España como nación unitaria mediante la fusión de los reinos medievales, y de las fuentes del Derecho Consuetudinario y del sistema de derechos humanos, así como de la protección a la dignidad de la persona como legado de Isabel la Católica en su testamento. Ese libro se titula Teoría de Castilla, de donde se extrae la consecuencia de que Álava fue el germen del Condado de Fernán González y, en consecuencia, del reino que se creó desde su germen.

 

Ramón Peralta acaba de publicar un nuevo libro que puede entenderse que es la consecuencia directa de lo que se vislumbra como proyección de Castilla en el universo que se llamó Hispanidad. El libro se titula Comunidad Iberoamericana. Formación y destino de una comunidad de naciones y promete ser imprescindible en estos tiempos de descomposición y desorientación, donde los valores, patrimonio intangible heredado y tronco antropológico esquilmado, nos dejan desnudos ante nuestro pasado común. Un pasado que define el área geopolítica descompuesta desde hace doscientos años.

 

Explíquenos, por favor, cual es la línea directriz del contenido de su libro y por qué este libro en los momentos presentes.

 

En Comunidad Iberoamericana quiero destacar un hecho principal: los españoles creamos sobre el suelo americano una civilización propia, la civilización hispanoamericana, surgida del poblamiento español adaptada al nuevo territorio, un poblamiento influido también por los pueblos nativo-americanos. Los indígenas participan de la civilización hispanoamericana que surge de la fundación de ciudades por los españoles y del mestizaje hispano-indio. Hay que destacar también cómo los españoles fundaron más de 300 ciudades en 150 años, hecho fundamental para la nueva vertebración del territorio y la consiguiente hispanización del Nuevo Mundo. Hay cierto paralelismo entre lo que fue la romanización de Europa y la hispanización de América.

 

La mayoría de la población del continente iberoamericano es criolla y mestiza y solo un 7% son nativo-americanos. Esa identidad criollo-mestiza supone la etnocultura propia y específica de Iberoamérica, siendo el español (el portugués en Brasil) el idioma propio de la misma. Lo criollo es lo español adaptado a la tierra americana y en su relación con las gentes indígenas. Hay un estilo criollo en lo urbanístico, las costumbres, la música, la gastronomía, etc… y ese es el estilo hispanoamericano.

 

¿Considera usted que el contenido intangible de la Hispanidad puede ser recuperado y que puede reformularse esa Comunidad de Naciones en bloque común?

 

El legado hispánico en América se traduce en la existencia de una nacionalidad continental o “super-nación” y que es la llamada “Patria Grande” que abarca desde Santa Fe de Nuevo México hasta la Tierra del Fuego. La cuestión es dar una forma política concreta a ese gran espacio. El término correcto es el de una Comunidad de Naciones en cuanto conjunto de Estados soberanos que participan de una identidad etnocultural común con contigüidad territorial, extendida por gran parte del territorio americano más la parte europea conformada por España y Portugal. Se trata de que en el siglo XXI existe un conjunto de pueblos hispanoamericanos que están obligados a replantear sus relaciones mutuas y su posición en un mundo crecientemente globalizado.

 

¿Cómo se puede lograr un espacio de convivencia y cooperación común entre los hablantes de la lengua española y portuguesa, que son hermanas de origen?

 

Ese gran espacio iberoamericano debe comprenderse como un proceso de Re-Integración de naciones. Las repúblicas hispanoamericanas conservan su soberanía, pero acuerdan introducir algunos elementos confederales en sus relaciones mutuas por medio de un tipo de tratado constitutivo de la Comunidad de Naciones. Los elementos confederales se refieren al establecimiento concreto de instituciones comunes como la Conferencia Iberomericana de Presidentes junto a la Secretaría General Iberomericana, una Corte Iberoamericana de Justicia centrada en la materia de derechos fundamentales e, incluso, una fuerza armada conjunta de intervención rápida destinada a garantizar la integridad territorial de los Estados y a intervenir en un Estado miembro en caso de que estuviera en peligro el Estado Democrático de Derecho.

 

Todo ello conformaría un “Sistema Iberomericano” como integración del sistema de Estados que componen la región como super-nación o nacionalidad continental.

 

¿Puede articularse un universo de habitantes que se reconozcan en una antropología común y una lengua que nos sigue identificando como españoles, que son aquellos que en el artículo 1º de la Constitución de Cádiz se intitulaban como “los de ambos hemisferios” que formaban la nación española?

 

La Comunidad Iberoamericana de Naciones se entiende entonces como un “communitas”, un conjunto-asociación de pueblos que comparten identidad, intereses y objetivos. Este es el conjunto de naciones que comparten idioma, valores y creencias dentro de una misma sociabilidad y común espiritualidad cristiana. La clave está en la voluntad de integración en el seno de las élites políticas e intelectuales de cada nación. Para que nuestra “communitas” progrese hacia un mayor grado de integración y solidaridad colectiva es necesario fomentar los lazos afectivos, la autoestima colectiva, el preferirse a sí mismos sin complejos ni interferencias ajenas. Somos naciones con la cualidad de la común identidad etnocultural y que conformamos un “gran espacio” euroamericano, convergiendo en intereses comunes bajo unas mismas reglas en el seno de una gran organización continental: ese es el destino más digno de la comunidad iberoamericana.

 

¿Llegamos tarde ante el avance del rodillo del Foro Sao Paulo, cuyo nombre actual es Grupo Puebla, donde uno de los artífices es nuestro expresidente Zapatero?

 

La configuración de una verdadera confederación hispanoamericana está por encima de ideología concretas. Desde luego en Iberoamérica hay cierta izquierda política que parece discordante con la voluntad de integrar a los pueblos hispanoamericanos promoviendo, por ejemplo, un indigenismo político fuera de la realidad y que solo contribuye a dividir y fraccionar aún más a los estados iberoamericanos, además de falsear la identidad etnocultural mayoritaria del subcontinente que es de índole criollo-mestiza como ya hemos destacado, sin olvidarnos tampoco de la manipulación de la historia común en sentido “negrolegendario”.

 

También hay cierta derecha política y económica sometida a los intereses estadounidenses que no son los intereses propios de los iberoamericanos, una derecha “pitiyanqui” (pequeño yanki) alejada de las mayorías sociales de los pueblos hispanoamericanos y subordinada al poder político y financiero angloprotestante. Pero tanto a derecha como a izquierda hay otras corrientes claramente criollas partidarias de una mayor integración y solidaridad iberoamericana en el ámbito de un mundo globalizado que se organiza en grandes espacios.

 

Añada lo que usted desee para completar esta visión general de su libro.

 

Me gustaría destacar, finalmente, el significado del español como idioma global del siglo XXI, el idioma propio de la Comunidad Iberoamericana de Naciones, junto al portugués, dos idiomas hermanos e intercomprensibles, y que es la cuestión que desarrollo en el último capítulo del libro. El lenguaje es factor clave de identidad, aún más, forja la identidad colectiva, nacional. Hablamos de pueblos hispanoamericanos porque es el idioma propìo, el idioma materno, lo que define principalmente la identidad etnocultural de los americanos de habla hispana y el español, sin duda, vertebra cultural, intelectualmente al conjunto de la comunidad iberoamericana. El idioma español, una lengua indoeuropea-románica, es el principal heredero del latín por su extensión y número de hablantes y es, en este siglo, la segunda lengua del mundo por hablantes nativos, segundo idioma de Occidente después del inglés. Comunidad Iberoamericana e idioma español van de la mano, indisociables. Nuestra lengua común, de gran vitalidad y creatividad, es un valiosísimo instrumento de integración y proyección global en todos los ámbitos, político, cultural, económico y tecnológico.

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