Otro síndrome más
El trabajo es una actividad humana que dignifica, robustece y da libertad debido a que evita que vivamos dependiendo de otros o anclados a una ayuda social. Trabajamos por varios estímulos, a saber: salario, deber cumplido, realización personal, ascenso y, por supuesto, para disfrutar del período vacacional remunerado. <<Se acabó lo bueno>> es la consabida y generalizada frase que nos acompaña al volver a nuestro puesto trabajo; a poco que reflexionemos, nuestra vida gira alrededor del trabajo, que es el báculo sobre el que nos sostenemos. Desde hace unos cuantos años, fiel a su cita, vuelve por estas fechas eso que han dado en llamar síndrome posvacacional que dicen provoca angustia, anhedonia, ansiedad, estrés, etc.; esos síntomas sí que existen traducidos en un dolor lacerante, pero cuando el individuo sufre la falta de trabajo lo que, en suma, le provoca un quebranto tanto en el espíritu como en el bolsillo abocándole a un sombrío e incierto panorama. ¿Nos hemos vuelto más flojos, más tiquismiquis?. En cuarenta y dos años de vida laboral no he conocido a nadie, en ningún lugar, que sufriera ese síndrome ni la más leve humareda de él. Tras los típicos comentarios y bromas el día del reencuentro, cada uno se concentraba con denuedo en sus respectivas responsabilidades ¿acaso no habíamos recargado las pilas?. Lo bueno en verdad, reconozcámoslo, empezaba de nuevo ya que el trabajo es el motor que genera tanto el bienestar personal como el familiar amén de unas nuevas vacaciones; extirpar el desaliento afrontando el trabajo no como si fuera un vía crucis sino una bendición es la mejor vacuna para derrotar al nocivo <<síndrome>>. Trabajar, currar, ganarse la vida, es lo más sano. Que nunca nos falte.
Francisco Javier Sáenz Martínez
FJS.
Lasarte-Oria
El trabajo es una actividad humana que dignifica, robustece y da libertad debido a que evita que vivamos dependiendo de otros o anclados a una ayuda social. Trabajamos por varios estímulos, a saber: salario, deber cumplido, realización personal, ascenso y, por supuesto, para disfrutar del período vacacional remunerado. <<Se acabó lo bueno>> es la consabida y generalizada frase que nos acompaña al volver a nuestro puesto trabajo; a poco que reflexionemos, nuestra vida gira alrededor del trabajo, que es el báculo sobre el que nos sostenemos. Desde hace unos cuantos años, fiel a su cita, vuelve por estas fechas eso que han dado en llamar síndrome posvacacional que dicen provoca angustia, anhedonia, ansiedad, estrés, etc.; esos síntomas sí que existen traducidos en un dolor lacerante, pero cuando el individuo sufre la falta de trabajo lo que, en suma, le provoca un quebranto tanto en el espíritu como en el bolsillo abocándole a un sombrío e incierto panorama. ¿Nos hemos vuelto más flojos, más tiquismiquis?. En cuarenta y dos años de vida laboral no he conocido a nadie, en ningún lugar, que sufriera ese síndrome ni la más leve humareda de él. Tras los típicos comentarios y bromas el día del reencuentro, cada uno se concentraba con denuedo en sus respectivas responsabilidades ¿acaso no habíamos recargado las pilas?. Lo bueno en verdad, reconozcámoslo, empezaba de nuevo ya que el trabajo es el motor que genera tanto el bienestar personal como el familiar amén de unas nuevas vacaciones; extirpar el desaliento afrontando el trabajo no como si fuera un vía crucis sino una bendición es la mejor vacuna para derrotar al nocivo <<síndrome>>. Trabajar, currar, ganarse la vida, es lo más sano. Que nunca nos falte.
Francisco Javier Sáenz Martínez
FJS.
Lasarte-Oria