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Martes, 20 de Septiembre de 2022 Tiempo de lectura:

La OTAN contra Rusia: propaganda y guerra híbrida

Adelanto editorial del prólogo del nuevo libro de Marcelo Ramírez

 

[Img #22878]El mundo está entrando aceleradamente en una etapa de cambio que es de una profundidad gigantesca, solo comparable con etapas históricas como es el paso del feudalismo al capitalismo, pero con una diferencia no menor que es que el proceso mencionado se dio a lo largo de siglos, mientras que hoy fruto de los cambios tecnológicos vertiginosos, la velocidad del proceso de transformación en marcha es mucho más alta y eso produce un gran desfasaje entre la percepción de la sociedad y los cambios materiales que se están produciendo.

 

Esos cambios tecnológicos reflejan a su vez una tensión entre distintas formas de comprender el mundo fruto de experiencias históricas disímiles, por lo que observamos no solo un cambio tecnológico que origina cambios sociales, sino también distintos modelos en disputa a fin de que el mundo que se está construyendo se haga de acuerdo a lo que cada civilización entiende como más apropiado.

 

La disputa principal sin duda es la de dos grandes actores, el Occidente colectivo y aquellas naciones que se oponen al modelo actual predominante. Ese Occidente colectivo está encabezado por la anglosfera, mentora de la revolución capitalista que dio forma al mundo en que hemos vivido en los últimos siglos, pero que ahora se agota en sí mismo.

 

Fruto de sus contradicciones, tanto sea por la imposibilidad de expansión hacia nuevos mercados en condiciones de pagar por bienes y servicios como por la deriva financiera que comenzó a tomar preponderancia en los años 70 del siglo pasado. El abandono del patrón oro por parte de los Estados Unidos aceleró un proceso que luego se desbocó con la caída de la Unión Soviética.

 

Una vez desaparecida la Unión Soviética, se rompió el equilibrio que había producido una moderación del capitalismo financiero, situación que se finalizó con la derogación de la Ley Glass–Steagall. La banca comercial y de inversión hasta ese momento se habían mantenido separadas, pero a partir de eliminar las restricciones todo el potencial especulativo alcanzó su máximo esplendor, permitiendo que la especulación financiera fagocite al capital productivo.

 

De esta manera el capitalismo efectuó una mutación final dónde perdió las características productivas dentro de Occidente y se transformó en lo que luego conoceríamos como la globalización.

 

Este modelo especulador financiero se consolida centrado en Occidente y consigue máximas ganancias a partir de deslocalizar producciones en lugares de mano de obra más barata, con menos restricciones ambientales y de seguridad laboral y social.

 

China, quien durante buena parte de la historia de la Humanidad fue una nación central, luego de una pausa de un par de siglos en su larga existencia, aprovechó la ambición del capitalismo occidental para reconstruir su potencial.

 

De esta forma se sentaron las bases para que se produjera un choque entre la potencia en descenso, apoyada por una pléyade de naciones sojuzgadas, en algunas etapas, por el predominio hegemónico del mundo anglosajón, y las naciones encabezadas por China y Rusia que se agrupan para cuestionar esa primacía, en una suerte de reedición de la Trampa de Tucídides.

 

Comprender entonces las bases del conflicto actual entre Occidente y Oriente requiere un esfuerzo de apertura a nuevas ideas, donde las tesis que se centran en la economía como única razón comienzan a perder valor y son una causa más, importante, sin dudas, pero solo una causa más de una disputa que tiene que ver con cuestiones muchas veces de fondo que se basan en la forma de ver el mundo, en diferentes cosmovisiones de una misma civilización.

 

La actual disputa semiabierta entre Rusia y los Estados Unidos, antecesora de la pelea de fondo en términos boxísticos que es la de Estados Unidos y China, entendiendo por Estados Unidos en realidad el centro de un mundo anglosajón, mentor y máximo exponente del sistema capitalista financiero, que se encuentra en medio de una metamorfosis interna hacia un nuevo modelo de organización global, frente a un modelo que busca conservar las antiguas tradiciones que son la columna vertebral de su sociedad.

 

En función de lo expuesto vamos a ir analizando la situación actual y los principales puntos de disputa entre los actores en puja, buscando comprender en profundidad las razones del conflicto, las herramientas utilizadas en el mismo y los posibles escenarios de desenlace.

 

(*) Marcelo Ramírez es analista geopolítico, director de contenidos del canal Humo y Espejos de YouTube y colaborador habitual de diferentes medios audiovisuales y gráficos.

 

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