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Martes, 20 de Septiembre de 2022 Tiempo de lectura:
Exasesor de Nicolas Sarkozy

Henri Guaino: “A partir de Maastrich, la Unión Europea se construye haciendo retroceder la democracia”

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Henri Guaino, ex-asesor especial del expresidente francés Nicolas Sarkozy, fue uno de los arquitectos de la campaña del "no" en el referéndum que se celebró en este país hace treinta años para convalidar la firma del Tratado de Maastrich por parte de Francia. “Este tratado, tan cargado de consecuencias, entre ellas la de hacer desaparecer el franco, parecía destinado a una adopción sin problemas, ya que los gobiernos, diplomáticos y tecnocracias de los doce Estados miembros de la época habían logrado llegar a un acuerdo. Había algo inevitable en el aire, en consonancia con el ambiente que había presidido la adopción del Acta Única en 1986. Es con Maastricht que la cuestión europea se convierte en un sujeto estructurante de la vida política y que el proyecto federalista vuelve con fuerza como el objetivo no declarado, pero constante, de lo que se llama los 'avances' de la construcción europea. Este es un momento crucial”.


En opinión de Guaino, que ha concedido una amplia entrevista al periódico francés Le Figaro, “se puede decir que a partir de Maastricht, la Unión Europea se construye haciendo retroceder la democracia”. En su opinión, los hechos están ahí: “Treinta años después, de tratado en tratado, de jurisprudencia en jurisprudencia, de reforma estructural en reforma estructural, bajo la presión de los criterios de convergencia de Maastricht, los efectos están ahí, incluso si Europa no es la única responsable: la autoridad del Estado está colapsada, los servicios públicos están en ruinas, la desindustrialización alcanza un umbral crítico que amenaza nuestra independencia. La ciudadanía republicana se ve sacudida por el auge del comunitarismo, el pacto social está al borde de la ruptura, y la impotencia pública, metódicamente construida, de renuncia en renuncia, de la que la construcción de Europa se ha convertido en coartada, socava la democracia hasta un punto que bien podría resultar peligroso. Y esto ocurre en Francia, pero también en el resto de la Unión Europea.


“¿Quiere decir que la Unión Europea de Maastricht alimenta la crisis de la democracia?”

 

“Sí, incluso podemos decir que, a partir de Maastricht, la Unión Europea se construye haciendo retroceder la democracia. Esto es lo que ha estado sucediendo durante treinta años. Cuando, en un marco institucional, sólo hay una política posible, sólo un modelo posible de sociedad, bajo la supervisión de jueces y autoridades independientes, independientemente del resultado de las elecciones, este marco institucional ya no puede describirse como democrático. Recuerdo la frase de Philippe Séguin: "La derecha y la izquierda son dos minoristas con el mismo proveedor: Europa". En nombre de la jerarquía de las normas jurídicas, la ley ahora está escrita solo en lo que los juristas llaman el diálogo de los tribunales. Y cuando de lo que se trata es de hacer democracia por ley, puedes estar seguro de que no hay leyes ni democracia. La democracia, en este punto, es la víctima colateral de un proyecto aún más etéreo: el de la despolitización total de la economía y de la sociedad para ponerlas en piloto automático por la ley del mercado, la competencia "libre y no distorsionada" y el juridismo”.


Cuando se le dice a Henri Guaino que “Europa necesita reglas para funcionar”, éste responde que “este argumento me recuerda a la frase pronunciada hace unos años por uno de los defensores más competentes de la Europa de Maastricht sobre el papel central que debía desempeñar la Comisión Europea: ‘Mantener a Europa alejada de las pasiones populares’. Pero la política debe asumir las pasiones populares de frente, no para superponerlas, eso es demagogia, sino para canalizarlas y dirigirlas hacia el interés general, que es el ideal democrático”.


“La construcción maastrichtiana tenía el objetivo no declarado, pero real, de disolver en el juridismo la imaginación de los pueblos europeos, su historia, su cultura, su mentalidad, sus tradiciones políticas y jurídicas, todo aquello por lo que su carácter es singular, su identidad, todo lo que hace que una población sea consciente de formar un pueblo. Pero el juridismo europeo, esta expresión del derecho sobre un terreno, que no está arraigado en las culturas ni en la democracia, no puede ser la matriz de un solo pueblo europeo y termina… provocando el regreso de lo nacional reprimido (…) Maastricht fue una trampa bien diseñada: en cada crisis, en lugar de tratar de reorientar la construcción europea, se explicaba que, si no funciona bien, es porque no hemos ido lo suficientemente lejos en la construcción. Y esta situación continúa con el Pacto de Estabilidad o, peor aún, con el llamado Plan de Recuperación Europeo durante la pandemia, que no tuvo ninguna utilidad macroeconómica, pero que dio un gran paso hacia el federalismo fiscal en violación de todos los tratados (…) Nos vendieron la Europa masistrichiana como el medio para asegurar la independencia de Europa de las superpotencias, y en todas las áreas,Europa nunca ha estado tan subordinada a la lógica de los bloques donde tiene todo que perder”.


En el contexto actual de inflación, la moneda única: ¿es un activo o un hándicap? "Esa no es la cuestión", dice Guaino. "El problema es que no tenemos control sobre la política monetaria y si el BCE decide endurecerla demasiado bruscamente y subir los tipos de interés demasiado rápido y demasiado alto, sufriremos las consecuencias, que pueden ser catastróficas para nosotros sin poder hacer nada al respecto".


¿Cómo puede Europa recuperar su soberanía?
 

"Sólo veo una opción: un retorno a la responsabilidad política mediante la restauración de la legislación nacional a su primacía en el ordenamiento jurídico interno tan pronto como sea posterior al Tratado. Después de eso, todo se trata de discernimiento y voluntad política".

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