Recordemos. Libro del Apocalipsis, capítulo 16, versículo 16. Lucha entre las fuerzas del bien y del mal. La sexta plaga. Monte Megido al noroeste del Mar Muerto. En todos los casos, malos presagios para la humanidad...

Entre Oriente y Occidente hay una contienda bélica. Ucrania es el campo para la batalla. Inmenso negocio para los fabricantes de armas. Inmensa desgracia para las gentes que se convierten en víctimas, ya sea por destrucción o por pérdida de su dignidad para transformarse en parias migratorios.

Hay una huida hacia delante del sátrapa. Muchos creíamos que tras los Balcanes habíamos aprendido y las organizaciones que vigilan a los aprendices de tiranos asesinos servían para neutralizarlos. Está comprobado que aquellos organismos creados después de la Segunda Guerra Mundial no son más que asambleas de bien pagados. Por lo menos se han atrevido a señalar como crímenes de guerra los actos cometidos por el ejército ruso en los territorios ocupados en Ucrania y liberados por el ejército de este Estado soberano.

Cuando ponemos los informativos tenemos dos posibles sentimientos. Creer lo que dicen, en cuyo caso, regresando a la historia en la Europa del pasado siglo XX, podemos estar a las puertas de una terrible confrontación en la que todos perdamos. Creer que se trata del uso de la propaganda como medio para alcanzar un punto medio y a partir de ahí que las partes en conflicto negocien.

Me gustaría saber cuál es la posición de la mayoría silenciosa del pueblo ruso. ¿Son pacifistas, son indiferentes, son belicistas, son partidarios de arrebatarle la manija que conduce hasta el Armagedón a Putin. Son viejos aspirantes para recuperar métodos, espacios e influencias de la antigua Unión Soviética?

Hoy, los medios escritos traen una noticia que al leerla de inmediato me traslada hasta aquellas formas que usaba Hitler. "Putin está dando instrucciones directamente a los generales en el campo de batalla. Algo muy inusual en un ejército moderno. Creando una estructura de mando disfuncional". Sería lógico pensar que debe haber una gran contestación en los mandos de un ejército profesional que además no es capaz de alcanzar los objetivos planteados en el espacio y en el tiempo.

Y algo que no queremos saber. ¿Hasta dónde?. Lo que supone armas a utilizar y espacios sobre los que puede extenderse la guerra. Sin gas podemos seguir viviendo. Con armas nucleares sobre ciudades no podremos seguir viviendo.