Araníbar es el valle del ciruelo
![[Img #22982]](https://latribunadelpaisvasco.com/upload/images/10_2022/4218_palacio_de_aranibar_36379014633.jpg)
La pareja de apellidos eusquéricos Araníbar / Ibarrarán constituye un caso muy especial. Son el mismo apellido solo que invertido en su orden, el primero empieza por Arana y termina por Ibar y el segundo al revés. Ambos se recogen en el Nomenclátor de apellidos vascos de Euskaltzaindia. Si le diéramos a Ibar el significado de valle, que es el que todos los diccionarios le dan sin discusión (alguno añade el de llanura). Y si le diéramos a Arana el significado de ciruela o ciruelo, que también es el que le dan todos los diccionarios (además del de valle) y compusiéramos así el significado que lógicamente debería de tener la unión de ambos términos (porque no parece muy posible que se le pudiera dar un significado redundante y hasta incomprensible como el de “la llanura del valle”), tendríamos que Araníbar o Ibarrarán serían la forma en eusquera de decir “el valle del ciruelo” (título de esta serie) o “el ciruelo del valle” o también “el valle de las ciruelas” o “las ciruelas del valle”. Pero vamos a ver cómo se las apañan los etimologistas vascos (generalmente nacionalistas) para rehuir el significado más lógico y buscar otros alternativos y rebuscados.
Empezaremos por Araníbar y por su número de portadores según el INE. En España hay actualmente 288 personas apellidadas así de primero y 249 de segundo. También hay 9 apellidadas Aranívar, pero solo de segundo apellido, sin decirnos el INE en qué provincia están, por lo que en ninguna llegan a 5. Ese empleo de la letra uve suele darse en apellidos antiguos y denota profundidad histórica. Pienso por ejemplo en Verástegui, frente al actual o más típico Berástegui. Pero fijémonos ahora en los Araníbar. La mayoría vive fuera del País Vasco y Navarra. Lo que da también idea de su profundidad histórica y de su expansión por la península. En realidad, en el País Vasco y Navarra el INE nos dice que solo viven 19 de primer apellido y 18 de segundo, todos ellos en Navarra. El resto, o sea, la inmensa mayoría, habitan en otras 10 provincias españolas, por este orden: Barcelona y Madrid (donde más, con diferencia) seguidas de lejos por Murcia, Gerona, Soria, Santa Cruz de Tenerife, Baleares, Sevilla, Granada y Valencia. Como el INE no nos da las ubicaciones de los apellidados Araníbar que viven en provincias con menos de 5 portadores de ese apellido y nos sobran, de las adjudicadas por el Padrón a las provincias que hemos visto antes, 36 portadores de primer apellido y 48 de segundo, nuestro método de cómputo de apellidos eusquéricos para dentro y fuera del País Vasco y Navarra (como se ha explicado ya en esta serie) es el de adjudicarles a las tres provincias vascas, de las que no sabemos si hay o no portadores de este apellido, 12 portadores de primero y 12 de segundo (4 portadores x 3 provincias), es decir, el máximo en el caso de que estuvieran efectivamente allí. Con lo que, si los sumamos a los portadores de Navarra que efectivamente hay, nos da un total de 31 y 30 de primer y segundo apellidos, respectivamente, portadores de Aranibar en las provincias vascas y Navarra. Muy lejos, no obstante, del total de apellidados Araníbar en toda España, que hemos dicho que son 288 y 249 respectivamente.
Esto por un lado. Pero, por otro lado, tenemos el significado del apellido propiamente dicho. Araníbar sabemos que se compone de Arana por un lado e Ibar por otro. Es curioso que aparezca sobre todo en Navarra, cuando sabemos que en esa zona históricamente Arana, si significa valle, se escribe Harana. Es decir, que ese Arana navarro es clarísimamente ciruela, puesto que va sin hache y no tiene la excusa de decir, como en Vizcaya, que la hache no se usa. De hecho, el diccionario de apellidos Oyhamburu nos da como significado de Araníbar el de “valle de las ciruelas”. O sea, que esta serie de El balle del ziruelo se podría titular también Araníbar en eusquera. El Querexeta, en cambio, dice que Aran es valle e Ibar es vega. Y ahí lo deja, sin darnos el significado de ambos términos si van juntos.
No me resisto a apuntar aquí que en El Puerto de Santa María, provincia de Cádiz, existe la Casa Palacio Araníbar, mandada construir por el cargador a Indias, Juan de Araníbar, de origen vasco-navarro, en el siglo XVII, en la zona baja de la ciudad y que el año 2021, financiado por fondos europeos, empezó a ser rehabilitado como Centro de Interpretación de El Puerto de los Cargadores a Indias.
El apellido inverso de Araníbar, que como ya hemos visto es Ibarrarán, presenta solo 19 portadores de primer apellido y 13 de segundo, para los cuales solo se nos da la provincia de Álava, que se lleva casi todos, 13 de primero y 10 de segundo. El Oyhamburu, que le había dado, como hemos visto, a Araníbar el significado de “valle de las ciruelas” para Ibarrarán da, en cambio, la siguiente prolija explicación: “¿El valle encajonado de la vega? Es curioso encontrar ambos términos acoplados, pero esto nos recuerda que, originalmente, tenían sin duda dos sentidos diferentes («valle ancho», «valle fértil» y «valle encajonado». Confróntese asimismo Orpustan y los matices que introduce entre ambas palabras).” El Oyhamburu se enfrasca, como vemos, en intentar encajar valle y vega y se olvida que para el apellido Araníbar, que es justo el inverso, da el significado de “el valle de las ciruelas”. Qué cosa con lo de las ciruelas, que tanta aversión produce en todos los etimologistas eusquéricos, cuando lo de la vega del valle o lo del valle de la vega, además de rebuscado resulta forzado en grado sumo. Oyhamburu mismo se extraña de que aparezcan ambos términos unidos. ¿No se le ocurre pensar que, en lugar de valle, el significado de Arana podría ser también con Ibarrarán el de ciruela o ciruelo, como lo es en Araníbar?
Como el Oyhamburu cita a Orpustan (se refiere a Jean-Baptiste Orpustan, nacido en 1934 en Ossès, cerca de San Juan Pie de Puerto, probablemente el principal filólogo vivo del eusquera en el País Vasco francés actual) a propósito de “los matices que introduce entre ambas palabras”, he consultado su Lexique basque-français y no veo esos matices de que habla Oyhamburu por ninguna parte. Porque para “aran” da dos significados: 1, vallée; y 2, arhan, ahan, aren, que significa prune (o sea, ciruela en francés). Y para “ibarr” nos da asimismo dos significados: 1, plaine (que en francés es llanura, llano, planicie); y 2, vallée (au sens géographique ou anciennement administratif), es decir, valle en sentido geográfico o antiguamente administrativo). O sea, que aran e ibarr son valle ambos, para el francés Orpustan, mientras que aran también puede ser ciruela e ibarr también puede ser planicie.
Si hacemos el ejercicio al revés, esto es, vamos a ver qué palabras eusquéricas dan significado a las francesas, nos encontramos que para vallée tenemos val, vallée, vallon: 1° aran, ibarr; 2° (creusé entre hautes montagnes) naba. Y para prune (ciruela) tenemos: aran. Vemos cómo en estos diccionarios de Orpustan (puestos al día en 2019 el francés-eusquera y en 2022 el eusquera-francés), no se hacen tampoco eco de la reforma de la ortografía que propuso Euskaltzaindia en 1979-1980, a propósito del uso de la hache, donde aran (ciruela) va sin hache y haran (valle) sí la lleva. Orpustan pone en ambos casos aran sin hache. Así es que, si vamos a haran en este diccionario, que también tiene entrada, pone “haran: vallée (voir aran)”, es decir, que da el significado de valle pero nos remite a aran sin hache. De manera que volvemos a comprobar cómo al norte de los Pirineos las reglas ortográficas del sur no las tienen muy en cuenta que se diga. Y eso que se supone que Euskaltzaindia rige a ambos lados.
En español, valle, según el Diccionario de la RAE, tiene tres significados: “llanura entre montes o alturas”; “cuenca de un río”; y “conjunto de lugares, caseríos o aldeas situados en un valle”. Por su parte, vega significa, según dicho diccionario, “terreno bajo, llano y fértil” y luego hay dos significados que solo se dan en Chile y Venezuela por un lado (“terreno muy húmedo”) y Cuba y Venezuela por otro (“terreno sembrado de tabaco”). Por lo que “llanura entre montes o alturas” o “cuenca de un río” que es valle, y “terreno bajo, llano y fértil” que es vega podrían compatibilizarse, pero más bien en el sentido de que el valle incluiría a la vega. Y de ese modo, podría decirse, forzando mucho, la vega del valle, pero en cambio no así el valle de la vega. El diccionario Oyhamburu hemos visto que para Araníbar da el significado de “valle de las ciruelas”, con lo que a Ibar le da el significado de valle y a Arana el de ciruelas. En justa correspondencia, a Ibarrarán le podría haber dado el significado de “las ciruelas del valle”, pero en este caso opta por el de “el valle encajonado de la vega”, algo de difícil comprensión.
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La pareja de apellidos eusquéricos Araníbar / Ibarrarán constituye un caso muy especial. Son el mismo apellido solo que invertido en su orden, el primero empieza por Arana y termina por Ibar y el segundo al revés. Ambos se recogen en el Nomenclátor de apellidos vascos de Euskaltzaindia. Si le diéramos a Ibar el significado de valle, que es el que todos los diccionarios le dan sin discusión (alguno añade el de llanura). Y si le diéramos a Arana el significado de ciruela o ciruelo, que también es el que le dan todos los diccionarios (además del de valle) y compusiéramos así el significado que lógicamente debería de tener la unión de ambos términos (porque no parece muy posible que se le pudiera dar un significado redundante y hasta incomprensible como el de “la llanura del valle”), tendríamos que Araníbar o Ibarrarán serían la forma en eusquera de decir “el valle del ciruelo” (título de esta serie) o “el ciruelo del valle” o también “el valle de las ciruelas” o “las ciruelas del valle”. Pero vamos a ver cómo se las apañan los etimologistas vascos (generalmente nacionalistas) para rehuir el significado más lógico y buscar otros alternativos y rebuscados.
Empezaremos por Araníbar y por su número de portadores según el INE. En España hay actualmente 288 personas apellidadas así de primero y 249 de segundo. También hay 9 apellidadas Aranívar, pero solo de segundo apellido, sin decirnos el INE en qué provincia están, por lo que en ninguna llegan a 5. Ese empleo de la letra uve suele darse en apellidos antiguos y denota profundidad histórica. Pienso por ejemplo en Verástegui, frente al actual o más típico Berástegui. Pero fijémonos ahora en los Araníbar. La mayoría vive fuera del País Vasco y Navarra. Lo que da también idea de su profundidad histórica y de su expansión por la península. En realidad, en el País Vasco y Navarra el INE nos dice que solo viven 19 de primer apellido y 18 de segundo, todos ellos en Navarra. El resto, o sea, la inmensa mayoría, habitan en otras 10 provincias españolas, por este orden: Barcelona y Madrid (donde más, con diferencia) seguidas de lejos por Murcia, Gerona, Soria, Santa Cruz de Tenerife, Baleares, Sevilla, Granada y Valencia. Como el INE no nos da las ubicaciones de los apellidados Araníbar que viven en provincias con menos de 5 portadores de ese apellido y nos sobran, de las adjudicadas por el Padrón a las provincias que hemos visto antes, 36 portadores de primer apellido y 48 de segundo, nuestro método de cómputo de apellidos eusquéricos para dentro y fuera del País Vasco y Navarra (como se ha explicado ya en esta serie) es el de adjudicarles a las tres provincias vascas, de las que no sabemos si hay o no portadores de este apellido, 12 portadores de primero y 12 de segundo (4 portadores x 3 provincias), es decir, el máximo en el caso de que estuvieran efectivamente allí. Con lo que, si los sumamos a los portadores de Navarra que efectivamente hay, nos da un total de 31 y 30 de primer y segundo apellidos, respectivamente, portadores de Aranibar en las provincias vascas y Navarra. Muy lejos, no obstante, del total de apellidados Araníbar en toda España, que hemos dicho que son 288 y 249 respectivamente.
Esto por un lado. Pero, por otro lado, tenemos el significado del apellido propiamente dicho. Araníbar sabemos que se compone de Arana por un lado e Ibar por otro. Es curioso que aparezca sobre todo en Navarra, cuando sabemos que en esa zona históricamente Arana, si significa valle, se escribe Harana. Es decir, que ese Arana navarro es clarísimamente ciruela, puesto que va sin hache y no tiene la excusa de decir, como en Vizcaya, que la hache no se usa. De hecho, el diccionario de apellidos Oyhamburu nos da como significado de Araníbar el de “valle de las ciruelas”. O sea, que esta serie de El balle del ziruelo se podría titular también Araníbar en eusquera. El Querexeta, en cambio, dice que Aran es valle e Ibar es vega. Y ahí lo deja, sin darnos el significado de ambos términos si van juntos.
No me resisto a apuntar aquí que en El Puerto de Santa María, provincia de Cádiz, existe la Casa Palacio Araníbar, mandada construir por el cargador a Indias, Juan de Araníbar, de origen vasco-navarro, en el siglo XVII, en la zona baja de la ciudad y que el año 2021, financiado por fondos europeos, empezó a ser rehabilitado como Centro de Interpretación de El Puerto de los Cargadores a Indias.
El apellido inverso de Araníbar, que como ya hemos visto es Ibarrarán, presenta solo 19 portadores de primer apellido y 13 de segundo, para los cuales solo se nos da la provincia de Álava, que se lleva casi todos, 13 de primero y 10 de segundo. El Oyhamburu, que le había dado, como hemos visto, a Araníbar el significado de “valle de las ciruelas” para Ibarrarán da, en cambio, la siguiente prolija explicación: “¿El valle encajonado de la vega? Es curioso encontrar ambos términos acoplados, pero esto nos recuerda que, originalmente, tenían sin duda dos sentidos diferentes («valle ancho», «valle fértil» y «valle encajonado». Confróntese asimismo Orpustan y los matices que introduce entre ambas palabras).” El Oyhamburu se enfrasca, como vemos, en intentar encajar valle y vega y se olvida que para el apellido Araníbar, que es justo el inverso, da el significado de “el valle de las ciruelas”. Qué cosa con lo de las ciruelas, que tanta aversión produce en todos los etimologistas eusquéricos, cuando lo de la vega del valle o lo del valle de la vega, además de rebuscado resulta forzado en grado sumo. Oyhamburu mismo se extraña de que aparezcan ambos términos unidos. ¿No se le ocurre pensar que, en lugar de valle, el significado de Arana podría ser también con Ibarrarán el de ciruela o ciruelo, como lo es en Araníbar?
Como el Oyhamburu cita a Orpustan (se refiere a Jean-Baptiste Orpustan, nacido en 1934 en Ossès, cerca de San Juan Pie de Puerto, probablemente el principal filólogo vivo del eusquera en el País Vasco francés actual) a propósito de “los matices que introduce entre ambas palabras”, he consultado su Lexique basque-français y no veo esos matices de que habla Oyhamburu por ninguna parte. Porque para “aran” da dos significados: 1, vallée; y 2, arhan, ahan, aren, que significa prune (o sea, ciruela en francés). Y para “ibarr” nos da asimismo dos significados: 1, plaine (que en francés es llanura, llano, planicie); y 2, vallée (au sens géographique ou anciennement administratif), es decir, valle en sentido geográfico o antiguamente administrativo). O sea, que aran e ibarr son valle ambos, para el francés Orpustan, mientras que aran también puede ser ciruela e ibarr también puede ser planicie.
Si hacemos el ejercicio al revés, esto es, vamos a ver qué palabras eusquéricas dan significado a las francesas, nos encontramos que para vallée tenemos val, vallée, vallon: 1° aran, ibarr; 2° (creusé entre hautes montagnes) naba. Y para prune (ciruela) tenemos: aran. Vemos cómo en estos diccionarios de Orpustan (puestos al día en 2019 el francés-eusquera y en 2022 el eusquera-francés), no se hacen tampoco eco de la reforma de la ortografía que propuso Euskaltzaindia en 1979-1980, a propósito del uso de la hache, donde aran (ciruela) va sin hache y haran (valle) sí la lleva. Orpustan pone en ambos casos aran sin hache. Así es que, si vamos a haran en este diccionario, que también tiene entrada, pone “haran: vallée (voir aran)”, es decir, que da el significado de valle pero nos remite a aran sin hache. De manera que volvemos a comprobar cómo al norte de los Pirineos las reglas ortográficas del sur no las tienen muy en cuenta que se diga. Y eso que se supone que Euskaltzaindia rige a ambos lados.
En español, valle, según el Diccionario de la RAE, tiene tres significados: “llanura entre montes o alturas”; “cuenca de un río”; y “conjunto de lugares, caseríos o aldeas situados en un valle”. Por su parte, vega significa, según dicho diccionario, “terreno bajo, llano y fértil” y luego hay dos significados que solo se dan en Chile y Venezuela por un lado (“terreno muy húmedo”) y Cuba y Venezuela por otro (“terreno sembrado de tabaco”). Por lo que “llanura entre montes o alturas” o “cuenca de un río” que es valle, y “terreno bajo, llano y fértil” que es vega podrían compatibilizarse, pero más bien en el sentido de que el valle incluiría a la vega. Y de ese modo, podría decirse, forzando mucho, la vega del valle, pero en cambio no así el valle de la vega. El diccionario Oyhamburu hemos visto que para Araníbar da el significado de “valle de las ciruelas”, con lo que a Ibar le da el significado de valle y a Arana el de ciruelas. En justa correspondencia, a Ibarrarán le podría haber dado el significado de “las ciruelas del valle”, pero en este caso opta por el de “el valle encajonado de la vega”, algo de difícil comprensión.
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