Sociedad dopada
La RAE define dopar de forma palmaria y contundente: <>. Recordar esta definición es más necesario que nunca; a poco que reflexionemos debemos colegir que vivimos en una realidad falsa a causa de los espejismos que sufrimos y además no queriendo despertar de ese sueño.
Desde hace unos años, diferentes gremios están recibiendo ayudas gracias al dinero público, ergo, dinero de todos recaudado vía impuestos. Poco que objetar si se ciñe a algo delimitado en tiempo e importe, solo una vez, no algo perenne. ¿Qué sucederá cuando esas ayudas se acaben?. Se supone que vivimos en una sociedad de mercado libre sometido a la ley de la oferta y la demanda y no en una que está cláramente intervenida. Un mercado acostumbrado a que la UE, el Estado, la Comunidad Autónoma le saquen continuamente las castañas del fuego es un mercado abocado al fracaso; pierde lozanía y espíritu de lucha porque sabe que papá Estado acudirá con la bombona de oxígeno.
No es de recibo que por ejemplo se dope cada dos por tres a la industria del automóvil con los planes <> y otros gremios, siempre los mismos, esperando el <> de la A a la Z esperando el suyo; supone un agravio comparativo respecto a otros, una discriminación positiva. Me acuerdo del sector primario, olvidado y menospreciado. Los mercados quedan viciados ya que los consumidores se retraen a la espera de la tómbola, pagada por todos, para adquirir determinados bienes. Un círculo vicioso, una pescadilla que se mueve la cola, un laberinto sin salida.
Intervencionismo es antónimo de libertad; cuanto menos, mejor o nos vamos a Venezuela.
Francisco Javier Sáenz Martínez
FJS.
Lasarte-Oria
La RAE define dopar de forma palmaria y contundente: <>. Recordar esta definición es más necesario que nunca; a poco que reflexionemos debemos colegir que vivimos en una realidad falsa a causa de los espejismos que sufrimos y además no queriendo despertar de ese sueño.
Desde hace unos años, diferentes gremios están recibiendo ayudas gracias al dinero público, ergo, dinero de todos recaudado vía impuestos. Poco que objetar si se ciñe a algo delimitado en tiempo e importe, solo una vez, no algo perenne. ¿Qué sucederá cuando esas ayudas se acaben?. Se supone que vivimos en una sociedad de mercado libre sometido a la ley de la oferta y la demanda y no en una que está cláramente intervenida. Un mercado acostumbrado a que la UE, el Estado, la Comunidad Autónoma le saquen continuamente las castañas del fuego es un mercado abocado al fracaso; pierde lozanía y espíritu de lucha porque sabe que papá Estado acudirá con la bombona de oxígeno.
No es de recibo que por ejemplo se dope cada dos por tres a la industria del automóvil con los planes <> y otros gremios, siempre los mismos, esperando el <> de la A a la Z esperando el suyo; supone un agravio comparativo respecto a otros, una discriminación positiva. Me acuerdo del sector primario, olvidado y menospreciado. Los mercados quedan viciados ya que los consumidores se retraen a la espera de la tómbola, pagada por todos, para adquirir determinados bienes. Un círculo vicioso, una pescadilla que se mueve la cola, un laberinto sin salida.
Intervencionismo es antónimo de libertad; cuanto menos, mejor o nos vamos a Venezuela.
Francisco Javier Sáenz Martínez
FJS.
Lasarte-Oria