Arma blanca
La noticia corrió por Guipúzcoa durante las primeras horas del día de Navidad cual reguero de pólvora, impregnándolo todo de tristeza e incomprensión; una cruel resaca tras la noche más familiar y entrañable del calendario. En casos como este las preguntas que nos formulamos son las mismas: ¿qué tipo de gente sale a divertirse con un arma blanca en el bolsillo? ¿cuál es el nivel de cobardía e inseguridad en sí mismo cuando alguien necesita palpar el acero para darse ánimo y reafirmarse como persona?.
El miedo cunde en las familias cada vez más temerosas y preocupadas cuando sus hijos salen de gaupasa; un escalofrío recorre sus cuerpos y un miedo cerval los envuelve si por un casual suena el teléfono o el timbre. Casos como el presente son cada vez más frecuentes en la noche guipuzcoana; riñas, peleas y agresiones por los más nimios motivos: negarse a dar un cigarrillo, un pequeño e inconsciente empujón o simplemente una mirada acarrean las más funestas consecuencias. Sin ánimo de eximir ni atenuar tan viles comportamientos es evidente que el alcohol y la ingesta de otras sustancias inciden para que quien las consume gallee y se convierta en un peligro público.
Confiemos que el peso de la ley caiga sobre el culpable con contundencia y que, en breve, nadie abogue por él como si fuera la víctima a quien hay que restaurar, reparar y otorgarle esa segunda oportunidad que él se negó a dar. Es de esperar asimismo nobleza y altura de miras en los grupos políticos del ayuntamiento donostiarra y ninguno sienta la tentación de patrimonializar este aciago suceso para obtener un puñado de votos, por mucho que los necesiten, con la sangre recién vertida y el cuerpo aún caliente del joven hernaniarra. Descanse en paz, goian bego.
Francisco Javier Sáenz Martínez
FJS.
Lasarte-Oria
La noticia corrió por Guipúzcoa durante las primeras horas del día de Navidad cual reguero de pólvora, impregnándolo todo de tristeza e incomprensión; una cruel resaca tras la noche más familiar y entrañable del calendario. En casos como este las preguntas que nos formulamos son las mismas: ¿qué tipo de gente sale a divertirse con un arma blanca en el bolsillo? ¿cuál es el nivel de cobardía e inseguridad en sí mismo cuando alguien necesita palpar el acero para darse ánimo y reafirmarse como persona?.
El miedo cunde en las familias cada vez más temerosas y preocupadas cuando sus hijos salen de gaupasa; un escalofrío recorre sus cuerpos y un miedo cerval los envuelve si por un casual suena el teléfono o el timbre. Casos como el presente son cada vez más frecuentes en la noche guipuzcoana; riñas, peleas y agresiones por los más nimios motivos: negarse a dar un cigarrillo, un pequeño e inconsciente empujón o simplemente una mirada acarrean las más funestas consecuencias. Sin ánimo de eximir ni atenuar tan viles comportamientos es evidente que el alcohol y la ingesta de otras sustancias inciden para que quien las consume gallee y se convierta en un peligro público.
Confiemos que el peso de la ley caiga sobre el culpable con contundencia y que, en breve, nadie abogue por él como si fuera la víctima a quien hay que restaurar, reparar y otorgarle esa segunda oportunidad que él se negó a dar. Es de esperar asimismo nobleza y altura de miras en los grupos políticos del ayuntamiento donostiarra y ninguno sienta la tentación de patrimonializar este aciago suceso para obtener un puñado de votos, por mucho que los necesiten, con la sangre recién vertida y el cuerpo aún caliente del joven hernaniarra. Descanse en paz, goian bego.
Francisco Javier Sáenz Martínez
FJS.
Lasarte-Oria