Revisemos conceptos
Harto de estar harto. Así compartimos muchos españoles lo que nos llega desde las Cortes. No solamente insultos -¡y tú más!-, cartas de naturaleza que concede la izquierda sobre machismo, fascismo y golpismo. Bajo nivel en el debate, la dialéctica o las argumentaciones de sus señorías. Es que el fondo de la cuestión aun es peor...
Los de mi generación -nos enfrentamos a la reacción del régimen ganador en la contienda y sus cuarenta años- tuvimos claro que progresismo era la fórmula mandataria que hacía progresar a la sociedad en su conjunto, terminando con aquellas élites que para progresar ellos/as debían poner la bota en el cuello de las clases populares y así creció la clase media, viajada, estudiada, cultivada y superior a sus antecesores.
Lo mismo puedo decir sobre los demócratas. Como describió Julián Marías -discípulo de Ortega- dos eran las excelencias que aportaba el sistema democrático. El voto en igualdad de condiciones entre los ciudadanos y frente a las urnas. La posibilidad de alcanzar con el voto la alternancia en el poder institucional. Y no fue baladí. Ya que fueron desde 1939 a 1975 los años en los que el régimen autocrático controlaba y evitaba el derecho al voto para evitar precisamente la alternancia.
Pero vuelvo a una de las cuestiones ideológicas que planteamos los "locos libertarios" de Unidad Alavesa entre 1980 y 2002. No es posible ser nacionalista y progresista. Al menos en el País Vasco. No sólo por esa corriente nacionalista con una vanguardia de asesinos. No sólo por esa carta de naturaleza que daban como enemigos del País Vasco a quienes eran disidentes de la subcultura de la construcción nacional del Estado Vasco con raíces en la mitología de los Derechos Históricos y Raciales del Pueblo Vasco. Es que no han nada más progresista que la libertad. Esa libertad que se había perdido por la actividad terrorista en favor del supuesto derecho a la autodeterminación del pueblo vasco.
Dicho lo que antecede, que ni es de derechas ni de izquierdas, ya que es de cultura general a poco que alguien sea instruido por la historia y la filosofía, paso a señalar algo que forma parte del sanchismo. La construcción de un país con más desigualdades y desequilibrios entre ciudadanos y territorios. Sólo ya por esto no se les puede dar certificado de progresistas y menos aun de socialistas.
Viene a cuento de una página entera que le dedicó estos días como información y recordatorio docente un gran periódico en papel al asunto que se desplaza desde los acuerdos entre Sánchez y los nacionalistas vascos hasta los orígenes de esa Disposición Adicional que contempla la Constitución de 1978 sobre los derechos históricos de los Territorios Forales en el Estado Español. Y es que además de un Estatuto de Autonomía los vascos disfrutan de otros privilegios basados en la foralidad que a estas alturas de la película me costa que en Bruselas levanta ampollas a las que pone bálsamo de Fierabrás el Estado Español y sus representantes.
Estoy haciendo pedagogía sobre: Concierto Económico. Cupo. Aportaciones. Y todo ello en esas discusiones de igual a igual entre dos partes. Representación de la Autonomía Vasca y Representación del Estado y su Gobierno Español. Con una serie de peculiaridades que van entre las competencias transferidas al país de los vascos y la recaudación de las Haciendas Forales que luego "negocian" con la Hacienda del Estado Español, en un resultado cuyo titular en gallego bien podía ser: "¡Manda carallo en la Habana!". A estas alturas persiste en la práctica aquel viejo Fuero de pacto con la Corona. Pero dicho en román paladino. Privilegios de los vascos frente al resto de las comunidades que conforman el Estado de las Autonomías. Y todo ello defendido bravamente por las izquierdas de allí, de aquí o del centralismo en el kilómetro cero tanto en la Puerta del Sol como en la Plaza de las Cortes.
Entre bambalinas y para seguir apoyando al Gobierno "progresista-sanchista-podemita", se acuerda el cupo al Estado para los ejercicios del 2022 al 2026, que en concreto para este año y sucesivos será de 1.467 millones de euros desde Euskadi a España. Y es que persiste la pieza que fue creada en 1800 para regular las relaciones financieras entre país vasco y el Estado español. Evidente que no sólo escuece lo que se viene a llamar haciendas forales que recauda, pero también diseña incentivos, causa del desarrollo en la Llanada alavesa cuando además de los impuestos a la baja la Diputación Foral de Álava ofrece suelo industrial casi regalado.
El problema está en cómo se calcula el cupo. Y ahí es dónde pactan las administraciones en detrimento de la solidaridad interterritorial del Estado, sobre todo teniendo en cuenta el peso del país de los vascos sobre el conjunto del PIB de España.
Pero es que además se entrega a las haciendas forales la capacidad para recaudar los impuestos sobre los embases de plástico no reutilizables y el impuesto sobre depósito de residuos en los vertederos, la incineración y coincineración de los residuos. Añado la transferencia que se hizo hace meses sobre la gestión del ingreso mínimo vital.
Visto lo visto: ¿cuáles son los límites y los instrumentos del progresismo gubernamental para tratar el reparto entre comunidades ricas y comunidades pobres?
Y, por último, un misterio. Ya era yo parlamentario por Álava y en cada presupuesto había una importante partida-programa para la construcción de la denominada "Y vasca" de alta velocidad. ¿ A dónde han ido a parar todas esas partidas económicas y cuál es el motivo por el que tal tren de alta tecnología todavía no está terminado?.
Harto de estar harto. Así compartimos muchos españoles lo que nos llega desde las Cortes. No solamente insultos -¡y tú más!-, cartas de naturaleza que concede la izquierda sobre machismo, fascismo y golpismo. Bajo nivel en el debate, la dialéctica o las argumentaciones de sus señorías. Es que el fondo de la cuestión aun es peor...
Los de mi generación -nos enfrentamos a la reacción del régimen ganador en la contienda y sus cuarenta años- tuvimos claro que progresismo era la fórmula mandataria que hacía progresar a la sociedad en su conjunto, terminando con aquellas élites que para progresar ellos/as debían poner la bota en el cuello de las clases populares y así creció la clase media, viajada, estudiada, cultivada y superior a sus antecesores.
Lo mismo puedo decir sobre los demócratas. Como describió Julián Marías -discípulo de Ortega- dos eran las excelencias que aportaba el sistema democrático. El voto en igualdad de condiciones entre los ciudadanos y frente a las urnas. La posibilidad de alcanzar con el voto la alternancia en el poder institucional. Y no fue baladí. Ya que fueron desde 1939 a 1975 los años en los que el régimen autocrático controlaba y evitaba el derecho al voto para evitar precisamente la alternancia.
Pero vuelvo a una de las cuestiones ideológicas que planteamos los "locos libertarios" de Unidad Alavesa entre 1980 y 2002. No es posible ser nacionalista y progresista. Al menos en el País Vasco. No sólo por esa corriente nacionalista con una vanguardia de asesinos. No sólo por esa carta de naturaleza que daban como enemigos del País Vasco a quienes eran disidentes de la subcultura de la construcción nacional del Estado Vasco con raíces en la mitología de los Derechos Históricos y Raciales del Pueblo Vasco. Es que no han nada más progresista que la libertad. Esa libertad que se había perdido por la actividad terrorista en favor del supuesto derecho a la autodeterminación del pueblo vasco.
Dicho lo que antecede, que ni es de derechas ni de izquierdas, ya que es de cultura general a poco que alguien sea instruido por la historia y la filosofía, paso a señalar algo que forma parte del sanchismo. La construcción de un país con más desigualdades y desequilibrios entre ciudadanos y territorios. Sólo ya por esto no se les puede dar certificado de progresistas y menos aun de socialistas.
Viene a cuento de una página entera que le dedicó estos días como información y recordatorio docente un gran periódico en papel al asunto que se desplaza desde los acuerdos entre Sánchez y los nacionalistas vascos hasta los orígenes de esa Disposición Adicional que contempla la Constitución de 1978 sobre los derechos históricos de los Territorios Forales en el Estado Español. Y es que además de un Estatuto de Autonomía los vascos disfrutan de otros privilegios basados en la foralidad que a estas alturas de la película me costa que en Bruselas levanta ampollas a las que pone bálsamo de Fierabrás el Estado Español y sus representantes.
Estoy haciendo pedagogía sobre: Concierto Económico. Cupo. Aportaciones. Y todo ello en esas discusiones de igual a igual entre dos partes. Representación de la Autonomía Vasca y Representación del Estado y su Gobierno Español. Con una serie de peculiaridades que van entre las competencias transferidas al país de los vascos y la recaudación de las Haciendas Forales que luego "negocian" con la Hacienda del Estado Español, en un resultado cuyo titular en gallego bien podía ser: "¡Manda carallo en la Habana!". A estas alturas persiste en la práctica aquel viejo Fuero de pacto con la Corona. Pero dicho en román paladino. Privilegios de los vascos frente al resto de las comunidades que conforman el Estado de las Autonomías. Y todo ello defendido bravamente por las izquierdas de allí, de aquí o del centralismo en el kilómetro cero tanto en la Puerta del Sol como en la Plaza de las Cortes.
Entre bambalinas y para seguir apoyando al Gobierno "progresista-sanchista-podemita", se acuerda el cupo al Estado para los ejercicios del 2022 al 2026, que en concreto para este año y sucesivos será de 1.467 millones de euros desde Euskadi a España. Y es que persiste la pieza que fue creada en 1800 para regular las relaciones financieras entre país vasco y el Estado español. Evidente que no sólo escuece lo que se viene a llamar haciendas forales que recauda, pero también diseña incentivos, causa del desarrollo en la Llanada alavesa cuando además de los impuestos a la baja la Diputación Foral de Álava ofrece suelo industrial casi regalado.
El problema está en cómo se calcula el cupo. Y ahí es dónde pactan las administraciones en detrimento de la solidaridad interterritorial del Estado, sobre todo teniendo en cuenta el peso del país de los vascos sobre el conjunto del PIB de España.
Pero es que además se entrega a las haciendas forales la capacidad para recaudar los impuestos sobre los embases de plástico no reutilizables y el impuesto sobre depósito de residuos en los vertederos, la incineración y coincineración de los residuos. Añado la transferencia que se hizo hace meses sobre la gestión del ingreso mínimo vital.
Visto lo visto: ¿cuáles son los límites y los instrumentos del progresismo gubernamental para tratar el reparto entre comunidades ricas y comunidades pobres?
Y, por último, un misterio. Ya era yo parlamentario por Álava y en cada presupuesto había una importante partida-programa para la construcción de la denominada "Y vasca" de alta velocidad. ¿ A dónde han ido a parar todas esas partidas económicas y cuál es el motivo por el que tal tren de alta tecnología todavía no está terminado?.