Lunes, 29 de Septiembre de 2025

Actualizada Lunes, 29 de Septiembre de 2025 a las 15:19:31 horas

Tienes activado un bloqueador de publicidad

Intentamos presentarte publicidad respectuosa con el lector, que además ayuda a mantener este medio de comunicación y ofrecerte información de calidad.

Por eso te pedimos que nos apoyes y desactives el bloqueador de anuncios. Gracias.

Continuar...

Pedro Chacón
Sábado, 21 de Enero de 2023 Tiempo de lectura:

Violencia vasca en Perú

Acabo de ver por una plataforma digital una película sobre la captura en la noche del 12 de septiembre de 1992 de Abimael Guzmán, “presidente Gonzalo”, el líder máximo del Partido Comunista del Perú - Sendero Luminoso, la organización terrorista de ideología maoísta que tuvo en jaque al gobierno del país andino durante casi veinte años, desde 1980 hasta 1999. Tras la detención de su principal dirigente se produjo un colapso y progresivo desmantelamiento de dicha organización terrorista, que fue cayendo como un castillo de naipes una vez descabezada, de modo que ahora, aunque parece ser que siguen en activo, lo hacen de una manera muy residual, y sin las consecuencias tan terribles que tuvo su actividad en su periodo álgido, que llevó a causar una cifra escalofriante de muertos. Para que nos hagamos un poco a la idea de las dimensiones de esta auténtica catástrofe humanitaria, recurrimos a los datos proporcionados por la “Comisión de la Verdad y Reconciliación” del Perú, cuyo informe final nos dice: “Dada la información disponible, concluimos que el número total de muertos y desaparecidos causados por el conflicto armado interno peruano se puede estimar en 69.280 personas, dentro de un intervalo de confianza al 95% cuyos límites superior e inferior son 61.007 y 77.552, respectivamente. Las proporciones relativas de las víctimas según los principales actores del conflicto serían: 46% provocadas por el PCP-Sendero Luminoso; 30% provocadas por Agentes del Estado; y 24% provocadas por otros agentes o circunstancias (rondas campesinas, comités de autodefensa, MRTA [se refiere al Movimiento Revolucionario Túpac Amaru], grupos paramilitares, agentes no identificados o víctimas ocurridas en enfrentamientos o situaciones de combate armado)”.

 

La película en cuestión se titula La hora final y es del año 2017. De ella me ha llamado la atención la cantidad de apellidos eusquéricos que aparecen en la misma, lo que da idea de la enorme presencia de ese componente originariamente español, por vasco, que acudió históricamente a la región andina (Ecuador-Perú-Bolivia), como también lo hizo por el Cono Sur (Argentina-Uruguay-Chile), así como en otros países iberoamericanos, como vamos a ir viendo en sucesivos artículos de esta serie. Aquellos emigrantes españoles con apellidos vascos, que se desplazaron a América desde la época de Colón hasta la emancipación de las colonias e incluso con posterioridad, iban todos hablando español y llevando así consigo la idea de España a Iberoamérica, muy por encima de cualesquiera otras ideas políticas que pudieran tener.

 

La hora final es una película muy interesante, por su verismo y autenticidad, al darnos una imagen muy real del Perú de las décadas de los ochenta y noventa. El terrorismo tenía allí entonces muchos seguidores, fanatizados desde su ignorancia, manipulados por unos dirigentes desaprensivos y a los que les hicieron frente unos equipos policiales con muy escasas dotaciones técnicas y presupuestarias, pero con una constancia y determinación encomiables. El director del film se llama Eduardo Mendoza de Echave, que al final del metraje dedica la película a sus padres, que se llaman Carmen de Echave Cáceres y Eduardo Mendoza Olavarría.

 

La película está llena de resonancias eusquéricas en los nombres de los personajes principales. Por el lado de Sendero Luminoso tenemos al menos tres. Empezamos por la mujer más próxima a Abimael Guzmán, que fue además su segunda y última esposa, con la que convivía desde 1989, llamada Elena Albertina Iparraguirre Revoredo. Cuando fueron detenidos ambos en 1992 y condenados a cadena perpetua, recurrieron al gobierno peruano para poder casarse, cosa que consiguieron en 2010, gracias a la intervención del presidente Alan García, pero sin poder consumar el matrimonio, ya que el régimen de cadena perpetua no les permitía visitas conyugales. Aunque por otras fuentes se dice que sí lo consiguieron, gracias a la intervención de Vladimiro Montesinos (cuyo nombre completo es Vladimiro Ilich Lenin Montesinos Torres, y cuya madre se llamaba Elsa Torres Vizcarra), el hombre fuerte del régimen de Alberto Fujimori entre 1990 y 2000, periodo durante el cual fue detenido Abimael Guzmán, quien a su vez fallecería en 2021 a causa de una neumonía. Elena Iparraguirre fue una de las responsables del reclutamiento de mujeres para la banda terrorista y fue también la que, cuando iba a entrar el primer agente de policía en el despacho de Abimael Guzmán para detenerle, se interpuso en la puerta y gritó: “¡no lo toquéis!, ¡no lo toquéis!”, como si el mayor asesino de la historia del Perú se hubiera convertido, para quienes le rodeaban, en algo así como un objeto de culto.

 

Otro terrorista de Sendero Luminoso, clave en la captura de Abimael Guzmán, fue Carlos Incháustegui Díaz, en cuya casa de Lima se alojaba el dirigente terrorista cuando fue detenido y que pudo pasar inadvertida porque en la misma se ejercía la actividad de academia de danza, dirigida por la pareja de Incháustegui, la bailarina Maritza Garrido Lecca. Incháustegui falleció en 2008. Fue un antropólogo, interesado sobre todo por la vida de las diferentes etnias de México. Pero también fue un terrorista de la confianza de Abimael Guzmán, hasta el punto de que este decidió que la casa de Incháustegui era un refugio seguro para él y sus más íntimos colaboradores.

 

La persona del entorno de Abimael Guzmán y que a la postre facilitó su captura fue Luis Alberto Arana Franco. Es curioso que tengamos que ir al Perú para ver cómo es perfectamente posible la coincidencia de estos dos apellidos en una misma persona. Se trataba del administrador de la Academia César Vallejo, un centro preuniversitario del que al principio se creía que solo era cantera de cuadros para la organización terrorista pero que luego se descubrió que era el principal sostenedor económico de la misma. A Luis Arana le detuvo el GEIN (Grupo Especial de Inteligencia) de la Dirección Nacional contra el Terrorismo (DINCOTE) a mediados de 1992 y su caso resulta paradigmático en el empleo de la redención de penas para favorecer la información contraterrorista. A partir de sus declaraciones se pudo ir estrechando el cerco que iría concretando la ubicación de Abimael Guzmán y el resto de la cúpula de Sendero Luminoso.

 

La violencia terrorista de Sendero Luminoso se inició en 1980, con el segundo mandato presidencial de Fernando Belaúnde Terry (1980-1985), también con ascendencia vasca. Pero, así como Boluarte ya dijimos que es un apellido sin rastro en España y que probablemente se formó en el propio Perú, por derivación de otro u otros apellidos eusquéricos allí instalados, Belaúnde sí aparece en el Nomenclátor de Euskaltzaindia, con 50 portadores en números redondos, de primer apellido, repartidos entre Madrid y Vizcaya. Y el apellido Belaúnde, a diferencia de Boluarte, también aparece en el registro de Archivos Parroquiales del País Vasco desde 1574, lo que le da profundidad y autenticidad histórica. El apellido Boluarte, como decimos, no aparece en ese registro de Archivos Parroquiales, lo que nos da una prueba bastante contundente de que no se originó en el País Vasco, al contrario de lo que dicen en el propio Perú, que lo dan por originado en el País Vasco sin ninguna duda.

 

Podríamos dar un largo listado de personas relevantes con apellidos eusquéricos en la política peruana desde la fecha de su independencia. Pero para no aburrirles, me voy a quedar solo con uno, pero no propiamente político en ejercicio sino ideólogo. Lo que pasa es que, a nada que buceamos en su vida y parentesco, salen por todas partes miembros de familias prominentes peruanas con apellidos eusquéricos. Nos referimos concretamente al que introdujo la idea marxista en Perú, José Carlos Mariátegui. Nació en 1894 y falleció muy joven, sin cumplir los 36 años, en 1930. Fue el fundador del Partido Socialista Peruano, que tras su fallecimiento pasaría a denominarse Partido Comunista del Perú. Es considerado el mayor ideólogo marxista de toda Iberoamérica. El “mariateguismo” está en la base de la fundación, entre otros movimientos de izquierdas, del PCP-Sendero Luminoso en los años setenta del siglo XX, mediante la fusión del indigenismo y el marxismo.

 

Las actividades de José Carlos Mariátegui fueron reprimidas durante el gobierno de Augusto Bernardino Leguía y Salcedo, otro personaje de origen vasco, a quien se considera uno de los políticos más influyentes del Perú del siglo XX. Estaba casado con Julia Swayne y Mariátegui, cuya madre, Lucía Virginia Mariátegui Palacio, era uno de los trece hijos del prócer de la independencia del Perú, el político e ideólogo liberal Francisco Javier Mariátegui Tellería, y tía abuela a su vez de José Carlos Mariátegui. Es decir, que el presidente Augusto Leguía, al que le tocó reprimir los excesos del marxismo en Perú, estaba casado con una prima de José Carlos Mariátegui, fundador del marxismo peruano. Y lo interesante del caso es que, viendo esta familia de los Mariátegui, de ascendencia vasca, tan dominante e influyente y con la que se puede explicar, sin salir de la misma, toda la historia del Perú independiente de España (Francisco Javier Mariátegui Tellería fue, de hecho, uno de los firmantes del acta de independencia), los análisis políticos que hacían miembros integrantes de la misma, como el propio José Carlos Mariátegui, eran de este tenor: “el mariateguismo expresa que la identidad peruana se desarrolló a espaldas de la tradición del indígena, que la República peruana era una continuación del Virreinato español, con su sistema de castas aun existente, donde el indígena no era visto como ser humano”. Es decir, José Carlos Mariátegui pertenecería, según su propio pensamiento político, a una casta que daba cuerpo a la República peruana independiente y que representaba como ninguna otra la continuación del virreinato español en Perú y con la que, por tanto, había que romper. Para José Carlos Mariátegui, romper con el sistema político vigente en el Perú de su tiempo debió ser algo así como romper con su propia familia y con todo lo que políticamente representaba.

 

---- Publicidad ----

 

https://amzn.to/3U8rBOV

 

Portada

Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.