Entre las muchas virtudes teatrales que ejercita Sánchez está la de ser el primer armadanzas en el reino de España. La última ha sido esa reunión de alto nivel entre Francia y España que se celebra en el Palacio de Montjuit de Barcelona, en la sede del Museo Nacional de Cataluña, donde está una ingente cantidad de piezas de valor apropiadas por la Generalidad en esa función centralista que trasladó el modelo Madrid a Barcelona y del que son víctimas tierras y comarcas en Cataluña.

Allí han acudido tres personajes muy catalanes. La alcaldesa de Barcelona. "Culta, honesta y parlanchina, Ada Colau". "El reverendo líder de la Esquerra, expreso "político" Junqueras". El actual Presidente de la Autonomía Catalana que por mucho desmarque practicado verbalmente no deja de ser y estar como representante legal del Estado Español en Cataluña.

Dos hechos precisos para completar el acto bufo catalán. Unos manifestantes contra todo, incluida la presencia de los políticos catalanistas y la escapada de los nacionalistas progolpe-proceso cuando sonó la Marcha Real y la Marsellesa.

También habría que saber cómo era el tamaño de la sonrisa presidencial al conocer las declaraciones de la exalcaldesa de Madrid, jueza y miembro histórico que fue del PC, Manuel Carmena, al calificar con dureza y claridad meridiana la chapuza no corregida de la ley del sólo sí es sí, producto de la factoría Montero-Belarra.  

La semana está siendo feliz para el actor. Se muestra con elegante capacidad de mullidor. Lo mismo firma papeles para un gran acuerdo entre Francia y España, que da dicterios en el Foro de Davos, que contempla la bronca por algo que ni nos va ni nos viene a las buenas gentes y tiene lugar entre PP y VOX en Castilla La Macha, y por fin la recepción de esa primera paga del 2023 con un aumento del 8,5% a los pensionistas. Así el bien mandado y oportuno CIS proporciona una encuesta de intención de voto para las elecciones generales en las que vuelve a ganar el PSOE-Sanchista.

A todo esto, las calles de Madrid hierven de manifestantes. Unas veces son los sanitarios denunciando la falta de recursos para atender la oleada estacional de la gripe. Otras veces esa convocatoria por la unidad de España tras la reforma del Código Penal a la medida de los delitos cometidos por los dirigentes políticos catalanes. Y es que se percibe el ambiente de una precampaña electoral que será larga con toda suerte de zancadillas y patadas al contrincante -las sucesoras de Iglesias contra Yolanda Díaz-.

Mientras, siguen llegando sonido de "tambores en la guerra en Ucrania". Sospechosa muerte accidental de los miembros del Gobierno ucraniano. Polonia quiere mandar divisiones de tanques Leopard de fabricación alemana para el ejército ucraniano. Putin vuelve a subir el tono avisando que una derrota de Rusia por la intervención de las potencias de la OTAN, desencadenaría una guerra nuclear, pues los rusos no están dispuestos a perder el territorio ucraniano que han conquistado por la fuerza de su ejército. No sabemos ni cómo ni cuándo terminará lo que empezó augurando un paseo militar de aquellas columnas de tanques con la Z en su blindaje y que a todas luces ha mostrado que el ejército de Putin está obsoleto. Mientras unidades navales españolas participan en unas maniobras en el Mediterráneo con la OTAN y como aviso a Rusia. Mucho me temo que los "pacifistas bolivarianos" de Podemos montarán una bronca.

Y no lo olviden. Cada quince días aproximadamente, los medios de comunicación controlados por el sanchismo introducen un asunto que desvía y entretiene al ciudadano consumidor de noticias. Ahora el icono es la reyerta entre Piqué y Shakira que además muestra la capacidad de la artista no sólo para mover sus caderas, también para lanzar canciones que se conviertan en himno feminista contra la traición del machirulo. 

No puedo olvidarlo. Aquel lunes 23 de enero 1995. Un comando de ETA asesinó a mi amigo Goyo Ordoñez. Desde entonces nada fue igual. Me gustaría saber hace 28 años dónde estaba Pedro Sánchez y que pensó cuando supo la noticia. Lo digo alto y claro para que los más cercanos a tal mandarín le recuerden cómo esos con los que hoy pacta, por el plato de lentejas que se come en La Moncloa, fueron mentores de esa villanía y otras como la de Múgica.

Hay que tener pocos escrúpulos para olvidar y blanquear a los asesinos y sus acólitos. No vale con estar en Las Cortes. No vale con haber dejado la violencia. No vale con hacer política y abandonar las armas. Hay toda una historia. Esa memoria que para el sanchismo empieza y termina con la guerra civil entre 1936 y 1939.

Cuando asesinan a Goyo había democracia. Los vascos tenían autonomía de primera. Pero a algunos, su exigencia sobre el presunto derecho a la autodeterminación o a la independencia les llevaba al terrorismo y a eliminar al disidente. ¿No se lo han contado ?. ¿No se lo recuerdan sus compañeros vascos?

Y sobre todos uno que ha perdido la vergüenza. Ese tal Patxi López, que fue Lendakari. Que ahora trata de ser vocero de una política que ampara y trata de hacernos creer que en aquel 1995 había una guerra con dos bandos, cuando lo que sufríamos era el fascismo nacionalista vasco. El de los Derechos Históricos. El de matar y morir. El de esa cochambre que hoy quieren hacernos olvidar. Pero que algunos ni olvidamos ni perdonamos.