La política española es un Carnaval
Los arlequines del gran Picasso deberían ser los trajes habituales de esos circunspectos endomingados que acuden a sus presuntas ocupaciones, generalmente muy bien pagadas, en ayuntamientos, diputaciones, asambleas regionales y Cortes de España. Tanto ellos como ellas reciben trato de señorías, ilustrísimos/as o excelentísimos/as. El gran Fígaro forma parte de esa pléyade de románticos que se agruparon y nos dejaron sus huellas - Espronceda, Bécquer, Zorrilla, Pastor Díaz... - Pero me quedo con sus artículos mordaces que tienen como diana satírica a los petulantes miembros de la clase política, a los incultos sabiondos de tabernáculo y desde luego a esas legiones de funcionarios que darán lugar a la magistral frase de "vuelva usted mañana". O desde luego aquello que contiene "El mundo todo es máscaras; todo el año es Carnaval".
Aquel 13 de febrero -lunes de Carnaval- de 1837 Larra pone fin a su vida con tan sólo 27 años y deja huérfanos a sus lectores de aquel "Duende satírico del día". Alguien escribió un epitafio en el que señala como causa filosófica que le dolía todo y esa frase inmortal: "Amo demasiado a mi patria para ver con indiferencia el estado de atraso en que se halla".
Hoy no quedan plumas que se burlen del estado en que se encuentra nuestro país en las manos y la autoridad de esos desalmados/as mandarines y geishas empoderadas. Y como preludio del Carnaval 2023 esa refriega entre sanchistas e irenistas. Por cierto, las últimas imágenes de la Ministra de Igualdad (?) son preocupantes, con Herpes Zoster incluido en su labio superior, lo que le da una imagen entre bruja próxima a ser capturada por el Santo Oficio -"jueces machistas y fascistas"- y María Pita defendiendo la ciudad atlántica frente a las huestes de Sir Drake. Además, debe notar silencios en su alrededor. ¿Dónde están los varones de Podemos? A medida que han ido pasando los días y se recrudece la batalla, ellos han ido haciéndose humo o nieblas. Espero que la aventura de estas damiselas no termine como aquel Monte Medulio acosado por las legiones de Roma.
Cuando escribo mi artículo para este fin de semana vuelvo a ser testigo indignado con dos noticias. Más de 500 agresores sexuales beneficiados por la ley del "sólo sí es sí". La incombustible autora de tal desaguisado, excelentísima Ministra para el Gobierno de España, Irene "Jolines" Montero, afirma que "la culpa es de una minoría de jueces". No puedo remediarlo. Me asalta la procesión de aquellas ánimas de los forrenta años -Forjes- que se concentraban en la Plaza de Oriente para mostrar unidad y adhesión inquebrantable frente a la conspiración judaico masónica. Pero también me temo o casi deseo que, en esos Carnavales de Cádiz -dónde se promulgó aquella Pepa de 1812- se le dediquen estrofas con charanga a esta "Agustina de Aragón" con cara de mala leche y andares de chulapa chamberilera a la que pronto harán ninot en Valencia e hija predilecta en Chinchón de la alcoholera, pues a buen seguro que alguno de los beneficiados con su torpeza brindarán por la libertad mientras las familias de las víctimas piden guillotina en la plaza del Callao.
Tiene razón, por una vez y sin que sirva de precedente pues no es ni ha sido caballero en mis mesnadas culturales. Me refiero al mediático Vargas Llosa, convenientemente disfrazado de Premio Nobel, a fin de hacer olvidar su papel de Pigmalión, afirma solemnemente: "La novela salvará a la democracia o morirá con ella". Mientras haya don Juanes peruanos siempre habrá guión para novelas y comedias de enredos. En cuanto a la democracia... temo que con tanto burlón en unas bancadas y tanto paleto maleducado en otras, la dama será ultrajada hasta que los caballeros de Camelot que residen en Mondoñedo gracias a la obra del gran Álvaro Cunqueiro se decidan a devolver el honor a tal señora liberándola de los ultrajes que cada semana le propinan esos caballeretes de perfil serio como el del burro en tal posición.
El Carnaval yo no es un tiempo coyuntural para la libertad disfrazada con una máscara. Observando la conducta de conocidos dirigentes es una estrategia continuada cuyo núcleo está en la mentira que es el mejor de los disfraces para la verdad. Este baile de máscaras dura todo el año, toda una legislatura, toda una etapa en la historia del pueblo o incluso de la humanidad. Muchos de sus instigadores son dignos discípulos de Maquiavelo, sin saberlo pues su arrogancia les impide cultivarse.
Por lo que antecede afirmo que no me gusta el Carnaval, no lo celebro, y lo declaro un tiempo de cobardía en el que muchos/as han de disfrazarse para decir o hacer lo que en otros tiempos no se atreven. ¡Ah, y en el colmo de la hipocresía! no tendrán reparos en celebrar como aquel Don Guido que describe Machado la Semana Santa entre el incienso y las procesiones que para algunos son expresión culta de un espectáculo religioso y para los demás la muestra inequívoca del poder que todavía conserva la santa Madre Iglesia Española.
Los arlequines del gran Picasso deberían ser los trajes habituales de esos circunspectos endomingados que acuden a sus presuntas ocupaciones, generalmente muy bien pagadas, en ayuntamientos, diputaciones, asambleas regionales y Cortes de España. Tanto ellos como ellas reciben trato de señorías, ilustrísimos/as o excelentísimos/as. El gran Fígaro forma parte de esa pléyade de románticos que se agruparon y nos dejaron sus huellas - Espronceda, Bécquer, Zorrilla, Pastor Díaz... - Pero me quedo con sus artículos mordaces que tienen como diana satírica a los petulantes miembros de la clase política, a los incultos sabiondos de tabernáculo y desde luego a esas legiones de funcionarios que darán lugar a la magistral frase de "vuelva usted mañana". O desde luego aquello que contiene "El mundo todo es máscaras; todo el año es Carnaval".
Aquel 13 de febrero -lunes de Carnaval- de 1837 Larra pone fin a su vida con tan sólo 27 años y deja huérfanos a sus lectores de aquel "Duende satírico del día". Alguien escribió un epitafio en el que señala como causa filosófica que le dolía todo y esa frase inmortal: "Amo demasiado a mi patria para ver con indiferencia el estado de atraso en que se halla".
Hoy no quedan plumas que se burlen del estado en que se encuentra nuestro país en las manos y la autoridad de esos desalmados/as mandarines y geishas empoderadas. Y como preludio del Carnaval 2023 esa refriega entre sanchistas e irenistas. Por cierto, las últimas imágenes de la Ministra de Igualdad (?) son preocupantes, con Herpes Zoster incluido en su labio superior, lo que le da una imagen entre bruja próxima a ser capturada por el Santo Oficio -"jueces machistas y fascistas"- y María Pita defendiendo la ciudad atlántica frente a las huestes de Sir Drake. Además, debe notar silencios en su alrededor. ¿Dónde están los varones de Podemos? A medida que han ido pasando los días y se recrudece la batalla, ellos han ido haciéndose humo o nieblas. Espero que la aventura de estas damiselas no termine como aquel Monte Medulio acosado por las legiones de Roma.
Cuando escribo mi artículo para este fin de semana vuelvo a ser testigo indignado con dos noticias. Más de 500 agresores sexuales beneficiados por la ley del "sólo sí es sí". La incombustible autora de tal desaguisado, excelentísima Ministra para el Gobierno de España, Irene "Jolines" Montero, afirma que "la culpa es de una minoría de jueces". No puedo remediarlo. Me asalta la procesión de aquellas ánimas de los forrenta años -Forjes- que se concentraban en la Plaza de Oriente para mostrar unidad y adhesión inquebrantable frente a la conspiración judaico masónica. Pero también me temo o casi deseo que, en esos Carnavales de Cádiz -dónde se promulgó aquella Pepa de 1812- se le dediquen estrofas con charanga a esta "Agustina de Aragón" con cara de mala leche y andares de chulapa chamberilera a la que pronto harán ninot en Valencia e hija predilecta en Chinchón de la alcoholera, pues a buen seguro que alguno de los beneficiados con su torpeza brindarán por la libertad mientras las familias de las víctimas piden guillotina en la plaza del Callao.
Tiene razón, por una vez y sin que sirva de precedente pues no es ni ha sido caballero en mis mesnadas culturales. Me refiero al mediático Vargas Llosa, convenientemente disfrazado de Premio Nobel, a fin de hacer olvidar su papel de Pigmalión, afirma solemnemente: "La novela salvará a la democracia o morirá con ella". Mientras haya don Juanes peruanos siempre habrá guión para novelas y comedias de enredos. En cuanto a la democracia... temo que con tanto burlón en unas bancadas y tanto paleto maleducado en otras, la dama será ultrajada hasta que los caballeros de Camelot que residen en Mondoñedo gracias a la obra del gran Álvaro Cunqueiro se decidan a devolver el honor a tal señora liberándola de los ultrajes que cada semana le propinan esos caballeretes de perfil serio como el del burro en tal posición.
El Carnaval yo no es un tiempo coyuntural para la libertad disfrazada con una máscara. Observando la conducta de conocidos dirigentes es una estrategia continuada cuyo núcleo está en la mentira que es el mejor de los disfraces para la verdad. Este baile de máscaras dura todo el año, toda una legislatura, toda una etapa en la historia del pueblo o incluso de la humanidad. Muchos de sus instigadores son dignos discípulos de Maquiavelo, sin saberlo pues su arrogancia les impide cultivarse.
Por lo que antecede afirmo que no me gusta el Carnaval, no lo celebro, y lo declaro un tiempo de cobardía en el que muchos/as han de disfrazarse para decir o hacer lo que en otros tiempos no se atreven. ¡Ah, y en el colmo de la hipocresía! no tendrán reparos en celebrar como aquel Don Guido que describe Machado la Semana Santa entre el incienso y las procesiones que para algunos son expresión culta de un espectáculo religioso y para los demás la muestra inequívoca del poder que todavía conserva la santa Madre Iglesia Española.











